Documentadas o indocumentadas, las mujeres migrantes mexicanas que marchan este primero de mayo en Estados Unidos con la ilusión de concretar «el sueño americano», contribuyen a la mejora económica de sus hogares y del país. Como es sabido, la falta de empleo en los lugares de origen o la reunificación familiar aleja a mujeres […]
Documentadas o indocumentadas, las mujeres migrantes mexicanas que marchan este primero de mayo en Estados Unidos con la ilusión de concretar «el sueño americano», contribuyen a la mejora económica de sus hogares y del país.
Como es sabido, la falta de empleo en los lugares de origen o la reunificación familiar aleja a mujeres y hombres de sus comunidades en busca de mejores oportunidades, sin embargo «no se puede seguir pensando que la mujer se va sin preparación a los campos agrícolas estadounidenses».
Así lo consideró, en entrevista, el investigador del Programa de Doctorado en Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas, Miguel Moctezuma Lozano.
El investigador explicó que si bien la migración se ha convertido «en una alternativa para muchos de los hogares», las mujeres se van por falta de empleo. Estudios realizados por él constatan la migración de grupos grandes de mujeres profesionistas.
En las zonas con una alta tradición migrante como Los Ángeles, California, las mujeres ocupan gerencias, inclusive hay profesionistas con doctorado.
Ofelia Woo Morales, investigadora del Departamento de Estudios Socio Urbanos de la Universidad de Guadalajara, coincide con Lozano, las mujeres migrantes tienen un nivel de escolaridad más alto que los hombres, «estamos hablando de un promedio de 7 ó 9 años de escolaridad, a veces hasta 10 ó 12».
A decir de Moctezuma Lozano, del 2000 a lo que va de este año, el número de mexicanas y mexicanos que se han ido a Estados Unidos se ubican en 400 mil al año, de los cuales, casi el 40 por ciento son mujeres, cifra que coincide con la oficial del Consejo Nacional de Población.
REMESAS
Actualmente no existen estadísticas oficiales desagregadas por sexo sobre remesas, coincidieron especialistas en el tema migratorio. Lo que sí se sabe, es que las mujeres son más constantes, más cuidadosas, solidarias y tienen el hábito del ahorro.
En su estudio sobre el «Entusiasmo Estatal por la Inversión Productora de los Mexicanos que Residen en el Extranjero», Miguel Moctezuma señala que en nuestro país, el monto de las remesas ha ido rompiendo récord. En 2003 rebasaron los 13 mil mdd, en 2004 casi sobrepasan los 17 mil millones y se espera que para este año rebasen los 20 mil mdd.
Por su parte, el Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las Naciones Unidas para la Promoción de la Mujer (Instraw por sus siglas en inglés), quien actualmente ya realiza investigaciones sobre remesas con perspectiva de género, apunta en su documento «Cruzando Fronteras», que las mujeres son en su mayoría las receptoras de las remesas.
Según este estudio, «la suma agregada de las pequeñas remesas individuales tiene un enorme efecto macroeconómico a tal punto que éstas constituyen actualmente la segunda fuente de financiación externa para los países en desarrollo».
El documento refiere que a pesar de que se ha constatado la migración de mujeres como proveedoras económicas y de la evidencia sobre cómo las relaciones de género atraviesan las experiencias migratorias de mujeres y hombres, aún no se prioriza la perspectiva de género en los estudios sobre patrones de envío, canales de transferencia y empleo de las remesas.
EL DILEMA DE MIGRAR
Tomar la decisión de migrar no resulta fácil para las mujeres por los lazos afectivos con sus familiares, los cuales son rotos al momento de su partida, situación que se torna más difícil si se van sin documentos lo que dificulta su regreso, consideró Miguel Moctezuma.
Sin embargo, apunta Ofelia Woo Morales, la esperanza de alcanzar «el sueño americano» persiste en ellas por los referentes de amigos o de propios familiares, construidos sobre el imaginario de la vida en el norte.
Para la investigadora «se recurre a la migración, como una estrategia temporal ya que se tiene la idea de conseguir en menor tiempo lo que se necesita: dinero, construir una casa, ahorrar para casarse o comprarse un auto».
¿EN DÓNDE ESTÁN LAS MEXICANAS?
Salvador Beltrán Santana, director de Enlace Fronterizo e Institucional de la Quinta Visitaduría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, documenta en su estudio Mujeres, Migración y Derechos Humanos, que actualmente la población mexicana y de origen mexicano en Estados Unidos constituye la mayoría de la población hispana con el 60 por ciento.
En cuanto a su ubicación en el mercado laboral, tanto Moctezuma Barragán como Woo Morales coinciden en que la actividad común de las mexicanas en Estados Unidos es en el sector de servicios: servicio doméstico y algunas como obreras en las industrias.
Algunas se dedican a la limpieza de hogares y otras al aseo de oficinas, otras más como cuidadoras de niños y por último en la agricultura.
Sin embargo, independientemente de su nivel escolar, el no contar con un permiso laboral o el que su profesión no esté aún certificada en Estados Unidos, continúa siendo un impedimento para que estas mujeres accedan a trabajo de más alta calificación y mejor remunerado, consideró Ofelia Woo.
En este sentido, el censo en Estados Unidos de 2002, reportó que el ingreso medio de una trabajadora migrante de tiempo completo era en promedio de 22 dólares en tanto que para una mujer de nacionalidad estadounidense era de 26.
COMPROMISOS GUBERNAMENTALES
Como parte de las conclusiones del Congreso Internacional Sobre los Derechos Humanos de las Mujeres migrantes: Acciones para su protección realizado en la cancillería mexicana se concluyó facilitar la incorporación de la mujer migrante al uso de remesas desde la toma de decisiones hasta la operación de los recursos y la gestión de los servicios, tal y como sucede en países como El Salvador.