José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en […]
José Herrera Plaza (Almería, 1955) cursó estudios de Economía en la Universidad de Valencia. Técnico Superior en Imagen y sonido, trabaja actualmente, como cámara operador, en Canal Sur TV. Desde 1985 ha seguido de cerca todo lo relacionado con el accidente nuclear de Palomares. En 2003 fue coautor y coorganizador del libro y exposición en el Centro Andaluz de Fotografía «Operación Flecha Rota. Accidente nuclear en Palomares». Posteriormente dirigió el largometraje documental homónimo (2007).
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Estamos en el último capítulo, ya estamos finalizando. Te estoy preguntando por un artículo de Ángel Munárriz [AM] del 8 de mayo que lleva por título: «Palomares carece de un estudio epidemiológico más de medio siglo después del accidente nuclear«. Te estoy preguntando en torno a él, para matizar y para recordar cosas ya comentadas a lo largo de estas entrevistas.
Los coordinadores de las X Jornadas de Salud Pública de la EASP contestaron a Laynez con un no, recuerda AM. «En las Jornadas sólo aceptamos trabajos ya realizados, no propuestas. Lo invitamos a que el año que viene presente los resultados, en caso de que decida llevarlo a cabo», señalaba la respuesta. Uno de los revisores indicó sobre la propuesta: «No estoy de acuerdo en que no haya estudios realizados. Haciendo una búsqueda rápida se encontraron más de 20». Entre ellos citaba el Análisis Epidemiológico de Palomares 1991-2005 , realizado por el doctor Pedro Antonio Martínez Pinilla». ¿Cuál es tu opinión sobre el tema? ¿Es adecuada la respuesta dada?
JH.- Respecto a las X Jornadas de Salud Pública, le han mentido descaradamente, a tenor de los objetivos generales de la convocatoria. Una de ellas es: Exponer y debatir experiencias prácticas y propuestas metodológicas en la investigación en salud pública. En cuanto al revisor que le dijo que había 20 estudios y le puso el ejemplo del Dr. Martínez Pinilla, es más de lo mismo. El fin justifica los medios para algunos y la falacia es uno de los más utilizados por los seguidores de Fausto. Me figuro que aspirará a algunos de los puestos bien remunerados de la Escuela o de la Administración sanitaria andaluza; que dádivas quebrantan peñas y conciencias acallan.
infoLibre preguntó a la EASP por los «más de 20″ estudios que justificarían que no se realizara uno más, pero no hubo respuesta concreta en este punto comenta AM. » Desde este organismo público señalaron que, de entrada, la propuesta no se ajustaba a lo que se demandaba en las jornadas de salud pública. La Consejería de Salud tampoco tiene constancia de estudios epidemiológicos, pero un portavoz oficial subraya que «desde el Distrito del Área Norte [de Almería] se realizan estudios periódicos sobre mortalidad en toda la zona sin que este municipio presente cifras diferentes al resto de pueblos del área». ¿Cómo evaluarías la actitud de la Junta de Andalucía a lo largo de estos años?
JH.- El anterior coordinador de «Ecologistas en Acción», Ígor Parra describía la actitud durante décadas de este organismo con el problema radiológico de Palomares como si de un segundo Gibraltar se tratara. Se refería a que, a pesar de tener transferida la salud para todo el territorio autonómico, la Junta nunca quiso saber nada sobre el seguimiento radiológico en Palomares, con la excusa que se ocupaba el CIEMAT, a pesar de la falta de independencia y credibilidad de este organismo, constatada por los vecinos en el 20º aniversario y certificada por los científicos independientes que elaboraron el informe del Centre d’Análisis i Programes Sanitaris. Pero a partir del milenio la actitud fue mucho más abierta. Cuando iniciamos la adquisición de las imágenes de los archivos nacionales de los EEUU y la exposición en el Centro Andaluz de la Fotografía (2003), la producción del documental (2008) y otras lides, recibimos la ayuda plena y entusiasta de muchos de sus miembros, como la ex consejera y ex ministra Carmen Calvo, además de otros altos funcionarios a nivel autonómico y provincial. Pero, al igual que en el partido que lo sustenta, existe un sector menos progresista, partidario de la inacción, el silencio y el olvido.
Lo que no hay es un estudio epidemiológico, comenta AM. «Este medio ha contactado con diversas instituciones públicas al objeto de conocer si tenían constancia de la existencia de algún documento científico de referencia en este ámbito. Los ministerios de Defensa y Sanidad negaron tener competencias en la materia. El Instituto de Epidemiología Carlos III negó tener constancia de ningún estudio de este tipo. Tanto el Consejo de Seguridad Nuclear como el Ciemat se remiten a los controles que se realizan cada año a unas 150 personas .» ¿Por qué pasan la pelota unos a otros? ¿Por qué tanto problema en hablar de Palomares?
JH.- El asunto Palomares es una herencia de la Dictadura, una papa caliente, que todos los partidos que han ostentado el poder han procurado soslayar y esconder, con la excepción del periodo 2003-2015. Cuando el CSN como el CIEMAT aluden al seguimiento radiológico y médico anual de 150 vecinos y osan emitir conclusiones al respecto, como si de un estudio epidemiológico se tratara, obran de manera ilegítima, con menoscabo de la credibilidad ganada en los últimos 15 años. Primero porque saben perfectamente que es una conjetura. Segundo, porque si fuera al contrario se silenciaría – eso sí, para no dañar la economía local o el turismo nacional – o argumentarían errores de operación, o metodológicos; los documentos relacionados dormirían bajo llave en el fondo de algunos cajones, o serían sustraídos para su pérdida, como ha sucedido en el oscuro pasado de esta historia.
Quiero recordarte Salvador que lo que sí existía era otra iniciativa conducente a conocer la evidencia epidemiológica. Desde hace 11 años Terry Hamilton y dos científicos del Centro de Espectometría de Masas del prestigioso laboratorio Lawrence Livermore de EEUU, tienen colgado en Internet su proyecto para la realización de un estudio epidemiológico pero, como decimos acá en el sur, les ha dao el sol, o sea el proyecto duerme el sueño de los justos.
Haces bien en recordarlo. El «análisis epidemiológico» de Pedro Antonio Martínez Pinilla carece de valor científico, recuerda AM, y no fue publicado en ninguna revista. El propio Martínez Pinilla ya advierte de las limitaciones de su trabajo, con «muestras muy pequeñas susceptibles de estar influidas por el azar». El estudio detecta una mayor cantidad de tumores en Palomares que en Guazamara, otra pedanía de Cuevas del Almanzora, entre 1986 y 1990, pero cifras similares entre 1991 y 2005. «Es del todo deseable realizar un censo nominal de Palomares en el año 1966 y a continuación [un censo de] los emigrados y los inmigrados, para poder conocer el verdadero periodo de tiempo que cada censado de Palomares ha vivido realmente en Palomares. Sería deseable conocer los verdaderos tiempos de exposición que cada habitante ha tenido , por su proximidad o lejanía con las zonas radiactivas», señala el estudio de Martínez Pinilla en sus conclusiones». ¿Coincides con todo esto?
JH.- Totalmente. Una persona cabal como Pinilla es capaz de realizar una autocrítica sin ambages y hacer lección de su yerro, lo que confirma el alto compromiso ético que lo mueve. Él contempló la interrelación de dos variables principales: la morbilidad por cáncer y la caída de las bombas, para ello estudió las defunciones desde 1945, y si hubo alguna modificación desde 1966 hasta 2005. Cuando se producían fluctuaciones al alza de muertes en Palomares, la JEN-CIEMAT se ponía nerviosa y lanzaban ataques a sus deficiencias en metodología científica y su poca representatividad por el reducido tamaño de las cohortes.
Cuando finalmente concluyó que no había relación entre las variables, cesaron los ataques. En pocas palabras, en Palomares no existían ni existen más cánceres que en otros lugares. Esto es un hecho indiscutible. Otra cuestión es conocer si determinados tipos están relacionados con la exposición individual de cada paciente a los radionucleidos. Dada la heterogeneidad del patrón de contaminación, los habitantes pueden estar expuestos de manera muy desigual, en función de la localización y permanencia en su trabajo. Recordemos que en los primeros 30 años se ha calculado que los agricultores reciben una dosis comprometida por inhalación 568% mayor que los que trabajan en el pueblo (210 y 37 µ Sv. respectivamente). Expresado de otra manera, lo que habría que relacionar son las patologías oncológicas y la posible exposición individualizada a largo plazo a la radiación.
A pesar de haber elaborado un estudio epidemiológico sobre la morbilidad por cáncer en Palomares durante más de una década, su autor Dr. Martínez Pinilla (sentado) no dudó en realizar una dura autocrítica sobre su trabajo. En la foto aparece tras la entrevista para el largometraje documental «Operación Flecha Rota». De pie (izq.-dcha.): Julián Peña (cámara), Sánchez Picón (productor) y José Herrera. ( Foto:J.Herrera)
La última, sé que he abusado: «Este medio se puso en contacto con la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) al objeto de recabar una opinión experta sobre la necesidad, o no, de estudios científicos a fondo en Palomares, y sobre la validez de lo ya elaborado. El experto designado fue Juan Alguacil, que tiene claro que sí existe esa necesidad aunque -puntualiza- se trata de su opinión, no de la SEE en su conjunto. «Una de las cosas que hemos aprendido de Hiroshima y Nagasaki es que la radiación está ahí para toda la vida, independientemente de que a los cinco o a los diez años aparezca más o menos marca. En Palomares es relevante antes que nada saber qué gente estuvo expuesta y empezar por ahí», señala Alguacil, para quien el Instituto de Salud Global de Barcelona sería la institución idónea para llevar a cabo el estudio epidemiológico» ¿Por qué ese Instituto? ¿La radiación está ahí para toda la vida? ¿Para siempre? ¿NO es exagerado hacer referencia a Nagasaki e Hiroshima?
JH.- No te puedo responder a tu primera pregunta. No conocía ese instituto, ni que se había fusionado con el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental. Respecto a tu segunda pregunta, creo que la radiación queda, salvo que se remedie, para toda la vida, no la nuestra, que cumple un corto periodo, sino la de nuestra especie. Desaparecerá el homo sapiens y no sé cuántas especies más y ahí quedarán los actínidos. Por desgracia siempre tenemos los referentes de las matanzas nucleares en Japón cuando hablamos de radiactividad.
Voy a tu libro, tenemos que hablar de él. Tres preguntas nada más esta vez. La primera. Abres con una fotografía. ¿Nos la cuentas? ¿Nos han pensado en realizar una Operación Flecha Rota II?
JH.- La fotografía que abre el Xº y último capítulo muestra a un matrimonio de venerables ancianos sentados en su casa. Fue la primera y más excitante entrevista del documental «Operación Flecha Rota». Era la primera vez que hablaba del accidente desde hacía 37 años. Previamente yo había estado dos años localizándolo y telefoneando a las 23 personas de los EEUU que se llaman igual. De manera irregular se realizó en la fase del desarrollo o estudio de contenidos y viabilidad. Algo infrecuente, pero era Larry Messinger, justo el que pilotaba el B-52 antes de la colisión. Acababa de sufrir una hemiplejía y no queríamos esperar 1 o 2 años al rodaje. Su primogénito pidió el día libre en el trabajo para apoyarlo.
A pesar de las subvenciones y ayudas varias, perdí mucho dinero tras 4 años de intensivo esfuerzo en la producción y en la tv donde trabajo. Eran mis ahorros para amortiguar los precarios ingresos que padeceremos cuando nos jubilemos. Esa circunstancia ha disuadido los deseos de seguir haciendo documentales. Allí dejé el cuero, las pocas carnes que poseo y los ahorros. Toda labor ha de recibir unos emolumentos. La dignidad como profesional ha de estar por encima.
El título del capítulo: «Nuevo milenio, nuevo mapa radiométrico». ¿Qué es un mapa radiométrico? ¿Por qué tiene interés realizarlo?
JH.- Un mapa radiométrico es la representación gráfica espacial de una caracterización o inventario radiológico. Se presenta como herramienta fundamental a la hora de conocer qué término fuente contamina, cuánto y dónde. Paso previo a la hora de adoptar métodos y estrategias de radioprotección a las personas y rehabilitación medioambiental. En el caso que tratamos, el mapa fue tridimensional, pues no sólo había que conocer las coordenadas exactas, también la profundidad a la que se podrían encontrar. Tengamos en cuenta que en 1966 toda la contaminación era superficial, mucho más fácil de remediar. Con los años, la actividad humana la ha podido mezclar en profundidad, o la lluvia y regadíos han generado la migración vertical de los radionucleidos.
Hablas de datos hallados que se publicaron 15 años después. ¿Y eso por qué? ¿Cómo se explica esa tardanza?
JH.- A mediados de los 80, con Emilio Iranzo al frente del Proyecto Indalo, se realizaron una serie de pruebas de campo en la Zona 2. Desde 1966 se sabía que era la más contaminada, pero no había habido interés en contradecir o desmontar la historia oficial de una descontaminación supuestamente modélica. Como los análisis de plutonio son muy procelosos y caros, se utilizó un detector para americio 241 como vector del plutonio, que es más fácil y rápido su medida. Si además conocemos la proporción con el plutonio, pues con una simple operación aritmética podemos conocer la cantidad de los principales contaminantes. Los resultados de esos análisis confirmaron las peores previsiones. Según explican los autores de la publicación: no se conoce bien la causa por la que han permanecido ilocalizables, al igual que con los altos picos semanales de resuspensión (años 67-68) hallados en los filtros de los muestreadores de aire. En 2001, tras el hallazgo de los documentos, jubilado Iranzo y bajo la coordinación de Asunción Espinosa, se publicaron en la colección Informes técnicos del CIEMAT con el nº 975.
Por cierto hablas del CSN. ¿Qué opinión te merece este organismo? ¿Están realmente para defender a la población de los peligros radiactivos?
JH.- La prolongación de Garoña o las rebajas proyectadas para Palomares son solo dos muestras de un largo rosario. El art. 1 de la Ley fundacional del CSN dice: Se crea el Consejo de Seguridad Nuclear como ente de Derecho Público, independiente de la Administración General del Estado, con personalidad jurídica y patrimonio propio e independiente de los del Estado, y como único organismo competente en materia de seguridad nuclear y protección radiológica. Esa es la Ley; la teoría. En los últimos años ha habido innumerables denuncias del sindicato de técnicos nucleares. Su portavoz Nieves Sánchez definía en febrero la situación del organismo: está capturado por intereses políticos y económicos de la industria nuclear, y su dirección ejerce una deliberada falta de transparencia para ocultar la realidad . Mi percepción es la misma que tiene el ciudadano medio actual de la Fiscalía Anticorrupción y la Justicia en general, la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la independencia del Banco de España, la Dirección Gral. de Aviación Civil…..así podríamos seguir enumerando una por una la descomposición de nuestras instituciones metastizadas por los partidos políticos hegemónicos, pero hay barra libre. Reina la impunidad.
Lo dejamos aquí se te parece. Ya he abusado mucho de ti esta vez.
JH.- No te preocupes. Será que me va la marcha.
No lo dudo. Te va la marcha. Yo intento estar a tu altura.
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