Recomiendo:
0

Crítica de la película "Invasión a la tierra"

Necesito que seas mi pequeño soldado

Fuentes: Aporrea.org

El mundo está al revés, de eso no cabe duda. Mientras se nos acusa a los venezolanos de militarizar la educación, llevamos más de un mes proyectando en los cines de nuestro país una película financiada por las Fuerzas Armadas estadounidenses, con el fin de estimular el alistamiento en sus filas, en particular el de […]

El mundo está al revés, de eso no cabe duda. Mientras se nos acusa a los venezolanos de militarizar la educación, llevamos más de un mes proyectando en los cines de nuestro país una película financiada por las Fuerzas Armadas estadounidenses, con el fin de estimular el alistamiento en sus filas, en particular el de latinoamericanos interesados en obtener la ciudadanía.

La película se nos vende como entretenimiento. Pero tiene escenas tan propagandísticas como la del protagonista, el sargento Michael Nantz del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, que le dice a un niño de ocho años, envuelto en llanto tras ver morir a su padre desangrado, la frase que titula este artículo: «Necesito que seas valiente. Necesito que seas mi pequeño soldado».

Alguien podría pensar que «Invasión a la Tierra: Batalla Los Ángeles» es una película de extraterrestres más. Alienígenas invaden la Tierra, y los humanos se preparan para defenderse. Pero tiene diferencias muy importantes con sus predecesoras, incluyendo la infame «Día de la Independencia».

  • Los protagonistas de la película son un grupo de soldados, miembros del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos, asignados a una misión. El film se centra fuertemente en los marines, en su psicología y su vida como soldados.
  • Lo de la invasión alienígena es lo de menos. Podríamos cambiar a los extraterrestres por musulmanes, cubanos, venezolanos o chinos, y la película prácticamente sería la misma.
  • Las acciones de ellos son muy reales, con armamento, estrategias y tácticas propias de un pelotón militar. El productor de la película, Neil Moritz, dijo en una entrevista que «la película se centra en el punto de vista (POV) de un batallón de marines inmerso en una invasión mundial», y que se buscaba un guión lo más realista posible.
  • Moritz dijo que, cuando empezó a discutir la película con el director Jonathan Liebesman, éste le mostró un video de Youtube de marines estadounidenses peleando en Faluya (Irak), y le dijo que quería que la película se viera de esa manera. También tomaron inspiración en «La Caída del Halcón Negro», «Salvando al Soldado Ryan» y «Vuelo 93». Mientras la izquierda mundial rechazó con contundencia los horrores de guerra que el ejército estadounidense cometió en Fayula, éstos cineastas consideran dichas acciones un modelo a seguir.
  • La vida del militar estadounidense en todo momento se muestra como positiva y proactiva. Cuando comienza la película, el sargento Michael Nantz -el protagonista- está feliz porque está a punto de retirarse. Pero el personaje cambia y al terminar la película, él es el primero en ofrecerse para continuar con la batalla contra los alienígenas que quedan en la Tierra. Hay un metamensaje implícito: La vida del militar estadounidense es bella, es deseable, es algo de lo que no te arrepentirás nunca. Todas aquellas fechorías cometidas por los ejércitos estadounidenses alrededor del mundo, ni se mencionan en esta película.
  • Los civiles se muestran la mayor parte del tiempo como borregos a los que hay que salvar, y no tienen mayor participación en salvar al mundo. En «Día de la Independencia», película estrenada en 1996, un civil era el coprotagonista junto a un militar; el civil fue quien descubrió la sincronización de las naves extraterrestres, y fue quien ideó la colocación de un virus que acabó con los alienígenas. Pero «Día de la Independencia» no contó con la participación del Pentágono, como demostraremos más adelante. En «Batalla Los Ángeles», que sí contó con esa participación, el protagonismo es exclusivamente de los militares, quienes rescatan a los civiles, descubren el centro de comando alienígena y lo destruyen, se quedan con las chicas bellas y salvan al planeta. El metamensaje es claro: ¿quieres ser el héroe? ¿Quieres ser valiente? ¿Quieres que una puertorriqueña sexy como Michel Rodríguez se enamore de ti? Métete a militar.

  • El enemigo alienígena está absolutamente deshumanizado. Los extraterrestres no hablan, no se comunican, no hay escenas que muestren su vida, sus temores, su psicología, su día a día. La intención es que el público no se identifique con ellos. Que los veamos como algo tan malvado, que no haya preocupación alguna por sus derechos. De esa forma, un alienígena es capturado y los soldados comienzan a despedazarlo vivo con ayuda de una veterinaria, porque «hay que saber cómo matarlo». Aún con vida, le quitan partes y órganos de su cuerpo hasta que descubren que hay un lugar donde pueden matarlo fácilmente: «Concentren el fuego a la derecha de donde los humanos tienen el corazón».

  ¿Qué les parece? ¿Se entiende por qué hay soldados estadounidenses que torturan y humillan a los prisioneros de guerra, y hasta se sacan fotos con ellos tras torturarlos y matarlos? Simplemente el enemigo ya no se considera humano. Ya no somos personas, sino «cosas» con las que se pueden hacer acciones que serían inimaginables si fuéramos ciudadanos norteamericanos.

Cooperación entre cineastas y militares

El libro «Operación Hollywood: La Censura del Pentágono» de David Robb documenta la manera en que la Oficina de Enlace del Pentágono con la Industria Cinematográfica obliga a los cineastas estadounidenses a cambiar sus guiones, a cambio de darles su valiosa ayuda.

Los cineastas norteamericanos que quieran hacer películas en las cuales aparezcan aviones militares, helicópteros, tanques de guerra y soldados, sólo tienen que ir a esta oficina y llevarles el guión de la producción. El texto es revisado y, si cumple los requerimientos del Pentágono, el cineasta será recompensando permitiéndosele filmar en bases militares. Se le facilitará el acceso a armas, helicópteros, aviones, tanques y demás jugueticos, sus actores y actrices serán asesorados para que la película se vea lo más realista posible, y soldados reales actuarán para su película como extras. Todo esto gratuitamente, o por un precio casi simbólico.

Si el cineasta se niega a hacer cambios en su guión y el Pentágono le retira la ayuda, eso significa que tendrá que alquilar todos esos aparatos militares en otro lado, generalmente a particulares y empresas que le cobrarán una millonada. O tendrá que generarlos por computadora, con los costos y la pérdida de realismo asociadas. Ni hablar de los extras. La mayoría de los cineastas jamás se arriesgarían a perder esto, y preferirán ceder a los deseos del Pentágono.

«Invasión: Batalla Los Ángeles» en efecto cumplió con todos los pasos, y tuvo acceso completo a bases militares, aviones, helicópteros, soldados y equipos de última generación. Explica Wikipedia en inglés que «hubo apoyo militar para la película, incluso algunas escenas se filmaron en la Base del Cuerpo de Marines en Pendleton, California. Numerosas unidades de Marines apoyaron la filmación, incluyendo la Infantería del 2do Batallón 1ero de Marines, los aviones MV-22 Osprey de la Estacion Aérea del Cuerpo de Marines New River, en Carolina del Norte, los helicópteros de doble hélice CH-46 Sea Knights provenientes de la base Pendleton y de la Estación Naval Norfolk, y los reservistas del 3er Batallón 23 de Marines de Belle Chasse, Louisiana».

La ficha de «Batalla Los Ángeles» en IMDB (Internet Movie Database, prestigiosa página web estadounidense que mantiene fichas con la información de millones de películas) también confirma que la película se filmó en dos bases militares: la base de la Fuerza Aérea en Barksdale, Louisiana, y la base del Cuerpo de Marines en Pendleton, California.

Philip Strub es y ha sido el director de la Oficina de Enlace del Pentágono con la Industria Cinematográfica desde comienzos de los noventa. Tiene su propia ficha en IMDB, y más de 35 películas le han dado las gracias por su «valiosa contribución», entre ellas La Caída del Halcón Negro, Ironman 1 y 2, Transformers 1 y 2, Pearl Harbor, Tras las Líneas Enemigas, Impacto Profundo y Vuelo 93. El libro «Operación Hollywood» denuncia el papel de Strub censurando películas que piden ayuda al Pentágono, ordenando el cambio de guiones que sean críticos con las Fuerzas Armadas o la dejen mal parada en cualquier cosa.

 

El libro de Robb documenta cómo la Oficina de Enlace del Pentágono con la Industria Cinematográfica, en numerosos casos, obliga a los cineastas a cambiar sus guiones para evitar cualquier visión negativa de las Fuerzas Armadas estadounidenses. En algunas, como Forest Gump o Trece días (la película protagonizada por Kevin Costner en torno a la crisis de los misiles), la Oficina incluso los presionó para que eliminaran hechos históricos inconvenientes. En Viaje a las Estrellas IV les hicieron cambiar una escena en la cual los militares supuestamente quedaban mal parados al ser desarmados por viajeros del futuro.

En otros casos, los cineastas ofrecen cooperación total con el Pentágono; el libro denuncia a Jerry Bruckheimer (productor de Top Gun, Armagedón, Pearl Harbor, La Caída del Halcón Negro y la anticubana Bad Boys 2) como uno de los cineastas que más disfruta de hacer proyectos en cooperación con los militares. Es su forma de hacer dinero.

Bruckheimer comenzó a trabajar en 1994 con el director Michael Bay, con quienes hicieron juntos películas como Armagedón, Bad Boys 1 y 2, Pearl Harbor y las dos Transformers, películas militaristas disfrazadas de entretenimiento, que hemos denunciado en este blog. Michael Bay descubrió en 2005 a Jonathan Liebesman, director sudafricano, a quien contrató para la película de terror «La Masacre de Texas: El comienzo». Liebesman de seguro aprendió los trucos de Bay y de Bruckheimer, y hoy lo tenemos haciendo «Batalla Los Ángeles» en asociación con el Pentágono.

Batalla Los Ángeles y el reclutamiento de latinos para el Ejército estadounidense

El que la película haya sido filmada en Los Ángeles no es casual. California es un estado habitado por numerosos latinos, y el Ejército yanqui necesita desesperadamente de nuevos reclutas, de preferencia que no sean estadounidenses pero estén dispuestos a luchar por ellos. De allí que varios de los personajes principales sean latinos. Eso sí: nuestro deber es el de morir por la causa de ellos.

El teniente 2do William Martínez, con rasgos de puertorriqueño, es el comandante del pelotón. Pero siempre está a la sombra del protagonista, el sargento Michael Nantz (el gringo), quien es un veterano con 20 años de experiencia. Martínez no tiene confianza en sí mismo, le cuesta tomar decisiones y siempre es Nantz el que le ayuda a pensar y recuperar la confianza. Martínez se siente inferior a Nantz, quien es el que hace los grandes actos heróicos de forma individual, salvando al grupo en numerosas ocasiones. Finalmente, en un combate Martínez decine inmolarse, y detona una gran cantidad de explosivos para llevarse varios alienígenas con él y salvar a su pelotón, quedando Nantz al mando.

      El otro personaje latino es Joe Rincón, con rasgos de mexicano. Rincón es un civil que es rescatado por los soldados junto a su hijo Héctor (el niño con el que abrimos este artículo), y también se sacrifica tomando un arma y disparando contra los alienígenas. Rincón rápidamente es herido y muere unas horas después, con su hijo llorando a su lado.

  Los dos personajes latinos masculinos sólo están en el film para sacrificarse y dar sus vidas, haciendo que los personajes estadounidenses sobrevivan. El metamensaje es claro: epa latino, únete a nosotros y a nuestro Ejército, pero nosotros somos los jefes, y somos nosotros los que tenemos que sobrevivir.

Aún así, los comentarios en foros de Internet dejan saber que la película gusta mucho entre mexicanos y centroamericanos que se sienten identificados con ella; sienten que se les ha tomado en cuenta. Muy lamentable…

Sí, «Batalla Los Ángeles» es otra «Día de la Independencia«, pero con diferencias muy importantes. De principio a fin, «Día de la Independencia» es una película llena de clichés gastados y fanfarronadas inverosímiles. Por ejemplo: el borracho que aprende a pilotear un cazabombardero F-15 en nueve minutos, un Will Smith que golpea alienígenas en la bemba, y el técnico de antenas que programa un virus de computadora que acaba con toda una civilización extraterrestre. Tal vez en 1996 impresionó a alguien, pero hoy ID4 es más una película cómica, que cualquier otra cosa.

Día de la Independencia, según explica David Robb en el capítulo 6 de «Operación Hollywood», no obtuvo apoyo del Pentágono porque exigían fuertes cambios al guión. Exigían que los personajes militares se vieran de forma más positiva y se vieran como los héroes de la película, la cual, en opinión de ellos, daba demasiado protagonismo a los civiles (recordemos que el coprotagonista David Levinson es quien idea una forma de sabotear a los aliens con un virus). Exigían eliminar el incidente en Roswell, la mala percepción del Secretario de Defensa, darle un «background militar» a varios civiles para justificar sus hazañas, y eliminar al borracho que aparecía pilotando un F-15, quien se sacrificó para salvar al mundo. Los productores, que ya habían hecho varios cambios en el guión a solicitud de Strub, se negaron a hacer otros adicionales, y se quedaron sin apoyo militar para el film.

«Batalla Los Ángeles» es distinta. Recibió apoyo total de los militares estadounidenses. Hubo completa cooperación con ellos, y se cumplió con todas sus peticiones, lo que permitió el acceso total a sus bases y vehículos. La película está hecha para hacerlos quedar muy bien parados. Es una pieza maestra de propaganda, como tal debemos verla, y eso hay que denunciarlo.

Yo no estoy de acuerdo en que este tipo de películas sean censuradas o prohibidas, pero obviamente sí tiene que advertirse de alguna forma que estas no son meras películas de entretenimiento. Así como hoy se obliga a poner la etiqueta «Publicidad» a los espacios para comerciales en televisión, tiene que haber alguna forma de explicar a todo el mundo que lo que se va a ver es un largometraje diseñado no sólo para entretener, sino para convencer a la gente de que siga una determinada ideología, en este caso la promovida por el aparato bélico estadounidense, que tantas vidas ha costado alrededor del mundo.