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Sobre los derechos de viaje a Cuba para los ciudadanos estadounidenses

Mucho se ha logrado aunque falta muchísimo más por lograr

Fuentes: Rebelión

Desde Miami La lucha sostenida por largos años para que el gobierno federal restituyera los derechos de viaje a Cuba a los ciudadanos estadounidenses y residentes legales en este país que tienen familiares en Cuba ha rendido al fin sus justos frutos. La inmensa mayoría de la comunidad cubana emigrada así como la cubano americana […]

Desde Miami

La lucha sostenida por largos años para que el gobierno federal restituyera los derechos de viaje a Cuba a los ciudadanos estadounidenses y residentes legales en este país que tienen familiares en Cuba ha rendido al fin sus justos frutos.

La inmensa mayoría de la comunidad cubana emigrada así como la cubano americana sienten un inmenso júbilo que ahora puedan viajar libremente a Cuba a compartir con sus seres queridos.

La extrema derecha cubano americana debe sentir profunda amargura en ver todas las restricciones de viajes a Cuba –para los cubanos y sus descendientes en este país– ser derogadas, especialmente las más crueles de todas, impuestas a sus instancias en mayo del 2004 por la Administración Bush.

La repulsa popular a esa barbaridad en el 2004 fue inmediata y abrumadora, y se mantuvo inalterable y tajante desde entonces. Al fin, en las decisivas elecciones presidenciales pasadas, el candidato demócrata Obama, hizo suyo este justísimo reclamo de la comunidad cubana emigrada. Sin dudas, que ese apoyo popular fue importante en cementar la amplia mayoría electoral lograda por Barack Obama en este Condado Miami-Dade.

Pero fácil no ha sido, muy al contrario. Aunque el presidente Obama declarara el fin de esas restricciones el 13 de abril pasado, no fue hasta la semana pasada, nada menos que seis largos meses después, que los departamentos federales responsables de implementarlas las hicieron efectivas.

¡Seis meses de espera¡ Una demora absolutamente injustificada. Recuérdese que sólo le tomó una semana al Departamento del Tesoro y a su Oficina de Control de Bienes Extranjeros, OFAC, organismos responsables de estos asuntos, una semana, en implementar en el 2004, las crueles restricciones de viaje a Cuba. Y sólo se demoraron días, el Departamento del Tesoro y OFAC, para derogar áquellas y poner en efecto las restricciones anteriores, cuando en marzo pasado la Enmienda Serrano a la Ley Suplementaria al Presupuesto Federal del año fiscal en curso las dejó sin dinero para implementarlas.

Demoraría menos una pulga en parir una elefanta que lo que demoró en esta ocasión el Departamento del Tesoro en restituir derechos fundamentales a sus ciudadanos. Mala señal ésta.

Sin lugar a dudas, la vigorosa campaña librada de manera sostenida por las organizaciones de emigrados cubanos que integran la Alianza Martiana, junto al apoyo de otras organizaciones e individuos no cubanos que la apoyaron, así también como la posición vertical mantenida en contra de todas las restricciones de viaje a Cuba por otras organizaciones de la comunidad cubana emigrada de manera efectiva en Miami, en Washington y otras ciudades del país fueron de mucha importancia para lograr este triunfo.

Pero este asunto de las prohibiciones de viaje a Cuba está inconcluso. A la inmensa mayoría, a prácticamente toda la población estadounidense, no se le ha restituido su derecho a poder viajar libremente a Cuba. Pudieran viajar a la Luna y a Marte pero no a Cuba… Y así continúa esta batalla, deber de todos.

Y no es sólo un deber moral y un deber ciudadano nuestro. Es en beneficio de todos nosotros, cubanos y no cubanos, que ansiamos en lograr ver establecerse una relación entre Estados Unidos y Cuba basada en el más estricto respeto a sus respectivas soberanías. En este caso entre un Estados Unidos, libre y soberano, y una Cuba, también libre y soberana, como ahora lo es Cuba.

El fin de todas las restricciones de viaje a Cuba para todos en este país, que es derecho de todos, sería el principio del fin del Bloqueo impuesto por los gobiernos de este país al pueblo cubano, sostén principal de la política de agresión permanente sostenida en contra de ese pueblo por los gobiernos de Estados Unidos por más de cincuenta años.