Es urgente que el fondo para pérdidas y daños se haga realidad, ya que muchos países del Sur en desarrollo, particularmente de África, se ven cada vez más impactados por la crisis climática.
BULAWAYO, Zimbabue – En marzo de este año, más de 600 personas murieron en Malaui después de que el ciclón tropical Freddy descargara inclementes lluvias que inundaron el sur del país, desplazando a más de medio millón de personas y dañando propiedades, cultivos y medios de subsistencia.
La catástrofe de Malaui es un claro ejemplo de «las pérdidas y daños», como se denominan en el argot negociador los efectos negativos del cambio climático provocado por el hombre, que está afectando a muchas partes de África.
En noviembre pasado, en la 27 Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se logró un acuerdo histórico para establecer un Fondo para Pérdidas y Daños, dedicado a amortiguar los impactos climáticos, en especial en los países vulnerables.
Financiación climática ya
Malaui, al igual que muchos países en desarrollo, no tiene ni la capacidad ni los medios para defenderse de los fenómenos del cambio climático, como las inundaciones y las sequías, que cada vez son más frecuentes en todo el continente africano.
La necesidad de una acción climática para hacer frente a las pérdidas y daños se norma en el artículo 8 del Acuerdo de París, aprobado en 2015, que reconoce la importancia de evitar, minimizar y abordar las pérdidas y daños asociados a los efectos adversos del cambio climático.
Las pérdidas y los daños han ocupado un lugar central en todos los debates de las Naciones Unidas sobre el clima desde hace más de 30 años, con una posición abanderada del Estado insular de Vanuatu, en el Pacífico sur, amenazado por el cambio climático.
Este mismo año, Vanuatu ha liderado una campaña mundial para que la Corte Internacional de Justicia emita una opinión consultiva sobre la obligación legal de los Estados de actuar contra el cambio climático y hacerlos responsables de sus fallos al respecto.
Los casi 200 países congregados en la COP27, en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij, acordaron establecer un Fondo para las Pérdidas y Daños, para ayudar a los países pobres, muchos de los cuales sufren fenómenos meteorológicos adversos.
El Fondo establecido con ese fin se crea tras la tenaz resistencia de los países industrializados a asumir la responsabilidad de causar el cambio climático, por sus emisiones históricas de los gases de efecto invernadero.
África se ha llevado la peor parte de los impactos de la crisis climática a pesar de que su contribución a esas emisiones es minúscula. Desde ciclones tropicales en Malaui, Mozambique y Madagascar, inundaciones en Nigeria, Uganda y Sudáfrica hasta sequías devastadoras en el Cuerno de África, son fenómenos recientes que evidencian esa realidad.
La ministra del Clima de Pakistán, Sherry Rehman, cuyo país se vio afectado por graves inundaciones en 2022, que causaron más de 1000 muertos y daños materiales por miles de millones de dólares, describió la decisión de crear el Fondo para Pérdidas y Daños como un «anticipo de la justicia climática».
A paso lento
Sin embargo, la justicia climática puede más que retrasarse directamente negarse para muchos países vulnerables como Pakistán y Malaui, dadas las divisiones sobre la operatividad de los nuevos acuerdos de financiación para las pérdidas y daños y el fondo asociado, lo que resultó evidente durante la primera reunión del Comité de Transición para crear el Fondo sobre el tema.
El Comité de Transición establecido en la COP27 está compuesto por 10 países del Norte industrial y 14 del Sur en desarrollo. Se reunió en la ciudad egipcia de Luxor del 26 al 29 de marzo, con el objetivo de «presentar recomendaciones sobre las disposiciones institucionales, las modalidades, la estructura, la gobernanza y el mandato del Fondo para Pérdidas y Daños».
Además, el Comité debatió los elementos de los nuevos acuerdos de financiación y las fuentes de financiación identificadas y ampliadas. Además, la coordinación y complementariedad con los acuerdos de financiación existentes en materia de cambio climático formaron parte del orden del día de la reunión.
Sin embargo, Mohamed Nasr, principal negociador egipcio sobre el clima, declaró en una rueda de prensa en línea que se había llegado a un acuerdo sobre una hoja de ruta para establecer el fondo antes de la COP28, que se celebrará entre el 30 de noviembre y el 12 de diciembre en Dubái, en los Emiratos Árabes Unido.
Nasr se mostró un cauto optimismo: “¿Se creará? Así lo espero y así lo asumo, y para ello estamos trabajando”.
El negociador egipcio explicó además que se estaba avanzando en la comprensión de cómo abordar estas cuestiones polémicas para la próxima reunión del Comité de Transición.
“Para la próxima reunión, habrá otro balance de lo que acordamos hacer � Espero que se cumpla en los Emiratos”, dijo Nasr.
El negociador consideró que el objetivo de la reunión “se logró parcialmente porque la reunión tenía muchos temas diferentes para decidir”.
“Lo que queremos conseguir ya se ha acordado entre las partes, ya sea sobre el acuerdo de financiación, sobre la complementariedad o sobre los recursos del Fondo… hemos avanzado en el entendimiento de cómo vamos a abordarlos”, detalló.
Expertos del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, en inglés) afirman en un comentario que el Comité de Transición debe abordar tres cuestiones clave sobre la financiación de las pérdidas y los daños antes de la COP28: el tipo de fondo, sus límites y la procedencia de sus recursos.
“El Fondo y los acuerdos de financiación deben garantizar su capacidad para ayudar a los países vulnerables que más sufren los efectos del cambio climático», afirman Preety Bhandari y otros cinco autores en un documento de análisis sobre financiación.
Añade el grupo de especialistas que “deben tener en cuenta la continuidad entre pérdidas y daños y adaptación, y cómo la financiación puede mejorar también la capacidad de adaptación futura», antes de remarcar que las pérdidas y los daños están intrínsecamente ligados a la adaptación, y que una mayor adaptación conlleva menos pérdidas y daños.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
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