«Vendimia, emigración y precariedad laboral. Por la dignidad de los trabajadores del campo». Así resume la CNT de Córdoba el contexto que rodea a las 15.000 personas, en su mayoría jornaleros, que entre finales de agosto y primeros de septiembre se desplazan a Francia para la campaña de la vendimia. Cerca del 10% de quienes […]
«Vendimia, emigración y precariedad laboral. Por la dignidad de los trabajadores del campo». Así resume la CNT de Córdoba el contexto que rodea a las 15.000 personas, en su mayoría jornaleros, que entre finales de agosto y primeros de septiembre se desplazan a Francia para la campaña de la vendimia. Cerca del 10% de quienes viajan este año son estudiantes universitarios. Ya durante el franquismo, decenas de miles de jornaleros partían cada temporada hacia la Europa boyante. En 1992 se trasladaron a la vendimia francesa cerca de 10.000 personas (5.000 menos que en 2016). El sindicato llama la atención sobre los desplazamientos en un país, España, que según el Ministerio de Agricultura es el primero del mundo en superficie de viñedo de uva para vinificación, y el tercer productor mundial de vino. La superficie de viñedo en el estado español representa el 7% de las tierras de cultivo. «La explicación es clara, el jornal en Francia es de 9,67 euros la hora frente a los 6,5 euros de jornal en España», explica el sindicato.
Otro de los factores relevantes son los «ajustes» en el sector: el censo agrario del INE señala que España dedicaba al viñedo más de un millón de hectáreas en 2009, frente a las 958.697 hectáreas plantadas en 2015. Mientras, argumenta la CNT de Córdoba, se ha incrementado el rendimiento y las ganancias para los grandes propietarios, y con la ayuda de fondos europeos se han plantado nuevas variedades en 274.000 hectáreas. La mayor mecanización de las tareas y los ritmos de destajo llevan, además, a una mengua del número de jornales y a que se reduzcan las campañas. Más frecuentes en España que en Francia, los ejemplos de trabajadores sin dar de alta se encuentran en los dos países. La organización anarcosindicalista relaciona el fenómeno de la vendimia con la estructura del campo español, «que escasamente se ha modificado respecto al franquismo». Y menciona a los grandes terratenientes adscritos a «la más rancia aristocracia», banqueros, empresarios del ladrillo y especuladores, que acumulan grandes extensiones de tierra en el estado español. Además, «engordan sus cuentas bancarias con las enormes subvenciones que les proporciona la Política Agraria Común (PAC) de la UE». En cuanto a los obreros del campo, la CNT califica de «bochornoso» que una parte de ellos tengan que salir a otros países para trabajar durante una temporada, debido a la situación de desempleo y las malas condiciones laborales en el agro español.
En las primeras fechas de agosto, la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT advirtió a los trabajadores que fueran a laborar en la vendimia francesa que no confiaran en falsas promesas de trabajo, y evitaran desplazarse sin la firma previa del contrato (en origen). El riesgo estaba en la posibilidad de que, llegados a Francia, no se formalizara la contratación porque las plazas estuvieran cubiertas; «o incluso puede que acaben trabajando sin los derechos ni las condiciones laborales y legales mínimas», apuntó el secretario general de UGT-FICA, Pedro Hojas. Para asegurar una estancia segura a los vendimiadores, el sindicato aconsejó que tuvieran previsto un alojamiento y utilizaran los servicios regulares de autobús, pues los empleadores no garantizan el alojamiento en todos los casos y los transportistas privados «no ofrecen suficientes garantías en el traslado». Otra de las advertencias consistió en evitar la contratación a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT), pues perderían la posibilidad de generar derechos sociolaborales en Francia.
De los 15.000 vendimiadores españoles que se han trasladado este verano a Francia, 11.000 proceden de Andalucía (sobre todo el interior de Granada y Jaén), 1.150 del País Valenciano, 650 de Murcia, 500 de Castilla-La Mancha (principalmente de Albacete y Ciudad Real) y 1.700 del resto de autonomías. Las cifras son parecidas a las registradas durante los últimos años. Dado que la demanda para la vendimia francesa es muy superior a la oferta, las plazas a primeros de agosto se encontraban ya cubiertas. En cuanto a los destinos, los departamentos en los que se labora son Pirineos Orientales, Aude, Herault, Gard, Bouches Du Rhône, Vaucluse, Var y Drome. Quienes llegan en primer lugar, los jornaleros que recolectan en la zona sur, viajan a Francia desde mediados de agosto; el resto de contratados, se desplazan según el inicio de la campaña en cada departamento, principalmente a partir de septiembre, informa UGT. Respecto a la permanencia en Francia, la media se sitúa entre 20 y 25 días, aunque los trabajadores que colectan en la vendimia más temprana pueden estar más de 40 días, al pasar después a zonas de recolección tardía. Para la vendimia se efectúan contratos de temporada, cuya duración máxima es de un mes con posibilidad de renovación. El salario depende de la categoría (cortador/vaciador/porteador) y la región francesa donde se trabaje, se acuerda en los convenios colectivos y no puede ser inferior a 9,67 euros la hora (Salario Mínimo Interprofesional de Crecimiento en Francia). Más allá de las 35 horas semanales -jornada laboral en el país vecino-, han de cobrarse las horas extraordinarias.
La Federación Agroalimentaria (FEAGRA) de Comisiones Obreras añade algunos pormenores a la radiografía. La mayoría de los jornaleros que acuden a la vendimia francesa han sido contratados en campañas anteriores, de modo que ya han establecido una relación con el patrón galo. De hecho, el empresario les envía los contratos año tras año. Así, las nuevas contrataciones, sustituciones o faltas se cubren con personas conocidas del ámbito de las cuadrillas, familiares y conocidos. «Fuera de ese entorno es muy difícil acceder a contrataciones nuevas», apuntan fuentes de FEAGRA. Otros factores que afectan a los migrantes del campo es la mecanización de la recolecta de la uva, el crecimiento del paro, la contratación de trabajadores en Francia de otros países y la escasez de ofertas de alojamiento y comida, lo que hace poco rentable el desplazamiento para la vendimia a título individual. Todos los años Comisiones Obreras alerta ante la posibilidad de fraudes, también en la búsqueda de empleo. Pueden darse situaciones como que se pida dinero por la consulta de las ofertas de trabajo (o recibir preofertas laborales) y la venta de guías para buscar empleo. El sindicato recuerda que el acceso a las ofertas es gratuito y pagar por las mismas no garantiza un puesto de trabajo; además, formalizar el contrato es una obligación del empresario.
¿Cuáles son las características de los vendimiadores españoles? Comisiones Obreras distingue entre quienes demandan por primera vez empleo y los trabajadores que repiten en las tareas. El 80% de las personas con interés en incorporarse son hombres (mayoritariamente) y mujeres entre 30 y 60 años, con estudios primarios, sin conocimiento de lenguas extranjeras y «barreras» para buscar empleo por Internet. Respecto al 20% restante, se trata de jóvenes con formación universitaria, menores de 30 años y con conocimiento de idiomas. Son además personas que carecen de experiencia previa en trabajos del campo. Proceden mayoritariamente, en ambos casos, de entornos rurales. Por el contrario, los veteranos en la vendimia son en un 90% hombres, entre 30-45 años, con estudios primarios y experiencia tanto en labores agrícolas como en la colecta de la uva. El 5% de las mujeres que acuden son las encargadas de la logística de la cuadrilla, y generalmente no recogen la uva.
Al hilo de las campañas informativas sobre la vendimia francesa, Cáritas de La Rioja y Ciudad Real recordaron las situaciones de precariedad y explotación laboral que padecen los temporeros del campo en las comarcas vinícolas. La asociación católica presta servicios de información, acogida y atención básica en municipios como Alfaro, donde se recolecta la pera, y en Calahorra. En Logroño y La Rioja Alta la campaña comenzará en torno a mediados de septiembre, en función de la maduración de la uva. Los problemas estructurales de la vendimia en La Rioja son los mismos que en otros territorios: la generalización de la maquinaria, frente a la colecta manual, merma la necesidad de mano de obra. Se agrega el impacto de la crisis, de manera que los trabajos son cada vez más asumidos por los familiares, trabajadores españoles o inmigrantes que viven en los municipios del entorno y que antes trabajaban -en muchas ocasiones- en otros sectores. En ese contexto, advierte Cáritas, «aumenta la actividad de personas que utilizan de forma irregular el trabajo de terceros en beneficio propio; son los denominados intermediarios ilegales». En la campaña de 2016, por primera vez, Cáritas-La Rioja realiza un seguimiento de los asentamientos de temporeros y los menores que viven en los mismos.
Con motivo del inicio de la vendimia en Valdepeñas (Ciudad Real), la entidad católica llama la atención sobre la «subcontratación ilegal» en esta provincia, pues se dan casos de una «brutal explotación de los trabajadores». A mediados de abril, organizaciones sociales de la provincia de Huelva se desplazaron para atender a los afectados por el incendio del asentamiento chabolista del polígono de San Jorge, en el municipio de Palos de la Frontera. Muchos de los temporeros trabajaban en la fresa, pasaban la noche en las eras y el fuego destruyó sus objetos personales. «Se trata de un hecho muy grave tras el que se esconde la realidad de los más de 1.800 temporeros que se hallan en los asentamientos de la provincia», criticó Cáritas-Huelva. Hace más de una década que viene denunciándose la precariedad de muchos obreros que llegan a la recolecta, privados de necesidades básicas como alimentación, vivienda o salud. Además, en los asentamientos proliferan los materiales inflamables (plásticos, «palets» o basuras). En 2015 se produjeron incendios en los asentamientos de Palos de la Frontera (junio), Lepe (junio y agosto) y Lucena del Puerto (mayo). Numerosas personas resultaron afectadas y decenas de chabolas, destruidas.
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