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Palestina o el territorio de los senderos que se bifurcan

Fuentes: Rebelión

Alcance de la propuesta: En el siguiente trabajo intentaremos comprender el recorrido y el presente del enfrentamiento entre la conducción histórica (Al-Fatah) y la organización de resistencia islámica (Hamas). El distanciamiento entre la sociedad palestina y Al-Fatah no puede ser interpretada sólo en clave política porque es la expresión de una radicalización social y de […]


Alcance de la propuesta:

En el siguiente trabajo intentaremos comprender el recorrido y el presente del enfrentamiento entre la conducción histórica (Al-Fatah) y la organización de resistencia islámica (Hamas). El distanciamiento entre la sociedad palestina y Al-Fatah no puede ser interpretada sólo en clave política porque es la expresión de una radicalización social y de conciencia que se vino preparando a través del tiempo.

Hamas nació enraizada en la sociedad de los territorios y sus estrategias no fueron lineales hasta comprometerse y salir victoriosa por el apoyo popular en las elecciones de enero de 2006. Desde ese momento el Estado de Israel, con el apoyo de la comunidad internacional, trató de aislar y someter al pueblo palestino, revelando una vez más toda la naturaleza del estado sionista junto a la complicidad de las instituciones creadas en Oslo (ANP) bajo dirección de Al-Fatah. La población palestina, a través de un recorrido que tampoco ha sido lineal, construyó en el curso de decenios su propia existencia y resistencias sobre la base de una gran cohesión social y capacidad de autoorganización social de la cual la primera Intifada de 1987 fue su más alto exponente, y el cual hoy se ve amenazado.

Esenciales coordenadas históricas nos acercarán a la actualidad de los territorios palestinos permitiéndonos establecer también un paralelismo entre el reciente film de Ken Loach «El viento que acaricia el prado» y la acuciante realidad de esos territorios.

Resonancias de Palestina en «El viento que acaricia el prado»2

Las películas de Ken Loach son provocadoras e incisivas, conmueven al espectador y agitan el debate al abordar problemáticas históricas. Es difícil no establecer comparaciones entre la narrativa del film y los acontecimientos en los territorios ocupados. Además, el director cuya película recientemente ganadora de la Palma de Oro en Cannes nos afirma que la película no es simplemente una revisión del pasado, sino un comentario de los tiempos que vivimos. Loach como director comprometido apoyo su boicot de los directores, artistas y demás palestinos contra las instituciones culturales israelíes patrocinadas por el Estado y reconoció «Los palestinos se ven llevados a hacer este llamamiento después de cuarenta años de ocupación de su tierra, de destrucción de sus casa y secuestro y asesinato de sus civiles».

El film que transcurre durante la guerra civil irlandesa durante los años veinte, no solo es una denuncia a la barbarie del ocupante sino pone provocativamente el acento, como lo hizo en «Tierra y Libertad», en el devenir e irresueltos de los movimientos revolucionarios, en este caso de los de liberación nacional cuando estos se afirman en sentido estatalista.

Podemos establecer una similitud desde las escenas iniciales donde los «Black and Tans» («Negro y Caqui», por el color de sus uniformes), tropas británicas que habían sido enviadas para sofocar las aspiraciones independentistas, irrumpen en las aldeas irlandesas y golpean hasta la muerte a un joven que se niega a darles su nombre en ingles, delante de sus amigos y familiares. El sufrimiento es lo que empuja al protagonista , Damián (Cilian Murphy), que tenia porvenir de doctor, a unirse a las filas del Irish Republican Army (IRA) donde milita su hermano Teddy (Padraic Delaney) contra la dominación inglesa. Es deber recordar que se formaron y sirvieron bajo las órdenes del ejército británico colonial en Palestina los grupos de choque y terroristas sionistas como el Shomrin, Stern, Irgùn y el Palmaj (aparato militar de la Haganà) que mas tarde darán forma y contenido al «Tzahal»-Ejercito de Autodefensa de Israel-3

Varios acontecimientos son clave para entender el devenir de la guerra civil irlandesa. En 1916 un grupo de nacionalistas y socialistas irlandeses organiza el Easter Rising (Levantamiento de Pascua) en Dublín y proclama una «República Irlandesa» independiente. En aquel momento contaron con relativamente poco apoyo popular y el alzamiento fracasó. Pero la brutal respuesta británica, que incluyó la ejecución de los dirigentes del alzamiento, alentó una creciente hostilidad contra el dominio británico. En las elecciones generales al parlamento británico de 1918 el partido nacionalista Sinn Féin obtuvo una victoria arrolladora en una plataforma por la independencia total de Gran Bretaña. Aunque sus miembros se negaron a tomar posesión de sus escaños en el Parlamento británico, se reunieron en Dublín en enero de 1919 y ratificaron la proclamación de la República de Irlanda de 1916. El Irish Republican Army, que resistía a los británicos, se adoptó como fuerzas armadas del Estado. Los británicos prohibieron el autoproclamado parlamento y actuaron para aplastar a la resistencia irlandesa. Es el paralelo del enfoque violento que tuvieron los británicos con los dirigentes del levantamiento palestino de 1936-39.

Exhaustos por la guerra, los dirigentes de la República Irlandesa firmaron en 1921 el Acuerdo Anglo-Irlandés con el gobierno británico. Éste estableció no una Irlanda independiente sino un «Estado Irlandés Libre», un dominio del Imperio Británica, cuyos funcionarios tenían que hacer un juramento de lealtad a la corona británica. El Tratado también establecía la partición de Irlanda: la jurisdicción del Estado Libre se extendía sólo a veintiséis condados, mientras que seis condados del norte se convirtieron en Irlanda del Norte, creada para permitir a la minoría protestante (descendientes en su mayoría de colonos y de personas leales a los británicos, pero con raíces centenarias en el país) tener su propio Estado.

El Tratado escindió amargamente al movimiento nacionalista irlandés. Quienes eran leales a la República Irlandesa de 1919 lo consideraron una inmensa traición a la lucha por la independencia. Las consecuencias del tratado para los protagonistas de la película son catastróficas. En la vida real se desgarraron familias y comunidades, y este oscuro periodo dejó un amargo legado que definió los principales errores de la política irlandesa durante prácticamente todos los años posteriores.

Tratando de mirar con ojos palestinos encontramos una fuerte resonancia con la escisión que se produjo entre, por una parte, aquellos que consideraban que los Acuerdos de Oslo de 1993 y la solución de los dos Estados (con un Estado palestino que se crearía en una diminuta fracción de Palestina) y, por otro parte, aquellos que lo consideran una capitulación. Comprender la presente laceración que vive la población palestina, en el enfrentamiento fraticida entre al-Fatah y Hamas, sus raíces y consecuencias de esta división es el objetivo del presente trabajo.

Premisa subjetiva

Es de nuestro interés la comprensión de los acontecimientos actuales en Palestina en primer lugar porque es la revolución popular más larga en la historia de la segunda posguerra. Un pequeño pueblo indómito, en una porción de tierra tan pequeña, que por decenios desbarata los planes políticos y las estrategias militares de sus enemigos, de potencias políticas y militares que no estuvieron a la altura de detener su coraje revolucionario. Los palestinos son hoy más de seis millones y la permanencia de la revolución palestina no está sólo en la revuelta constante, en la protesta cotidiana, en la resistencia a cada abuso del ocupante israelí, sino en ese hilo rojo que se reencuentra en la memoria colectiva del pueblo y en la de cada individuo palestino.

Sobre la base de lo que hemos ido reconstruyendo hasta aquí necesitamos liberarnos de una visión de urgencia de la así llamada cuestión palestina. No porque no existan razones de urgencia reales, sino porque permanecer sólo en el plano de la urgencia impide comprender el valor en perspectiva del conjunto de las vicisitudes de este pueblo. Demasiadas veces, en estos decenios de resistencia y revolución, el pueblo palestino frente a la aplastante superioridad de sus enemigos, fue dado por derrotado y sin embargo en cada caso retomó la lucha: este pequeño pueblo en cada oportunidad reabrió la historia. Su coraje y su determinación condicionaron los acontecimientos históricos de la posguerra hasta hoy. Las elecciones de la cúpula del sistema, en una zona estratégicamente vital, son incomprensibles sin tenerlos en cuenta. Los constantes intentos de imponer el orden sistémico en Medio Oriente, hasta ahora fracasaron, en primer lugar por la irreductibilidad del pueblo palestino a los planes de los poderosos.

Estamos de frente a un auténtico proceso revolucionario que busca afirmar la identidad de un pueblo negado. La resistencia a la ocupación y la lucha por la tierra son las expresiones de un intento afirmativo que remite ciertamente a los derechos y a las necesidades negadas pero sobre todo a los sueños y a las expectativas, al mejoramiento de la vida en su entereza. Es en primer lugar por esta tensión afirmativa global que se trata de una revolución. Una fuerza humana, la de sus protagonistas que constantemente se renueva y choca con quien trata de impedir su afirmación. En estos decenios obligó a sus enemigos a cambiar muchas veces sus proyectos de normalización y en cambio supo conquistarse, gracias al coraje y la tenacidad, la confianza, la estima y la solidaridad de los pueblos del área y no sólo. Lo que sucede en Palestina tiene repercusiones inmediatas en la conciencia de decenas de millones de desheredados que ven a la revolución palestina como su propia revolución, en Medio Oriente y no sólo.

La Organización para la Liberación de Palestina

La OLP fue fundada en 1964 en Jerusalén y en la carta fundacional tenía la «tarea de liberar Palestina»; el líder principal y presidente del Consejo Nacional, Yasser Arafat, será su guía hasta su muerte, sucedida en noviembre de 2005.

La OLP fue el principal punto de referencia político nacional palestino4. En realidad una suerte de parlamento de las organizaciones políticas palestinas. En la OLP, al adoptar en Julio de 1968 la Carta Nacional, confluirán en años sucesivos algunas de las principales organizaciones políticas palestinas como el Frente Popular para la Liberación de Palestina5 y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina6, el Partido Comunista jordano y numerosas asociaciones de mujeres, de trabajadores y de estudiantes.

En 1959 Arafat junto con otros exponentes de la resistencia palestina exiliados en Egipto fundaron al-Fatah, una palestina «única y árabe» es el núcleo del programa, interpretaba en términos radicales las ideas del nacionalismo nasseriano contra la fragmentación en «naciones» del pueblo árabe fruto de la permanencia otras formas de colonialismo. Para al-Fatah la realización del estado nacional palestino en las tierras de 1948 es posibilidad de todo el pueblo árabe contra la imposición poscolonial del cuerpo extraño del estado hebreo. Desde su fundación emerge la contradicción y frustración ideológica entre autodeterminación palestina y su sumisión a la unidad del pueblo árabe. Al-Fatah interpreta la autodeterminación en clave revolucionaria, confinada y exclusivamente nacional, en el cuadro del nacionalismo de la burguesía árabe naciente. Desde el momento en que al-Fatah entra en la OLP (1969) asume su dirección con Yasser Arafat relegando a los otros componentes a un rol marginal y de auto sumisión a su dirección en nombre de la «indisoluble unidad palestina». Será el vértice de una compleja estructura militar y burocrática concebida verticalmente para controlar y reducir las diferencias entre los componentes. El objetivo de la liberación de Palestina para al-Fatah -luego para la OLP- sería obtenido sólo mediante la lucha armada7 y con el apoyo político y militar de los regímenes árabes nacionalistas: Egipto, Siria y Jordania. El mismo título de «único y legítimo representante del pueblo palestino» le será reconocido en 1973 no en un congreso o en una asamblea palestina sino en una cumbre de los Estados Árabes en Marruecos, intentando estos manipular la causa palestina en el marco general de la causa árabe. La OLP, en razón de su naturaleza nacionalista y burguesa, buscó -no sin momentos de conflicto8– la alianza con los Estados Árabes, incluso con los más reaccionarios. Al mismo tiempo estaba alineada en el transcurso de la llamada Guerra Fría con el sistema burocrático estalinista soviético, expresando mediante esto su sumisión a la lógica impuesta por el sistema en la posguerra.

La resistencia palestina se diferencia entre el interior y el exterior de Palestina. Es en los campos de refugiados del Líbano, Siria y Jordania donde la OLP conforma las organizaciones paramilitares y clandestinas de feddayin, dirigidas por la cúpula política y militar de la organización y que actúan sobre todo en Medio Oriente, en Europa y a lo largo de las fronteras del Estado de Israel. La «guerra de liberación» fue conducida desde el exterior con ataques militares y acciones de guerrilla de éxito contradictorio. La OLP, desde sus orígenes, vivió una fuerte contradicción entre el indiscutible reconocimiento popular y su incapacidad y no voluntad de organizarse y construirse en las tierras de Palestina. No es prevista la movilización popular contra el ocupante, sino en la forma de resistencia pasiva y movilización de sentimientos.

La Guerra de los seis días significo una segunda Nakba, agravada por la posterior muerte de Nasser que acentúa en Egipto y Jordania el nacionalismo en sentido particularista que empujará a la apertura política unilateral hacia EE.UU. e Israel, abandonando el panarabismo y la solidaridad con el pueblo palestino.

La «resistencia pasiva» en gran parte no violenta es sostenida por las direcciones locales, en los ahora territorios ocupados, que hacen referencia a al-Fatah asume una verdadera adaptación al status quo. La dura adaptación a las nuevas condiciones es determinada por las condiciones de la ocupación pero también por la elección de los medios y tiempos para alcanzar la autodeterminación.

La crisis que vive el mundo árabe produce también en al-Fatah una mutación de las perspectivas de lucha. Consecuencia de la comprensión de que ya no se podría alcanzar la victoria sobre el plano militar, Al-Fatah adopta el objetivo de construir un único Estado democrático binacional en Palestina, reconociendo de hecho la presencia hebrea en la Palestina histórica.

En 1974 será la Fdlp el que articule el programa adoptado por la OLP de objetivos transitorios limitados. El programa revalidado en 1977 acepta la idea de una «Autoridad nacional Palestina» -luego de un Estado- a instituirse en cualquier lugar de Palestina.

La evolución de programática por el cual pasa al-Fatah de concebir la liberación primero en toda Palestina, después será solo en una parte de ella (según la resolución de partición de la ONU) y finalmente sometida a la secuela de planes de paz que se sucedieron desde 1987 en adelante, de ser considerada por Israel como una organización terrorista, a pasar a ser su principal interlocutor político y de gobierno en las áreas actuales de la ANP. Es producto tanto de factores externos como de esenciales transformaciones de las cuales es protagonista la población palestina

Las rupturas de la primera Intifada

Intifada en árabe significa sublevación. La Intifada desencadenada en diciembre de 1987 fue una oleada de lucha que transformó el escenario de Medio Oriente.

El 7 de diciembre, un incidente entre una camioneta conducida por un colono y un taxi palestino en el que murieron dos personas es la chispa que hace explotar la revuelta en todos los Territorios. El gobierno israelí se propone enseguida aplastar la que ahora es conocida como la revuelta de las piedras, que tiene en primera línea a jóvenes nacidos bajo la ocupación, los llamados «shebab» -muchachos-. Israel desarrolla una espiral represiva cada vez más fuerte. El ejército multiplica el toque de queda y dispara sobre los jóvenes que lo violan. Uno de los mejores ejércitos del mundo resulta no estar preparado para las manifestaciones de masas, mujeres, jóvenes y ancianos. Ytzahak Rabin, entonces Ministro de Defensa, ordena a los soldados despedazar los brazos de los jóvenes que tiran las piedras. Así sucederá. Miles de palestinos son arrestados y detenidos en los campos y en las prisiones. Se multiplican las denuncias de violaciones y torturas incluso sobre menores. Centenares de palestinos son expulsados más allá de la frontera libanesa. Centenares de casas son destruidas y en algunos casos, como ocurre en el poblado de Salem, los bulldozer israelíes sepultan viva a una familia entera. La escena -tomada por un equipo escondido de la C.B.S.- de soldados que les rompen los brazos a dos jóvenes moviliza a la opinión pública internacional, develando la barbarie de la ocupación y de la represión israelí. Los toques de queda se extienden por semanas con solo interrupciones de 1 o 2 horas en las principales ciudades palestinas, conjuntamente con los allanamientos nocturnos, implicando el absoluto trastrocamiento de todos los aspectos de la vida.

Pero el extraordinario despliegue de fuerzas israelíes no pone fin a la movilización y a la consigna que recorre todos los territorios ocupados: «fin de la ocupación». La amplitud de la movilización palestina supera por mucho las precedentes revueltas contra el ocupante, así como también su duración. Es una novedad no solo para la «ocupación» sino para los «ocupados». La Intifada ha significado una mutación histórica en las vivencias del pueblo palestino9 y en el interior de medio Oriente, produciendo también cambios en la percepción de la opinión pública internacional en su relación con Palestina y sobre todo con los palestinos. El pueblo palestino ha vivido signado por la condición de «pueblo oprimido», la «victima asignada por causas fortuitas de la historia». Desde este momento despertará la solidaridad por ser protagonista de su propio destino. Se rompe el binomio interpretativo de la representación del Estado de Israel como portador de los valores occidentales de progreso y respeto a los Derechos Humanos, mientras que por otra parte los palestinos, miembros de la incultura árabe, son solo marionetas de los regimenes árabes.

Se infringe una de las ideas fundamentales con las cuales el sionismo concebía la ocupación: el «tiempo trabaja para nosotros», en consolidarla. Lo que la infringe es la sublevación y la determinación de la población palestina. La «normalización» de la ocupación había creado en la opinión pública israelí la consideración de la cuestión palestina como marginal, una minoría resignada y adaptada al «éxito de la ocupación liberal»10.

La Intifada es un verdadero dolor de cabeza para la política internacional, pone en crisis no sólo al Estado de Israel y a la ocupación infringiendo el statu quo sino, también, al mismo campo palestino y a la OLP. La dirección Yasser Arafat no supo prever y comprender los acontecimientos, menos luego pudo controlar el proceso popular.

Es sobre todo la organización social de la Intifada una novedad en la historia de Palestina. Se conforman los Comités Populares con los cuales la población palestina, en primer lugar las mujeres, deciden y resuelven las exigencias cotidianas -alimentación, educación, asistencia sanitaria, apoyo a los detenidos pero también iniciativas culturales, información- y discuten el futuro de Palestina. Es una organización capilar de la sociedad. Recogiendo a los diversos comandos y coordinando por la base a las principales organizaciones políticas palestinas se conforma el Comando Unificado, que dirige la revuelta que en muchos casos logra «liberar» áreas enteras del control del ejército israelí. La revolución palestina asume no sólo formas sino también contenidos nuevos: destaca el rol de las mujeres, que asumen la dirección de los Comités populares, poniendo en crisis las tradicionales relaciones de la familia patriarcal.

El Comando Unificado se hace público el 10 de Enero de 1988 con un llamado a la Huelga General, al final de esta presenta su programa de 14 puntos. La resulta va cambiando de los enfrentamientos abiertos a un rol cada vez mas importantes de las huelgas generales, que involucra a la mayoría de la población.

La dirección histórica en el exilio tunecino se encontrará suplantada por la radicalidad revolucionaria de la población en lucha. La tensión a una sociedad diferente es encarnada por la nueva generación que ha nacido y sufrido bajo la condición de refugiado, son lo shebab los que asumen la dirección política. En la primera Intifada la contradicción explota con el nacimiento del Comando Unificado, dirección «desde el campo» de la revolución, expresión política de la dinámica de autoorganización social y de autodefensa representada por los Comités populares. Estas organizaciones no tendrán lugar bajo el bonapartismo de Arafat y la ausencia de una orientación democrática.

La conducción de la OLP vivía y dirigía desde un exilio de décadas. Operaba lejos de su tierra y su pueblo, situación anómala entre los movimientos de libración, teniendo una visión confusa de los acontecimientos.

El desgaste de la dirección y la elección de no operar en el interior de los territorios sancionada en los años setenta, conduce en los ochenta al definitivo debilitamiento del cual derivan más tarde las elecciones políticas y estrategias sucesivas.11

La distancia con la dirección oficial de la OLP fue evidente cuando ésta entabló negociaciones secretas con Israel para salir de la «crisis» y contemporáneamente inició el vaciamiento de los Comités populares para no estorbar a la «diplomacia palestina». Ninguna voz se levantó, en esa ocasión, desde las filas de los varios componentes políticos palestinos para defender a los «Comités populares». Incluso la nonata Hamas hizo su contribución con un «ruidoso» silencio.

La aceleración revolucionaria de la Intifada y su carácter incontrolable catalizaron un proceso de transformación ya en curso desde tiempo atrás. Desde ese momento, más netamente, la vía diplomática sustituyó a la lucha de liberación en la agenda de la dirección de la OLP, en la prioridad de al-Fatah.

A las consignas palestinas «basta de ocupación» y «liberación de los territorios ocupados» la OLP desde Túnez agrega «Estado palestino», buscando institucionalizar la lucha, y el gobierno israelí repropone «paz a cambio de territorios». Mientras en Cisjordania y en la Franja de Gaza continúa la movilización, la OLP y algunos exponentes israelíes comienzan las negociaciones secretas para «poner fin a la crisis».

El contexto internacional profundizo el aislamiento de Arafat, producto de su alineamiento junto a Irak en la primera guerra del golfo así como el peso de la caída del sistema burocrático soviético, acelerando de este modo la progresiva búsqueda de apoyo en el terreno diplomático.

El recorrido político de la OLP hasta este punto es expresión de un doble fenómeno. De una parte la progresiva manifestación, inexorable por la propia elección política y de clase de Arafat, de una solución considerada de «compromiso». Por otra de los limites conciénciales y autorganizativos, no resueltos por el estallido de la Intifada, de la propia población palestina. La lógica estatal se traduce en un atroz retroceso analítico: el conflicto queda reducido a un choque de identidades religiosas que podía ser allanado solo con la separación definitiva entre dos pueblos irreconciliables.

Originalidad y recorrido de Hamas

La palabra Hamas significa «coraje y firmeza» y es el acrónimo de «Harakat al Muqâwana al-Islâmiyah», movimiento de resistencia islámica. Escisión del movimiento de los Hermanos Musulmanes en Gaza se producirá sobre la ola de acontecimientos de la primera Intifada12. Su nacimiento ha significado un cambio original en la historia del movimiento de autodeterminación palestina, así como lo significó también en paralelo, la creación del comando Unificado. Hamas se presenta como una parte enteramente original y anómala en la muy poco islámica historia de Palestina.

La referencia a la liberación del mundo árabe de la opresión imperialista y sionista en Hamas es reforzada por el universalismo religioso que lo hace más atractivo, por tanto un potente alivio a la frustración que el panarabismo no ha sabido superar. Los cuadros políticos de la organización están marcado por el trauma de 1967, la humillación provocada por la repentina traición de los regimenes del nacionalismo árabe y por la crisis social aguda que vive la población en los países árabes bajo los modelos de «modernización y laicidad» capitalista.

El crecimiento del islamismo político es un tema que excede este trabajo, pero debemos enunciar que la expansión del islamismo se encuadra en el inicio de la nueva época abierta por de las revoluciones de 1989. La crisis del «socialismo real» y su entrelazamiento con los modelos laicos de la región, permite que las poblaciones vean en Islam, en la ola de renovación islámica iniciada por la revolución iraní, una última respuesta de rescate global, ofreciendo una conjugación entre identidad religiosa y id-«entidad» nacional. Para Hamas el nacionalismo es esencial como primer paso para establecer un Estado palestino, sin que ello implique desprenderse del aspecto religioso, para luego sí continuar en la senda del Islam supranacional.13

Hamas es la única organización que se propone como contendiente no solo a Arafat sino a su perspectiva programática, teniendo como ordenador la constitución de un Estado confesional homogéneo en toda la Palestina histórica, que significa el desmantelamiento del Estado de Israel y la expulsión de los hebreos -sean sionistas o no-. Pone en crisis el exclusivismo político de la OLP como custodio de la causa palestina.

El movimiento es fundado por sectores generacional y socialmente diferenciados -compuesta por clérigos musulmanes, profesionales, médicos, ingenieros y pequeños comerciantes- de la joven vanguardia de la Intifada. La revolución en curso es portadora de una «cuestión juvenil» que encarnaba la transformación también en las costumbres y las relaciones sociales, en todos los aspectos de la vida cotidiana. Tratando interceptar este impulso la liberación para Hamas -así como para la Jihad islámica- coincide con la «recuperación de tradiciones y religión que reconducirá a Palestina de la corrupción de las costumbre por el materialismo judío» a su «virginidad originaria». Para Hamas existe un doble frente de conflicto, la lucha contra el ocupante y la moralización de las costumbres al interior de la sociedad. El frente interno, tomando el ejemplo de los Guardianes de la revolución iraní, tiene por objeto encauzar las energías ideales para su proyectado Estado islámico, a la vez se congraciaba con los sectores mas pobres y desheredados, exaltándolos como custodios de la moral tradicional y núcleo social vial de «Umma» islámica. Serán en estos sectores, jóvenes en particular14, de los campos de refugiados donde reclutara a los camicaces para las acciones contra la población civil israelí.

En su oposición a la OLP durante la Intifada recalca y radicaliza las acusaciones del Comando Unificado a la dirección en Tunes, acusando su externalidad y del juego diplomático a espaldas de la población. El número de adeptos es inversamente proporcional a la buena salud de las negociaciones de paz.

Pero Hamas logra captar la profundidad de la tensión al protagonismo y a la autoorganización social, pondrá a disposición de la población palestina sus propios ámbitos organizados -madrazas, mezquitas, organizaciones de asistencia- favoreciendo y orientando el desarrollo de una red de solidaridad social organizada de forma capilar. Una organización que ha construido en el tiempo una fuerte radicación en la sociedad, hecha de muchas organizaciones sobre el territorio, en una trama profundamente entrelazada a los fenómenos de reorganización social difundida, pero también una organización que conducirá es percibida por la población como consecuente en la lucha de resistencia contra el Estado de Israel.

La ideología, la estrategia y el espíritu de Hamas están expresados en su Carta Fundacional de agosto de 1988. La aparente irreductibilidad programática oculta cambios sucesivos y ulteriores articulaciones producto de la disputa de poder con la dirección de Arafat, sobretodo luego de la instauración de la ANP. Se abre la posibilidad de una solución en términos medios concluyendo un acuerdo de paz, en la propuesta de Hamas en la primavera de 199415, es el reconocimiento por omisión del Estado de Israel. La organización rechaza la democracia en cuanto noción occidental laica, pero ante la necesidad de representar al pueblo, en su competencia de poder con al-Fatah, se usó el concepto de «shura»-consulta- para poder implicarse en actividades democráticas en la administración municipal. Así también comenzó a intervenir en la escena de la micro política palestina a principios de la década de los ochenta, por medio de la participación en elecciones universitarias, sindicatos y asociaciones profesionales. El giro que representa su participación en las elecciones del 2006 implícita la aceptación del proceso de paz con Israel, y la misma existencia de éste. «Hamas aceptó participar en «elecciones», en un «Consejo Legislativo» y formar «gobierno», en el marco del proceso político dominado por la ocupación sionista y basado en los acuerdos de Oslo. Ahora ha empezado a hablar de un «Estado palestino dentro de las fronteras de 1967», lo que significa que ha empezado a descender por la resbaladiza pendiente de tratar con el status quo como un poder político autorizado e «instalado» que necesita preservar sus triviales logros -un camino en el que Fatah fue pionero-«.16

Derrumbe de la dirección histórica

Las tratativas secretas comenzadas por la OLP e Israel para alcanzar una «solución negociada de la crisis» conducen a la definición de un plan de paz que según los protagonistas debería llevar a la formación de un Estado de Palestina en los territorios de Cisjordania y de la franja de Gaza. En septiembre de 1993 en Washington Yasser Arafat y Ytzahak Rabin firman el acuerdo de paz en el cual con el reconocimiento recíproco se inicia el así llamado proceso de paz Oslo I y Oslo II que prevé la institución en los territorios ocupados de un gobierno autónomo palestino: la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que deberá gobernar y pacificar a la población palestina. La OLP cumplirá el rol de garante de los equilibrios impuestos en Medio Oriente enderezando a la población palestina en la construcción de su Estado.

Como el mismo Chomsky reconoce «Era una completa traición por parte de Arafat, eso era obvio. Los palestinos no podían verlos (…) querían con desesperación creer en el acuerdo de Oslo»17. La dirección histórica se apoyaba en un deseo de paz y territorio de la población, pero negándolo en los hechos.

Las condiciones de existencia de la población palestina en las áreas de la autonomía no cambian; al contrario, la ANP instaura un sistema de corrupción, de represión y de control sobre la población con el fin de garantizar «la pacificación»18. La seguidilla de tratativas y de acuerdos entre Israel y la ANP está signada por numerosas crisis y fracasos. Permanece en cambio constante la sustracción de la tierra a los palestinos. Miles de hectáreas y centenares de pozos pasan a estar de hecho, con la definición de las áreas de la Autonomía, bajo control israelí. Las tres áreas de la autonomía en Cisjordania fragmentan la continuidad territorial palestina y constriñen a la población en verdaderas y propias cárceles a cielo abierto. Para recorrer pocos kilómetros es necesaria una jornada entera. No cambian las condiciones de vida ni la ocupación israelí. La colonización de Cisjordania aumenta un 73% (las colonias son 161 con más de 200 mil colonos).

La pomposamente definida Autoridad Nacional Palestina, es una entidad semi-estatal que goza de una autonomía relativa. Significativamente tanto el Consejo Nacional Palestino (parlamento) como el Consejo legislativo palestino (poder ejecutivo) deben reunirse en videoconferencia, porque Israel no permite a los diputados palestinos trasladarse entre las ciudades y alcanzar las sedes de las reuniones. Y la ANP fue presentada a los palestinos como la primera realización de la lucha por la propia tierra. Este micro-Estado bajo la dirección de al-Fatah ha dado prueba de sí en estos años. Incapaz de defender al propio pueblo de la arrogancia y de la violencia sionista, se ha distinguido en cambio por la preocupación de demostrar su fiabilidad a Israel y a las potencias occidentales comprometiéndose en una represión interna precisa contra quien se oponía a los acuerdos de Oslo19. A lo largo de 1995 la ANP, presionada por Israel y a pesar de la ira que podría suscitar entre la población palestina, ordenó arrestar a cientos de activistas de Hamas y la Yihad islámica.

La nueva explosión del pueblo palestino se produce en septiembre de 2000, después de un provocador paseo de Ariel Sharon por la explanada de la mezquita de Jerusalén, con el cual buscaba afirmar que Jerusalén es israelí, explota la Intifada al-Aqsa. En la misma jornada son asesinados más de 100 palestinos y 2.000 son los heridos. El número de víctimas palestinas desde septiembre de 2000 hasta hoy es de 3.872; las israelíes son 1.023; 8.275 casas fueron destruidas. A diferencia de la precedente, dirigen la segunda Intifada las organizaciones políticas palestinas. La segunda Intifada explotará contra las provocaciones de Israel y desde el principio se encontrará en abierta polémica con la dirección de al-Fatah por los desastres causados por la diplomacia palestina, o más bien contra la mentira de los acuerdos de paz de Oslo de 1993.

Para la dirección de al-Fatah la prioridad seguía siendo la de mantener el orden en casa, el orden definido en los acuerdos de Oslo, es decir, el orden de Israel y del sistema. La aceptación del punto de vista del sistema deviene orgánica en la vieja dirección palestina. De esta corrupción moral, del abandono de hecho de la causa de la liberación del pueblo palestino, desciende la corrupción material de esta vieja burocracia política.

La elección de Hamas de comprometerse cada vez más en el plano directamente político, decisión que culminó con la participación las elecciones de enero de 2006, acompaña el cada vez mas fuerte rechazo a la línea y actuar de al-Fatah por gran parte de pueblo palestino culminar en el duro rechazo a al-Fatah en las últimas elecciones en enero de 2006 que dieron legitimidad y poder. Hamas se benefició también, hasta ese momento, de haber sido siempre oposición, y de poseer una reputación de honestidad y anticorrupción que muy pocos -incluso sus detractores- ponen en duda.20

Después de la victoria electoral Hamas fue llamada a nuevas tareas de gobierno que podrán determinar ulteriores cambios. El proyecto estatal de Hamas no está tan definido pero la actitud estatalista de su dirección es ya evidente21.

Nueva radicalización y revolución

La gente de Palestina, en las últimas elecciones, eligió a Hamas porque representaba más coherentemente la voluntad de continuar la lucha contra Israel en alternativa a la actitud conciliadora y sometida de la dirección de al-Fatah. Eligió abandonar su dirección histórica en un momento dificilísimo, no obstante las extorsiones de las potencias occidentales y mientras Israel continuaba su ofensiva militar contra los militantes palestinos y la población. Una vez más este coraje, esta enésima aceleración, expresión de una nueva radicalización revolucionaria, dejó sin nada a los enemigos de la causa palestina. Habían apostado todo a la victoria de al-Fatah para sancionar con el apoyo popular un ulterior avance de sus proyectos de normalización.

La separación entre la sociedad palestina y su dirección histórica no puede ser interpretada sólo en clave política porque es la expresión de una radicalización social y conciencial que se vino preparando a través del tiempo. El protagonismo social de la población creció durante los años, y el hecho de que esto haya ocurrido en un contexto de guerra valoriza su significado. Con un camino no lineal, la población palestina construyó en el curso de decenios su propia existencia y resistencia sobre la base de una gran cohesión social y capacidad de autoorganización social de la cual la primera Intifada de 1987 fue el momento más alto. Desde las ciudades en los Territorios ocupados a los campos de refugiados, una auténtica red de solidaridad social y de autodefensa capilar garantizó literalmente la vida entera de la población.

Un proceso revolucionario que no se limitó a resistir sino que en estos decenios vio a la gente de Palestina tomar en sus manos toda su propia vida. Un proceso que tuvo la capacidad de continuar en el tiempo, no obstante la dirección política palestina haya tratado de sacrificarlo sobre el altar del realismo político. La cuestión del derecho al retorno es emblemática desde este punto de vista porque la dirección de al-Fatah muchas veces trató de malvenderla y en cambio permanece como una reivindicación central estratégica de la lucha palestina. Todo esto sucedió mientras la población fue obligada a combatir una guerra sacrosanta para expulsar al ocupante sionista, una guerra legítima hecha de resistencia y lucha armada para parar a los sionistas y para liberar a Palestina. Una guerra combatida con medios dispares.

Israel y la victoria de Hamas

El Estado de Israel no permaneció igual a sí mismo, debió enfrentarse con la tenacidad del pueblo palestino que lo obligó a cambiar sus estrategias de dominio. Pero estas elecciones no cambiaron su naturaleza colonial y racista, bélica y terrorista.

Después de la victoria electoral de Hamas, bastaron pocos días en Palestina para que fuera claro el carácter de los cambios en curso. En menos de dos semanas Israel bombardeó el Líbano. Anunció que serían retomados los «asesinatos selectivos» y rápidamente realizó más de veinte homicidios. Declaró la intención de completar la anexión del Valle del Jordán y de Jerusalén, que están ya en curso mediante la construcción del muro y de nuevas colonias. Posteriormente ha reforzado el régimen de apartheid construido en los Territorios palestinos ocupados. Comenzó un verdadero y propio embargo económico hambreando al pueblo palestino, castigado por haber elegido a Hamas. El mismo retiro de Gaza no significó una renuncia a la política de expansión de las colonias sino simplemente un ajuste, la renuncia a una colonia ingobernable a cambio de nuevas anexiones estratégicas. La enésima agresión del Líbano testimonia el permanente carácter bélico del Estado de Israel, así como, los homicidios dirigidos y los continuos chekpoint militares en los territorios son terrorismo de Estado. Un Estado que demuestra no tener otras reglas por fuera de aquellas dictadas por la urgencia de su dominio. Cada vez que la población palestina retomó su camino de lucha, la violencia del Estado sionista se ha desencadenado: ha sucedido, sucede hoy, sucederá todavía. Mientras exista este Estado ninguna perspectiva de liberación y de paz será posible en Palestina y en todo Medio Oriente. Por esta razón la perspectiva de dos Estados para dos pueblos significaría la continuación de la opresión del pueblo palestino, constreñido en un Estado prisión sometida al Estado sionista.

El camino a Anápolis, entre el colaboracionismo y el peligro fraticida.

Es posible que próximamente se realice en Annapolis una nueva conferencia internacional, alentada por tanto por el sionismo el militante como el pacifico que promueve el escritor israelí Amos Oz. La promovida por las palomas israelíes es la solución de los dos Estados y la del «divorcio justo y equitativo» -un territorio compartido por dos patrias, una más pequeña y desmilitarizada, pero soberana, viable y permanente- no deja de tener por centro un concepto de separación étnica y demografía. Una practica biopolitíca22 con las mas crudas y reductoras características se lleva adelante la separación, una red judía que comprende la expandiendo los asentamientos llegando han 40% de Cisjordania, sumados los sucesivos chekpoint que prohíben de movilidad, un entramado de autopistas exclusivas para israelíes, la construcción del Muro introduciéndose en los campos y aislando pueblos, la judaización de Jerusalén y la apropiación de las fuentes de agua en Cisjordania. En los textos escolares israelíes Cisjordania es «Judea y Samaria». Mientras la Franja de Gaza bajo control absoluto de Hamas, con su millón y medio de habitantes, es herméticamente separada y en su árido suelo se excavan túneles para le trafico de para la supervivencia. Los mapas muestran la desaparición paulatina de las bases físicas, económicas y humanas para un Estado palestino viable. Refleja una tradición que se remonta a los comienzos de la Yeshuvá: la estrategia del hecho consumado. Siempre dio resultado. El Estado judío estaba allí antes de ser proclamado y reconocido en 1948, el ejército también. Evidentemente, no se ha tomado el camino hacia la construcción de una nación, sino hacia la de-construcción de toda posibilidad de gobierno más allá del muro divisorio. Es la contrapartida lógica de un proceso de anexión que, a su debido tiempo en la lógica biopolítica sionista, será aprobado «en vista de la nueva realidad percibida sobre el terreno».

Actualmente Israel trata afianzar la posición de al-Fatah, imponiendo un gobierno no reconocido por los palestinos, alimentando las ansias de paz con algunas posibles concesiones23. El intento es auspiciado por la falleciente administración Bush de reiniciar la «hoja de ruta», con la designación como mediador por el Cuarteto al ex primer ministro Tony Blair, es el motivo las reiteradas visitas de Condoleza Rice a Abbas. Por otro lado Olmert no tiene obstáculo en proveer de armamento y destrabar fondos a las fuerzas de la ANP. Mientras, por el contrario, en la Franja de Gaza al embargo económico hay que sumarle el cierre total de los accesos impidiendo la entrada del socorro internacional y la salida de miles de refugiados. Un mes después de declarar a Gaza «entidad hostil», Israel se dispone a incrementar la presión sobre la población civil palestina de la franja. Su ministro de Defensa, Ehud Barak, aprobó la reducción del suministro israelí de electricidad y combustible a Gaza como castigo por el lanzamiento de proyectiles palestinos sobre el sur de Israel. La situación actual y los resultados del «proceso de paz» permiten comprender a la falta de expectativas palestinas24.

Al principio de «El viento que acaricia el prado» vemos a combatientes de la resistencia irlandesa torturados por oficiales británicos en prisión. Más tarde volvemos a ver la misma prisión, pero ahora son oficiales del Estado Libre los que la están usando para detener e interrogar a sus ex-camaradas republicanos. Otra escena que, por desgracia, nos recuerda lo ocurrido después de Oslo.

El papel cada vez más colaboracionista con el ocupante israelí que desempeña Mahmud Abbas, con los consecuentes fracasos sucesivos de establecer un gobierno de unidad, provocó la expulsión de las autoridades de la ANP que responden a al-Fatah en la Franja de Gaza por parte de Hamas. Así como se empiezan a evidenciar resquebrajamiento en las «Brigadas de mártires de Al-Qasa»25

La nueva fase en que entro la revolución palestina esta marcada por las amenazas e incertidumbres. En su recorrido histórico los conflictos internos al interior de la sociedad y las organizaciones no estuvo ausente, pero siempre existió la unidad contra la ocupación. Esta unidad esta seriamente comprometida, representa una tragedia, que no puede ser contabilizada como una más, ella rompe la histórica unidad e identidad palestina, fragmenta aun más a la población y la debilita la resistencia y el enfrentamiento a la ocupación. El enfrentamiento fraticida profundiza un escenario de destrucción, particularmente en Gaza, donde se suma a las permanentes incursiones militares y al embargo económico que ya lleva casi un año. En un reciente informe Amnistía Internacional alerta que «la lucha entre facciones palestinas dispara los abusos contra la población civil, acusa a Fatah y Hamas de detenciones arbitrarias, secuestros y torturas» 26, pide una comisión para investigar las violaciones de derechos humanos y exige la suspensión de la venta de armas a ambos grupos armados.

Si bien con responsabilidades diferentes, la lógica político-militar de ambas fracciones somete a la población a una división inédita que obstaculiza su posible liberación.

Bibliografía

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Tanya Reinhart Israel-Palestina: cómo acabar con el conflicto Ed. RBA Libros, Barcelona, 2004.

1 Profesor de la Cátedra Historia Contemporánea, Facultad de Filosofía y Letras-U.B.A. Grupo de Investigación CLEARAB.

2 Título Original:  The Wind That Shakes the Barley, 2006, Alemania, Italia, España, Francia, Irlanda, Reino Unido. Dirección: Ken Loach Guión: Paul Laverty

3 Tte. Cor. Moshe Pearlam «La batalla de Israel» Ed. Estrellas, Bs.As., 1971.

4 La existencia de organizaciones políticas palestinas antecede a la creación de la OLP. La política palestina predomina el Partido Baath y el Partido Comunista Jordano, pero con grandes dificultades. Sobre la base la tradición campesina se conforman organizaciones de estudiantes y mujeres en las aldeas pequeñas ciudades: «La Unión de Mujeres Palestinas» y la «Unión general de los Estudiantes» que sobrevivirán en la clandestinidad hasta resurgir en la Intifada de 1987. En 1967 se conforma Comité Nacional agrupó a las mejores personalidades palestinas y a los representantes de las familias de notables, condenan la ocupación y el colaboracionismo, pero no reivindica ninguna identidad clara del pueblo palestino y la autodeterminación. Ver Alain Gresh La historia de la OLP, Edizioni Associeta, Roma, 1988 

5 Organización creada en 1967 con características fuertemente nasserianas de inspiración marxista-leninista, que en su origen se coloca bajo la protección política y económica de la URSS. fundado por George Habbash sostiene en el interior de de la OLP el «Frente de rechazo» a cualquier solución política con Israel.

6 Se conforma como corriente interna al interior del FPLP, se fundara como la Fdplp, luego en 1974 Fdlp, dirigida por Nayel Harrastmeth definiéndose dialogante con la posibilidad de encuentro con algunas organizaciones israelíes pacifistas y de izquierda. Promueve la conformación de un Estado aceptando de hecho la resolución de partición de 1948.

7 La revolución anticolonial en Argelia influencia en la creada organización. La lucha armada se la concibe como el verdad y principio constitutivo de la identidad de «la patria» Palestina.

8 Es necesario recordar los conflictos entre la OLP y los países de la región donde se refugio y desplegó sus actividades, porque impactará en su evolución. La expulsión y asesinato de palestinos por parte de Jordania en lo que se conoció como «septiembre negro». En 1982 la cúpula de la OLP logra escapar de la invasión israelí al Líbano, llegando al exilio en Túnez, dejando atrás lo campos de refugiados donde los palestinos de Sabra y Chatila serán masacrados por los falangistas apoyados por las tropas israelíes comandadas por Sharon.

9 Ver Rosemary Sayigh Palestinians: from Peasants to Revolutionary, Zed Press, London, 1979.

10 Degory, Jacques y Carmel, Hesi. Israel, ultra-secreto Ed. Planeta, Bs. As., 1996. pág. 283 y sig.

11 Ver Hirts, David. Un secolo di conflicto en medio Oriente. Nuovi Mundi Media, Bologna, 2004

12 La organización se constituye el 9 de diciembre de 1987 durante una reunión de emergencia del Comité de los Hermanos Musulmanes de Gaza, su líder espiritual será el sheik Ahmed Yassin, fundador de la universidad islámica de Gaza en 1973, asesinado por una incursión aérea ordenas por Sharon el 22 de marzo del 2002

13 Travier, Javier. «La división de los palestinos: nacionalismo laico versus nacionalismo islamista». Revista CIDOB D’AFERS INTERNACIONALS nº 76, Barcelona.

14 En la Universidad de Hebron, pero sobre todo en la Universidad Islámica de Gaza, los islamistas mantuvieron siempre el control del consejo estudiantil.

15 Esta propuesta tenia tres condiciones: el retiro del ejercitote Gaza y Cisjordania, el desmantelamiento de los asentamientos y evacuación de los colonos, la organización de elecciones libre generales.

16 Entrevista a Hisham Bustani, «Es necesario superar el sectarismo en Oriente Próximo» en www.rebelion.org.com

17 Chomsky, Noam «Homi Baba habla con Noam Chomky» en Bhabha, Homi y Mitchell, W.J.T. (comp.) Edward Said: Continuando la conversación Ed. Paidós, Bs.As. 2006.

18 Tanya Reinhart Israel-Palestina: cómo acabar con el conflicto Ed. RBA Libros, Barcelona, 2004.

19 Said, Edward W. Crónicas palestinas ED. Grijalbo, Barcelona, 2001

20 Travin, Javier. Op.cit

21 Un ensayo ya lo dio Khaled Meshal, líder indiscutido de Hamas. Durante la misión diplomática en la Rusia de Putin, interrogado sobre la cuestión chechena, declaró que tratándose de un problema interno ruso no quería tener injerencias. Respuesta emblemática, la razón de Estado existe aún cuando todavía no existe un verdadero y propio Estado y, de todos modos, justifica algunos sacrificios. Sobre el altar de la realpolitik la dirección política de Hamas -como también otros jefes de Estado- está ya lista para sacrificar la causa de libración nacional con fuertes componentes islamistas del pueblo chechenio.

22 Makdisi, Saree Said, palestina y el humanismo de liberación, en Bhabha, Homi y Mitchell, W.J.T. (comp.) Edward Said: Continuando la conversación Ed. Paidós, Bs.As. 2006.

23 En las actuales reuniones de negociación entre Olmert y Abbás, este último las concesiones que puede lograr y que pudo conseguir hasta el momento son ínfimas. La liberación de 250 prisioneros palestinos con la promesa de liberar una cantidad igual en los años siguientes nos muestran (si tenemos en cuenta que el número de presos palestinos en cárceles israelíes ronda los 11.000) los limites de los acuerdos alcanzados. Tampoco el líder israelí esta en buenas condiciones de negociación, su popularidad está por el piso luego de la derrota en el Líbano y la sucesión de escándalos de corrupción y acoso sexual en su gobierno.

24 «No somos optimistas. No servirá para obtener la paz. Se sabe que se han mantenido siete reuniones previas entre Abbas y Olmert para llegar a un plan consensuado entre ellos y no lo han conseguido, ni siquiera con las visitas de Condoleezza Rice. Hasta el presidente egipcio, Hosni Mubarak, ha pedido que se posponga. Pero a parte de esto, creemos que carece del valor y la importancia para que abra el camino hacia la paz en la zona» declara Salah Moammed dirigente de FPLP y miembro del Comité Ejecutivo de la OLP a cargo de los refugiados. www.ideal.es.com. 5-11-2007.

25 Recientemente, tras un acuerdo con Israel, Abás despachó a sus agentes a Naplusa en un proceso que tiene el objetivo de asumir poco a poco la responsabilidad en todo el territorio que la ANP contra fuerzas rebeldes de al-Fatah que controlan el poblado. Agencia EFE 5-11-2007

26 El Mundo.Es, viernes 26/10/2007