Cegada por su irracional odio hacia la Revolución Cubana, herida por igual a causa de su impotencia por vencerla a cualquier precio y medios posibles, la intolerante congresista republicana por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, a punto de asumir la jefatura de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes en el próximo […]
Cegada por su irracional odio hacia la Revolución Cubana, herida por igual a causa de su impotencia por vencerla a cualquier precio y medios posibles, la intolerante congresista republicana por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, a punto de asumir la jefatura de la poderosa Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes en el próximo enero, realizó histéricas declaraciones acusatorias no solo contra el gobierno de Obama, sino contra instituciones y personalidades, a la par que lanzó su apoyo incondicional a la contrarrevolución interna dentro de la Isla y la manidas promesas con las que pretende contentar y estimular a sus servidores dentro de Cuba.
Irreverente e grosera, culpó a la administración de Obama por los fracasos de la política norteamericana hacia Cuba, criticando las tibias e insignificantes medidas adoptadas por la Casa Blanca en los últimos tiempos, tales como la suspensión de restricciones a los viajes familiares, los envíos de remesas afectados y limitados por George W. Bush, así como la facilidad de que algunos artistas y académicos cubanos puedan viajar a EE UU. Al respecto, dijo sin ambages: «Cuando los presidentes tratan de abrirse a Cuba, de reformar a Cuba haciéndoles concesiones, las respuesta de los hermanos Castro es muy directa y muy cruel». (…) »Hacerle concesiones a ese gobierno no sería la postura correcta. Tenemos que ayudar a la disidencia y a la oposición interna, a las Damas de Blanco y a la oposición política».
No tuvo reparos, por supuesto, en amenazar, con un incremento desde su gestión, para obtener más fondos a la contrarrevolución interna.
Cegada por la bilis ponzoñosa de su esencia fanática, sus críticas hicieron blanco de manera irreverente en la Iglesia Católica, a cuya cabeza se encuentra el Arzobispo de La Habana, Jaime Ortega Alamino, acusándola de confabularse con el gobierno cubano. Sin tapujos, dijo al respecto:»Yo creo que la Iglesia Católica ha sido un fracaso en Cuba (. . .) Podrían ser un arma de esperanza para el cambio en Cuba pero están ayudando más al gobierno para que sea aceptado por el pueblo». «Tratar de aplaudir al régimen porque ha excarcelado a disidentes es un chiste muy cruel» (. . .) «La Iglesia Católica ha formado parte de este chantaje para hacer lucir el régimen a nivel internacional».
Pero su intolerancia no se dirigió tan solo a Cuba. Sus viejos odios hacia los países del ALBA y otras naciones progresistas salieron a relucir en sus trastornadas declaraciones. Desde su próximo cargo se prometió ser un paladín de las políticas anti ALBA, sancionar a Venezuela, entre otros, así como fortalecer sus relaciones con aquellos gobiernos que conviven en sórdido maridaje con Washington, como Colombia y Panamá, entre otros. Al respecto, dijo: «Yo le voy a prestar mucha atención a todo lo que está pasando en América Latina para que no ocurran más Venezuela en esa parte del mundo. Tenemos que darle ayuda a los países que quieren ser nuestros amigos».
No podían faltar, como incondicional aliada del sionismo, sus manoseados argumentos en torno a la amenaza iraní en América Latina, sobre todo por sus crecientes vínculos con Venezuela.
La tan cuestionada e ineficaz Organización de Estados Americanos (OEA) fue centro de sus ataques, pero curiosamente no por los mismos argumentos usados contra ella por parte de la mayoría de las naciones latinoamericanas que favorecieron el acercamiento con Cuba y condenaron al golpismo en Honduras. Para ella, esos fueron los delitos imperdonables de la OEA. En tal sentido, luego de amenazar con la reducción de la cuota norteamericana a esa organización, declaró: «La OEA tiene poca credibilidad. No creo que sea una institución de relevancia. Creo que cuando expulsaron a Honduras y dejaron entrar a Cuba perdieron credibilidad».
Ileana Ros-Lehtinen, presta a agasajar compulsivamente a sus socios de correrías como el ex congresista Lincoln Díaz Balart, cuyo binomio irracional anticubano mantuvo por largo tiempo, no ha escatimado halagos para apoyar a terroristas como Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila. Por estos días no oculta su euforia por el homenaje que se le hizo a su socio y protegido Orlando Bosch en el anfiteatro del Koubek Center, 2705 SW 3 Street, en Miami, y que, casualmente, hoy lanzará un libro titulado «Los años que he vivido», que será una apología al más criminal terrorismo ejecutado por él y sus socios mafiosos contra Cuba y otras naciones, tal vez edulcorado con hipócritas remembranzas y dudosa sensiblería.
Pero este no ha sido el único show anticubano de Ileana Ros-Lehtinen por posesionarse de la jefatura de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes. Hace apenas unos días, acostumbrada a la confabulaciones y conjuras, se reunió con el secretario general del Partido Popular Europeo (PPE), Antonio López-Istúriz, acompañada de otros miembros de su manada anti cubana como los hermanos Lincoln y Mario Diaz-Balart (Florida), Chris Smith (Nueva Jersey) e Ileana Ros-Lehtinen (Florida), y los demócratas Albio Sires (Nueva Jersey) y Debbie Wasserman (Florida). La finalidad del encuentro era buscar fórmulas para sabotear un posible acercamiento entre Cuba y la Unión Europea (UE), así como el abandono de esta última de la bochornosa Posición Común a debatirse probablemente el próximo 14 de diciembre.
Muchos nuevos mediáticos han tenido lugar en los últimos tiempos a tenor con las conjuras fraguadas por Ileana Ros-Lehtinen y sus cómplices con vistas a sobredimensionar a la insignificante contrarrevolución interna en Cuba. Por ejemplo, el otorgamiento del XIX Premio de Convivencia a las provocadoras Damas de Blanco por la Fundación Profesor Manuel Broseta, en Valencia, España.
Otro show mediático anticubano tuvo lugar en México, organizado nada menos que por la Fundación Konrad Adenauer, con sedes en Bonn y Berlín, y asociada al Partido Demócrata Cristiano Alemán, y el Partido Acción Nacional (PAN), en que los participantes, bajo el lema «Cuba: una mirada al futuro. Retos y oportunidades», se esforzaron no solo por tergiversar la realidad cubana, sino a tratar de sacar bajo la manga fórmulas mágicas para derrocar a la Revolución. Conspiradores de oficio, oportunistas, detractores a sueldo y supuestos catedráticos pagados por la CIA, procedentes de Argentina, Alemania, Estados Unidos, ¿Cuba? y el propio México, agrupados en tres paneles: la situación política y los derechos humanos, los escenarios de transición en el contexto internacional y el desarrollo económico, se dedicaron a planear nuevas campañas basadas en la mentira y la detracción.
Conclusiones:
Cuba se ha mantenido resistiendo cada maniobra, cada sucio ataque, cada infamia y está preparada para seguir haciéndolo. La actual y reciente primacía republicana en la Cámara de Representantes, será un adverso escenario para que prospere cualquier moción o proyecto de ley para suavizar la hostil política norteamericana hacia Cuba. Cada esfuerzo por permitir viajes sin restricciones a la Isla, el incremento de las relaciones comerciales abiertas entre ambas naciones y sin limitaciones, apoyado por una parte significativa de los norteamericanos está en serio peligro.
La presencia de mafiosos anticubanos en cargos vitales dentro del Congreso, como el caso de Ileana Ros-Lehtinen, presidiendo la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, así como la posible denominación del reaccionario senador Bob Menéndez, de Nueva Jersey, a la Presidencia de la Subcomisión sobre el Hemisferio Occidental de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, anuncian un endurecimiento de la política de EE UU contra Cuba. Por otra parte, otros senadores como Marco Rubio y David Rivera han anunciado sumarse a la fórmula tradicional a favor del bloqueo dentro del Congreso.
La única opción viable está en manos de Obama si recurre a los llamados viajes con propósito, que abren camino a autorizar aislados viajes de norteamericanos con fines humanitarios, religiosos y académicos. El riesgo radica en que algunos miembros de la ultraderecha utilicen estos viajes con fines provocadores y subversivos, dañando su esencia natural y legal.
La anunciada, y actualmente engavetada, relajación de viajes de norteamericanos a Cuba, anunciadas en agosto pasado, previa autorización de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro, sufre una destacable derrota dada las presiones de la ultraderecha reaccionaria y los mafiosos anticubanos de Miami, que han colocado a Obama en un impasse del que le será difícil salir.
En el trasfondo de todo, Ileana Ros-Lehtinen y su camada contrarrevolucionaria parecen haber obtenido una victoria pírrica. Cuba, mientras tanto, permanece firme a su posición de mejorar sus relaciones con Estados Unidos sin condicionamientos y, sobre todo, fiel a su derrotero histórico en busca de un socialismo que evoluciona y se perfecciona en correspondencia con los nuevos tiempos.
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