A propósito del próximo mundial de fútbol, recuerdo hace algunos meses a aquel niño de once años que, cuando terminó de leer el libro El fútbol a sol y sombra, del escritor Eduardo Galeano, me preguntó ¿Por qué en este libro que habla sobre fútbol, el autor menciona varias veces «Fuentes bien informadas de Miami […]
A propósito del próximo mundial de fútbol, recuerdo hace algunos meses a aquel niño de once años que, cuando terminó de leer el libro El fútbol a sol y sombra, del escritor Eduardo Galeano, me preguntó ¿Por qué en este libro que habla sobre fútbol, el autor menciona varias veces «Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas»?
Como es sabido Eduardo Galeano se convirtió en un escritor conocido a partir de Las venas abiertas de América Latina; muchos se acercaron a su pensamiento a través de esa obra. Su producción literaria es vasta. El libro El fútbol a sol y sombra, no es reciente, la 1ª edición fue en 1995 (aquí usamos la sexta edición aumentada de 2004), pero como dice el mismo autor, hacia el futbol ha habido cierto rechazo: «El desprecio de muchos intelectuales conservadores se funda en la certeza de que la idolatría de la pelota es la superstición que el pueblo merece… En cambio, muchos intelectuales de izquierda descalifican al fútbol porque castra a las masas y desvía su energía revolucionaria».
Quienes lean el libro encontrarán que el autor recrea muchos momentos importantes del fútbol presentándolos, como no puede ser de otra forma, insertos en los vaivenes de la historia; llena de anécdotas deportivas mezcladas con el mundo de la política, la economía, las creencias, las costumbres. Está escrito con humor, con picardía y con ironía muy fina.
¿Cómo puede ser que Eduardo Galeano esté hablando en su libro acerca del fútbol y haga referencia a Cuba, país donde el fútbol no es el deporte preferido de la gente?
Hoy sabemos que la historia latinoamericana no puede ser vista y entendida de espaldas a la Revolución Cubana; con más de cincuenta años, Cuba está presente y seguirá viva en la historia. Les guste o no a algunos, esa revolución se hizo para quedarse y hoy influye, atraviesa y extiende sus manos solidarias a muchos pueblos.
Pero en todo este tiempo -desde 1959-, no han faltado algunos «cientistas» políticos que han publicado libros anunciando la caída de la Revolución Cubana, profetizando su derrumbe y contando los días y las horas para su pronta desaparición. Incluso muchos de esos pseudoescritores han recibido premios por sus falsas profecías. Para muestra tenemos a Andrés Oppenheimer con La hora final de Castro y al terrorista Carlos Alberto Montaner con Víspera del final: Fidel Castro y la revolución cubana. Ambos siguen publicando sus exabruptos y calumnias en el Miami Herald. A ellos se les suman otros dos terroristas de la palabra, Vargas Llosa padre e hijo; ambos también colaboradores y calumniadores en los medios de desinformación del manicomio de Miami. Estos cuatro publicistas se pasan la vida viajando por el mundo difamando a Cuba y pronosticando fecha y hora del derrumbe del socialismo y de la muerte de Fidel Castro. Sus escritos no tienen el mínimo nivel de rigor académico; son deseos y pasiones llenos de odio, envidia y venganza. En sus escritos no es posible encontrar ningún análisis serio sobre Cuba. Al igual que los inquilinos que pasan por la Casa Blanca, también ellos se caracterizan por subestimar a la Revolución Cubana, a sus gobernantes y a su pueblo; despreciar el sistema socialista, la historia que los acompaña y a la inteligencia cubana.
Cuando Galeano menciona aquella frase que nos recordó el niño «Fuentes bien informadas de Miami anunciaban la inminente caída de Fidel Castro, que iba a desplomarse en cuestión de horas», está aludiendo a la información procedente de la indigencia intelectual de los trogloditas contrarrevolucionarios que escriben en los medios comerciales y reaccionarios de Miami.
En el libro, cada vez que el autor señala esa frase, es inmediatamente después del subtítulo de cada uno de los mundiales de fútbol que hubo luego de la gesta heroica del triunfo de Revolución Cubana. Empieza con el Mundial de 1962 en Chile y termina con el Mundial de 2002 en Corea del Sur y Japón. La referencia se repite once veces.
La ironía es exquisita: «fuentes bien informadas de Miami», ¿cuáles? Habrá fuentes, pero ¿bien informadas? Eso no existe. «Inminente caída de Fidel Castro… en cuestión de horas». Ni inminente ni ulteriormente. ¿Acaso la revolución la hicieron sólo los barbudos en la Sierra Maestra? La hicieron con el apoyo del pueblo, por eso, con el paso de los años se fue fortaleciendo.
Los mundiales de fútbol se han seguido realizando cada cuatro años y los agoreros no han cesado en sus vaticinios, pero nunca han acertado nada. Amamantados por la industria mafiosa de la contrarrevolución de Miami, continuarán con sus alucinaciones sobre la Revolución Cubana y así nos divertirán un poco más.
Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2010/05/24/miami-caida-inminente-cuba/
rCR