De la tierra a la mesa fue el slogan del encuentro donde productores y consumidores intercambiaron propuestas para mantener una agricultura y alimentación sanas y sostenibles
Por primera vez en Cuba, la Embajada Rebirth/Tercer Paraíso, un proyecto internacional creado por el artista italiano Michelangelo Pistoletto, propone un acercamiento específico a la agricultura y la alimentación, mediante métodos amigables con la naturaleza.
Para desarrollar dinámicas diferentes en el ámbito agrícola en la isla caribeña, Tercer Paraíso reunió a diversos actores sociales en pos del intercambio y la creación de alianzas, el 15 y 16 de mayo, respectivamente en dos lugares de esta capital: La Quinta de los Molinos y el restaurante privado de comida natural Camino al Sol.
Salieron a relucir buenas prácticas que pueden contribuir a la diversificación de los productos, la alta producción y el aprovechamiento de todos los recursos.
Carlos Manuel Borrero, conocido como el Hombre Goma, fue uno de los implicados que reconoció con orgullo su labor como ecologista en su finca La Melissa.
«No sabía que era un ambientalista o un conservador del medio ambiente. Sin embargo, aun cuando no tenía conciencia de eso trabajaba por mejorar el terreno donde está mi finca, por racionalizar el agua o encontrar más utilidades para los neumáticos en desuso», compartió.
Como él, la mayoría de los participantes en la cita titulada De la tierra a la mesa expresaron su visión a partir de los avances particulares en sus parcelas de tierra o emprendimientos en sintonía con el medio ambiente y la conservación.
Tito Núñez, fundador del ecorestaurante El Romero, en Artemisa, compartió anécdotas significativas sobre el cambio de hábitos alimenticios en la comunidad de Las Terrazas. Mientras Annabelle Cantarero, una chef nicaragüense residente en Cuba desde hace cuatro años, socializó acerca de las prácticas y los planes agroecológicos de su finca Tungasuk, en el municipio de Caimito.
Tanto los resultados como la actitud de cada quien reforzó el ideal de una explotación responsable de los recursos naturales.
Entre las maneras más consecuentes de hacerlo destacó el modelo de la permacultura como uno de los más completos para preservar la especie humana y el planeta.
Así lo ve Jesús Sánchez, permacultor del reparto periurbano El Sevillano, en la capital cubana.
Este productor solo posee 200 metros cuadrados de terreno en su patio y en ellos integra, satisfactoriamente, todos los elementos que componen y cierran el ciclo de este modo de trabajo: desde generar energía renovable, autoabastecer el hogar con productos propios hasta capacitar y sensibilizar a otras personas.
«Un permacultor no puede pensar en otra cosa si no es en resolver problemas, los suyos y los del resto», explicó Sánchez a la Redacción IPS Cuba.
«Por eso hay un grupo de estudiantes de tercero, cuarto y quinto grado de la escuela primaria vecina, que cada semana recibe actividades y experiencias de permacultura de nuestra familia. Ya saben qué significa comer sano y cómo cuidar el planeta», compartió.
María Caridad Cruz, coordinadora del Programa de Localidades Sustentables en la Fundación Antonio Núñez Jiménez (FANJ) de la Naturaleza y el Hombre, indicó que la aplicación de la permacultura ha evolucionado a la par que su capacidad de inclusión durante los 20 años de este proyecto.
«El concepto, al que me gusta definir como una filosofía de vida, ha sentado bases como una agricultura familiar, en donde se implican todos los integrantes de la casa; dando especial responsabilidad a las mujeres», amplió.
Si bien los ejemplos reunidos en torno al Tercer Paraíso mostraron una imagen feliz, tanto en concepto como en manejo, los expositores reconocieron que muchos de sus logros no van de la mano de un acompañamiento gubernamental.
Lamentaron que muchas veces las autoridades no comprenden ni apoyan las investigaciones, falta sensibilidad en cuanto al tema del cuidado ambiental ni los medios de comunicación visibilizan los sistemas sostenibles.
Para Pistoletto, el quehacer del Tercer Paraíso reformula la relación naturaleza-artificio con la conciencia de que, «no solo la ciudad, sino también el mundo rural, son cada vez más dominados por la especulación artificial».
El artista piensa que «de la agricultura hacemos partir una nueva arquitectura responsable y sensible que no cementa, sino que lleva consigo la tercera revolución industrial, energética, social, ambiental, alimentaria y conductual».
Como resultado de esta iniciativa quedó una red de contactos para colaboración e intercambio entre personas e instituciones como: el proyecto BASAL; la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales; la FANJ; las fincas La Melisa, Tongasuk, Vista Hermosa y La finca del Medio (Santi Spíritus); la cooperativa Vivero de Alamar y artistas visuales cubanos.