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Pier Paolo Pasolini, 35 años de un asesinato lleno de dudas

Fuentes: Tercera Información

Las dudas sobre la versión oficial del asesinato de Pasolini con el paso del tiempo cada vez se hacen más patentes

Hay artistas que su propia forma de vivir tiene tanta importancia a la de hora de considerar su obra como las propias creaciones en sí. Es el caso de Pier Paolo Pasolini, en el que su biografía y su obra tienen casi el mismo peso a la hora de analizar el personaje en su plenitud.

Nacido en 1922 en la ciudad de Bolonia, con el paso del tiempo ha sido finalmente considerado como uno de los pilares esenciales de la cultura italiana del siglo XX. Su pensamiento revolucionario y su forma de vivir libre es indisoluble de su faceta artística. Él mismo se empeñó en conjugarlas en un cuerpo único.

Esa concepción de la vida le llevó no sólo a ser mal visto por la parte más conservadora y burguesa de la sociedad de la época sino que también le trajo como consecuencia ser expulsado del Partido Comunista italiano por «indignidad moral».

Todos estos aspectos personales de Pasolini no deben ensombrecer su aportación a las artes, capital desde cualquier punto de vista, ya sea técnico o ideológico. En el campo del cine fue capaz de hacer películas como «Accatone», uno de los ejemplos más exactos y perfectos de lo que se entiende por neorrealismo italiano. «Saló o los 120 días de Sodoma» o «El Evangelio según San Mateo» tratan temas como el sexo, la religión y el poder de una manera pocas veces vista. La ironía y el humor casi surrealista también fueron utilizados para hacer una visión de un mundo cambiante en «Pajaritos y pajarracos».

Pero no sólo se circunscribe al cine la creación de Pasolini. Su obra literaria, que abarca desde la poesía al ensayo, también ha dejado un legado digno de mención, entre la que destaca la brillante «Chicos del arroyo», poseedora de una decadente belleza inigualable.

Pero tal día como hoy, 2 de noviembre, de hace 35 años se producía el hecho luctuoso de su muerte, que como no podía ser de otra manera tratándose del intelectual italiano, también está sujeta a la polémica. Su cuerpo apareció brutalmente golpeado, incluso con marcas de haber pasado por encima de su cuerpo un coche, en la ciudad de Ostia.

La confesión de Pino Pelosi, joven con el que había quedado ese día para supuestamente mantener relaciones sexuales, en la que hablaba de una discusión con un fatal desenlace fue inmediatamente aceptada por las leyes del momento y dieron el caso por cerrado. Una decisión tomada más para ser utilizada como juicio a las «desviaciones morales» del cineasta que como consecuencia de una investigación.

Huelga decir que para muchos sectores esa confesión no se ajustaba a la realidad. Con el paso de los años varios testimonios que hasta ahora callaban por miedo, no hay que olvidar lo convulso de la década de los 70 en Italia, han ayudado a dar credibilidad a otras versiones que confluyen en que se trató de una emboscada. El mismo autor confeso del crimen llegó a expresarlo así en el años 2005, tirando por el suelo su propia declaración y a la que se sumó el amigo de Pasolini Sergio Citti, abriendo definitivamente las dudas que rodearon al asesinato.

Hace unos meses se materializó de forma oficial la petición que hasta este momento habían reclamado muchas personas de reabrir el caso, y así poder utilizar todos los adelantos técnicos y las nuevas declaraciones que rompen con lo hasta ahora sentenciado como cierto. El que fuera líder del Partido Demócrata de Italia Walter Veltroni mandó una carta, apoyada por una buena nómina de intelectuales y políticos, pidiendo al ministerio de Justicia que se pusiera en marcha para averiguar lo sucedido realmente aquel día.

Es cierto que tras haber pasado tantos años no habrá consecuencias legales pero en este caso quizás nos sea este aspecto el más importante. Lo esencial es dar luz a un episodio que siempre ha estado rodeado de dudas y que de ser cierta la versión «oficiosa» de una emboscada con tintes políticos, dejaría una vez más en evidencia la dificultad, el mérito y el peligro que han corrido personajes como Pasolini por pensar, y vivir, de una manera libre y revolucionaria.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article19718