Dialogamos con Héctor Huertas, lider Kuna de Panamá, en Mar del Plata, en medio de la Cumbre Continental de Organizaciones Indígenas. Con la sencillez y claridad de ideas que lo caracteriza Huertas nos expresó su especial preocupación por la reunión del Grupo de Trabajo ONU sobre el Proyecto de Declaración de los Derechos de los […]
Dialogamos con Héctor Huertas, lider Kuna de Panamá, en Mar del Plata, en medio de la Cumbre Continental de Organizaciones Indígenas. Con la sencillez y claridad de ideas que lo caracteriza Huertas nos expresó su especial preocupación por la reunión del Grupo de Trabajo ONU sobre el Proyecto de Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas a realizarse este mes de noviembre 2005. De no haber avances sustanciales existe la amenaza de que la Comisión de Derechos Humanos clausure este organismo y cierre la posibilidad de que se cuente en un futuro con una declaración aprobada. Esta sería la intención de un puñado de países «que sueñan con que se cierre la discusión de esta declaración».
¿Cómo está la situación actual de los proyectos de Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, tanto a nivel de la OEA como de la ONU?
Los pueblos indígenas nos hemos venido reuniendo desde hace muchos años y hemos llegado a definir términos muy claros. Para nosotros los derechos humanos no se negocian. Los derechos humanos de los pueblos indígenas son inalienables, imprescriptibles e inembargables y no pueden ser objeto de ningún tipo de limitaciones.
Partiendo de ese concepto, tenemos que entender que tanto la OEA como la ONU son organizaciones de estados y nosotros participamos en estas discusiones porque van a hablar sobre nosotros. En este sentido tenemos tres puntos cardinales que nosotros defendemos son: a) el derecho a la libre determinación, y es en virtud a este derecho que nosotros desarrollamos nuestra identidad política, social, económica y cultural, b) El derecho colectivo a nuestras tierras, territorios y recursos naturales, es otra de las piedras angulares de las declaraciones, y c) Los derechos colectivos que poseemos como pueblos indígenas, entre estos el derecho a la identidad cultural, a la espiritualidad, entre otros. Estos principios están en la sustancia y entrelaza ambas declaraciones.
También hay que reconocer que existen diversas relaciones entre los pueblos indígenas y los estados. Los indígenas de los países del norte tienen algún tipo de autonomía económica y desarrollan una economía política aunque sus tierras son federales. En América latina tenemos la propiedad colectiva sobre nuestras tierras pero en muchos casos no tenemos autonomía económica, por ejemplo sobre los bosques. A pesar de las diferencias los indígenas del norte y del sur nos hemos puesto de acuerdo para los principios arriba enunciados sean el fundamentos de nuestras propuestas y cubra la realidad de todos nuestros países.
¿Cuáles son los principales obstáculos para que se apruebe la declaración OEA?
El principal obstáculo para nosotros son los estados
¿Todos o algunos?
Hay algunos estados más blandos o más flexibles y que aceptan algunas cosas porque están en sus constituciones y no se pueden echar atrás porque son principios del derecho internacional. Pero hay países que siempre quieren anteponer sus propias constituciones políticas por encima de los derechos humanos. Todos sabemos que la mayoría de las constituciones y los estados se han conformado sin la participación plena de los pueblos indígenas y por lo tanto no son una verdadera democracia. Entonces ellos siempre quieren anteponer sus constituciones para desconocer los derechos humanos de los pueblos indígenas. Y esta es una lucha muy grande tanto en el proceso de la OEA como en la ONU
¿Cuál es la fuerza jurídica que tienen estos principios estando en proyectos de declaraciones? ¿Cuál es su nivel de legalidad y legitimidad?
Yo creo que más que la legitimidad de las declaraciones nosotros tenemos que ver la legitimidad de los pueblos indígenas. Nosotros somos pueblos indígenas y los que están en mora, los inmorales, los ilegítimos son los estados. Para muchos la adopción de una Declaración como la de la OEA es para poder lavarse la cara de estos 513 años de genocidio. Algunos dicen que son o no son vinculantes. Pero para nosotros se trata de insertar nuestros derechos y desde allí influir en diversos espacios. Todas estas discusiones a nivel de la OEA han incidido en otros procesos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial donde se está discutiendo el principio del consentimiento libre, previo e informado y otros principios de derechos humanos.
¿En que fase específica está la discusión de la OEA?
En octubre tuvimos la sexta reunión de negociaciones y se terminó la sección quinta sobre el problema de tierras y territorios. En febrero habrá una próxima sesión de negociación para volver a un proceso de negociación en abril y sacar corchetes y ver los conceptos que no nos han permitido avanzar. Pero estamos marchando bastante bien.
¿Optimistamente hablando para cuándo piensas que se podría poner un texto consensuado de la Declaración en la Asamblea General de la OEA?
Si nosotros contamos con el apoyo de los estados para el fondo voluntario y otros apoyos de solidaridad en unos dos o tres años podemos tener la Declaración.
En relación al proceso de la declaración de la ONU ¿cuán decisivo es la reunión del Grupo de Trabajo sobre el Proyecto de Declaración a realizarse en noviembre?
El evento de noviembre es decisivo y los pueblos indígenas deben saberlo. El mandato del Grupo de Trabajo sobre Derechos Humanos terminó el 2004 y solo se logró adoptar dos artículos de un total de cuarenta y cinco. La Comisión de Derechos Humanos en abril de 2005 le dio un nuevo mandato al Grupo de Trabajo para ver si se han acercado algunas posiciones. Entonces, se han revisado y discutido los artículos que están cerca de una adopción y se han identificado otros que están un poco más lejos. La reunión de noviembre es fundamental para avanzar en la adopción de los textos y los plazos también. Si no logramos avanzar la Comisión de Derechos Humanos puede cerrar el grupo de trabajo y no vamos a tener otra oportunidad de continuar bregando por la aprobación del proyecto de Declaración.
¿Hay algunos estados que están detrás del cierre del Grupo de Trabajo?
Estados Unidos, Australia, Francia e Inglaterra son los estados poderosos que no quieren que tengamos derechos sobre nuestros recursos naturales. Pero tenemos buenas relaciones con el Grupo de Latinoamérica y el Caribe (GRULAC) que nos apoya, algunos estados nórdicos y de Asia también. En realidad son algunos pocos estados del mundo que sueñan con que se cierre la discusión de la declaración.
¿Que piensas de la creación de un espacio a nivel de la OEA para establecer de manera permanente mecanismos de dialogo entre los gobiernos y los pueblos indígenas?
Es una buena idea porque se necesitan espacios estables y formales. Lo que habría que discutir es el mandato preciso que tendría este espacio. El Foro Permanente de las Naciones Unidas es importante y se discuten muchas cosas pero se ha quedado mucho porque no puede ver situaciones reales de los derechos humanos. Un espacio a nivel de la OEA es importante pero lo más importante es que tenga un mandato específico y pueda, por ejemplo, hacer visitas a los países para ver situaciones concretas de los derechos humanos. Si se trata solo de un espacio de dialogo es productivo pero nosotros necesitamos dar un paso más.
¿Cómo ves el proceso representativo de los pueblos indígenas tanto en la OEA como en la ONU?
Una crítica recurrente tanto en la OEA como en la ONU es la representación de los pueblos indígenas. Nosotros debemos al respecto recordar algunas cosas. Por ejemplo, los pueblos indígenas de Panamá, siendo este un país un poco pequeño no es difícil unir a los pueblos indígenas para ponerse de acuerdo en cuanto a la participación en la OEA y en la ONU. Nosotros apoyamos los principios que guían la participación de los pueblos indígenas y esto sucede en la mayoría de conclaves indígenas. Se han acordado principios que los foros indígenas deben respetar y de los cuales nadie debe salir. Existen organizaciones grandes como la COICA, la CICA, etc. que vienen como bloque, otros vienen como expertos, otros como personas indígenas, otros como comunidades. Y cada uno trae un universo de cosas y nosotros no creemos que cada uno por separado sea una representación. Lo importante es que siempre nos reunimos todos y hacemos una sola voz. Allí esta el poder de la representación. La gente no procura hablar de forma individual porque las realidades son distintas. Cuando se habla frente a los estados es muy difícil que alguien hable de manera particular. El otro problema son las limitaciones económicas que tenemos los pueblos indígenas para asistir a este tipo de evento que por lo común se realizan en las metrópolis, en Washington o Ginebra. Esta es una gran debilidad.
Servindi
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