Menudo problema se ha buscado, o se puede buscar, el nuevo inquilino de la Casa Blanca con los gusanos (1). O al revés. Abandonar a su suerte, o sacrificar sus hijos pródigos, los golden boys que durante 50 años fueron amamantados por todas las administraciones norteamericanas, sin dudas será un imperdonable sacrilegio. Ya los gusanos […]
Menudo problema se ha buscado, o se puede buscar, el nuevo inquilino de la Casa Blanca con los gusanos (1). O al revés. Abandonar a su suerte, o sacrificar sus hijos pródigos, los golden boys que durante 50 años fueron amamantados por todas las administraciones norteamericanas, sin dudas será un imperdonable sacrilegio. Ya los gusanos sienten frustración, incertidumbre y orfandad. Y no es para menos. Obama, obligado por la presión internacional, pero sobre todo por la ausencia de resultados a favor de sus intereses, prefiere intentar hacer determinados cambios para tratar de alcanzar mayor eficiencia y acabar de lograr los propósitos en los que han fracasado los 10 Presidentes anteriores. ¡Qué clase de enredo!, exclamaran los funcionarios. ¿Qué se puede hacer con ese incómodo lastre histórico? Cómo dejarlos entretenidos, o al menos no protestones. Pero cuidado, que fiera acorralada y herida se torna más peligrosa. Nadie puede dudar que la contrarrevolución cubana siempre ha sido tan escasa de mente y falta de ingenio creativo, como violenta en sus acciones y terrorífica en sus resultados. Ese grupo, siempre acunado y representado por los principales dirigentes del Gran Imperio, no puede prescindir de una férrea y cercana tutela, porque ha demostrado no ser capaz de hacer propuestas civilizadamente válidas, ni de estar tranquila y callada. Es como el niño malcriado que en todas las salidas dominicales, por sus estupideces, hace pasar bochornos a sus padres y se muestra violento cuando lo regañan. Tal vez ahora la Administración comprenda que sus aliados contrarrevolucionarios poseen una extraña relación proporcional: sus más destacados miembros, a la vez son eméritos en escasez intelectual. Basta comprobar las «obras» de Carlos Alberto Montaner (2), quien pretendiendo ser un comunicador atractivo, resulta tan simplista como apegado a la ignorancia. Confunde, -o trata de confundir- en materia económica, índices de desarrollo social con ostentoso consumismo banal y en filosofía quiere demostrar que la historia se estudia con lo ocurrido a partir del ayer y el futuro concluye mañana.
Qué van a hacer. ¿Amagar y no dar?
Esa puede ser la táctica que la Administración empleará con los impertinentes gusanos. Será la puja por hacer creer y no dar nada, o tal vez, sinceramente, utilizará a quienes más se amolden a su estrategia. Aunque las primeras señales parecen estar dirigidas a que todo ya no será como antes, y que los contrarrevolucionarios mas conocidos no jugaran roles protagónicos en los diseños de las políticas hacia Cuba, como ocurrió en los 50 años precedentes, incluyendo la anterior administración demócrata, en que la ultraderecha más reaccionaria y violenta se sintió representada en el poder, y para no dejar a nadie fuera de ese sentimiento de realización, el real poder en Norteamérica paralelamente hizo surgir el denominado sector moderado de la contrarrevolución. Por eso no se puede olvidar que el Presidente es negro, pero su poder reside en la Casa Blanca. No es simple juego de palabras o contraste de colores. La afirmación entraña más significado práctico que simbolismo. Los primeros indicios contra la hasta ahora imperante doctrina contrarrevolucionaria fueron los tempranos pronunciamientos – antes de llegar a la Casa Blanca- de aceptar reunirse con las autoridades cubanas para discutir algunas diferencias históricas. Después aparecieron los lentos y pálidos gestos a favor de las familias cubanas integrantes de la emigración en EE.UU. Ya hoy se pronuncian por reiniciar las conversaciones migratorias y hasta por tratar otros temas de común interés. Pero no olvidar que la contrarrevolución se ufana de su violencia, de la que se creen expertos por haber pasado la Universidad de la CIA. Para constatarlo, solo hay que tomar nota de la cantidad de asesorías han brindado los «expertos de Miami» a organizaciones reaccionarias de otros países que también han pretendido derrocar por la fuerza algún proceso revolucionario.
De la otra parte -es decir, la contrarrevolución- también deberá ocurrir algo similar. No están en el poder, ni los quieren cerca de él, pero procuraran aparentar que si, que sus voces e intereses forman parte de los nuevos planes. Algunos incluso cambiaran sus camisas y harán discursos más próximos a los de sus patrones.
Pero, qué ocurrirá si se comienza a desmoronar el bloqueo y en arás de poner en práctica su estrategia para alcanzar mayor eficiencia , como ya hemos dicho, la Administración da pasos serios por restablecer plenas relaciones diplomáticas con la Cuba de Castro.
Ante esos supuestos, que no son inminentes, pero si son inevitables, nadie puede dudar que en Miami resurgirán amenazas contra «los dialogueros», o quizás se encuentre alguna bala perdida, o hasta haya algún lesionado por una «acalorada discusión», o tal vez hasta se escuche una explosión en la propiedad de un «entreguista».
También la frustración de los gusanos los conducirá a mayores discrepancias y aunque parezca increíble, los debe desunir aun más. Si hipotéticamente hoy son tres mil organizaciones, en unos años pueden convertirse en 9 mil con los actuales u otros actores, sobre todo si con el formato de Grants continúan brotando manantiales de dinero del contribuyente norteamericano para las organizaciones de Miami. La «descentralización gusaneril» será un reto adicional para quienes estudian el tema.
Los primeros resultados. A pesar de…
Por primera vez en cinco décadas, la Administración norteamericana de turno no celebró oficialmente la anexionista fecha del 20 de mayo, ni aprovechó la ocasión para hacer altisonantes anuncios de gastados planes para acabar con el socialismo en Cuba. Y la razón es que Obama llegó al poder «a pesar de los cubanos de Miami y sus organizaciones». Eso lo sabe bien el nuevo Presidente y por eso no tiene grandes compromisos u obligación de reciprocar gestos. Hasta ahora la decisión tomada es la de no tenerlos en cuenta, no llamarlos, no recibirlos y no escuchar sus opiniones. Obama, al parecer también, tiene su propio y personalísimo plan para intentar retrotraer la historia en Cuba y todo parece indicar que no quiere estorbos. Con esa visión, algunos gusanos, probablemente los más conocidos hasta hoy, pudieran no volver a jugar roles claves. Como es natural, una decisión de esa naturaleza pone al borde del abismo a los vanidosos históricos, al sentirse doblemente golpeados por perder el nada despreciable salario actual y de contra, quedar sin futuro. Pero también es sin dudas, uno de los desafíos que deberá enfrentar esta Administración, al buscarse gratuitamente esos enemigos internos por causa de Cuba, el sentido común y la probable eficiencia. El actual Congreso con mayoría demócrata de EE.UU. también ofrece pocos respiros y muchos sustos. Los cubanos con asientos legislativos, integrado por dos Senadores y cuatro Congresistas (uno y tres republicanos en cada cámara, respectivamente), solo está actuando a la defensiva. Muy a su pesar abundan los proyectos por desbloquear el bloqueo -aunque parezca una jerigonza-, o por lo menos intentar hacerlo más útil y aceptable a lo interno y externo de EE.UU., abandonando doctrinas y posiciones extremas que tanto complacieron los gustos de Miami. Hasta algunos sectores de la opinión publica norteamericana se pronuncian contra los más firmes y antiguos valores de la contrarrevolución -lo cual no quiere decir que sea a favor de Cuba-, a través de sondeos realizados por publicitados centros de investigación, que han contado con la divulgación de no menos famosos medios. Los gusanos se encuentran en una encrucijada.
El plan Obama quiere potenciar la subversión a partir de la exhibición de sus valores, en el entendido que al rebelde cubano de la indómita Isla solo le falta información y conocimientos de las bondades del sistema ajeno para provocar una gran rebelión interna, destruir toda la doctrina construida en 50 años, olvidar toda su historia y sucumbir ante sus encantos. Para ello hace falta «exhibir», que quiere decir, mostrar, exponer, Mal momento para esas aspiraciones por dos causas y varias razones: La primera causa es que la muestra debe hacer cosecha y en consecuencia, debe lograrse que el mensaje llegue bien, se aprenda y se interiorice. También se necesita que el mensaje sea atractivo, creíble y alcanzable. No es ocioso que el exponente logre convencer grandes masas y por último -y más importante- que los oyentes confíen, crean y acepten lo que le están diciendo. La segunda causa radica en lo que nos podrá decir el Imperio y sus agentes.
¿Nos trataran de hacer creer que su fallido sistema político es el ideal?. O que su crisis económica es una bendición para los pobres. Tal vez nos quieran convencer de que su despilfarro financiero y ambiental es útil para el desarrollo económico y social y para la conservación de los recursos y las especies en la Tierra. Por todas estas razones, la disyuntiva de la contrarrevolución subversiva es tratar de poner en práctica un delito de Estafa, del que todos sabemos que para conformarlo es condición imprescindible que el delincuente sea alguien muy vivo, y la víctima, a la vez, sea una persona muy boba. Pero en este caso el delincuente no es tan vivo, ni la víctima tan boba. La otra modalidad que les queda es seguir insistiendo en las provocaciones, en EE UU o en Cuba, para entorpecer la posible mejoría en el curso de las relaciones bilaterales, o dentro de nuestro territorio, para crearnos dificultades internas. Asesorados por sus profesores norteamericanos, la contrarrevolución tiene algunos pocos asalariados internos y no pocos locos en Miami, así como cierta experiencia, como han sido los incidentes ocurridos en nuestras costas, en el marco de salidas ilegales del país, o los vuelos del grupo autodenominado Hermanos al Rescate, realizados hasta el 24 de febrero de 1996. Si todo ello fracasara, entonces solo les quedaría recomenzar con las acciones violentas dentro de Cuba o contra nuestros intereses en el exterior. Aunque deseos no les falte, esto es harina de otro costal.
Repitiendo a pie juntillas y aprendiendo como catecismo las deslumbrantes revelaciones de las revistas Vanidades y Cosmopolita, o las Selecciones de Reader`s Diggest, la contrarrevolución cubana sufre desde hace unos cuantos años de fatiga intelectual, y aunque emularan con el estímulo Bush, en el presente 2009, ya sin recato, no pueden dejar de aceptarlo. Es posibles que las diarias lecturas de sus ideólogos Enrique Ros (3) y Rafael Díaz Balart (4), quienes a través de sus «obras» y el apoyo que les ha estado brindando El Nuevo Herald, Diario de las Américas, América TV y un sin fin de periodiquitos, haya provocado un atracón con empache e indigestión intelectual, que irremediablemente haya hecho inservibles sus neuronas. La razón es muy sencilla: Todavía no han comprendido que el diferendo no es de Cuba con su emigración, sino de EE.UU contra Cuba y que los primeros utilizan la contrarrevolución aprovechando su vocación de genuflexión vacuna -con perdón de las vacas- y de peones muy bien asalariados. Por eso, a pesar de los difíciles momentos transitados, la Revolución Cubana cada día construye más socialismo y recibe por ello innumerables muestras de apoyo y reconocimiento internacional. Esa verdad, más grande que un templo, ha ganado simpatías y gratitudes en todos los confines. La inmensa mayoría de los gobiernos latinoamericanos saludan los 50 años de Revolución y condenan el bloqueo. La estrujada Europa se ve obligada a dar los primeros tibios pasos por recomponer la relación, con timidez y algunos complejos. La duda de hoy no es la conveniencia o no del sistema político cubano. Lo cuestionado comienza a ser la existencia de la mismísima OEA. Ya no hay prueba difícil en la que Cuba y su singular sistema político no se imponga. Hasta las adversidades climatológicas nos han permitido demostrar futuro con fuerzas y unidad. Entonces el desenlace que se advierte hoy no es consecuencia de la «buena voluntad» de la nueva administración norteamericana, sino de la unidad, dignidad y resistencia de los cubanos residentes en el verde caimán. Aunque haya que seguir enfrentándolos para que no encuentren acomodo y continúen siendo «incapaces de….», en el lógico entendido que el mejor contrarrevolucionario es el que no existe, no nos queda más remedio que escuchar desde Miami y a coros el popular reguetón, con desentono y sin recibir permiso de autor, as usual, of course: ¡Hey godfather, get this salt off my back!!!! , que no es lo mismo, ni tiene el ímpetus de escucharlo desde Washington, con el acompañamiento del riquísimo sabor de la juventud cubana y en perfecto español ¡Ay Padrino, quítame esta sal de encima!!!!!
Notas:
(*)(1) Animal de cuerpo alargado, cilíndrico, blando, sin esqueleto ni extremidades que se desplaza contrayendo y estirando el cuerpo, como la lombriz. Persona despreciable, de comportamiento muy poco noble y desinteresado. (Diccionario SANTILLANA/marzo 2001). También calificativo popular aplicado por el pueblo cubano desde 1959, a las personas que bajo la orientación, dirección y financiamiento del Gobierno de EE.UU. se enfrentan al proceso revolucionario que están construyendo. Hay muchos contrarrevolucionarios que se reconocen con ese término. Néstor Almendros, laureado director de fotografía de cine y abierto enemigo de la Revolución cubana, en 1984 hizo un documental titulado «Gusanos», en el que pretendió glorificar a quienes ostentaban el término. Integrantes de organizaciones terrorista basificada en Miami, entre ellos varios Directores de la Fundación Nacional Cubano Americana, denominan «gusanos rojos» a los estudiantes cubanos de Europa Oriental que decidieron abandonar sus estudios y Cuba, y en 1989 emigraron a EE.UU. cuando se desintegró el ex campo socialista.
(2) «La ultima batalla de la guerra fría», Títulos «Gota a Gota». FAES S.L.U. Madrid. España. Feb. 2009
(3) Ex aspirante a Gobernador de la ciudad de Cienfuegos por el PAU -Partido de Batista en la época de la dictadura, de donde fue dirigente desde las filas de su juventud hasta nivel nacional-. Autor de varios libros que distorsionan la historia de Cuba antes y después de la Revolución. Padre y mentor político de Ileana Ros- Lethinen , actual Congresista (R) por el Estado de la Florida.
(4) Ex Sub-Secretario de Gobernación la durante la dictadura de Batista y cercano asistente político del tirano. Fundador de «La Rosa Blanca», primera organización contrarrevolucionaria surgida bajo el amparo de la CIA en enero de 1959. Hasta su muerte en el 2004, ocupó cargos de supervisión de programación en Radio Martí. Padre y mentor político de los hermanos Lincoln y Mario Díaz Balart, actuales Congresistas (R) por el Estado de la Florida.