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No confundamos la crisis de la materia fósil combustible con una crisis energética total

Fuentes: Rebelión

La crisis de la materia fósil combustible no es una crisis energética total. Ni siquiera una crisis energética, eso si, es una crisis total del capitalismo, por ello esta levantando tantísimo revuelo. Aunque es un poco complejo trataré de explicarlo a continuación. Cuando hablo de que el ecosistema es como un triangulo equilátero con dos […]

La crisis de la materia fósil combustible no es una crisis energética total. Ni siquiera una crisis energética, eso si, es una crisis total del capitalismo, por ello esta levantando tantísimo revuelo. Aunque es un poco complejo trataré de explicarlo a continuación.

Cuando hablo de que el ecosistema es como un triangulo equilátero con dos vértices basales y uno tercero en lo más alto, también señalo que en el vértice superior se encuentra la información del ecosistema sólo visible a nuestros ojos por su cambiante biodiversidad. Y esta información la podemos considerar como la jefa, la coordinadora general de todo el ecosistema; algo así, como una pequeña diosa que todo lo ordena y todo, en cuanto a composición y dinámica respecta, lo va cambiando lentamente. Sin las prisas del uso de las energías fósiles. La realidad es que los tres elementos del ecosistema (información, materia y energía) son indispensables y están completamente concatenizados entre sí. De forma que en cuanto uno de ellos se derrumba, todo el ecosistema cae como un castillo de naipes.

Si deja de existir el elemento energía limitada de los combustibles fósiles, una de las dos energías básicas existentes* (que en realidad no es energía, sino solo materia transformable en energía), sobrevendrá, lo que indebidamente llaman; la crisis energética, pero que no llegará a arrastrar a todo el tinglado del ecosistema, porque aún queda el repuesto de la energía ilimitada y otras materias renovables necesarias. Si esto sucede, sólo llevará al ecosistema a una dinámica con un ritmo más sano, porque será lento. Comenzará un ritmo slow que recuperará al ecosistema global biosferico. Claro que esta recuperación será posible siempre y cuando el balance de contaminación y deterioro agro-tóxico no haya llegado a ser tan profundo que imposibilite la recomposición del ecosistema. Por ello es urgente dejar de quemar combustibles fosiles.

Lo que si se desplomará repentinamente, si se acaba la materia fósil transformable en energía (que ya está a punto de acabarse), será el sistema capitalista (colapso capitalista, esperemos que no del ecosistema) porque no puede vivir sin ella, puesto que está basado en las prisas y rapideces, sólo conseguibles con la aceleración generada por la quema de este tipo de materia fósil combustible. Lo que sucederá al terminarse este tipo de combustible, extraído sacrílegamente de las entrañas de la tierra, es que también se terminarán los corrosivos deterioros que su combustión y sintitetificación ocasiona al ecosistema y sobre todo a la biodiversidad. Pues, al realizarse el proceso de combustión esta roba el oxigeno al ecosistema y lo contamina con Gases de Efecto Invernadero (GEI); y, por otra parte, al someterse a esta materia fósil al proceso de sintetificacion químico-industrial para transformarla en insumos agro-industriales, agro-tóxicos, como lo son principalmente los fertilizantes y pesticidas químicos, estos envenenan el suelo y el agua y abren el ciclo de la materia orgánica (M.O.) al sustituir los fertilizantes naturales de la M.O. por insumos químicos no biodegradables. Así se abre el ciclo cerrado de la M.O., rompiendo el reciclaje de los fertilizantes. De esta manera, la materia orgánica que siempre fue una materia renovable-reciclable (casi ilimitada) se ha convertido en una materia no renovable y limitada. Todos estos deterioros merman la mayor riqueza del ecosistema que es su biodiversidad, su información.

Pero todos estos desastres nos los oculta la agroindustria. Entre la que destaca el reciente matrimonio entre Bayer y Monsanto, que en el fondo no es otra cosa que el prologo anunciado del TTIP. Esta ocultación se lleva a cabo para meternos el gran engaño de que los transgénicos, los agro-tóxicos, etc. son muy saludables generan una agricultura sostenible, y van a terminar con el hambre en el mundo. Cuando ya es totalmente obvio todo lo contrario nos están encaminando al colapso apocalíptico. Pero dentro de su enfermedad fundamentalista no les importa cerrar los ojo y ver solo el cortoplacista crecimiento.

 

También se destroza la biodiversidad al talar los bosques (sobre todo los constituidos por ecosistemas maduros) para sustituirlos por suelos agrícolas y mas aún si estos son para uso de la agroindustria generadora de monocultivos que empobrecen en extremo la biodiversidad al simplificarla al máximo y al mantenerla totalmente dependiente de los mencionados agro-tóxicos.

Y se impulsa, de forma obsesiva, simplificar y estandarizar todo porque a los fundamentalistas del crecimiento del capitalista (de forma análoga a los fundamentalistas islámicos) no les interesa la calidad ni la diversidad sino exclusivamente la cantidad (Alá es grande, basta y sobra con ser grande) contable en numero sin mancha de alguna de otra cosa (bio-diversidad, humanidad, calidad de vida para el planeta y las personas, apoyo mutuo entre personas y sexos, etc.). Sólo les interesa algo que sea contante y sonante, como lo es el crecimiento de PIB contado en unidades monetarias. ¡Tremenda quimera y apocalíptica estupidez!

Nota:

*La otra, que es la única y verdaderamente energía, es la ilimitada energía solar y sus emergías derivadas, eólica de las mareas, hidroeléctrica, etc.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.