Traducción: Félix Nieto para Globalízate
Los líderes del G8 se presentan como una fuerza del bien absoluto. Algunas veces fracasan, pero lo que buscan es hacer del mundo un lugar más justo. Bob Geldof y Bono dan oxígeno a esta mentira, hablando de las buenas acciones que hacen los líderes, o de las buenas acciones que no han podido realizar- pero no mencionan el daño que producen. Se niegan a reconocer que lo que las naciones ricas dan con un dedo lo recuperan con ambas manos.
Mira lo que está sucediendo en Filipinas. Este país sufre bastantes problemas, pero hay uno que destaca sobre los demás. Sólo un 16% de los niños entre 4 y 5 meses son alimentados exclusivamente con leche materna. Este es uno de los niveles más bajos de los que se tiene conocimiento mundialmente que ha descendido en un tercio desde 1998. Teniendo en cuenta que un 70 % de la población no tiene acceso adecuado a agua potable, el resultado es un desastre en la salud pública. Cada año según the World Health Organisation (Organización mundial de la salud) unos 16.000 niños mueren a «consecuencia de una alimentación inadecuada».
Estas muertes son solo las producidas por los resultados directos de alimentar a los niños con sustitutos de la leche materna. Un sumario de los estudios contrastados y recopilados por los grupos activistas Infact e Ibfan sugiere que la alimentación con leche materna también reduce la incidencia del asma, alergias, cáncer infantil, diabetes, colitis, inadecuado desarrollo cognitivo, obesidad, enfermedades cardiovasculares, infecciones del oído y problemas dentales. Pasar de la botella al pecho podría prevenir un 13% de todas la muertes infantiles- un impacto mayor que ninguna otra medida. Las panaceas en la medicina son escasas, pero la glándula mamaria es una de ellas.
El gobierno de Filipinas y las NNUU culpan a las empresas que producen los sustitutos de la leche materna del declive en la alimentación mamaria. Esas compañías gastan más de 100 millones de dólares americanos al año en publicidad, solo en Filipinas, dicha cifra corresponde a más de la mitad del presupuesto anual del ministerio de salud. Es a los pobres a los que está dirigida esta publicidad, quienes son los más susceptibles a usar agua contaminada para preparar el producto. Son muchos los que gastan hasta un tercio de los ingresos familiares en esta fórmula. La leche en polvo es el producto con mayores ventas de todos los productos de consumo en Filipinas. Prácticamente toda la producción corresponde a compañías basadas en los países ricos.
Desde la caída de Ferdinand Marcos como presidente del país en 1986, el gobierno filipino lleva intentando mediar entre las corporaciones y las madres vulnerables. No lo ha conseguido. Si consigue encontrar un punto débil para legislar, las compañías encuentran otro para hacer lo contrario. Baby milk Action, una de las campanas más fuertes en salud pública ha recopilado un dossier sobre las violaciones del código de marketing de la Organización Mundial de La Salud. Las compañías en cuestión han estado haciendo regalos a los trabajadores de la salud pública y a las madres, impartiendo clases y reuniones para promover sus productos, haciendo campañas publicitarias en televisión en revistas y en periódicos. Estas prácticas, aunque sean, en su mayoría, legales en Filipinas, son desaconsejadas por el código antes mencionado.
El pasado mes de Febrero, la Asociación de la salud y farmacéutica de Filipinas (Phap siglas en Inglés) que representan a las multinacionales, hicieron una campaña publicitaria para expresar su preocupación sobre las madres que son incapaces de alimentar a sus hijos con leche materna. Jean Ziegler, reportero especial de las NNUU describió dicha campaña sobre el derecho a la alimentación como «engañosa, falaz y maliciosa en su intención». Dice que los anuncios «manipulan las cifras de agencias especializadas como WHO y UNICEF… con el único objetivo de proteger los enormes beneficios de las compañías de leche, sin importar los intereses de las madres e hijos filipinos.»
El último año, con la esperanza de disminuir el desastre de la salud pública, El ministerio Filipino de la Salud puso en marcha una serie de reglas nuevas. Prohibió toda la publicidad y la promoción de la fórmula para los menores de dos años. Impidió que las compañías diesen regalos o muestras, y prohibió que éstas impartiesen clases a las madres y asistencia a los trabajadores del sector de la salud. Las nuevas reglas parecen rígidas, pero todas provienen del código del WHO. El Phap cuyos miembros incluyen a la mayoría de las más grandes compañías farmacéuticas, fueron a la Corte Suprema para intentar conseguir una restricción en las medidas. Cuando fue desestimada llegaron los pesos pesados.
La embajada de los EEUU y el representante regional del comercio estadounidense comenzaron a presionar al gobierno Filipino. Después, el director ejecutivo de la Cámara de Comercio de los EEUU en Washington- que representa a 3 millones de negocios- escribió una carta a la Presidenta de Filipinas, Gloria Arroyo. Decía: Las nuevas reglas, «tendrán consecuencias negativas no intencionadas para la seguridad de los inversores». La reputación del país «como un destino estable y viable para la inversión está en riesgo». Cuatro días después, la Corte Suprema dio marcha atrás en su decisión e impuso las restricciones que Phap había pedido. Sigue vigente hoy en día. El Gobierno es incapaz de prevenir que las compañías se salten el código internacional.
Entonces el ministerio de la Salud encargó a un reputado abogado del Gobierno, Néstor Ballocillo, a apelar la orden. En Diciembre Ballocillo y su hijo fueron asesinados cuando salían de su casa. El caso sigue sin resolverse; Ballocillo estaba trabajando en varios casos. El mes pasado el representante de comercio regional de los EEUU hizo otra visita al Gobierno Filipino. El ministerio de Salud parece estar inseguro. En dos semanas los activistas que promueven la alimentación mamaria presentarán sus argumentos a la Corte Suprema para intentar levantar la orden, y las compañías tratarán de detenerles. Si las compañías vencen, miles de niños continuarán muriendo de enfermedades prevenibles.
La presión que el Gobierno Estadounidense y su Cámara de Comercio ha ejercido sobre el Gobierno Filipino está en contra de casi todo de lo que el G8 dice apoyar: los objetivos del milenio para la salud y la educación, la erradicación de la pobreza, reglas justas de comercio. Pero las naciones del G8 intentarán sus objetivos hasta que estos vayan en contra de sus propios intereses. Lejos de sus cumbres sentimentales, tiran abajo todo lo que dicen estar construyendo.
La demanda de acción sobre el Cambio climático, el Banco Mundial controlado por los países del G8, que financia centrales térmicas que funcionan con carbón y proyectos de deforestación. El G8 pide mejores condiciones de comercio con África; Europa y los EEUU utilizan las conversaciones del Comercio Mundial para asegurarse que esto no suceda. Los líderes del G8 dicen que la deuda se reduzca; El FMI demanda que las naciones empobrecidas quiten las barreras al flujo de capital, lo que les dejan vendidos. Los líderes del G8 simultáneamente aprietan y lavan sus manos: hemos hecho lo que hemos podido, si hemos fracasado es solo por la corrupción de las élites del tercer mundo.
El asunto ya no es si el poder dictatorial que los poderes de las naciones del G8 ejercen sobre el resto del Mundo pueda ser usado para cosas buenas o malas. El asunto es si dejará de ser usado.
Artículo original:
Don’t listen to what the rich world’s leaders say – look at what they do
Take the thousands of Filipino children who die every year courtesy of the formula milk corporates, backed by US lobbying
http://www.guardian.co.uk/commentisfree/story/0,,2095677,00.html
George Monbiot
Tuesday June 5, 2007
The Guardian