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En 7 años las matriculas universitarias descendieron un 10%

Preocupación en el ámbito universitario

Fuentes: Prensa Latina

España está registrando un fenómeno preocupante para cualquier país que trate de afincar su desarrollo social y económico sobre la base más sólida de cualquier sociedad: la inteligencia colectiva. Un reciente estudio de la Conferencia de Rectores de Universidades (CRUE) acaba de revelar que, en el caso español, esa base sufre fracturas y puede deteriorarse […]

España está registrando un fenómeno preocupante para cualquier país que trate de afincar su desarrollo social y económico sobre la base más sólida de cualquier sociedad: la inteligencia colectiva.

Un reciente estudio de la Conferencia de Rectores de Universidades (CRUE) acaba de revelar que, en el caso español, esa base sufre fracturas y puede deteriorarse más de lo imaginado porque se observa una acusada caída en la matrícula universitaria.

Ese desplome de los nuevos ingresos a las más altas casas de estudio se cuantifica en una caída del 10 por ciento en sólo siete años, al pasar los ingresos a la universidad de 1,58 millones de alumnos en el curso 1999-2000 a 1,42 millones el actual.

Los rectores dieron el alerta roja en las estadísticas que aparecen en el documento «La Universidad en cifras», presentado hace unos días en Madrid por el Ministerio de Educación.

Hay una montaña de razones que explican el deterioro de la matrícula y entre sus causas se mencionan fenómenos como el descenso de la natalidad de los años 80, que comenzó a afectar a la universidad con la llegada del nuevo milenio.

Los rectores advirtieron recientemente que los campus españoles no se están adaptando bien a ese descenso, y lo peor es que la mayoría de ellos opina que no parece que se vaya a recuperar a corto plazo.

Agregan que a pesar de que hay menos alumnos, cada vez se ofrecen más titulaciones: tres mil 359 (las universidades repiten las 140 carreras que existen) lo cual pone en peligro el futuro de campus pequeños con carreras en las que apenas entran cada año unas decenas de alumnos.

Para el presente curso, el Consejo de Coordinación Universitaria prevé como máximo ingreso la cifra mencionada más arriba de 1,42 millones de estudiantes matriculados en licenciaturas y diplomaturas. Eso equivale a 1,41 por ciento menos que el curso anterior y 10,4 por debajo de 1999-2000.

En el período analizado, desde 1996 hasta 2004, la oferta global de titulaciones universitarias en universidades públicas creció 48,29 por ciento en todas las ramas de enseñanza (especialmente las técnicas, que duplicaron el número de titulaciones).

Pero el número de alumnos registró un descenso del 8,28 por ciento, siendo Humanidades el área con mayor declive de universitarios (-31,57 por ciento), a excepción de las carreras técnicas que incrementaron su alumnado en 10,40 por ciento.

La solución, según los miembros de la CRUE, es promover la idea de una universidad más especializada, algo que beneficiaría a las pequeñas universidades que disponen de una oferta muy amplia pero sin ningún tipo de especialización.

Hay un mar de fondo en todo esto que puede convertirse en un tsunami de grandes proporciones, y son las fallas que se están observando en la enseñanza secundaria y media por el poco pase de alumnos de la primera a la segunda y de ésta a la universidad.

Hay, tal vez por el desencanto de los alumnos en el sistema educacional o la inducción de una propaganda hostil al estudio en la que el joven es el objetivo, una deserción escolar significativa para incorporarse prematuramente a la vida laboral e independizarse de los padres.

Además de una creciente masa de repitientes en la enseñanza secundaria, la deserción escolar en ese nivel enflaquece la concurrencia de jóvenes hacia el bachillerato cuyos egresados tampoco cumplen las expectativas tanto en cantidad como en calidad.

De tal manera es así que el estudio reconoce una contracción en las titulaciones en general, y sólo las de Ciencias de la Salud son las que crecen con más estudiantes este año, aunque apenas un 0,35 por ciento más que el curso anterior.

Precisamente las carreras de esta rama, con 74,2 por ciento de mujeres entre su alumnado, son el paradigma de la creciente feminización de las aulas universitarias en España, donde representan más del 54 por ciento del total de estudiantes.

Los rectores, por su parte, se quejan al parecer con razón de la falta de financiación y desajuste en las titulaciones. El estudio de la CRUE plantea en el informe «La Universidad española en cifras. 2006», que existe un claro desequilibrio entre la oferta y demanda de carreras universitarias.

El claustro considera que es preciso aumentar el presupuesto destinado a las universidades para alcanzar la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que reúne a las naciones más industrializadas.

Los rectores opinan que las universidades españolas necesitarían ni más ni menos que dos mil 350 millones de euros adicionales para alcanzar una inversión del 1,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en vez del 1,12 como actualmente, con lo que se llegaría a superar incluso la media de la cuantía que invierten los países de la OCDE, la cual se sitúa en el 1,3 por ciento del PIB.

Un problema adicional en España es que los recursos destinados a la masa estudiantil universitaria no se distribuyen de manera equitativa, entre otras razones porque no responde a un modelo central único, sino a criterios autonómicos pues son los gobiernos locales los que deciden en ese aspecto.

Hay, en consecuencia, una divergencia presupuestaria bastante clara en cuanto a transferencias corrientes de las administraciones educativas por estudiante matriculado en centros oficiales de las universidades públicas presenciales en cada región.

El estudio de la CRUE explica que las diferencias se aprecian notablemente en las regiones, como la Universidad de Navarra, la cual destina seis mil 118,2 euros por alumno (la que más gasta por estudiante), más del doble de lo que, por ejemplo, dedica la de Extremadura, la cual destina dos mil 747 por universitario.

Atendiendo a datos globales, las universidades públicas y privadas españolas recibieron una financiación de nueve mil 869 millones de euros (1,12 del PIB), indica el estudio, pero insuficiente para formar la cantidad de profesionales que requiere el país.

Con estas cuantías, añade, las universidades españolas invirtieron en 2004 una media de seis mil 928 euros por estudiante matriculado, cantidad claramente inferior a la que dedicaron los países de la OCDE en 2003, que ascendía a 10 mil 500 euros por alumno.

Paradójicamente, mientras más se desarrolla el país desde el punto de vista económico y tecnológico, más declina la inteligencia colectiva que debería ser el principal capital de España.

* Luis Manuel Arce es corresponsal de Prensa Latina en España.