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Los gobiernos español y venezolano, el excanciller mexicano e Izquierda Unida acusan a Aznar

Múltiples testimonios implican al gobierno de Aznar en el apoyo al golpe de estado en Venezuela de 2002

Fuentes: L’Avanç

La trama urdida desde Madrid para derrocar a Chávez se estiende en una compleja red de conexiones políticas, económicas, militares, religiosas y periodísticas. La reciente visita del presidente venezolano Hugo Chávez ha sacado a la luz la política exterior del gobierno Aznar. Las acusaciones del ministro Moratinos implicando al anterior presidente en el apoyo al […]

La trama urdida desde Madrid para derrocar a Chávez se estiende en una compleja red de conexiones políticas, económicas, militares, religiosas y periodísticas.

La reciente visita del presidente venezolano Hugo Chávez ha sacado a la luz la política exterior del gobierno Aznar. Las acusaciones del ministro Moratinos implicando al anterior presidente en el apoyo al golpe de Estado en Venezuela han provocado una agria polémica. Pero no son unas simples declaraciones interesadas de un adversario político, sino que detrás de ellas nos encontramos ante las numerosas conexiones entre el gobierno español, el PP, la CEOE y el Opus Dei en el reconocimiento y la colaboración con un golpe de estilo pinochetista. La colaboración entre los gobiernos de Washington y Madrid no se tradujo solamente en la guerra de Irak, el ataque a las democracias progresistas fue un eje de la política internacional. Estas acusaciones se basan en numerosos testimonios y pruebas que demuestran como la actuación del gobierno español reconoció los golpistas como gobernantes legítimos. El informe realizado por José Manuel Fernández, asesor parlamentario de Izquierda Unida afirma que «en retrospectiva, si hacemos un paralelismo entre el golpe de Estado contra Salvador Allende en Chile, admitida como fue la participación de la CIA, vemos una similitud pasmorosa. Lo nuevo es que el gobierno de Aznar se ha sumado a aquells estrategia».

Preparativos de un golpe anunciado

Poco más de una semana antes del golpe, a principios de Abril del 2002, Pedro Carmona, el entonces presidente del empresariado venezolano, Federcámaras visitó Madrid para reunirse con la CEOE. El 9 de Abril tenía también una cita concertada con el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, que fue anulada para volver apresuradamente a Venezuela. Pocos días después se autojuraba como dictador con poderes absolutos.

Según publicó el 29 de Abril la revista Cambio 16, «en la administración española se mostraron muy receptivos cuando el líder empresarial se presentó como futuro presidente. Fue atendido por funcionarios de alto nivel y posiblemente se reunió con epecialistas en operaciones de inteligencia», así como también con agentes del CESID. De hecho, Carmona estava tan seguro de su futuro, explica el informe que encargó una banda presidencial en una sastrería madrileña. Esta prueba fue encontrada en el palacio de Miraflores y figura como una de las pruebas en contra suyo. Al otro lado del Atlántico, el embajador español, Manuel Viturro, hijo de un diplomático franquista y con un pasado en grupos universitarios de extrema derecha, mantuvo diversos contactos con Pedro Carmona, con dirigentes del partido democrata-cristiano COPEI y con el embajador de Estados Unidos, Charles S. Shapiro. Fuentes del Consejo de Seguridad Nacional venezolano afirman que el general Raúl Salazar, embajador venezolano en Madrid en esos momentos fue el «coordinador internacional» del golpe. Salazar está acusado de «ser un hombre de Washington», así como de «ser agente de la CIA desde que era capitán. Su esposa se encontraba estudiando en el Consejo Superior de la Defensa española. A finales del año 2001, ocho altos oficiales del ejército venezolano viajaron de Miami a Madrid y se entrevistaron con Salazar. Eduardo Fernández, presidente de COPEI se encontraba en Madrid los días anteriores al golpe y volvió a Caracas via Washington. Fernández estaba presente en el palacio de gobierno el dia 12 de Abril i según Tarez William Saab, gobernador regional, fue él quien facilitó la comunicación entre Aznar y Carmona.

Consolidando la dictadura

Una vez iniciado el golpe de Estado, las nuevas autoridades trataron de ganarse la legitimidad internacional. El día 12 Aznar mantuvo una conversación con Carmona poniéndose a su disposición. En ningún momento condenó el golpe. Por otra parte, la presidencia española de la Unión Europea lanzó una declaración oficial en la que manifestaba «su confianza en el gobierno de transición en cuanto al respeto de los valores y las instituciones democráticas». Esta declaración fue hecha sin consultar al resto de gobiernos europeos. Pero lo más grave fue la visita que realizaron los embajadores Viturro y Shapiro al golpista Carmona, presidente del «gobierno provisional», mientras se estaba reprimiendo violentamente a la población y cuando ya se había hecho público el decreto que disolvía la constitución (votada por el 88% de los venezolanos) y la Asamblea Nacional y que también había anunciado la falsa renuncia de Hugo Chávez de su cargo de presidente. De esta reunión se tuvo conocimiento por un corresponsal de Radio Nacional de España, RNE. El dia 13, Josep Piqué declaró que «la situación con Chávez era insostenible».

En un artículo publicado en El Mundo el día 14, el potavoz popular en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Gustavo de Arístegui, escribió que «el gobierno español hizo lo que debía, tratando de encarrilar las fechorías del presidente de un país clave en la región y para nuestros intereses económicos y consulares. Lo irresponsable hubiese sido no intentarlo». En declaraciones al corresponsal de El País, Juan Jesús Aznárez (uno de los principales promotores mediáticos anti-Chávez), Jorge Castañeda, ministro de Exteriores mexicano durante el golpe afirmó que «hubo un intento de buscar una declaración que, de alguna manera apoyara, sancionara, avalara el golpe y reconociera el nuevo gobierno». Según el exministro, los ejecutivos de George W. Bush y de José María Aznar trataron de implicar al resto de países latinoamericanos, pero México y otros gobiernos se opusieron. El presidente Fox acordó con su ministro rechazar estas pretensiones. «Eso también podriamos haberlo parado e incluso le dimos la vuelta sacando una declaración de apoyo a la institucionalidad venezolana, que creo que tuvo alguna cosa que ver con el hecho de que todo aquello [el golpe] fracasara. Estados Unidos y España, que no contaban con el respaldo iberoamericano, dieron marcha atrás». Por último, el periodista venezolano Aram Aharonian aporta algunas de las claves del apoyo español al golpe: «una de las consecuencias del golpe era la desnacionalización del petroleo, privatización de PDVSA, para dejarla en manos de una empresa estadounidense ligada al presidente Bush y de la Repsol española». Algunos empresarios españoles que negociaban con el gobierno afirman conocer que Repsol y los grandes bancos españoles establecidos en Venezuela ayudaron a finanziar la huelga y el golpe. Una vez fracasado el intento dictatorial, Viturro y Shapuro, en castellano y en inglés, repitieron las mismas palabras: necesidad de relegitimación de Chávez con nuevas elecciones y referéndum revocatorio. Y se convocaron, pero los venezolanos volvieron a apostar con un 58% de los votos por la denominada Revolución Bolivariana y por los cambios sociales.

Más información:
www.izquierdaunida.es/actualidad/docu/2002/informegolpevenezuela.
htm www.redvoltaire.net

Más datos. Telegramas, ejercicios militares, CNI y el embajador en la investidura de los golpistas

La Comisión de Exteriores parlamentaria convocada por el propio ministro Moratinos ha servido para que los diferentes grupos políticos aportaran más pruebas e indicios sobre la colaboración del gobierno de Aznar en el golpe de Estado

La polémica creada por las acusaciones lanzadas por el ministro Moratinos en el programa 59 Segundos de la Televisión española, provocó que se convocara una comisión parlamentaria especial para argumentarlas. La totalidad de los grupos parlamentarios coincidieron en calificar como golpe de Estado los hechos de Abril del 2002 y en criticar en mayor o menor medida la connivencia del gobirno Aznar. Sólo el grupo popular, con Arístegui al frente, atacó al mensajero y pidió la dimisión del ministro por volver a sacar un tema del «pasado». Convergència i Unió , después de regañar al ministro y a Chávez, afirmó que «sería bueno pasar página» y sacar este tema de la actualidad «del debate público español». El portavoz del PP, sin redebatir ninguna de estas afirmaciones, puso sobre la mesa una interesante paradoja: «Acusa usted de golpista al partido con el que quiere iniciar un diálogo de Estado en materia de política exterior? Es eso? Esa es la máxima incoherencia». Pero a parte de los ataques y de los debates de tipo partidista, lo más importante es que se aporan nuevas perspectivas que cierran aún más el círculo de sospechas sobre el gobierno Aznar.

Cerrando el círculo

Según informó Moratinos en su comparecencia en la Comisión de Exteriores, toda la información que aportó provenía de los archivos del ministerio, de las hemerotecas y del Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados. En primer lugar citó un telegrama del embajador español Viturro del 8 de Abril del 2002: «existe riesgo algunos sectores oposición intentan aprovechar situación para una vez más incitar ejército para derrocar presidente Chávez» y añade «circulan rumores distintos sectores oposición vinculados preferentemente a Bandera Roja [grupo maoista que colabora con la extrema derecha] está recibiendo algun tipo de armar para generar en momento y lugar adecuados situación caos que pudiese llevar en intención citados grupos a intervención ejército».

El dia 9 el embajador informa «Rumores de golpe de Estado militar», «Estrategia oposición destinada a conseguir salida presidente Chávez a través presión ejército está dando, pues, resulta». Añade que «aprovecharon conflictos petroleo PDVSA para conseguir mobilización masiva población caraqueña que por su parte puso ayer tarde muertos necesarios para provocar intervención ejército». El 12 de Abril, con el golpe en marcha, los telegramas de la embajada informan: «Presidente Carmona, rodeado de militares, ha conseguido renuncia expresidente Chávez». I argumenta, contra la constitución venezolana que no lo permite: «Legitimidad Junta Cívico Militar nombró Pedro Carmona presidente Gobierno provisional. Vendría dada en artículo 350 esta Constitución». El 13 de Abril, creyendo aún triunfante el golpe , Viturro continua informando «Siguiendo instrucciones, fuimos recibidos por el Presidente Gobierno provisional, Pedro Carmona y por el Ministro Asuntos Exteriores José Rodríguez Iturbe. Desde el primer momento puntualizamos que se trataba de una gestión de dos países amigos de Venezuela que por su parte se consideraban amigos del señor Carmona». El mismo día advierte que «los tres francotiradores detenidos después de los asesinatos del jueves pertenecian a la policía metropolitana de Caracas, a la policía del municipio de Baruta y a la de Chacao, curiosamente todas ellas controladas por partidos opositores al Gobierno Chávez».

Moratinos recordó también una entrevista publicada en El País, el 28 de Abril del 2002, con el entonces director del Centro Nacional de Inteligencia, Jorge Dezcallar: «Se informó previamente al CESID de la crisis que se estaba preparando en Venezuela? Tuvimos una información bastante buena. Se suponía que sería más adelante y todo se precipitó. Sí, estuvimos en condiciones de saberlo». El portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, realizó una grave acusación al afirmar que los dos embajadores estaban presentes en el Salón Ayacucho del palacio de Miraflores, cuando se produjo la declaración del golpista Pedro Carmona y en el cual se disolvían todos los poderes del Estado y se establecía una dictadura. Llamazares afirma incluso que en las imágenes grabadas por las televisiones se puede ver a Viturro aplaudiendo el juramento de Carmona. El portavoz del PNV aportó una inquietante información respecto a un ejercicio de simulación realizado en Abril del 2001 en la Escuela Superior de la Fuerzas Armadas españolas, en la que se simulaba una hipotética invasión de Venezuela. Según el portavoz vasco, el general venezolano López Hidalgo calificó el ejercicio como «un simulacro de lo que después ocurriría en Abril del 2002» La cuestión ahora es si alguien pedirá alguna responsabilidad a Aznar, Piqué, Arístegui o Viturro. Si el gobierno Zapatero «pasará página» o si la justicia española no tendrá nada que decir sobre estos hechos. Y queda la pregunta de que habría pasado si el golpe hubiese triunfado, y se hubiera instaurado una dictadura a la chilena.