El reciente artículo en el British Medical Journal de Helena Legido-Quigley, Laura Otero, Daniel de la Parra y colaboradorres Will austerity cuts dismantle the Spanish Health Care System?, del pasado 13 de junio) presenta datos y análisis sumamente importantes para entender hacia dónde se dirige nuestro sistema de salud. Debido al lastre de la Transición […]
El reciente artículo en el British Medical Journal de Helena Legido-Quigley, Laura Otero, Daniel de la Parra y colaboradorres Will austerity cuts dismantle the Spanish Health Care System?, del pasado 13 de junio) presenta datos y análisis sumamente importantes para entender hacia dónde se dirige nuestro sistema de salud.
Debido al lastre de la Transición poco modélica del franquismo a la democracia, España es un país que ya gastaba menos en salud que la media de los países europeos (ver los datos del Observatorio dirigido por Vicenç Navarro, en la UPF). Esta situación de relativa desprotección de las clases trabajadoras españolas se ha visto agravada por las políticas de «austeridad» y los recortes que han seguido a la recesión económica aún vigente.
El gran mérito de Legido-Quigley y sus colaboradores es el de haber sintetizado lo que sabemos sobre los aspectos políticos y sociales, y las consecuencias para la salud de las llamadas políticas de austeridad. Así pues, cabe señalar que la privatización y los recortes sobresalen en Madrid y Cataluña, lo que muestra una armonía básica de intereses de clase social, a pesar de la retórica nacionalista que usan ambos gobiernos. Por ejemplo, Madrid reduce su presupuesto un 10% mientras Cataluña lo hace un 7%, y ambos introducen el copago.
La parte original del estudio, una serie de entrevistas con profesionales de la salud en Cataluña, son de gran importancia al dar una contrapartida «humana» a los datos del Estado y a las encuestas poblacionales realizadas previamente en el país. Médicos y enfermeros catalanes coinciden en el efecto de los recortes sobre la mortalidad de los pacientes, dándole un tono dramático, real y acuciante a un problema invisible en el día a día del quehacer de la población.
Los entrevistados no parecen tener soluciones, abrumados por la falta de transparencia y la corrupción en la gestión del sector de la salud catalán (y español). Las razones que dan para los recortes son claras y lúcidas: un deseo de la clase política dominante de desmantelar el Estado del bienestar y privatizar el sector de la salud.
Una vez agotado el sector inmobiliario, la Sanidad parece un sector ideal para la inversión, la especulación y la obtención de beneficios, claro está con la ayuda del Estado. Cabe destacar que las voces entrevistadas en Cataluña identifican al PSC (de la época de la consejera Marina Geli, quien gobernó con ERC e ICV) como el origen de unas privatizaciones que continúan y se incrementan de forma brutal con Convergència i Unió en el poder. Ahora cabe preguntarse, una vez más, qué fue de la izquierda mayoritaria catalana.
La población española también es consciente de la corrupción generalizada y del fraude al fisco. Después del paro, de la crisis y de la clase política, la corrupción es el cuarto mayor problema percibido entre la ciudadanía, según las encuestas. Los escándalos en el área de la salud en Catauña, Madrid y Valencia han contribuido, sin duda, a estas actitudes tan negativas.
Ante este panorama de crisis económica e institucional (a la que se añade la crisis de la monarquía y la del independentismo), se explica la indefensión de buena parte de la población, incluidos los entrevistados. Sin embargo, los autores no se olvidan de mencionar las acciones del 15-M y de la marea blanca, un atisbo de esperanza política, por desgracia insuficiente hasta ahora para detener el desmantelamiento de nuestro sistema de salud.
Hará falta una mayor vinculación de la población, tal vez mediante algo parecido a la Syriza, una nueva mayoría de izquierdas, para cambiar el rumbo al que los bancos alemanes y la Troika nos están llevando. En una reciente sesión del Parlament, un representante del PP se indignó cuando un miembro de la CUP sugirió que la austeridad era responsable de suicidios en nuestro país.
En principio, no habría motivo de indignación por parte del representante del PP, pero sí de vergüenza y culpa. La revisión de los datos disponibles y el análisis de Legido-Quickley y colaboradores, muestra que la austeridad estaría afectando muy negativamente a la salud de nuestra población, posiblemente provocando un exceso de muertes.
Los políticos responsables de la tragedia que la salud pública española está viviendo (incluyendo a la Unión Europea) no deberían gozar de impunidad. Tal vez el Tribunal de la Haya no debería ocuparse sólo de los crímenes contra la humanidad que suceden en África y empezar a fijarse en los que se están gestando en su propia trastienda.
Carles Muntaner es catedrático de Enfermería y Salud Pública de la Universidad de Toronto y miembro de GREDS/EMCONET, Universitat Pompeu Fabra.