El número de personas que se quitan la vida anualmente sigue subiendo y en 2021 llegó al máximo de 4.003 suicidios. Los expertos piden al Gobierno que ponga en marcha el plan de prevención del suicidio y cree una red asistencial completa ante este grave problema.
Marisa fue una de las 63.000 personas que llamaron al teléfono de prevención del suicidio (024) en los primeros seis meses de su puesta en marcha. Llamó un martes a las ocho de la tarde. No sabía con quién hablar porque sentía mucha vergüenza y culpabilidad por pensar en quitarse la vida siendo una niña. Tenía 14 años, ahora ya ha cumplido los 15. Es una de las miles de jóvenes que tiene ansiedad, siente miedo por el futuro y ha sido víctima de violencia machista.
Para ella, los minutos que duró la llamada le dieron una esperanza necesaria para querer continuar con su vida. Antes, y durante varios meses, no veía salida: todo era de color negro y solo había sufrimiento. Su entonces pareja, que tenía tres años más que ella, la agredió sexualmente. Ni siquiera recuerda muy bien qué ocurrió, pero tras dar el paso y llamar al 024, continuó avanzando. Se animó a pedirle a sus padres ir a una psicóloga, aunque no les contó nada de los motivos reales ni tampoco a su hermana mayor. Tras dos meses de consulta, sí pudo hablar sobre esto con su mejor amiga. Quiere contárselo a su madre en las próximas semanas. Aún tiene “miedo”, pero cada día ve un poco más de luz al final del túnel.
Por suerte, por una llamada y por un acompañamiento, esta niña no forma parte de las 4.003 personas que se suicidaron en 2021. La violencia machista y patriarcal desencadenó en ella una tentativa de suicidio, pero antes ya sufría ansiedad y sigue teniendo una gran preocupación por el futuro. “¿Así somos la generación de cristal, ¿no?”, bromea.
Lo cierto es que el suicidio entre los jóvenes ha aumentado, pero los datos en todas las variables son realmente preocupantes. La cifra de 4.003 suicidios anuales equivale a once personas al día que se han quitado la vida; una cada dos horas. Un aumento del 1,6% respecto a 2020. Además, los datos provisionales del primer semestre de 2022 muestran un aumento del 5% en el número de suicidios respecto a 2021, llegando a ser 2.015 personas las que se quitaron la vida.
Natalia Lorenzo, psicóloga y socia fundadora de la Asociación Papageno, cree que estos datos muestran el “fracaso del sistema de salud y del sistema social”. “Parece que estamos haciendo cosas para prevenir los suicidios, pero no estamos atajando el problema. No conseguimos el objetivo, que es que los suicidios disminuyan. Hay que hacer mucho más”, valora en conversación con El Salto. Esto muestra que, pese a que está dejando de ser un tabú y se está hablando cada vez más de esta problemática, las instituciones tienen que hacer mucho más trabajo de prevención.
Los suicidios, consecuencias del fracaso del sistema
El suicidio es multifactorial y no hay unas reglas generales para entender todos los casos, pero sí que todos tienen en común una angustia vital relacionada con una educación en la que se esconde el sufrimiento, el fracaso o la ruina. Nuestro sistema ha fallado en ese sentido. Sobre todo, tras la pandemia, cuando crecieron factores de riesgo como la soledad, precariedad, la pobreza o el miedo.
En este contexto, Lorenzo apunta a algunas causas como pueden ser el estrés económico, la falta de apoyo social, el consumo de sustancias… pero también las características económicas de nuestro contexto actual, por el que está aumentando la pobreza considerablemente. Estos son: la inflación, la escasez o la propia percepción de futuro.
La última explicación la encontramos en el sistema de salud y el problema de escasez de recursos y profesionales. Lorenzo expone que “no hay suficientes profesionales que puedan atender al suicidio o a la ideación suicida, tanto por las largas listas de espera como por los tiempos cortos de atención en el sistema público”.
El suicidio entre los más vulnerables
Desde la Confederación Salud Mental España muestran su preocupación por el aumento de suicidios entre las personas más jóvenes: 22 personas que tenían entre 10 y 14 años se suicidaron en 2021, un 41% más que en 2020. La tasa entre las personas que tenían entre 15 y 19 años subió un 9,4% y entre 20 y 24 años hasta un 21%. Las tentativas de suicidio también se han disparado entre la juventud. Según los datos de la Fundación ANAR, la ideación suicida se ha multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9 en la última década.
No existen estudios que aporten datos objetivos sobre las causas por las que aumentan los suicidios cada año, pero desde la Confederación señalan que a los condicionantes mencionados anteriormente se añaden de hecho otros como la pérdida de seres queridos, la ruptura de relaciones, maltratos en la infancia o violencias de distintos tipos: machistas, raciales, etc.
De hecho, la OMS señala también que las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, las personas refugiadas y migrantes; las comunidades indígenas; las personas homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y las personas que se encuentran privadas de libertad en prisiones.
2023: una oportunidad para abordar el suicidio
Tras estas malas cifras, 2023 podría verse como una oportunidad para abordar el suicidio realmente. Las 63.000 llamadas al 024 muestran la necesidad de prevención. Sin embargo, Lorenzo plantea que, tras la llamada, no hay derivaciones directas. A muchas personas, como a Marisa, le funcionan esos minutos para pedir ayuda en su entorno. Pero para muchas otras no es suficiente o no tienen recursos para acudir a una psicóloga o a un psiquiatra por lo privado. “El teléfono es un pequeño ayuda, pero no es una solución, porque tras la llamada te derivan al sistema salud, donde hay largas listas de espera. Es necesario, pero falta que después de la llamada en crisis y ese momento de desahogo, haría falta una red asistencial especializada en suicidio”, desarrolla Lorenzo.
Desde Salud Mental España reclaman también un
“abordaje transversal del suicidio”: prevención, detección, diagnóstico,
tratamiento y continuidad de cuidados de los trastornos mentales. Por
ello, piden la elaboración de políticas de prevención en materias de
salud pública. “La conducta suicida se puede predecir, y por tanto
también prevenir”, sostienen.
En este sentido, los expertos
consultados recuerdan que aún no se ha aplicado la línea estratégica de
la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud 2022-2026,
que incluye la “prevención, detección precoz y atención a la conducta
suicida”. Algo que urge, a la vez que se pide que se impulsen más
campañas de sensibilización para acabar con el tabú y el estigma del
suicidio y los medios de comunicación informen de manera responsable
sobre esta problemática.
Recursos donde acudir si necesitas ayuda
En caso de emergencia, riesgo inminente o intento consumado: Llamar al Teléfono 024 o 112. Acudir a los servicios de urgencia del hospital más cercano.
Ante factores de riesgo, señales de alarma o ideaciones suicidas: Acuda a su centro de salud de Atención Primaria o Centro de Salud Mental.
Recursos en Internet donde se puede encontrar contenido de ayuda, servicios y contactos de interés:
– Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicido y Familiares y Allegados en Duelo por Suicidio (RedAIPIS-FAeDS).
– Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA.
– Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS).
– Papageno – Plataforma profesional de prevención del suicidio.
– Sociedad Española de Suicidología.
– Asociación para la Prevención del Suicidio y la Atención al Superviviente (APSAS).