Es la conclusión de un estudio realizado en el municipio habanero de Playa, que analizó la relación entre consumo de fármacos y condiciones de vida.
Las personas con condiciones de vida menos favorables y las mujeres suelen ser los mayores consumidores de medicamentos, recabó un estudio realizado en el municipio de Playa, en esta capital, que abre la puerta a este complejo problema.
La investigación sobresalió por ser la primera que conecta el consumo de fármacos y las condiciones de vida en dicho territorio, según el colectivo de autores pertenecientes a las Escuela Nacional de Salud Pública y al Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana «Victoria de Girón».
El género, los ingresos, la edad y los niveles de escolaridad influyen en el consumo con independencia del estrato social (menos, medianamente y más favorable), subrayó el artículo «Consumo de medicamentos y condiciones de vida en un municipio de La Habana«, publicado en el No.1/2018 de la Revista Cubana de Salud Pública.
La investigación se efectuó durante el primer semestre de 2016 y tomó como muestra a 586 individuos mayores de 15 años residentes en ese municipio.
El consumo de medicamentos predominó en el grupo con condiciones de vida menos favorables, con una tasa de 81,5 por ciento de los encuestados.
Según los autores, este comportamiento pudiera estar relacionado con una mayor morbilidad.
«El nivel educativo y los ingresos determinan fundamentalmente la elección y los comportamientos, que en última instancia, pueden producir enfermedades», explicaron.
«Los orígenes de muchos de los problemas que afrontan las personas con ingresos bajos resaltan la necesidad de un enfoque multidisciplinar para encarar las necesidades sociales y atenuar las desigualdades en materia de salud», argumentaron.
Al mismo tiempo, el estrato medianamente favorable registró un consumo per cápita menor, «lo que contrasta con su mayor nivel educacional y laborar en el sector estatal», indicaron.
El trabajador privado se identifica con mayor frecuencia como ocupación en los estratos extremos, los cuales tienen mayor ingreso y menor nivel educacional.
«Esto reproduce la situación observada en el país, donde se aprecia en general que las personas más preparadas, que trabajan para el Estado, tienen menores ingresos que los que no tienen elevada preparación, pero trabajan por cuenta propia», observaron.
Mujeres y trabajadoras del hogar consumen más
La pesquisa encontró que las mujeres presentan las mayores tasas de consumo de fármacos, de las cuales 77 por ciento pertenecen al estrato con condiciones de vida medianamente favorable y 84,8 por ciento al menos favorable.
Tal comportamiento era algo esperado, ya que el sexo femenino se destaca por ser mayor consumidor de medicamentos respecto al masculino, precisó el texto.
Asimismo, confirmó que la prevalencia del consumo de medicinas aumentó con la edad, de casi 32 por ciento en los menores de 20 años al 96 por ciento para los adultos mayores, con más de 60 años.
Llamó la atención que en el caso de las trabajadoras del hogar del estrato con condiciones de vida menos favorables, casi en su totalidad consumen medicamentos, con una tasa de 96,7 por ciento.
Además, se comprobó en general una tendencia de menor consumo de medicamentos a mayor escolaridad, excepto en el caso de los jóvenes en preuniversitario que tuvieron el menor índice, de 69,1 por ciento.
Al determinar las enfermedades no trasmisibles con mayor incidencia en cada estrato, el estudio mostró que en el de condiciones de vida favorables predominan la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y los individuos sin enfermedad.
En el medianamente favorable son más frecuentes las enfermedades del sistema osteomioarticular, la alergia, asma bronquial y otras enfermedades, mientras que en el estrato menos favorable, destacan las cardiopatías, los trastornos nerviosos y digestivos.
De forma general, el 72,3 por ciento de quienes ingieren medicinas reconocieron que se automedican, con los valores porcentuales más elevados en el estrato con condiciones de vida medianamente favorables.
Extender investigación a otros municipios
De acuerdo con los investigadores, el consumo de medicamentos es un fenómeno complejo, multifactorial, que involucra al propio medicamento, al sistema de salud responsable de realizar una oferta adecuada y la respuesta conductual del consumidor.
Insistieron en que el consumo puede traducirse tanto en términos beneficiosos como perjudiciales, por las reacciones adversas que pueden aparecer.
Los autores lamentaron la falta de otros estudios que describan o caractericen el consumo de medicamentos según las condiciones de vida, «pues a pesar de que en Cuba todos los ciudadanos tienen acceso a los servicios de salud y, por supuesto a los medicamentos, es oportuno mirar al interior de un municipio».
Por ello recomendaron extender el análisis a otros territorios de la capital cubana y controlar la disponibilidad de medicamentos en la recogida de información.