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La Comunidad de Madrid (PP) distingue a un connotado terrorista

Premio a la tolerancia para Montaner y falta de respeto a una distinguida africana

Fuentes: Rebelión

Al atribuir el Premio a la Tolerancia de la Comunidad de Madrid conjuntamente a Carlos Alberto Montaner y a una respetable defensora de los derechos de la mujer, la senegalesa Khady Koita, los socios madrileños de la mafia de Miami fingieron ignorar las convicciones racistas y machistas del intelectual de origen cubano, responsable de un […]

Al atribuir el Premio a la Tolerancia de la Comunidad de Madrid conjuntamente a Carlos Alberto Montaner y a una respetable defensora de los derechos de la mujer, la senegalesa Khady Koita, los socios madrileños de la mafia de Miami fingieron ignorar las convicciones racistas y machistas del intelectual de origen cubano, responsable de un verdadero escándalo en Estados Unidos por haber difamado a las mujeres puertorriqueñas emigradas.

A Khady Koita, la presidenta de la Red Europea de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina, no le hubiera complacido saber, antes del show montado por Esperanza Aguirre, Jefa de la comunidad madrileña, que el lunes 5 de noviembre de 1990, en el programa de televisión Portada de la cadena Univision, Montaner acusó a las mujeres boricuas emigradas de promiscuas y de ser responsables de la pobreza de sus compatriotas.

A una pregunta sobre la pobreza que afectaba gran parte de la comunidad boricua emigrada, Montaner afirmó: «Porque hay un grave problema familiar en los guetos puertorriqueños en los Estados Unidos donde hay miles de madres solteras, muy jóvenes, que tratan de escapar de la pobreza mediante el Welfare o mediante nuevos compañeros que luego se van y dejan otros hijos».

Sus declaraciones groseras hacia las mujeres de una isla antillana de cuya hospitalidad se aprovechó, desató una ola de protestas en las ciudades norteamericanas donde radican puertorriqueños.

El gobernador de Nueva York, Mario Cuomo, tuvo que emitir una declaración señalando el valor de la mujer puertorriqueña, mientras el Consejo municipal de Nueva York condenaba públicamente a Montaner. Senadores y representantes federales también se expresaron en defensa de las emigradas difamadas.

El diario neoyorquino La Prensa puso fin a la publicación de su crónica en sus páginas. En un comentario editorial, publicado el 22 de noviembre siguiente, comparó las palabras de Montaner a las de «un encapuchado del Ku Klux Klan o de un neonazi con cabeza rapada».

Profundamente racista, Montaner siempre ha negado con rabia los lazos de parentesco que se le atribuyen con la talentosa y reconocida artista cubana Rita Montaner, por ser ella una persona de color, lo que no corresponde a sus profundos perjuicios de intelectual de extrema derecha.

Desinformacion criminal

Pero el error garrafal del clan Aguirre se acompaña de un intento de enmascarar el pasado terrorista del personaje.

A nadie le vendría la idea de presentar una imagen de héroe para los autores del atentado que sembró la muerte en el metro de Madrid, y Esperanza Aguirre sube a todas las tribunas donde le conviene condenar el terrorismo.

Sin embargo, esa misma presidenta de la junta madrileña no titubeó en autorizar la publicación de un comunicado engañoso que trata de convertir el pasado criminal de Montaner en acción heroica.

Afirma el comunicado, emitido el 21 de marzo: «A los 17 años de edad, fue acusado de colaborar con grupos contrarrevolucionarios y condenado a 20 años de prisión por el régimen cubano. En 1961 consiguió salir de la Isla hacia Miami, donde vivió hasta 1970, año en el que se trasladó a Madrid, donde reside actualmente».

La realidad es muy distinta. Y la confirmó el propio Montaner unos meses después de su salida de Cuba bajo la protección de la CIA cuando confirma, en una entrevista firmada por Ángel de Jesús Piñera, publicada el 27 de abril de 1962 en la revista Avance, de Miami, que pertenecía al grupo terrorista Rescate Estudiantil en el cual «compartía la jefatura nacional de Acción y Sabotaje» con un tal Alfredo Carrión Obeso.

El 30 de diciembre de 1960, el diario habanero Hoy, citando a investigadores antiterroristas de la época, había anunciado que el Frente Revolucionario Democrático (FRD), organización contrarrevolucionaria subordinada a la CIA que dirigía desde Miami «Tony» Varona, «ha perdido unos agentes activos» con el arresto, el día 26, del terrorista Carlos Alberto Montaner, en su domicilio de Calle 88, número 309, en posesión de un impresionante arsenal de artefactos incendiarios.

El periódico Revolución del 18 de enero de 1961, en su página cuatro, anuncia que «en la causa 6-61, radicada por los delitos de estragos y tenencia de materias inflamables en que aparecían como acusados Carlos Alberto Montaner Suris, Alfredo Carrión Obeso, Néstor Manuel Piñango Pérez y Víctor Jorge Fernández Romero, fueron sancionados a 20 años de reclusión».

El cuento publicado por la Comunidad de Madrid intenta convertir a Montaner en valiente luchador contra el comunismo. Sin embargo, en 1960, apenas dos años después de la caída de la dictadura de Fulgencio Batista, en Cuba no se había proclamado el socialismo aunque sí se multiplicaban los atentados terroristas.

A unos meses de la invasión de Playa Girón, los archivos de la época reportan, entre septiembre y diciembre de 1960, más de cien acciones de sabotaje y actos terroristas contra la población.

El FRD de Montaner, apoyado por la CIA, fue entonces un elemento clave de las campañas de terror desencadenadas desde Miami.

En cuanto a su instalación en Madrid, en 1970, se sabe hoy que fue motivada por una decisión del Congreso norteamericano que prohibió el pago de la CIA a periodistas que residían en Estados Unidos. Se vio entonces obligado a emigrar fuera del territorio norteamericano para beneficiarse de la generosidad metálica de la CIA.

Al utilizar a una destacada militante de la causa de la mujer para maquillar la reputación estropeada de Montaner, recurriendo a la mentira y al engaño, Esperanza Aguirre ha cometido el acto de servilismo más despreciable que le han inspirado hasta ahora sus amistades de la Florida, la embajada norteamericana y sus voceros del PP. Un acto que, por cierto, ofende a Madrid y a los madrileños.