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Cuestionan posición ambiental del Presidente Correa en Brasil

No permitiran ingreso de Petrobras al Yasuni

Fuentes: Rebelión

Los movimientos sociales, pueblos indígenas, organizaciones campesinas y poderes locales de la amazonía ecuatoriana rechazan la explotación petrolera del ITT Ishpingo, Tambococha, Tiputini la más grande reserva de crudos pesados de Ecuador y del Bloque 31, porque pone en riesgo la más importante reserva de biósfera del planeta ubicada en el Parque Nacional Yasuní, además […]

Los movimientos sociales, pueblos indígenas, organizaciones campesinas y poderes locales de la amazonía ecuatoriana rechazan la explotación petrolera del ITT Ishpingo, Tambococha, Tiputini la más grande reserva de crudos pesados de Ecuador y del Bloque 31, porque pone en riesgo la más importante reserva de biósfera del planeta ubicada en el Parque Nacional Yasuní, además no permitirán la entrada de Petrobrás a la zona, una compañía transnacional acusada de violar las leyes del Ecuador, provocar graves perjuicios económicos en la explotación del campo Palo Azul e impactos ambientales, por lo cual enfrenta una solicitud de caducidad contractual en el Ministerio de Energía y Minas, informó Fernando Villavicencio, vocero del Frente «Somos Poder Constituyente».

Los movimientos sociales cuestionan la afirmación del Presidente Correa realizada en Brasil de que «la pobreza es el principal peligro para el medio ambiente», eso es desconocer una realidad inobjetable de la historia, de que la principal causa de la contaminación y del propio empobrecimiento es la voracidad extractivista de las transnacionales que privilegian la acumulación de capital sobre los intereses del ser humano y la naturaleza.

Frente a la propuesta del Presidente Correa en el sentido de que si algún organismo internacional entrega 350 millones de dólares anuales, se suspendería la explotación de petróleo en el bloque Ishpingo, Tambococha, Titutini, Villavicencio dijo que la política socio ambiental del Ecuador no puede estar sujeta a organismos externos y que el Parque Nacional Yasuní no puede ser sometido a una especie de subasta internacional, nadie por más autoridad que ostente puede atreverse a valorar sus recursos biológicos, ancestrales, culturales y humanos y canjearlos por dinero, esta es una herencia de la naturaleza para sus habitantes y para la humanidad entera, agregó; al tiempo de señalar que si el régimen requiere recursos económicos lo primero que tiene que hacer es cumplir su palabra de modificar los contratos petroleros e impedir que las transnacionales se lleven el 80% y el Estado reciba el 20%. Solo recuperando el campo Palo Azul de Petrobrás como manda la Comisión Anticorrupción obtendría US$ 360 millones anuales, monto que el Primer Mandatario reclama para no explotar el ITT, explicó el dirigente.

«Somos Poder Constituyente» informó que la Asamblea de Pueblos de Pastaza, las organizaciones sociales del Cantón Sacha y delegados del Cantón Orellana resolvieron respaldar la caducidad de los contratos de Petrobrás y defender el Parque Yasuní. Ellos recuerdan al Ecuador y al mundo que esta zona es territorio ancestral del pueblo Huaorani y al menos de dos pueblos no contactados: Tagaeri y Taromenane, que fue declarado Reserva Mundial de Biosfera en 1989 con el objetivo de proteger y preservar innumerables especies animales y vegetales en peligro de extinción, puesto que «cualquier alteración o disminución que sufran los bosques naturales conducen de un modo inevitable a la extinción o menoscabo de la diversidad genética y con ello la degradación de la biodiversidad.» Pese a la pequeña extensión de 9 mil 820 km2, una miniatura frente a 6 millones 683 mil 926 km2 de la cuenca amazónica, el Yasuní contiene la mayor diversidad biológica del mundo. Según un censo en apenas 50Ha se identificó un total de 1104 especies de árboles y arbustos, un récord mundial después del Parque Nacional Lambir Hills en Malasia, donde se encontró 1182 especies en 52Ha.

El Parque Yasuní es también uno de los lugares más diversos de aves del planeta, con 567 especies. Protege el 40% de la diversidad de mamíferos de la cuenca amazónica, contiene 105 especies de anfibios, 83 de reptiles y una inmensa variedad de peces de agua dulce. Tiene 382 especies de insectos, con más de 100 mil especies de insectos por hectárea. Si se permite la explotación petrolera en esta zona, a más de la afectación a los recursos de biodiversidad señalados, otro grave problema es el impacto por la descarga del agua de formación que sale asociada al petróleo, la que ha ido en aumento en bloques de crudos pesados vecinos al ITT, en los cuales los cortes de agua llegan hasta al 90%, es decir que de cada 100 barriles extraídos 90 son aguas de formación, que contienen metales pesados extremadamente tóxicos.

Los impactos se producen ya sea debido a derrames de esa agua contaminante, por un vertido irracional al ambiente o por deficientes sistemas de reinyección que provocan que el agua de formación llegue a los ríos o nichos de agua dulce subterráneas. Por sus propiedades de rápido escurrimiento y percolación en los suelos y su inmediata mezcla con las aguas de ambientes acuáticos subterráneos introduce al ambiente los elementos contaminantes que contiene.

La mayoría de los organismos de agua dulce no toleran los altos niveles de salinidad de las aguas de formación, lo cual provoca su muerte. Se calcula que en los ríos amazónicos existen más de 2.000 especies de peces, muchas de ellas aún sin identificar y una serie de organismos que permiten la existencia de estas especies, cumbre de la cadena trófica acuática. La forma de asimilar metales en los peces se da por la cadena alimenticia, en la cual cada componente asimila las sustancias tóxicas y las transfiere a su predador inmediato, hasta llegar por medio del pez al consumidor último, el ser humano.

Fernando Villavicencio
Responsable de Prensa