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Municipalismo en el siglo XXI, ¿reforma o ruptura?

Fuentes: Periódico En lucha / Diari En lluita

Un fantasma recorre el Estado español; el fantasma del municipalismo. Todas las fuerzas del viejo bipartidismo se han unido contra este fantasma. Reformas como la de la Administración local (en vigor) o la electoral (en camino) y campañas constantes de supuesta regeneración política y de descrédito de las nuevas alternativas en los medios son buenos […]

Un fantasma recorre el Estado español; el fantasma del municipalismo. Todas las fuerzas del viejo bipartidismo se han unido contra este fantasma. Reformas como la de la Administración local (en vigor) o la electoral (en camino) y campañas constantes de supuesta regeneración política y de descrédito de las nuevas alternativas en los medios son buenos ejemplos.

Los resultados de las europeas del 25M han sido un síntoma claro y visible de eso de que «el miedo va cambiar de bando» y esto se está evidenciando, cada día más, en el nerviosismo latente que se respira en el seno de las fuerzas del régimen del 78. Por ello, es normal que haya tanta prisa para poner en marcha reformas que «cambien todo para que no cambie nada». Y más ahora, cuando las municipales de 2015 están muy cerca y los sondeos electorales son cada vez menos favorables al status quo.

Eso sí, no nos engañemos. La vía municipalista hacia la ruptura no es un camino nuevo y seguramente el ejemplo histórico más reciente y notorio que se ha vivido nunca en este sentido ha sido el triunfo del movimiento republicano en las elecciones de 1931. Pero como todo, esta vía también tiene sus riesgos y la cooptación institucional que sufrió el movimiento vecinal el 79 es un claro ejemplo.

De estas experiencias del pasado tenemos que aprender que las instituciones no pueden vaciar las calles hasta que éstas no se conviertan verdaderamente en «nuestras instituciones», y eso, a nivel electoral, pasa necesariamente por una opción rupturista que facilite esta transición mediante la activación de un poder destituyente-constituyente desde abajo.

Actualmente, en Catalunya ya tenemos varias experiencias transformadoras en esta línea como las CUP, las CAV, la UM9 o la CAF -donde incluso los niños y niñas participan en los presupuestos locales. Iniciativas presentes que se han ido ganando el reconocimiento, gobernando o haciendo oposición, y de las que también podemos aprender de sus aciertos y errores.

Luchas y candidatura

Realmente, la complejidad de este tipo de proyectos políticos radica en la relación y coordinación entre la base social (movimientos) y la lógica institucional (candidatura/partido). Si bien es cierto que la formación de este tipo de candidaturas unitarias ha demostrado ser una herramienta de confluencia entre diferentes movimientos y luchas, también lo es el hecho de que, con el tiempo, la lógica institucional puede llegar a generar discrepancias que dinamiten esta confluencia. Los Verdes alemanes, por ejemplo, a pesar de establecer unos criterios de transparencia y control en sus inicios (rotatividad, mandato imperativo, política de programa y no de figuras, incompatibilidades, etc), acabaron sufriendo una tensión interna muy importante (entre rupturistas-radicales y reformistas-pactistas) y no pudieron evitar pasar del plano crítico a formar parte del sistema de partidos.

Por lo tanto, el potencial rupturista de una candidatura no se debería medir en función del número de escaños que alcance en la institución correspondiente, sino en proporción a la capacidad de acción de los movimientos que la apoyan y, consecuentemente, en su capacidad transformadora. En este sentido, a veces, el apoyo en la calle no se traduce en un apoyo en las urnas, y viceversa.

En conclusión, nos encontramos en un momento en el que podemos plantearnos los retos del municipalismo desde una perspectiva amplia basada en la experiencia del pasado y del presente. Unos retos que van desde la desobediencia institucional en la estructuración de una radicalidad democrática que, a partir de una visión conjunta del modelo local (en el propio municipio) e interterritorial (más allá del municipio), garantice un equilibrio entre los principios de subsidiaridad y de solidaridad en un marco de autonomía y descentralización plena. Ha llegado el momento, pues, de afrontar estos retos y poner en marcha el cambio que tanto anhelamos porque «llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones».

Pepe Castelltort es Portavoz de la Trobada Popular Municipalista en Barcelona.

Fuente: http://enlucha.org/diari/municipalismo-en-el-siglo-xxi-reforma-o-ruptura/#.VCG5efldUrU