Mientras cerca de 60 contrarrevolucionarios provenientes de Miami llegaban cerca de las aguas jurisdiccionales cubanas, en cinco embarcaciones, para realizar una cacareada provocación anticubana el pasado día 9, sobre las 7.10 de la noche, nuestro pueblo descansaba en su gran mayoría, resguardado de la pertinaz llovizna en sus hogares o, como en el caso de […]
Mientras cerca de 60 contrarrevolucionarios provenientes de Miami llegaban cerca de las aguas jurisdiccionales cubanas, en cinco embarcaciones, para realizar una cacareada provocación anticubana el pasado día 9, sobre las 7.10 de la noche, nuestro pueblo descansaba en su gran mayoría, resguardado de la pertinaz llovizna en sus hogares o, como en el caso de decenas de jóvenes, desafiaban al mal tiempo y participaban en el concierto ofrecido esa noche Po X Alfonso. El globo inflado por la mafia de Miami que imaginaba al Malecón lleno de personas con cacerolas, gritando consignas contrarrevolucionarias se desinfló. A la mañana siguiente, El Nuevo Herald pregonaba la pírrica victoria de los payasos disfrazados de Popeye, aludiendo un notorio éxito de la díscola flotilla y que el pueblo recibió su «alentador» mensaje. Dos de sus mercenarios en la Habana: Yoani Sánchez y Pardo Lazo, enviaron varios twiters sobredimensionando el impacto en los habaneros de la fantochesca aventura. En realidad, nuestro pueblo los ignoró.
Yo estuve allí, en el Malecón esa noche y al regresar a mi hogar, emocionado, envié un email a varios compañeros donde les compartía la alegría ante el fracaso estruendoso de la provocación.
Comparto el contenido de este mensaje;
«Hoy, a las 12 00 del día 10 regresé del malecón habanero. Llevaba conmigo el corazón de la Patria. Solo puedo decir (y que perdonen los que lean esto):
¡Qué clase de cojones tiene nuestro pueblo!
Vencimos esta vez al enemigo con la gracia de Yemayá y Olofi, sumado a la inteligencia de nuestros combatientes y de nuestros jefes, que también son combatientes. La cacareada flotilla se jodió. Pero nos quedan nuevos retos, Esta Revolución no se la entregaremos al enemigo. ¡Jamás!
Para que no haya dudas a los que dudan de nosotros: ¡Somos comunistas, de los que dejamos la piel en el combate! Por este medio felicito a los que hicimos posible esta victoria.
¡Venceremos!
Percy»
Creo que poco todavía queda por decir al respecto. Nosotros permanecimos serenos y confiados. Ellos retornaron mojados, mareados y, como siempre, frustrados. Fue un golazo de la Revolución.
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