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Nazismo y esoterismo

Fuentes: Rebelión

Herodoto cita la leyenda egipcia del continente Hiperbórea-Thule, situado en el lejano norte. Esta tierra mítica es mencionada también por Virgilio en la Eneida y se la suele asimilar a Escandinavia. Cuando el hielo destruye esta remota región, su pueblo emigra al sur. Según varios relatos, Hiperbórea se divide en las islas de Thule y […]

Herodoto cita la leyenda egipcia del continente Hiperbórea-Thule, situado en el lejano norte. Esta tierra mítica es mencionada también por Virgilio en la Eneida y se la suele asimilar a Escandinavia. Cuando el hielo destruye esta remota región, su pueblo emigra al sur. Según varios relatos, Hiperbórea se divide en las islas de Thule y Última Thule, que algunos suponen son Islandia y Groenlandia. 

Bal Gangadhar Tilak, antiguo defensor de la libertad de India, en «El hogar ártico de los vedas», de 1903, asocia el origen de la raza aria con la migración al sur de los habitantes de Thule. Durante la Primera Guerra Mundial, y un poco antes, Guido von List, Jorg Lanz von Liebenfels y Phillip Stauffre, representantes del misticismo y el paganismo alemán, popularizan la ariosofía, sistema ideológico esotérico en que se mezclan el concepto de raza y la teosofía con el nacionalismo germán, para sobre la base de la superioridad de la raza aria legitimar las conquistas de Alemania.

Nietzsche resalta en «Así hablaba Zarathustra» el concepto del superhombre y recalca en su colección de aforismos, «La voluntad del poder», el papel de la fuerza interna para el desarrollo superhumano. Escribe que «la manada», se refiere a la gente común, busca seguridad de sí misma creando reglas, moralidad y leyes, mientras que los superhombres cuentan con una fuerza vital interna que les impulsa a ir más allá del rebaño. Esa fuerza exige y conduce a mentir a la manada para poder permanecer independientes y libres de la «mentalidad de manada.»

Rudolf von Sebottendorf, quien vive mucho tiempo en Estambul, en 1909 se había familiarizado con el movimiento de los jóvenes turcos, pan-turaniano, implicado en el genocidio armenio. Ya en Alemania se hace miembro de la Orden Germánica de los Caballeros Teutones, agrupación basada en el espíritu de la ariosofía, y en 1910 funda en Múnich la Sociedad Thule, cofradía secreta en la que se mezclan la masonería, el racismo, la astrología, la numerología, la alquimia, la meditación sufí, la superioridad aria, el antisemitismo, el genocidio y los asesinatos por motivos políticos. Esta última doctrina se basaba en los «assassins», actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticos, militares y reyes, derivada de la secta nazarí del islam chií, que floreció durante las Cruzadas.

La Sociedad Thule, madre espiritual del nacionalsocialismo, originalmente es creada para dar valor a las tradiciones alemanas y demostrar que el origen de la raza aria, quizás, es la Atlántida, se convierte en una agrupación cuya finalidad es instaurar el nazismo en Alemania. A finales de 1919, Dietrich Eckart, dirigente de la Sociedad Thule, introduce a Hitler en esa organización y le comienza a educar en los métodos para aprovechar el poder de la mente en la creación de la raza aria. Más adelante, le entrena para el discurso público. Hitler dedica «Mi lucha» a Eckart.

Anton Drexler, miembro de la Sociedad Thule, establece en 1919 vínculos con varias organizaciones extremistas de Múnich para, junto con Karl Harrer, fundar el DAP, o Partido Alemán de los Trabajadores. Hitler ingresa a ese partido y el 1 de abril de 1920 lo refunda como NSDAP, o Partido Obrero Nacionalsocialista Alemán, Nazi.

El astrónomo británico Sir Edmund Halley añade otro ingrediente al nazismo, postula a finales del siglo XVII la idea de que la Tierra es hueca. Esta teoría capta la imaginación de mucha gente después de la publicación del libro de Julio Verne «Viaje al centro de la tierra.» En 1871, el novelista británico Edward Bulwer-Lytton, en «La raza que viene», describe la raza superior, la vril-ya, que vive bajo tierra y planea conquistar el mundo con el vril, una energía psicoquinética. El autor francés Louis Jacolliot promueve este mito en «Las tradiciones indo-europeas» y en «Los hijos de Dios»; en ambos libros, los Thule, habitantes del mundo subterráneo, aprovecharían el poder del vril para convertirse en superhombres y dominar el mundo.

Karl Haushofer, consejero de los japoneses luego de la Guerra Ruso-Japonesa, influye también en el nacionalismo de Hitler. Es responsable, tal vez debido a la extremado respeto que sentía por la cultura japonesa, de la futura alianza de Alemania y Japón. En 1918, Haushofer funda en Berlín la Sociedad Vril, que en la práctica tiene las mismas ideas que la Sociedad Thule. La Sociedad Vril busca bajo tierra el contacto con seres sobrenaturales, para obtener de ellos el poder mental; también defiende el origen euroasiático de la raza aria. De esta manera, a principios del siglo XX, muchos alemanes creen descender de arios que habían migrado al sur desde Hiperbórea-Thule y que estaban destinados a convertirse, mediante el poder del vril, en la raza aria de superhombres; Hitler es uno de ellos.

Haushofer desarrolla la geopolítica y a principios de 1920 se convierte en director del Instituto de Geopolítica en la Universidad de Ludwig-Maximilian de Münich. En su geopolítica defiende la conquista de territorios como un medio para adquirir poder, lo que llama «espacio vital», lebensraum en alemán. Rudolf Hess, estudiante próximo a Haushofer, le presenta a Hitler, que se hallaba en prisión después del fallido «Putsch de Münich» de noviembre del 1923. Luego le visita a menudo para enseñarle la relación de la geopolítica con las ideas de las Sociedades Thule y el vril. El 30 de enero de 1933, ya nombrado canciller, Hitler adopta la geopolítica como la doctrina para la conquista por la raza aria de Europa Oriental, Rusia y Asia Central.

La esvástica es un antiguo símbolo indú que significa bienestar o buena suerte. Durante miles de años es usada por los hinduistas, budistas y jains, también se generaliza su uso en Tibet y ha aparecido en muchas culturas del mundo antiguo. El nazismo adopta la variante que gira en contra de las manecillas del reloj.

El 25 de diciembre de 1907 por primera vez se usa la esvástica como símbolo ario. Ese día, la Orden de los Nuevos Templarios, sociedad secreta fundada por Adolf Joseph Lanz von Liebenfels, iza en el castillo de Werfenstein, Austria, una bandera amarilla con una esvástica y cuatro flores de lis, símbolo de poder, soberanía, honor y lealtad. Guido von List, poeta alemán, la considera un símbolo únicamente ario, emblema del movimiento neopagano de Alemania; sin embargo, no usa la palabra sánscrita esvástica, sino que la llama «Hakenkreuz», o sea, la cruz gamada.

Los teóricos nazis sostienen que los arios de la India son el prototipo de invasores de raza blanca y asocian la esvástica con la tesis de la ascendencia aria del pueblo alemán. En 1920, los nazis adoptan la esvástica, la ven como el emblema apropiado de la supremacía blanca, el símbolo de la raza aria. Hitler, en «Mi lucha» la llama el estandarte de «la lucha por la victoria del hombre ario.»

La Sociedad Thule adopta la «Hakenkreuz» como emblema suyo y la sitúa dentro de un círculo con una daga vertical superpuesta. En 1920, Friedrich Krohn, de la Sociedad Thule, le sugiere a Hitler adoptar como el diseño central de la bandera del Partido nazi la «Hakenkreuz», dentro de un círculo blanco. Hitler elige el fondo rojo para competir contra la bandera del Partido Comunista.

Haushofer y la Sociedad Thule buscan los orígenes de la raza aria en el Tibet, donde creen que sus líderes espirituales poseen el poder del vril. Hitler, por influencia de Haushofer, autoriza fundar la Ahnenerbe, oficina para el Estudio de la Herencia Ancestral, que se encarga de investigar las runas alemanas, símbolos utilizados para la adivinación o la magia, la procedencia de la esvástica y el origen de la raza aria. En 1937, Himmler la adscribe a las SS. Ahnenerbe tenía el Instituto de Tibet, que en 1943 pasa a llamarse Instituto Sven Hedin para el Asia Interior y Expediciones. Toma ese nombre en honor al explorador sueco, amigo predilecto de los nazis, que fue invitado por Hitler a dar el discurso de apertura de las Olimpiadas de Berlín de 1936.

Entre abril de 1938 y mayo de 1939 tuvo lugar la expedición al Tíbet, dirigida por el naturalista alemán Ernst Schäfer. Uno de sus miembros, Bruno Beger, es antropólogo y se encarga de investigar las características raciales del pueblo tibetano. En «La raza nórdica entre los indo-germanos de Asia», defiende la teoría de una «raza nórdica» en Asia Central y el Tibet. En Sikkim y en el Tibet, Beger mide los cráneos de trescientos tibetanos y habitantes de Sikkim y posteriormente examina otras características físicas y marcas corporales. Concluye que los tibetanos ocupan una posición intermedia entre la raza mongola y las europeas y que la presencia del elemento racial europeo se encuentra en la aristocracia, principalmente.

Diversas convicciones religiosas y corrientes ocultistas tuvieron influencia directa en el desarrollo del nazismo y en las creencias espirituales de sus líderes. Adolf Hitler es aficionado a la astrología, la mitología y la mística medieval; Himmler, Hess y Rosenberg tienen gran interés por el ocultismo, cuyo conocimiento debe permitirles determinar los orígenes de la raza aria, su pureza ligada a las tribus germanas y la superioridad de los arios por encima de las demás razas. En el misticismo nazi son importantes la Atlántida; Hiperbórea-Thule; Agartha, reino legendario ubicado debajo del desierto de Gobi; Shambhala, reino místico escondido en algún lugar más allá de la cordillera del Himalaya, y Aldebarán, la estrella más brillante de la constelación Tauro, que consideran los hogares originales de la raza aria y el superhombre.

Creían en la raza madre, herrenrasse, que fue corrompida y debilitada por la mezcla con otras razas inferiores. De este conjunto de creencias nazis se destaca la búsqueda del Santo Grial. Otto Rahn, miembro de las SS y autor del libro «La corte de Lucifer», lo buscó en Montsegur, y el propio Heinrich Himmler acudió a Montserrat, Barcelona, acompañado de Karl Wolf, su jefe de Estado Mayor y mentor de Rahn. Himmler llevaba consigo «La corte de Lucifer» y ordenó su distribución gratuita entre los oficiales de alta graduación de las SS.

Otro elemento dominante en el nazismo es el interés por los cátaros. Otto Rahn consideraba el Catarismo como una religión ecuménica, capaz de unificar Europa, y a los cátaros como los legítimos guardianes del santo Grial. Rahn falleció de frío el 13 de marzo de 1939 en la montaña del Wilden Kaiser, practicaba la Endura, una especie de suicidio en el ritual de los cátaros.

Himmler concedía a ciertos elegidos el anillo Totenkopfring que indicaba un rango de iniciación en las creencias esotéricas que caracterizaban a la alta cúpula de las SS, creencias que se traducían en rituales mágico-paganos practicados durante los solsticios o equinoccios, que propugnaban la exaltación de la raza aria.

Bajo la influencia de las obras de Nietzsche y la ideología de la Sociedad Thule, Hitler cree que el cristianismo es una religión infectada en sus raíces por el judaísmo, percibe el perdón y la abnegación como algo antinatural, como el triunfo de los débiles, y él mismo se ve predestinado a eliminar el comunismo, doctrina política para los débiles de espíritu. Si a todo este mejunje ideológico se añade el soporte del gran capital financiero mundial, que ve en Hitler suficientes atributos de dureza y violencia, necesarios para derrotar la efervescencia revolucionaria del pueblo alemán, se comprende que Hitler no es sólo el demagogo que engatusa a un país de grandes tradiciones libertarias y formidables pensadores y artistas, que instaura una dictadura personal y lleva a los habitantes de Alemania a la guerra, como a una manada de ciegos, sino que se trata de un fenómeno político todavía latente, que muestra su vitalidad en el mundo actual, repleto de conflictos sociales.

 

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