El Museu d’Història de Catalunya dedica una exposición a las primeras luchas por los derechos LGTB en España tras la muerte de Franco.
Un año más, el próximo sábado se producirán en todo el mundo las “Marchas del orgullo” para celebrar la diversidad sexual y reivindicar los derechos del colectivo LGTB. También en España, con especial hincapié en Madrid, que ostenta tradicionalmente una de las marchas más grandes de Europa, se producirán desfiles y caravanas llenas de música, color y celebración, además de reivindicaciones.
Pero hubo un tiempo no tan lejano en que este tipo de manifestaciones eran no solo impensables, sino también arriesgadas, pues acababan con muchos de los asistentes en la cárcel, víctimas de la llamada Ley de Peligrosidad Social, vigente entre 1970 y 1979, que a su vez venía a sustituir a la no menos tristemente célebre Ley de Vagos y Maleantes.
Precisamente de aquellos tiempos peligrosos en que ser disidente sexual era un delito penado –y manifestarlo y ejercerlo comportaba graves consecuencias– trata la exposición Nosaltres som. El moviment homosexual durant la Transició, que tiene lugar en el Museu d’Història de Catalunya, en Barcelona. “El título de la muestra procede del grito y las pancartas de la primera Marcha del orgullo que tuvo lugar en el Estado en 1977, en Barcelona, al inicio de la Transición y cuando todavía era ilegal mostrarse homosexual en España”, explica Andreu Minoves, historiador ligado al colectivo LGTB Casal Lambda y autor de los textos que acompañan a los retratos, revistas y carteles de la muestra.

El grito al que hace referencia Minoves era: “Nosaltres no tenim por, nosaltres som” (Nosotros no tenemos miedo, nosotros somos). “Era una clara toma de posición para salir del armario y reafirmarse tras la dictadura, que fue un tiempo de represión espantosa para el colectivo LGTB”, explica el historiador y activista. Minoves también aclara que “en el titular aparece la palabra ‘homosexual’ porque en aquellos días [finales de los 70] todo se resumía en la homosexualidad sin más matices, a diferencia de hoy”. Bajo dicha denominación se recogía todo el espectro de identidades queer que hoy están más o menos diferenciadas.
Fotos, carteles y revistas
Nosaltres som es una muestra pequeña, apenas dos paredes, pero su comisario destaca que “dentro del circuito explicativo cronológico que es el Museu d’Història de Catalunya, está muy bien encajada en el periodo de la Transición, que es fundamental para entender la sociedad catalana moderna que vino en las décadas siguientes”. En ella donde se explica el surgimiento del movimiento, a través del Front d’Alliberament Gai de Catalunya, el FAGC, en 1975, y cómo su actividad política tuvo una gran relevancia durante la Transición.

“Todos los colectivos en aquel periodo hicieron de ariete para empujar el país hacia los grandes cambios democráticos, y así el FAGC, además de reivindicar la libertad y la igualdad social, también defendió el estatuto de autonomía, la democracia y la amnistía”, explica Minoves. Amnistía que, por cierto, según revela el historiador, en una primera instancia no le fue aplicada a las personas LGTB presas, lo que provocó numerosas manifestaciones a la puerta de las cárceles hasta que fueron liberadas finalmente.
El objetivo del FAGC era visibilizar y normalizar socialmente las minorías sexuales, con una agenda claramente política, y para ello organizaban con mucha frecuencia encuentros, fiestas, mítines y manifestaciones. Reflejo de ello son los abundantes carteles, trípticos y pasquines que pueden verse en Nosaltres som.
A estos acompañan cuatro fotos de manifestaciones, entre ellas una de aquella primera marcha del orgullo de 1977, así como otras de marchas posteriores, ya con la homosexualidad despenalizada. “Casi todo el material es cedido por Arxiu Nacional de Catalaunya”, aclara Minoves, que puntualiza que la mayoría de las piezas procede de la colección que Armand de Fluvià cedió en su día al citado archivo. Armand de Fluvià es una figura clave en la fundación no solo del FAGC sino también de la lucha por los derechos LGTB en todo el país.
La ficha policial de Carmen de Mairena y un documental del Ventura Pons
Minoves destaca, además de las fotografías y los carteles, las fichas policiales de Miguel Grau Gou, que ya ejercía artísticamente como Carmen de Mairena, y del pintor José Pérez Ocaña, ambos encarcelados en aplicación de la Ley de Peligrosidad Social. También dos revistas: una de ellas la estadounidense Bastard Angel, con textos de autoras y autores LGTB, y la otra la italiana Fuori! .
Aclara el historiador que la difusión de este tipo de revistas era frecuente a pesar de estar prohibidas, y que servían “para mantener tanto el vínculo con el movimiento en otros países como la cultura y la conciencia LGTB en la clandestinidad”. En este sentido destaca que el FAGC tuvo su propia publicación y que se apoyaba en la infraestructura de la revista francesa LGTB Arcadi para distribuirla, “hasta que el régimen lo descubrió y la desmantelo”. Además, Nosaltres som suma un testimonio audiovisual relevante, un documental ideado por el cineasta Ventura Ponts que muestra cómo eran aquellas manifestaciones.

Finalmente, del germen originario que fue el FAGC en Catalunya fueron derivándose asociaciones, primero en Madrid y después en el resto del Estado. También del movimiento, inicialmente tildado de “gay” u “homosexual”, salió una facción que reivindicaba los derechos de las mujeres lesbianas y más adelante de las personas trans.
Al mismo tiempo, “del FAGC pronto surgió el colectivo Casal Lambda, cuyo cometido fue ir más allá de la acción política para extender la cultura LGTB en la sociedad y sobre todo entre las personas de las propias minorías sexuales”. A este respecto, Minoves aclara que la Transición “fue un tiempo en el que muchas personas LGTB, a pesar de tener conciencia de serlo, no sabían que existía una cultura propia y asociaciones a las que podían acudir para asesorarse”.
Este año el FAGC cumple 50 años y Casal Lambda lo hará el año que viene. El resultado de este medio siglo de lucha no son solo las marchas del orgullo del próximo sábado: los logros son muchos y muy diversos y la lucha continuará mientras el machismo y la LGTBfobia sigan existiendo. Pero sin grupos como FAGC y Lambda, difícilmente el sábado podría salir nadie a la calle para celebrar su identidad sexual.