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Pandemia y virus de utilización clasista, Comunidades y gobernanza

Fuentes: Rebelión

La Comunidad de Madrid (dominada por el PP, y fortalecida por la inactividad -¿políticamente/personalmente  presionadora/no confrontadora para ocupar otros cargos institucionales? de Gabilondo del PSOE-, amplía las restricciones de movilidad a ocho nuevas áreas básicas de salud. De forma que, a las 37 zonas con restricciones en Madrid, se suman ocho más y serán un total de 45, pero, el gobierno de la Comunidad de Madrid -representada por las elites políticas/económicas de este poder-, no contrata (ofrece contratos de transitoriedad e inseguridad a corto plazo, además de condiciones leoninas en cuanto a horarios y salario), médicos, enfermeras, rastreadores, auxiliares, bedeles, etc., a lo que se suma el colapso/agresión contra los madrileños -si de verdad se intenta parar una pandemia- de unos medios de transporte masificados en los que es imposible mantener distancias de seguridad y de higiene. Eso sí, es obligatorio ir a trabajar, y se mantienen abiertos los negocios de apuestas, como si fueran de necesidad.  

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, o sea, la versión mas estrenista de la derecha liberal, ha desatendido así las recomendaciones (que no ordenes) del Gobierno, recomendaciones que, por otra parte, más que de tibias (implicación mínima en cuanto a la salud de los madrileños), denotan una falta de gobernanza a todos los niveles e implicación sobre lo que suceda a las gentes de una Comunidad territorial que es capital, política, pero también, mal que nos pese, representante en el exterior del Estado, siempre contestado/fragmentado español.  

Los infectados en Madrid (por cientos de miles) y los muertos (por decenas de miles), no parecen inquietar, ni importar (los primeros responsables de la infección, son los infectados, que son criminalizados en todos los medios), a los representantes políticos, salvo su futura repercusión en cuanto a votos, como tampoco parece importar a la mayoría de los representantes en el Congreso de los Diputados, y el Senado, la situación económica (de supervivencia) de amplias capas de la población confinada, sin contrato, sin seguridad social, sin paro, y sin un -publicitado, y fracasado/denegado- Ingreso Mínimo Vital. 

Una vez más, se está ante la Idea, la Idea del Estado liberal capitalista. Es verdad que, los grados de implicación democrática, al igual que ocurre con los grados de implicación social, son amplios; pero la incapacidad de superar jerarquías y obediencias, ideologías de escogidos, y aporofobias,[1] provocan muertes. 

Estas políticas son posibles porque se apoyan en la falta de pensamiento y responsabilidad social de los más ricos y elitistas, pero también en la ignorancia/estulticia de las gentes que sufren pobreza, inseguridad, e indignidad; las mismas que votan a partidos conservadores de toda índole -hasta su extremo nacional fascista/sindicalista- seguidoras de un intento de estabilidad/seguridad nunca conseguido, pero blindaje legal/político ante unas políticas educacionales y jurídicas, demasiado igualitarias, según  su no pensamiento.  

Se manifiestan, denuncian penalmente, y mienten, en contra de lo que llaman intento de Estado comunista, utilizando sin complejos el poder político adquirido -y el judicial que, por identificación de clase, y por leyes, le es  afín-, para conservar la autorictas[2] patriarcal con ínfulas de potestas[3], de la antigua Roma sobre los hijos –la minoría de edad de la gente es un recurrente para todo político, lo que le facilita que se arrogue el derecho a decidir por los demás-. Es la batalla de la Idea como directora de la soiedad, es la justificación de la implantación de la gobernanza, aunque esta sea solo sea implantación de ideología patriarcal, violenta, clasista, conservadora, y reaccionaria. 

Eso sí, sus provoca/antidisturbios de la policía nacional o local –una vez más- cargan/apalean, y detienen a manifestantes que reclaman sanidad pública –insumisos- pacíficos (como suele ser hasta que brota la indignación contra la agresión), para defender/ocultar lo que hacen los dirigentes/elitistas ecónomo/políticos en el Poder. 

No hay mas médicos, ni mas enfermeras, ni más personal sanitario y de administración, no hay mas metros, y autobuses, ni mas rastreadores. La pandemia seguirá, y algunos se harán más ricos gracias a las acciones torticeras de la mayoría de los políticos en el Poder. Al resto, los dirigentes políticos les dejan desear la suerte de no enfermar… y morir. 

Notas.

[1] La aporofobia, del griego áporos ‘pobre, y fobos ‘miedo’, es el miedo y rechazo hacia la pobreza y hacia las personas pobres. 

[2] El páter familias era el ciudadano independiente que ejercía la autoridad y el mando sobre todos los de la casa; el páter familias siempre era un hombre, y ejercía poder sobre todos los bienes y personas que pertenecían a la familia. Era la persona física que tenía atribuida la plena capacidad jurídica para obrar según su voluntad. Nunca podía ser una mujer 

[3] El concepto se contrapone al de potestas, o poder socialmente reconocido.