Se trata de una incubadora de negocios con innovaciones científicas, gracias a la colaboración entre las universidades de La Habana y Humboldt, en Alemania.
Iniciativas para producir jamón curado a partir del cerdo criollo, mejorar la nutrición con derivados de la moringa y usar zeolita enriquecida para elevar los rendimientos agrícolas, conforman una carpeta de potenciales negocios por la seguridad alimentaria en Cuba.
Estos proyectos, que mezclan ciencia e innovación con emprendimiento, fueron presentados en la jornada de cierre de la quinta edición del proyecto InCuba, que se enfocó en esta ocasión al tema «Por la innovación para la seguridad alimentaria y el desarrollo local».
Llamada Demo day (día de presentaciones), la jornada final tuvo lugar el 27 de junio, en el Hotel Habana Libre, cuando se conocieron las siete propuestas apoyadas por la incubadora de las 45 recibidas de universidades y centros de investigación de todo el país.
«El Demo day es considerado el punto culminante del proceso donde se exponen las propuestas más relevantes», explicó Leandro Benítez, coordinador general del proyecto.
Los equipos de los siete proyectos escogidos estuvieron 12 semanas trabajando en colectivo, del 3 de abril al 27 de junio, además de participar de intercambios, talleres y conferencias de especialistas para elevar el valor de cada propuesta.
Coordinado por la vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la Universidad de La Habana (UH), InCuba fomenta desde 2015 la innovación, el emprendimiento y la creatividad, en aras de generar nuevos negocios, mediante la identificación de potenciales socios, inversores y empresarios.
Las ediciones anteriores, dijo Benítez, visibilizaron la necesidad formar la mentalidad de la comunidad científica en cuestiones de la innovación y el emprendimiento.
Si bien la ciencia en Cuba tiene un alto potencial, con más de 86.000 personas y alrededor de 200 centros dedicados a la investigación, «no se ha logrado aún transferir completamente esa innovación y conocimiento que se genera al sector productivo», reconoció.
Por ello nació InCuba, a partir de una iniciativa de la Universidad de Humboldt, de Berlín, que hoy está alineada «con los objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por Naciones Unidas y con el Plan de Desarrollo Nacional el 2030», destacó Benítez.
También forma parte del programa cofinanciado por la Unión Europea, que se titula «Impacto, Resiliencia, Sostenibilidad y Transformación para la Seguridad Alimentaria».
Aportes de InCuba
Desde su surgimiento, el proyecto ha incubado 31 equipos y 110 participantes, realizado más de 60 conferencias y vinculado con más de 50 mentores e instituciones nacionales e internacionales.
Gracias a InCuba, hoy operan UHsolar solutions, una consultoría especializada en aplicaciones fotovoltaicas, y NatZeng, que provee consultas especializadas en el uso de zeolita natural con fines industriales.
También contribuyó al surgimiento de TiSmart, una patente entre la UH y la Universidad Médica de Berlín-Charité para la producción de membranas biodegradables que curan lesiones cutáneas, y Fab Lab IMREUH, un laboratorio de productos mediante programas de diseños tridimensionales, escáner volumétrico y corte en láser.
Ver para creer
Esta edición de InCuba contó con el concurso de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y tuvo por primera vez alcance nacional, porque convocó a todos los centros de la agricultura y las universidades cubanas.
Resultaron seleccionados dos equipos de la UH, junto a uno respectivamente de la Universidad de Granma, la Entidad de Ciencia, Tecnología e Innovación Sierra Maestra, el Instituto Nacional de Ciencia Animal, Instituto de Investigaciones Porcinas y la Estación Experimental Indio Hatuey.
Maxibras, del Centro de Productos Naturales de la facultad de Química, de la UH, es un bioestimulante de liberación controlada para productos agrícolas en condiciones ambientales adversas, que aumenta los rendimientos agrícolas entre 15 y 20 por ciento.
También se presentó Cafeto, que son productos biotecnológicos para el cultivo de granos de café con alto valor agregado.
La iniciativa Bioenergía, de Indio Hatuey, propone servicios especializados en tratamiento de residuos orgánicos mediante biodigestores, que podrían convertir en un año las 7.200 toneladas de residuos orgánicos de la ganadería en energía para 500.000 viviendas.
Otro posible negocio se llama Criocha, que cuenta con la tecnología para producir jamón curado y otros productos cárnicos a partir del cerdo criollo.
Ideado por un equipo del Instituto de Investigaciones Porcinas, el proyecto incluye el fomento de esa especie autóctona y la sustitución de importaciones, porque aspira en un primer momento a satisfacer la demanda de la red hotelera.
Y la línea de productos Nerea se basa en incorporarle a la zeolita los nutrientes necesarios para las plantas, lo que incrementaría los rendimientos y permitiría reducir compras externas.