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Movimientos afrodescendientes hacia la articulación

Fuentes: La Jiribilla

Un nuevo paso de avance en pro de superar las antiguas barreras del racismo y la discriminación asentaron en La Habana casi una treintena de líderes y activistas sociales por la equidad racial de Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Costa Rica, Ecuador y Venezuela. La Articulación Regional Afrodescendiente de América Latina y el Caribe […]

Un nuevo paso de avance en pro de superar las antiguas barreras del racismo y la discriminación asentaron en La Habana casi una treintena de líderes y activistas sociales por la equidad racial de Colombia, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Costa Rica, Ecuador y Venezuela. La Articulación Regional Afrodescendiente de América Latina y el Caribe (ARAAC) revitalizó sus redes y alianzas luego de un período de cierta inactividad, en una reunión constitutiva celebrada los días 20 y 21 de septiembre, donde se debatieron principios, estrategias de trabajo, objetivos y estructuras del colectivo, así como propuestas concretas de acción en los contextos nacionales y de región.

Protagonistas de una historia reciente de lucha por la equidad racial tomaron parte en el evento, entre ellos Altagracia Balcacer, dominicana al frente de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora; Epsy Campbell, política y economista de Costa Rica; Carlos Rosero, miembro del equipo de coordinación Nacional del Proceso de Comunidades Negras en Colombia; Aiden Salgado, miembro del colectivo de estudiantes universitarios afrocolombianos, entre otros.

De Cuba se sumaron alrededor de 20 intelectuales y líderes de las comunidades con prestigio en estas luchas, entre ellos el ensayista Roberto Zurbano, el politólogo Esteban Morales, la historiadora Daysi Rubiera, la activista afrofeminista Sandra Álvarez, la investigadora y presidenta del Instituto Cubano del Libro Zuleica Romay, el antropólogo Tomás Fernández Robaina y la socióloga Mayra Espina.

«Como articulación de redes progresistas que nos oponemos tanto al racismo como al imperialismo y a la globalización neoliberal capitalista, para nosotros es de suma importancia el reunirnos en Cuba, precisamente en el 2012, cuando en este país se conmemoran el bicentenario de la Revuelta de Aponte y el centenario de la masacre de los Independientes de Color, en medio de profundos procesos de reflexión y actualización del proyecto socialista cubano», declaró en el discurso de apertura el académico puertorriqueño Agustín Laó Montes, profesor e investigador del Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe.

Precisamente, uno de los resultados concretos del intercambio fue la constitución del capítulo cubano de la red, que seguirá su trabajo el lunes 24 en una reunión nacional para definir una plataforma inmediata de trabajo.

A unos meses de concluirse el Año Internacional de los Afrodescendientes en 2011, declarado por la organización de Naciones Unidas (ONU), el encuentro sirve además de antesala al Decenio de los Afrodescendientes, impulsado por este organismo internacional a partir de 2013.

Como puntos de partida de su proceso de articulación histórica en este siglo, el grupo identificó la Conferencia Mundial contra el Racismo, celebrada en Santiago de Chile en el 2000 y la Declaración y Plan de Acción de Durban, 2001, ambas herramientas útiles para garantizar los derechos de los y las afrodescendientes.

Sin embargo, las propuestas de los diferentes foros celebrados desde entonces no han podido evitar que más de 150 millones de afrodescendientes en Latinoamérica sigan sufriendo desigualdades sociales y económicas, además de discriminaciones que se entrecruzan con lo cotidiano, subjetivo y simbólico. Encontrar mecanismos que permitan incidir en formas de relación, articulación y comunicación desde acciones específicas para que la población negra y mestiza pueda adquirir el protagonismo que le corresponde, fue uno de los propósitos del encuentro.

«Luego de una fragmentación que tuvimos, en cierta medida por la capacidad del capitalismo neoliberal de colocar parte de nuestro movimiento, estamos en un momento de rearticulación del movimiento social afrodescendiente», indicó Laó en el cierre de la cita.

«Es fundamental que quede claro que para la articulación regional ha sido una reunión de carácter constitutivo, que comienza a fluir una estructura y que abrimos un campo de articulación permanente con Cuba», añadió.

ARAAC se define como una articulación de la sociedad civil «que exige a nuestros gobiernos compromiso institucional con nuestros derechos y demandas, donde estarán incorporados integrantes de gobiernos que han sido militantes afrodescendientes comprometidos, reivindicando nuestro derecho como ciudadanos y ciudadanas a participar en las estructuras de poder gubernamental», indica el Manifiesto de la organización, dado a conocer este viernes en la capital cubana.

Entre los principios consensuados se encuentra el compromiso con la justicia social y la transformación histórica de las sociedades, en lucha frontal contra el racismo y a favor de los derechos de las personas afrodescendientes.

La ética imprescindible para una articulación de este tipo estuvo entre los puntos más debatidos, pues resulta necesario partir del respeto al otro y la otra, desde una construcción positiva de propuestas y de la voluntad de reaccionar a las ideas con ideas, y no con enfrentamientos lascivos.

Para seguir perfilando los caminos de la organización se establecieron como objetivos contribuir al protagonismo de la población afrodescendiente en América Latina, el Caribe y la Diáspora desde una perspectiva emancipatoria; articular acciones prácticas para la eliminación del racismo y la discriminación racial; desarrollar estrategias políticas que enfaticen una mayor articulación afrodescendiente paralela a los programas de la región; proponer una metodología de trabajo que socialice la toma de decisiones a partir de la diversidad y consenso, construyendo la unidad estratégica entre individuos, grupos, comunidades y organizaciones de la sociedad civil; estimular la alianza con los medios de comunicación, universidades, sindicatos, y entidades gubernamentales; propiciar la incorporación y la participación de los actores, comunidades y sectores sociales, históricamente marginalizados, a la lucha por la equidad y el disfrute del bienestar; diseñar una estrategia mediática que tenga en cuenta desde la producción audiovisual hasta el consumo cultural; diseñar e implementar un sistema de seguimiento y monitoreo de las políticas y programas de desarrollo en la región, con criterios e indicadores antirracistas; impulsar la participación y la representación cualificada de los afrodescendientes en todos los espacios de la vida cultural, económica, social, institucional y política; así como elaborar un plan de acciones para el Decenio de la Afrodescendencia.

Entre las temáticas discutidas reaparecieron asuntos abordados en reuniones anteriores como el de la soberanía territorial, el manejo de recursos naturales, la democracia y representación política, los derechos, el protagonismo de las mujeres, la juventud, los censos y datos estadísticos, la religiosidad, entre otros.

Las discusiones tomaron en cuenta la necesaria transversalización del enfoque de género más allá del mero reconocimiento discursivo, sino a partir de la conciencia de que las mujeres negras sufren una doble discriminación, por razones de raza y género, a lo que se suman otras condiciones que potencian las desigualdades como la clase, posición territorial, religión, etc.

Altagracia Balcarcer llamó a tener en cuenta esta perspectiva cuando se analizan las distintas maneras de incidir en los países. Por ejemplo, en Haití las mujeres y niñas han sido sometidas a reiteradas violaciones producto de su vulnerabilidad en medio del caos social potenciado por los fenómenos naturales. Asimismo, los procesos de paz en Colombia son necesarios de acompañar con los lentes de género, pues debe tenerse en cuenta la participación y las situaciones específicas que ha vivido la mitad femenina, en especial la afrodescendiente, dentro de esos espacios.

El encuentro de La Habana sacó a relucir otros asuntos poco abordados por el movimiento. La información, comunicación y producción audiovisual se manejó como un eje de articulación regional y con el Caribe, fundamental según las condiciones y dinámicas de las generaciones actuales. La periodista cubana Julia Mirabal recalcó que los medios de comunicación se convierten en reproductores de la discriminación en nuestros días, tanto por la presencia estereotipada de las personas afrodescendientes como por el silenciamiento de sus realidades y la lucha por sus derechos. No obstante, significó que estos mismos espacios, cuando se utilizan de manera consciente y utilizando los medios alternativos, puede convertirse en una herramienta para potenciar los derechos de estas poblaciones.

El intercambio comunitario de saberes y liderazgos como acción de fortalecimiento organizativo y la cultura como eje de autoafirmación, resistencia y transformación social fueron otros de los aspectos medulares avistados por la reunión para su trabajo sistemático.

La solidaridad con Haití, nación afectada por severos fenómenos naturales, y Colombia, inserta en un proceso de paz, urge diseñar acciones concretas por parte de la red.

Sobre la estructura posible de la organización se perfilaron un espacio de Coordinación Regional, espacios de Articulación Nacional y Coordinaciones temáticas que trasverzalicen la acción nacional.

El foro se proyectó como un espacio de concertación regional para articular un plan de acciones en cada uno de los países y en la región, así como participar de manera crítica y activa en el Decenio Internacional de los Afrodescendientes.

«Esta reunión familiar, orgánica y militante de La Habana ha sido un impulso en el camino de todos aquellos que trabajamos en pos de la equidad racial por alcanzar toda la justicia», indicó el manifiesto.

Para el intelectual Roberto Zurbano, «lo más importante son las propuestas de trabajo, llegar a las comunidades, a las provincias, a otros países».

Por su parte, la costarricense Ebsy Campbell llamó a no perder de vista la posibilidad de crear nuevas mayorías empoderadas, desde un proceso de transformación profunda de las sociedades hasta ahora conocidas para llegar al ideal de una humanidad verdaderamente de todos y todas, sin importar los matices de la piel.

Fuente: http://www.lajiribilla.cu/2012/n594_09/594_25.html