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Nuevas formas de hacer campaña, la criminalización de los jóvenes

Fuentes: Rebelión

Hay quien cree en las casualidades y hay quien no, pero una serie de hechos que se repiten sistemáticamente, y que presentan características similares, siguen una lógica, y en el caso de ser hechos relacionados con el comportamiento humano, estos no solo siguen una lógica sino que además tienen una intencionalidad, por mucho que se […]

Hay quien cree en las casualidades y hay quien no, pero una serie de hechos que se repiten sistemáticamente, y que presentan características similares, siguen una lógica, y en el caso de ser hechos relacionados con el comportamiento humano, estos no solo siguen una lógica sino que además tienen una intencionalidad, por mucho que se intente demostrar lo contrario.

Casualidades, Maria San Gil, Dolors Nadal, y ahora Rosa Díez, tres hechos similares en la misma semana. Será casualidad que ocurra en precampaña electoral Analicemos este último caso y encontraremos más casualidades. En primer lugar, Rosa Díez la eurodiputada conocida fundamentalmente por su posición firme a favor del proceso 18/98, elige precisamente la facultad de ciencias políticas y sociología, que cuenta con asociaciones estudiantiles que reconocen públicamente su posición de solidaridad con los imputados en dicho proceso judicial. Otra casualidad más, es el hecho de que media hora antes de la hora prevista para la llegada Rosa Díez, se hubiera desplegado un fuerte dispositivo de seguridad. Otra casualidad fue que los medios de comunicación (fotógrafos y cámaras de televisión) estuviesen, no en el lugar de donde se daba la conferencia si no fuera, en el pasillo donde se concentraban los alumnos de la facultad. Otra casualidad fue la concentración de los alumnos en el pasillo, porque la entrada al lugar de la conferencia les era negada en base a los criterios arbitrarios de los policías de paisano que casualmente estaban en la facultad.

Este espectáculo perfectamente orquestado corresponde a una nueva forma de hacer política. Como se dice más arriba todo acto humano sigue una lógica y tiene una intencionalidad. En los casos que nos ocupan la intencionalidad es doble, en primer lugar se produce la legitimación del discurso del liberalismo político, es decir la única forma valida de hacer política, es a través de los partidos; lo realmente importante es el procedimiento de sustitución de unas elites por otras, como versaba el discurso de la señora Díez «regeneración democrática» cuantos más partidos más democracia. Y en segundo lugar aislar a aquellos estudiantes que defienden el pensamiento crítico dentro de la universidad, creando así dos categorías aisladas de estudiantes, los bienpensantes y los violentos.

En esta nueva estrategia los medios de comunicación cumplen una función fundamental, porque son los que se encargan de configurar un contexto en el imaginario colectivo que nada tiene que ver con la realidad, esto se hace primero, manipulando las imágenesi mientras se juega con el lenguaje, ya que en ninguno de los medios de comunicación se habla de protesta, este termino es sustituido por el de agresión o intento de agresión.

No solo es necesario conocer la intencionalidad de estos hechos, además necesitamos conocer la lógica en la que se inscriben estos hechos, la lógica responde a los supuestos, que ya planteara el jurista alemán Carl Schmitt en el periodo de entre guerras, y es lo siguiente: para que la democracia liberal funcione es necesario la homogenización ideológica de la población. Para que esta homogeneidad se de es necesario buscar (crear) un enemigo, al que se le caracterice negativamente (violento, irracional, etc). Pues es esa la lógica, lograr un totalitarismo consensuado a través de la criminalización de cualquier alternativa crítica con el sistema capitalista, a la que paradójicamente se calificará de totalitaria y/o violenta. Se cierra así el universo político, como ya lo advirtiera Marcuse en El hombre unidimensional que definía una sociedad totalitaria como aquella en la cual la dimensión positiva (lo que es), la dimensión normativa (lo que debe ser) y la dimensión posible (lo que puede ser), se cierra en un mismo plano. Es esa precisamente la labor que cumple la idea de consenso, la de presentar cualquier alternativa fuera de la racionalidad, o de lo razonable (como diría Rawls), o directamente como fascista, y para esto solo hay que fijarse en las declaraciones del señor Antonio Elorza (profesor de la facultad de ciencias políticas de la UCM, y que «casualmente» pasaba por allí) al diario El Paísii «Estamos ante un divertido fascismo rojo de corte abertzale, que es mimético al fascismo azul. La izquierda tendría que estar preocupada con esta deriva»; el mensaje del profesor Elorza es claro, mientras que quienes creemos que la democracia no es compatible con el capitalismo somos los «divertidos fascistas rojos», aquellos que defienden un totalitarismo capitalista consensuado son los demócratas y por tanto la única opción racional y razonable posible.

* Alberto Astudillo. Estudiante de la Facultad de CC. Políticas y Sociología, UCM

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i Fundamentalmente se abusa de planos cortos, que propician que el espectador no pueda contextualizar la imagen. Mientras la voz en off habla de una agresión que no se produce.

ii El País del día 20 de febrero de 2008. link:
http://www.elpais.com/articulo/espana/Rosa/boicoteada/estudiantes/Complutense/elpepupor/20080220elpepunac_2/Tes