Cuéntenos un poco sobre su experiencia en Cuba. Bien. Yo tuve la oportunidad de estudiar en Cuba gracias a un proyecto maravilloso que se llama Escuela Latino Americana de Medicina. El gobierno cubano ofrece becas a miles de jóvenes de innúmeros países, de toda América Latina, Estados Unidos, África y Asia. Llegué a la isla […]
Cuéntenos un poco sobre su experiencia en Cuba.
Bien. Yo tuve la oportunidad de estudiar en Cuba gracias a un proyecto maravilloso que se llama Escuela Latino Americana de Medicina. El gobierno cubano ofrece becas a miles de jóvenes de innúmeros países, de toda América Latina, Estados Unidos, África y Asia. Llegué a la isla en el año 2002 y a partir de entonces comencé la carrera de medicina. En esos años viviendo con los cubanos, aprendí muchísimo, no solo de medicina, mas también de solidaridad, de sentimiento de justicia, altruismo, desinterés. Es que el pueblo cubano hizo realidad la frase del Che Guevara – que emana de Martí -, que decía que el verdadero ser humano debe sentir en su rostro el golpe dado al rostro de cualquier ser humano. Por eso los cubanos, sintiendo el golpe dado en el rostro de los pobres del mundo, decidieron compartir lo que tienen con nosotros, por ejemplo, dándonos la oportunidad de estudiar medicina, una carrera tan costosa y de difícil acceso en cualquier país capitalista.
¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a incorporarse al Contingente Internacional Henry Reeve?
El día en que sucedieron los hechos en Haití, vi las impresionantes imágenes que comenzaron a llegar por Cubavisión y Telesur. Una noticia de que un medico chileno se había incorporado a la brigada médica cubana en Haití fue lo que me hizo ver la posibilidad de ir a prestar auxilio a ese pueblo hermano y poner en práctica toda el conocimiento que había adquirido en la isla. Sentía ansias de ir a Haití para prestar mi ayuda. En ese mismo día, fui a diversos órganos del gobierno cubano, donde me dijeron que por el momento no estarían llamando más que a los cubanos y a los estudiantes haitianos. Redacté una carta al gobierno cubano presentándome como voluntaria en lo que fuera necesario: médica, albañil, sembradora… en fin, en lo que pudiera ser útil. Encaminé la carta a varias instancias en Cuba. Hasta que un día fui informada, por una profesora responsable por los estudiantes becados en La Habana, que en aquel día habría una reunión en la ELAM, ya que muchos de los graduados estaban partiendo hacia Haití.
Me fui en dirección a la ELAM y pude allí entrar en contacto con todos los médicos graduados en Cuba que constituirían el Contingente. Hubo un acto en el teatro de la escuela con Balaguer, el Ministro de Salud Pública, el rector de la ELAM, el buen compañero Carrizo y el Ministro de Ciencia y Tecnología, Chomy, muy querido por todos nosotros. A los 3 días de haberme apuntado, ya estaba embarcando hacia Haití.
Es usted la primera doctora brasileña en formar parte de la Brigada Henry Reeve. ¿Cómo se siente?
Para mí es un orgullo inmenso formar parte de la brigada. Es la concretización del compromiso que adquirí en Cuba. Formar parte de esa brigada es formar parte de un proyecto extraordinario, lindo, lleno de amor y de altruismo. Creo que un medico que no se digne a trabajar para mejorar las condiciones de salud de los más necesitados, realmente no puede ser llamado medico. En un mundo donde sobran las guerras, el hambre, la violencia, la discriminación, el racismo, el machismo, la explotación, saber que estamos en el camino inverso es algo extraordinario. Fidel decía, en una de sus reflexiones, que lo que se debería enviar a Haití son médicos y no soldados. Vimos a un país extremamente rico enviando a muchísimos soldados, armas, balas de goma, gases lacrimógenos. Realmente una tristeza. Cuba, a su vez, envía médicos, psicólogos, psiquiatras, maestros, pues ahí se está alfabetizando también a ese pueblo, que sufre muchísimo ahora con el terremoto que pasó, pero que también sufría antes, víctima del sistema brutal de explotación a que fue sometido.
¿Cómo fue la preparación para ir a Haití?
Recibimos en esos intensos días, conferencias sobre situaciones específicas de desastre, explicaciones de meteorólogos, médicos, psicólogos, es decir, de un gran grupo de trabajo que nos fue preparando en cómo debemos actuar frente a determinadas situaciones concretas que nos encontraremos en Haití. Bueno, también durante la carrera de medicina, ya habíamos recibido varios cursos sobre desastres naturales: en 4º y 5º año. En ellos aprendí las nociones básicas de cómo actuar como medica frente a huracanes, erupciones volcánicas, quemadas, inundaciones, terremotos, etc. Siempre fue parte de nuestra formación.
¿Cómo valora la ayuda cubana en Haití?
Es primero muy importante tener en cuenta lo que dijo el presidente haitiano René Preval, cuando dio las gracias a Cuba, pues la ayuda médica cubana estuvo en Haití muchísimo antes de que ocurrieran los terremotos. Los cubanos ya estaban en Haití trabajando, salvando vidas. Es realmente invaluable el aporte de los cubanos en Haití y medir la cantidad de vidas que han salvado con su trabajo solidario y desinteresado.
¿Cree que el pueblo haitiano saldrá adelante, frente a todos estos males acumulados?
Mira, yo estoy convencida con todo mi corazón que el pueblo de Haití será capaz de recuperarse. Van a levantarse, reconstruirán lo que perdieron, y poco a poco va a ir mejorando la situación. Ahora, es fundamental que se ayude. Los países del ALBA se dispusieron a reconstruir el sistema de salud en el país, desde el nivel primario hasta el terciario. Estaré ahí porque creo en la reconstrucción, creo en la solidaridad, creo en el futuro. Es por eso que el ALBA envía médicos, no soldados. Estoy convencida de que no habrá fuerza capaz de detener a ese pueblo, que deberá ser el principal protagonista de su propia reconstrucción. Nosotros estaremos ahí, los cubanos y nosotros, los cubanos que nacimos en otros países, pues naci en Brasil y me siento tan cubana como cualquiera de mis compañeros, y me siento así porque estoy identificada con la forma de pensar y de actuar de todos ellos. Estaremos allí prestando la ayuda desinteresada, hermana, solidaria, con todo el amor y la esperanza, todo el tiempo que sea necesario. Es lo que aprendimos de Cuba, de la Revolución y de Fidel.
Ana Rosa se graduó en Julio del 2009 por la ELAM y se encontraba en Cuba lista para empezar su primera especialidad en MGI, cuando partió en la madrugada del domingo rumbo a Haití.
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