Recomiendo:
0

Profundamente preocupado por las declaraciones del vicepresidente segundo y consejero delegado del Santander Central Hispano, Alfredo Sáenz

Fuentes: Rebelión

Para este alto ejecutivo de las finanzas españolas, es imprescindible «desmontar el estado del bienestar europeo». Los países «emergentes» son una golosina donde se presentan las autenticas posibilidades de negocio, y por tanto la deslocalización es una realidad imposible de evitar debido a las nuevas perspectivas. Así las cosas, o nos adaptamos a los costes […]

Para este alto ejecutivo de las finanzas españolas, es imprescindible «desmontar el estado del bienestar europeo». Los países «emergentes» son una golosina donde se presentan las autenticas posibilidades de negocio, y por tanto la deslocalización es una realidad imposible de evitar debido a las nuevas perspectivas. Así las cosas, o nos adaptamos a los costes saláriales brasileños, ha venido en decir, o tendremos graves problemas. Muy posiblemente, para mantener la competitividad, deberemos empezar a asumir que las futuras generaciones de trabajadores vivan en fabelas.

Ni que decir tiene que estas perspectivas se basan en la baratura laboral. La Europa de mercaderes en ciernes necesita nuevas fuentes. Nuevas masas de productores a bajo coste, sin regulación, desorganizados. Fuerza laboral donde las inversiones en seguridad y salud laboral son prácticamente innecesarias debido a las suaves o ausentes legislaciones al respecto. La miseria de unos, condiciona el futuro de otros. Como una plaga del medioevo, esta peste negra del siglo XXI recorre inexorable la faz mundial.

China, con su emerger, con sus facilidades de asentamiento a empresarios ausentes de escrúpulos por amor al beneficio rápido, puro y duro, es otro de los handicaps que el iluminado y procesado financiero ve como obstáculo insalvable para mantener una Seguridad Social universal y gratuita. Una protección al desempleo. Todas las prestaciones sociales que se han logrado a lo largo de muchísimos años de lucha, dolor y muertes.

Para este reo de cárcel, la globalización de la miseria, es la única alternativa para competir.

Pero, ¿competir contra quien? ¿Contra los explotados de la ampliación? ¿Contra los niños y niñas que trabajan en las fabricas chinas a cambio de miseria en condiciones infrahumanas y esclavistas? No. Son las mismas corporaciones trasnacionales las que compiten unas con otras, y entre ellas mismas. La ausencia de un código ético empresarial universal, propicia este tipo de cosas y esta vorágine ciega por el beneficio a cualquier precio. La falta de compromiso social de las empresas en los países donde desarrollan su actividad, también la propician. Las facilidades para mercadear con productos de dudosa fabricación hacen que esta plaga este desarrollándose con el cultivo propiciado por legisladores cuya sensibilidad social y humanitaria esta ausente de su escala de valores y de sus principios éticos.

Sáenz nos ha lanzado un mensaje, y siendo quien es y lo que representa, no hay que dejarlo en el olvido. Y el mensaje es claro. O los trabajadores europeos nos ponemos a niveles saláriales y sociales idénticos a los «emergentes» y aceptamos de buen grado volver a la situación del proletariado del siglo XIX, o no tendremos mas alternativa que emigrar siguiendo a las empresas. ¿Pero a donde? ¿A china? ¿A Eslovaquia? ¿A Lituania? ¿A competir con los naturales mediante una oferta salarial más baja?

La ceguera neoliberal, sus infinitas y nunca satisfechas necesidades acaparadoras, nos llevan de cabeza a una etapa de inestabilidad y enfrentamientos sociales de impredecibles consecuencias.