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El oficio de contratado

Montaner no es un agente de la CIA…

Fuentes: Rebelión

Carlos Alberto Montaner no es, técnicamente, un agente de la CIA. La afirmación viene a cuento después de leer las declaraciones que Pepe Hernández —presidente en funciones de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA)— le hiciera al periodista Álvaro Vargas Llosa, —íntimo amigo de Montaner— y que este publicara en su libro «El exilio indomable1«. […]

Carlos Alberto Montaner no es, técnicamente, un agente de la CIA. La afirmación viene a cuento después de leer las declaraciones que Pepe Hernández —presidente en funciones de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA)— le hiciera al periodista Álvaro Vargas Llosa, —íntimo amigo de Montaner— y que este publicara en su libro «El exilio indomable1«.

Según Hernández —quien nunca ha tenido complejos en reconocer su trabajo con la Agencia—, «la gente está equivocada en cuanto a realmente cómo funciona la Agencia». La Compañía —dice refiriéndose a la CIA—, tiene agentes que son agentes formales, que se identifican como tales, que tienen el carné y usualmente se identifican como funcionarios del Gobierno. Evidentemente este no es el caso de Montaner.

Entonces, ¿ fallaron todos los que lo acusaron de trabajar para la CIA ? Todo hace indicar que no. Según Hernández, la CIA tiene unos individuos, —que trabajan para los agentes formales o funcionarios de la CIA—, que tienen un contrato para una labor específica, a quienes le dicen «contratados» y le pagan desde 250 dólares hasta 100 mil dólares por hacerla, en los que Montaner perfectamente clasificaría.

En el caso de Montaner, la clasificación de «contratado», pareciera venirle como anillo al dedo, pues —eufemismos aparte, y ya sabemos la obsesión neurótica de Washington contra el vocablo mercenario—, lo define como lo que realmente es: un mercenario que trabaja bajo contrato para la CIA.

Si esta aseveración de Pepe —que a todas luces cuenta con el aval de sus años de servicio para la Agencia—, es cierta, explicaría con toda claridad por qué Montaner se emplea, prácticamente todos los días en atacar a Castro, Chávez y a cuanto líder latinoamericano se enfrente a los intereses hegemónicos de Washington.

Sería hasta comprensible que haya trabajado en el golpe de estado contra el presidente Chávez de abril de 2002. Si algo hay sagrado en la mentalidad norteamericana es que un contrato, es un contrato, y por tanto es sagrado. Después de todo, ¿ Quién en su sano juicio, que tenga un contrato con la CIA, como parece ser el caso de Montaner, osaría en incumplirlo ? No digo yo si le iba a dar clases a Carmona «el breve» de cómo ponerle el cascabel a Chávez.

Dejémonos de cuento señores: un «contratado» de la CIA no es cuestión de juegos. ¿Acaso realmente podría Montaner en esa condición dejar de entrometerse en los asuntos internos de los países latinoamericanos con sus consabidas y gastadas recetas pro yanquies ? Evidentemente que no.

Ya estamos prevenidos. Si Montaner es, —como todas las evidencias parecen demostrar—, un «contratado» CIA, tenemos que acostumbrarnos a la idea de que tendremos que convivir con su falta de ética, sus mentiras y su inveterada defensa a ultranza de quienes le pagan.

Si como ya sabemos, Montaner es un «contratado», preparémonos para seguir leyendo sus letanías contra el derecho al desarrollo, a la vida, a la educación y a la salud de nuestros pueblos. A fin de cuentas, para Montaner estos no son derechos, sino servicios por los que hay que pagar y punto.

Ahora me explico por qué Montaner «se tiró de barriga» como suelen decir los cubanos, en defensa del consumo de drogas por parte de los deportistas. Podría alguien coger ese atajo si no estuviera bajo el compromiso de un «contrato». Reza un refrán, cuyo país de origen parece difícil de determinar, que «quien paga encarga la melodía», que parece reflejar fielmente la agonía de un «contratado» de la CIA.



1 Vargas Llosa, Álvaro. «El exilio indomable». Editorial Espasa Calpe, S.A. p 109.