Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha […]
Francisco Báez, ex trabajador de Uralita en Sevilla, autor de Amianto: un genocidio impune, inició en los años 70 del pasado siglo la lucha contra esta industria de la muerte desde las filas del sindicato de CCOO. Ha dedicado más de 40 años a la investigación sobre el amianto. Paco Puche, otro luchador imprescindible, ha reseñado y destacado su obra.
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-Seguimos con nuestras conversaciones. Una reflexión de la doctora Dra. Guadalupe Aguilar Madrid: «Me parece muy bueno tu comentario [suyo]. Los gobiernos deben obligar a las empresas del asbesto que financien la investigación de este tipo. En México estoy realizando desde el 2011 un estudio de biomarcadores moleculares en sangre para el diagnóstico temprano de mesotelioma pleural. Lo realizamos en 190 casos y 400 controles. Este año publicaremos los resultados y me daría gusto enviártelo. Aun no se logra tener en el mundo un panel de marcadores para mesotelioma con una alta sensibilidad, pero vamos en buen camino. En México a la par estamos luchando por que los afectados se organicen y juntos demandemos al gobierno priista que prohíba el uso del asbesto y a la par un programa de vigilancia a la salud de los expuestos ocupacional y ambientalmente; el camino es aún largo y tortuoso en este sentido en mi país». Le pido un comentario. ¿Cómo está la situación en México? ¿Nos explica un poco este asunto del panel de marcadores?
-En México sigue sin haber prohibición de uso del crisotilo, sin perspectiva inmediata de remediación. El lobby nacional del asbesto es muy potente, y la población general, agobiada por otros muchos problemas, no está nada concienciada del problema. Los medios de comunicación, en general no son receptivos a acoger este tema, cuando no, incluso, están tocados por la acción de los intereses industriales.
Un panel de marcadores, suficientemente específicos, y por consiguiente aceptación generalizada, permitiría un diagnóstico precoz del mesotelioma (de tan dilatado tiempo de latencia -varias décadas-, entre exposición y afloramiento del primer síntoma). Ese diagnóstico precoz, sería decisivo para poder superar la situación actual, en la que el mesotelioma es un cáncer incurable y sumamente agresivo.
-Prometedora novedad escribe usted hablando es este trabajo de investigación:
Morré, D. J., Hostetler, B., Taggart, D. J., Morré, D. M., Musk, A. W., Robinson, B. W., & Creaney, J. ENOX2-based early detection (ONCOblot) of asbestos-induced malignant mesothelioma 4-10 years in advance of clinical symptoms. Clinical Proteomics. 2016; 13(1), 1.
¿Por qué prometedora novedad?
-La doctora Aguilar, en su amable respuesta a mi aviso de alerta, trata de contextualizar la noticia, dentro del panorama general de la situación actual del asunto, pero debo de decir que yo precisamente lo que he querido resaltar, al difundir la reseña bibliográfica del nuevo estudio, es precisamente su -al menos aparente- radical diferencia respecto de todo lo visto hasta ahora, en lo relativo a especificidad de la prueba, permitiendo diagnósticos netamente más precoces que los alcanzables hasta el presente.
Por eso, a lo que yo exhorto a los destinatarios de mi mensaje de alerta, es a tratar de corroborar tan prometedores resultados, mediante repeticiones independientes. Es eso, y no es otra cosa; es decir, que la reacción que yo espero, no es la de relativizar el suceso experimental, considerándolo como uno más, entre los muchos ya en marcha, sino que se implementen estudios de comprobación, que permitan confirmar o descartar tan prometedor resultado.
-Vuelvo a citarle: «Estimo que las asociaciones de víctimas y los sindicatos se deberían de movilizar enérgicamente para demandar de la sanidad pública el patrocinio y financiación de, como mínimo, un estudio piloto, que permitiera confirmar, en una primera evaluación de comprobación, los prometedores resultados publicados por quienes tienen, presumiblemente, algún nexo con el propio laboratorio farmacéutico fabricante del biomarcador. Se demandaría, por consiguiente, una evaluación independiente». ¿Está hablando de esta investigación?
-Efectivamente, así es. El refrán dice, que al que le duele la muela, es el que tiene que sacársela. Son los representantes de las víctimas asociadas, y son los representantes sindicales de los trabajadores expuestos, los más llamados a demandar la implementación de iniciativas que traten de sacar provecho práctico de los avances científicos más prometedores. Existen inercias a vencer. Perezas ajenas o propias, que superar. Y más todavía, en un contexto de crisis económica. Siempre hay alguna razón a mano, para no hacer nada, para dejarlo todo tal y como está ahora.
-Otra información que me llega de usted:
¿Más de siete mil casos? ¿Cómo se ha sabido? ¿De qué forma se ha contado?
-La redacción dada al titular de la noticia, es engañosa. No se trata de siete mil afectados por el amianto, si por tal hemos de entender que se refiera a otros tantos enfermos. Se trata de meros expuestos laboralmente, en el pasado o en el presente, al contaminante, y a los que hay que hacer un seguimiento médico, a través del oportuno protocolo, y ya para toda su vida restante. La cifra, además, posiblemente se trate de una mera estimación, habida cuenta de que precisamente uno de los problemas con los que nos topamos en España, cualquiera que sea la zona considerada, es el no contar con un registro de expuestos, realmente exhaustivo y sistemático.
-La última, sé que me he pasado esta vez. Vuelvo a citarle; una vez más, por extenso:
«Hay placas pleurales que sí constituyen una enfermedad: a) Las que determinan una reducción de la capacidad pulmonar, evidenciable en las pruebas neumológicas, sin que quepa atribuirla a una afectación simultánea del parénquima pulmonar. b) Cuando su extensión o profusión constituye un impedimento para la normalidad de los movimientos respiratorios («pulmón atrapado», «pulmón enclaustrado» o «pulmón encarcelado»). c) Cuando son determinantes de dolor, que puede llegar a ser tan intenso, incluso como para ser determinante de un suicidio, como ya ha ocurrido en algún caso excepcional. Es cierto que normalmente son asintomáticas, pero eso no puede predicarse en términos absolutos. Excepcionalmente, al igual que ocurre con el engrosamiento pleural, pueden ser objeto de degeneración maligna a mesotelioma, sobre todo por lo que respecta a las placas hialinas, esto es, no calcificadas. Pueden coincidir en simultaneidad con derrames pleurales, configurando un cuadro clínico susceptible con inducir a un diagnóstico erróneo, de mesotelioma. Para descartarlo, es preciso un seguimiento de al menos una duración de tres años, con la consiguiente inquietud para el paciente».
Por tanto, señala finalmente, «lo dicho sobre placas en esta información, no deja de ser una simplificación tranquilizadora. No se entiende por qué razón un protocolo de esta índole no tenga vigencia más que en una parte del Estado, con olvido / omisión para todo el resto mayoritario».
¿En qué parte de España? ¿Quién ha conseguido ese protocolo? ¿Se está ya practicando?
-Es lo mismo ya abordado en su pregunta anterior.
-Tiene razón, de acuerdo. Las dos últimas, esta vez en serio. Por los correos que me envía, ¿no es cierto que algunas formaciones de izquierda parecen más sensible y más activas en este tema? Pienso, por ejemplo, en IU de Sevilla. ¿Me equivoco, juzgo mal?
-Esto viene dado, en parte, por el propio desarrollo de los acontecimientos que se van generando, y, obviamente, por el grado de concienciación que en cada oportunidad se suscitan, y eso vale, tanto para sindicatos, como para partidos políticos o para asociaciones de víctimas. Aunque exista… digamos que una concienciación de fondo, es indudable que, al hilo de lo que va sucediendo, ese nivel de concienciación llega a alcanzar cotas más altas y satisfactorias. Es mérito de todos los que la alcanzan, pero es innegable que también mandan las circunstancias de tiempo y de lugar. Afortunadamente, hay retroalimentación. Es normal que así sea.
-Paco Puche ha publicado en rebelión y en otras páginas un artículo titulado: «Liberar del amianto a los colegios». ¿De qué va esta campaña? ¿Hay amianto en muchos colegios e institutos? ¿De dónde? ¿También Universidades?
-Lo previsto, según la legislación vigente, es que el amianto instalado sea retirado, como máximo, al término de su vida útil, pero es evidente que la obsolescencia, y su consecuencia, la friabilidad sobrevenida, es un proceso progresivo, no brusco, y por lo tanto, lo prudente es no agotar ese plazo, que además es teórico y general.
Con arreglo a las fechas en las que las instalaciones se realizaron, ya toca acometer el desamiantado. En el caso de las instalaciones de uso docente, ese imperativo de prevención es más agudo, al ser el alumnado más sensible al riesgo, en razón de las respectivas edades. Eso es así, aparte de que por una mayor fragilidad frente al riesgo cancerígeno, también por el dilatado tiempo de latencia -décadas-, en el caso del mesotelioma. Al tener los alumnos mayor esperanza de vida, también hay mayor margen temporal, para que, infortunadamente, la susodicha neoplasia maligna asbesto-relacionada pueda llegar a aflorar.
No existe un censo español que sea exhaustivo, de las instalaciones docentes que tengan amianto instalado, al igual que no lo existe tampoco para el conjunto de todos los edificios públicos en idéntica situación, cualquiera que sea su uso público (cárceles, cuarteles, hospitales, mercados, campus universitarios, etc.), y a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, en Portugal.
La presión social se está evidenciando, en función del activismo desarrollado, no en función de la real distribución y número de tales edificios docentes afectados por el problema, que en buena medida resulta desconocido. Lo dicho aparenta ser una mera tautología, si no se tiene en cuenta ese trasfondo de incertidumbre.
Para un país, como es el caso del nuestro, no puede salir gratis, en términos de calidad de la acción preventiva, el hecho de que su legislación sobre amianto resulte ser comparativamente raquítica, en contraste con la vigente en las naciones de nuestro entorno occidental, como es el caso, por ejemplo, de Francia o del Reino Unido.
Las campañas en curso, desde la iniciativa de la propia sociedad civil, es un intento de suplir las carencias institucionales. No deben ser impedimento para que, en simultaneidad, se siga exigiendo que el estado español termine de asumir, de una vez por todas, sus responsabilidades para con toda la problemática generada por la letalidad del asbesto.
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