«Hay un semanario de Londres de gran circulación entre las masas llamado Reinold´s Newspaper. Esto es lo que tiene para decir de la cuestión irlandesa: «Ahora somos vistos por las otras naciones como el pueblo más hipócrita del planeta. Soplamos tan fuertemente nuestras trompetas y tan alegremente, y tanto exageramos la excelencia de nuestras […]
«Ahora somos vistos por las otras naciones como el pueblo más hipócrita del planeta. Soplamos tan fuertemente nuestras trompetas y tan alegremente, y tanto exageramos la excelencia de nuestras instituciones que ahora cuando nuestras mentiras están siendo expuestas por alguien, no es de sorprender que los otros pueblos nos pongan en ridículo y se pregunten cómo puede ser posible. No es el pueblo de Inglaterra quien ha llevado las cosas hasta tal punto, porque el pueblo también ha sido engañado y decepcionado; la culpa es de las clases dirigentes y de la prensa venal y parasitaria».
«El proyecto de ley de coerción para Irlanda. Londres, 22 de marzo de 1870″. De «Artículos sobre Irlanda». Autora: Jenny Marx Lonquet. Traducción de Constanza Gho. Ediciones Godot.
¿Qué representa un peligro para el régimen de EEUU?, ¿otro planeta?, ¿una potencia extraterrestre?, ¿la ONU?, ¿una potencia terrestre?, ¿una pequeña isla caribeña?, ¿una sola persona indefensa?… Podríamos seguir descendiendo en la escala, pero al final encontraríamos que en la base de su concepción del peligro se encuentran su política de desprecio a los pueblos y sus propias mentiras: la verdad política, la verdad.
Qué significa para la judicatura militar de la junta estadounidense una persona que le dice:
«Honorable, yo me involucre en la actividad que me ha traido ante usted porque obedecí mi conciencia más que obedecer la Ley. Yo considero que la política de nuestro gobierno hacia Cuba es cruel e injusta, profundamente inamistosa; me consideré moralmente obligada de ayudar a la Isla a defenderse de nuestros esfuerzos de imponer en ella nuestros valores y nuestro sistema político».
Por la arremetida del régimen contra quien le dirige semejante discurso, descubrimos que esa persona es su peor peligro, una mujer que habla de paz. La dureza y rigidez del imperio también manifiesta que es quebradizo, y que sólo unas palabras provenientes de una persona ética y justa hacen que la oligarquía imperial perciba el miedo propio a su derrumbe.
Los propagandistas de Trump le han hecho decir que va a hacer grande a EEUU. Es imposible que nadie piense en la grandeza de alguna nación cuando lo que su clase dirigente hace es destacar la más flagrante ausencia de justicia, de ética, de humanidad. Trump ya está haciendo al régimen que representa todavía más vestial, más cruel, más odiado entre los pueblos. Recordemos aquí las palabras recogidas por Jenny Marx Lonquet de la prensa inglesa:
«Soplamos tan fuertemente nuestras trompetas y tan alegremente, y tanto exageramos la excelencia de nuestras instituciones que ahora cuando nuestras mentiras están siendo expuestas por alguien, no es de sorprender que los otros pueblos nos pongan en ridículo y se pregunten cómo puede ser posible».
Quien se dirigió a los administradores de justicia de EEUU fue una mujer que se apoyaba en la verdad política; sus actos los realizó por su propia voluntad, sin que nadie la empujase a ello, sin aspirar a nada más que a impedir la fuerza bruta estadounidense contra Cuba mediante la denuncia de los planes agresivos de la junta militar. Sí, fue una mujer, como antes lo hizo sobre Inglaterra la hija de Marx.
Con objeto de defender la paz había puesto en manos cubanas la información que le llegó desde instancias superiores mientras trabajaba en el GS-14 de la Agencia de Inteligencia para la Defensa, esa información contenía los planes de agresión preparados contra Cuba. En esa misma dirección el caso más obvio hoy es el descubrimiento de la financiación y preparación de revueltas y diferentes golpes en/a Venezuela bolivariana.
Esa mujer de paz fue condenada en 2001 a 26 años de cárcel en aislamiento. Los jueces militares estadounidenses la acusaron de conspirar a favor de Cuba, de alertar al gobierno de Cuba, al pueblo cubano, de los preparativos para agredirle: el gobierno estadounidense, los jueces estadounidenses llaman conspirar a interponerse en sus planes criminales, conspirar.
No, EEUU no es grande, no lo fue antes de Clinton, ni con Clinton, ni con Bush (su detencion fue en Septiembre de 2001, diez días después del ataque a las Torres Gemelas), ni con Obama, ni lo es ahora con Trump.
Y fijándonos sólo en el gobierno de EEUU vemos que no puede ser «grande» cuando es agresivo con el resto del mundo. No tiene capacidad ninguna para resolver pacíficamente sus relaciones en la ONU, con otras potencias, con otros países, entre los que se incluye esa pequeña isla del Caribe, que no le hace nada, ni tampoco esa mujer cuando dice a los funcionarios judiciales, que aplican un código penal creado para identificar a los pacifistas con los criminales más despreciables, que su política hacia Cuba es cruel e injusta.
La cárcel donde la aislan desde hace ya 15 años se encuentra en un recinto militar, la Estación Aérea de la Marina en Fort Worth, en una celda dentro del área de psiquiatría. ¿Qué están haciendo con ella?. La prensa del mismísimo imperio ha dicho de esa cárcel. «Cumplir sentencia en la prisión de tratamiento médico de Carswell puede convertirse en pena de muerte para las mujeres prisioneras».
Le quedan 10 años más de sufrimiento en esa prisión por procurar la paz, por evitar una guerra. El mundo no quiere guerras: El imperio de la oligarqía estadounidense las lleva a cabo.
Ana Belén Montes, así se llama la mujer prisionera, es la muestra de en qué emplea el régimen estadounidense su fuerza, su violencia, su crueldad criminal.
Si lo expuesto sucediese en esa isla del Caribe, a la que en acto de guerra bloquea para doblegarla, a la que ocupa parte de su territorio con una prisión fuera de toda legalidad, donde financia grupúsculos de ultraderecha para que ataquen al pueblo y al gobierno de Cuba independiente, si lo expuesto, el caso de Ana Belén Montes, sucediese en países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, en Rusia, China, Irán, la misma Siria, en Palestina si fuese libre, … seguro que no dejaría ni un sólo renglón de su prensa, ni piedra sobre piedra hasta que las gentes del mundo se conmocionasen.
Ustedes, lectoras y lectores, se ponen del lado de Ana Belén Montes, pues diganló a su alrededor, alcen sus voces en todo lo posible. Se trata de que ese que tiene miedo a la verdad política, a la verdad dicha por una mujer de paz, y por eso mismo ha plasmado en ella la esencia de su enemigo, se encuentre aislado en su clase dirigente y su prensa venal y parasitaria, y la ponga en libertad.
Ana Belén Montes, la cara opuesta de la guerra, es parte fundamental de nosotros pueblo.
(Rectificación: en el artículo conforme salió la primera vez había varias equivocaciones, que he eliminado en esta nueva publicación, eran debidas a una mala transmisión de los datos, por lo que pido disculpas a quien pueda haberlos leido. Envío desde aquí todos mis respetos y mi solidaridad a la compañera Ana Belén Montes).
Ramón Pedregal Casanova, último libro «Palestina. Crónicas de vida y Resistencia». Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y de Estudios Sociales AMANE.
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