Cuando el presidente de Estados Unidos rindió este 21 de marzo homenaje en la Plaza de la Revolución al Héroe Nacional cubano, José Martí, sentí desde la distancia la voz del Apóstol recordándole a Barack Obama: «Viví en el monstruo y le conozco las entrañas». Martí, al rememorar la carta inconclusa que le escribió a […]
Cuando el presidente de Estados Unidos rindió este 21 de marzo homenaje en la Plaza de la Revolución al Héroe Nacional cubano, José Martí, sentí desde la distancia la voz del Apóstol recordándole a Barack Obama: «Viví en el monstruo y le conozco las entrañas».
Martí, al rememorar la carta inconclusa que le escribió a su amigo Manuel Mercado el 18 de mayo de 1895, le escuché decir al visitante del Norte brutal y revuelto que los cubanos han estado todos estos años en peligro de dar la vida por su país y por su deber, ante el bloqueo y las continuas agresiones de Washington.
El Héroe Nacional de la Isla caribeña le recordó a Obama que con la defensa de su independencia, tras el triunfo de su Revolución el 1 de enero de 1959, el pueblo de Cuba ha impedido a tiempo que Estados Unidos caiga con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América.
Le manifestó que cuanto han hecho hasta hoy los cubanos es precisamente para eso, y lo seguirán haciendo, aunque sin anunciarlo en la inmensa mayoría de las ocasiones, porque en silencio tiene que ser dado que hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas.
Cuando Obama se acercó para homenajearlo, oí que Martí le hizo un recuento de las luchas por la independencia libradas por los habitantes de la mayor de las Antillas, primero contra el colonialismo español, y luego frente a Estados Unidos.
Entonces el Héroe Nacional de Cuba le concluyó: Nuestra honda es la de David.
En su misiva a Mercado en 1895, el Apóstol escribió: «…solo defenderé lo que tenga yo por garantía o servicio de la revolución. Sé desaparecer. Pero no desaparecería mi pensamiento, ni me agriaría mi oscuridad».
Y ciertamente sus ideas nunca desparecieron ni desaparecerán porque, según subrayó medio siglo después el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, en su alegado la «Historia me Absolverá», fue Martí el único autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada en 1953, acción que reinició las gestas por la verdadera independencia de la nación caribeña.
El pensamiento profundo del Héroe Nacional cubano es hoy más que nunca paradigma de todos sus coterráneos, lo ha sido siempre de Fidel y Raúl, y lo será de las futuras generaciones, que sabrán defender con dignidad su soberanía en los nuevos escenarios de batallas.
Aunque Obama difícilmente cambie de ideas, en el decano archipiélago antillano recibirá innumerables lecciones. Conocerá un pueblo sin rencor, hospitalario incluso con sus adversarios, solidario, y sobre todas las cosas firme en su andar y determinaciones.
Como le escuché decir desde la distancia y el tiempo a Martí, la honda de los cubanos es la de David. No olvide eso nunca Goliat.
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