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¿Paranoia? No, patriotismo

Fuentes: Rebelión

El clamor confundiría por doquier a un desavisado, si lo hubiera, hasta llevarlo a cometer el pecado de leso discernimiento al concluir que los cubanos padecemos cierta paranoia. ¿Cómo es posible que, si están dando pasos concretos en lo que a la larga podría convertirse en unas relaciones normales con EUA, en lo comercial, por […]

El clamor confundiría por doquier a un desavisado, si lo hubiera, hasta llevarlo a cometer el pecado de leso discernimiento al concluir que los cubanos padecemos cierta paranoia. ¿Cómo es posible que, si están dando pasos concretos en lo que a la larga podría convertirse en unas relaciones normales con EUA, en lo comercial, por ejemplo, levanten su voz contra lo que siguen considerando al parecer inacabable asedio imperialista?

¿De qué base concreta disponen los disímiles centros de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) que, gregariamente, proclaman su negativa a negociar los valores inculcados por las tradiciones patrióticas de lucha?

Elemental, habríamos de responder al incauto. Como bien subraya una colega, estos casi dos años de restablecimiento de nexos diplomáticos con el vecino del norte han demostrado fehacientemente que las alertas no deben apagarse nunca ante intenciones dizque solapadas, subrepticias, ante acercamientos de doble filo. Alguien aseveraba que la historia se nos entrega como drama y se nos repite como farsa, y está uno por pensar que se nos aparece como clonada: de nuevo tragedia, ¿no? Porque esa puja que hemos presenciado siempre entre el garrote y la zanahoria se da una vez más, con fuerza inusitada.

Sucede que este verano, como ya ocurrió en 2015, los EE.UU. ofrecieron becas a los jóvenes educandos de la Isla con el propósito de formarlos como líderes, en cursos precisamente estivales en la poderosa nación, para luego introducirlos acá con vistas a desestabilizar el orden social y político que escogimos.

Por intermedio de la prensa local y la alternativa a los grandes medios nos enteramos de que un promotor de la iniciativa es World Learning, la organización no gubernamental encargada de brindar oportunidades de aprendizaje a la juventud de otros países, para inocularles los (des)valores de esa sociedad e influir política e ideológicamente en ellos. Otro patrocinador, la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid) de Estados Unidos, cuyo currículo de agresión contra el pueblo cubano consta de varios hitos en un camino a todas luces extendido como una pesadilla.

Según el sitio digital de la Usaid, reproducido en uno de nuestros rotativos a modo de muestra inobjetable, a la postre los participantes sabrán cómo desarrollar habilidades para hablar en público (¿en español?), trabajar en equipo, negociar, fomentar consenso, resolver conflictos, defender los derechos propios y solucionar problemas. «Nuestros programas ayudan a la próxima generación de líderes mundiales para obtener un mayor sentido de responsabilidad ciudadana, establecer relaciones a través de líneas étnicas, religiosas y nacionales, y desarrollar las habilidades y conocimientos para transformar sus comunidades y países».

¿Un cambio a imagen y semejanza del producido en la URSS y el campo socialista? Más claro, ni el agua, si pura. Ya lo aseveraba un tercero, el sitio www.topsecretwriters.com sobre World Learning: «No es más que una fábrica de propaganda de la CIA que se utiliza para que el Gobierno Federal pueda lograr sus objetivos políticos generales en suelo extranjero». Y no es que le huyamos al intercambio de alumnos. Recordemos cuántos de nosotros se instruyeron en la Unión Soviética y otros lugares, solo que respetando las instituciones y leyes de una y otra parte, con un sesgo serio, de acuerdos entre Estados. No de Estado con particulares. Porque eso, señores míos, es un nítido intento de mentís, es un pasar por alto que, verbigracia, actualmente la Universidad de La Habana tiene más de 13 programas de intercambios semestrales con cientos de estudiantes norteamericanos, llegados por las vías convencionales, de uso en el orbe. Entonces, se pregunta un periodista, ¿por qué la Casa Blanca no solicita a Cuba legalmente las becas de la susodicha ONG, como se ha planteado en las reuniones de la UH, pongamos por caso?

Y yendo al grano, para ver si desasnamos a los «desavisados», la línea gringa no ha mutado no obstante las poses de perdonavidas de Obama, ni ha cesado la subversión en todas sus aristas. Quien quiere creer, creerá. Bástenos leer con atención la serie de tres artículos publicada recientemente en el diario Granma por Raúl Antonio Capote Fernández, además de escritor, agente encubierto de la Seguridad infiltrado en la CIA. Trabajó desde 2005, cuando fue reclutado por la Agencia, en el plan Génesis, y allí integró proyectos para promover en Cuba el nacimiento de una generación de transición, y valga el eufemismo. Bajo esa mirada, refiere un reportero testigo de sus palabras en uno de los actos de la UH, «como primera carta, implementaron un plan de becas, igual al de ahora, para alumnos de nuestras universidades.

«Pero esas becas, que prometían pagar el viaje y gastos personales, no pretendían formar ingenieros, historiadores, artistas, críticos de arte… sino ‘líderes’ de cambio para Cuba. El Gobierno norteamericano no cuenta con una contrarrevolución organizada y prestigiosa; por eso busca gente diferente, jóvenes a quienes puedan convencer de las ventajas del capitalismo.

«Participé en conversaciones donde se cuestionaba para qué un país pequeño necesitaba la biotecnología y la farmacéutica. Planearon regresar con los grandes casinos y el poder de la mafia… incluso hasta el proyecto de una nueva Constitución pensada y escrita por ellos. Ese es el plan real, y para ello necesitan formar gente en esas becas, para que regresen a Cuba con su pensamiento capitalista».

Asomaba así, prístinamente, a la palestra pública las entrañas de un engendro, la World Learning, que recibe financiamiento de distintas instancias del Departamento de Estado de EE.UU., incluyendo la Usaid; desconoce en su accionar las instancias cubanas (ministerios de Educación y de Educación Superior, entre otros); viola las leyes nacionales e internacionales para el intercambio académico y de la normalización de las relaciones; coordina la salida de forma tercerizada, mediante ciudadanos extranjeros que arriban como turistas. El trabajo final suma un proyecto práctico para implementar en Cuba que no observa los principios éticos, políticos y económicos de su sociedad. ¿Cómo no pensar, pues, en un «renovado» montaje escénico de una vieja obra?

Más sabe el diablo por viejo…

Solo que conocemos el dicho. Y que, tal escribe Capote, otra de las añagazas, unida a la de las famosas becas, la constituye el que el uso de flamantes plataformas mediáticas; la aparición de sitios, portales, revistas, aparentemente inofensivos, de perfil bajo, están anclados con firmeza en retomados, por útiles, estereotipos de guerra cultural. «El pago a periodistas mediante estrategias para atraer a personas con prestigio en el mundo de la prensa cubana, la aplicación de técnicas probadas de mercado que permiten una rápida difusión de los materiales elaborados por estos, formas de pago superiores por mucho a las posibilidades de nuestros medios, el enmascaramiento de las reales intenciones tras una supuesta postura crítica y de libertad de expresión, son algunas de las nuevas tácticas aplicadas…».

Como la intentona de crear una blogosfera contrarrevolucionaria no dio resultado, añade Raúl; y la creación de una plataforma cubana de blogs y el surgimiento de una blogosfera revolucionaria convirtieron ese escenario en muy complejo para los enemigos, estos se entregaron a la tarea de, cual artistas del birlibirloque, taumaturgos de nueva capa, comprar conciencias, «convencer» a algunos con los argumentos del pensamiento neoliberal, «con las argucias del fin de la historia, del hombre de Musil, el nada vale y todo se vale, el sálvese quien pueda, esencia de la doctrina burguesa» primigenia. Esa que procura, de buenas a primera, la configuración de una pequeña y mediana clase idéntica en nuestros predios, con aliados internos y colaboradores, cambiacasacas que mañana negarán con brío en sus nuevos medios lo que hoy expresaron desde dentro, desde el corazón de la patria, en los periódicos, las emisoras, de esta. La estrategia del desesperado aferramiento a la construcción, con campañas minuciosa s , prolijamente establecidas, de una imagen negativa de los cuadros, los intelectuales, los artistas verdaderos, resulta el «golpe suave», que estipula como una de sus reglas fundamentales destruir los pilares básicos del Estado.

Por eso, ante eventos tales la Primera Conferencia sobre la Libertad en el Uso de Internet en Cuba, organizada por la gubernamental Oficina de Transmisiones hacia la Isla, que administra Radio y TV Martí, habrá que despojarse de los rezagos de duda sobre los objetivos últimos (¿o primeros?) del Tío Sam, como asegura, en Granma, Iroel Sánchez, conforme a quien «el Estado revolucionario ha hecho y hará todo lo posible por incrementar la conectividad al servicio de los cubanos; es algo que ningún programa subversivo hará detener y seguirá siendo impulsado de manera decidida en la medida que los recursos disponibles lo permitan. Una prueba de ello es la creación de la plataforma gratuita de blogs Reflejos, pero en cuanto se creó, los blogs cubanos dejaron de ser noticia para la maquinaria mediática hegemónica y surgió un nuevo producto: los medios alternativos».

Empero, Iroel dista de ser miope. Por tanto alude a que nuestra prensa debe renovarse funcional y estructuralmente, tarea en progreso, por cierto. Y para refrendar su aserto cita al «reconocido periodista y leal militante comunista Julio García Luis, quien nos dejó una obra de extraordinario valor»: «Creemos que puede haber una mejor alternativa cubana, socialista, revolucionaria y de mérito periodístico. Que sintetice y mantenga lo que deba ser conservado, y cambie lo que debe ser cambiado.

«Una alternativa que salvaguarde el papel político y clasista de nuestra prensa, la propiedad social en la que se sustenta, y el papel dirigente del Partido como fuerza de vanguardia de nuestra sociedad».

Una prensa, acotemos con García Luis, que, dirigida por el PCC, disponga de autonomía y decisión de lo que se publica y cómo se publica. «Los periodistas, a su vez, han de ganarse también con su talento y su coraje una amplia autonomía. No debemos tener ningún temor en emplear esta palabra. El periodismo, como forma de trabajo intelectual, requiere de espacio para la libertad creadora».

Y al Tío Sam habrá que recordarle -él lo sabe- que, al decir de Magda Brito D’Toste, directora de Informatización en el Ministerio de Comunicaciones cubano, el acceso a Internet es de los servicios que más aceptación tienen hoy entre la población y ya está presente en todo el país, vía alámbrica o inalámbrica […]. No hay limitantes políticas para el acceso. Sí reconocemos que se limita […] por la cuestión económica, porque las tarifas todavía son altas, aun cuando han tenido un decrecimiento que debe tender a continuar en la medida en que logremos masificar más el servicio».

Y si quedara…

Sí, si alguien se exhibiera aún desavisado (pensemos sanamente), expongámosle que, si de paradojas se trata, pululan en el lado de allá del estrecho de la Florida. No en balde, el presidente de los consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, reconocía en la XVII Cumbre de los NOAL, en la Isla de Margarita, Venezuela, el 17 de septiembre pasado, que, si «ha habido algunos avances, sobre todo en el ámbito diplomático y de la cooperación en temas de interés mutuo», no ha sido igual en la esfera económico-comercial, «debido al alcance limitado, aunque positivo, de las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno estadounidense».

Por eso «Cuba seguirá reclamando el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, que tanto daño nos causa y que afecta también a muchos países por su alcance territorial; y continuará demandando que se devuelva a nuestra soberanía el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Estados Unidos en Guantánamo».

¿Alguien de buena fe se atrevería a no tomar estas palabras como verdades primordiales, evidentes? Quien así osara no tendría en cuenta que, como ha ocurrido en las últimas cuatro décadas, el presidente Obama, el atildado, el autodeclarado amigo de nuestro pueblo, renovó recientemente la vigencia de la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917, en la actualidad solo aplicada a Cuba.

Tal se pregunta el comentarista Sergio Alejandro Gómez, en Granma, cómo entender que visite la Isla y pida «dejar el pasado atrás», para luego renovar una normativa con toda la retórica de la Guerra Fría que se basa en los intereses de ‘seguridad nacional’ de Estados Unidos.

«Si bien es cierto que las propias autoridades norteamericanas han dicho que cambian los métodos, pero no los objetivos de su política hacia Cuba, el propio Obama llamó al Congreso para que trabajara en la eliminación del bloqueo, como parte de los cambios anunciados el 17 de diciembre del 2014. Entonces, ¿por qué no deja de renovar la Ley de Comercio con el Enemigo?».

Esta representa el eslabón original de la armazón de la agresiva estrategia. Resultó la base legal en la que se asentó la Proclama Presidencial 3447, emitida por John F. Kennedy en febrero de 1962, la cual decretó el arma de asfixia de la Revolución Cubana.

El colega rememora que cuando la Helms-Burton codificó el bloqueo, también preservó la autoridad presidencial de autorizar licencias para hacer determinadas excepciones. Y aclara que, aunque los trasfondos legales son difusos incluso para los entendidos, «la clave del asunto radicaría en que unas legislaciones se sobreponen sobre las otras a lo largo de los años, pero no se anulan. De tal manera que aún están en vigor las estipuladas de la Ley de Comercio con el Enemigo, de la Ley de la Asistencia al Exterior de 1961 y de la Ley de Administración de las Exportaciones de 1979, las mismas que empoderan a los departamentos del Tesoro y de Comercio para manejar la aplicación del bloqueo en la práctica, mediante los sistemas de normativas conocidas como las Regulaciones para el Control de los Activos Cubanos y las Regulaciones para la Administración de las Exportaciones».

Y asimismo repara Gómez en que, si bien parece contradictorio, los voceros de Obama aducen que, con la firma, se están defendiendo las prerrogativas del Presidente respecto a Cuba y la posibilidad de continuar empleándolas. Ojalá esa fuera la realidad monda y lironda. Solo que más bancos han sido multados últimamente por la Oficina para el Control de Activos Extranjeros por mantener relaciones económicas con la Isla. Y llueven millonarias afectaciones a la cultura nacional, principalmente en la enseñanza artística y la música, al constreñirse la adquisición de elementos de la base material de estudios, accesorios para artes plásticas, el ballet y la danza… y los perjuicios para las presentaciones de los artistas cubanos en territorio estadounidense, con las barreras en la comercialización discográfica y los ingresos por derecho de autor. Y las pérdidas se prodigan en el Ministerio de Educación, y los sectores de la química y la bioquímica. Y la extraterritorialidad se reparte en la prospección de petróleo y gas…

A pesar del contexto iniciado a partir de los anuncios del 17 de diciembre de 2014 y de la apertura de las respectivas embajadas, en el verano de 2015, según los investigadores Pedro Echeverry Vázquez y Andrés Zaldívar Diéguez, en ese lapso el Gobierno norteamericano multó a ocho entidades de diferentes países por un valor acumulado de 2 836 millones 681 581 dólares.

Se ha mantenido la prohibición de hacer turismo. Hasta el momento deviene un bluf la proclamación de la autorización del dólar gringo en las transacciones financieras internacionales cubanas con terceros países, y con los propios EE.UU… En fin, el bloqueo no se erige precisamente en una entelequia.

Como sí resulta entelequia el amago de inadvertido frente a la línea agresiva de un Norte que entorna los ojos angelicalmente y recurre a un mandatario atildado, simpático, que, con frases en español acriollado, aparenta empatía ante un pueblo donde no proliferan los desavisados. Y que reacciona enconado a las artimañas foráneas. No, no es paranoia lo de los jóvenes que protestan por las becas de la World Learning. Simplemente, dignidad. Y un acendrado patriotismo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.