Fue poeta de la Generación del 98, publicó en 1907 Soledades, Galerías y otros poemas, en 1912 Campos de Castilla y en 1936 un destacado libro en prosa, Juan de Mairena. Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, Francia, 1939) fue evacuado a Valencia en los primeros meses de la guerra española, de allí se trasladó a Barcelona y, ya en 1939, atravesó la frontera con Francia.

Sobre la etapa de Machado en Barcelona trata el libro Desde el mirador de la guerra, editado por Dyskolo en diciembre de 2024; el texto recoge 29 artículos publicados por el escritor andaluz en el periódico La Vanguardia, entre julio de 1937 y enero de 1939. Precisamente en 2025, se cumple el 150 aniversario del nacimiento del poeta, narrador y dramaturgo.
Antonio Machado llegó a la capital catalana con parte de su familia en abril de 1938 (huían entonces de las bombas lanzadas por la aviación franquista); unos días antes, La Vanguardia se hizo eco del acontecimiento; además de Machado, en el diario catalán colaboraron escritores como Thomas Mann, André Malraux, Max Aub, Ramón J. Sender, María Zambrano, Carles Riba o José Bergamín.
El Gobierno de la II República, presidido por Juan Negrín, había trasladado la sede (desde Valencia) a Barcelona en octubre de 1937; La Vanguardia mantenía entonces una línea editorial republicana: el rotativo fue incautado a los propietarios, la familia Godó, tras el golpe militar del 18 de julio de 1936; uno de los directores de La Vanguardia en la época fue el militante del PSOE cordobés y exdiputado, Fernando Vázquez Ocaña.
“Los artículos aparecidos en La Vanguardia, con escasas excepciones, se centraron en el conflicto bélico en el que estaba inmerso el país, siendo especialmente críticos con la denominada política de no intervención, preconizada por los gobiernos de Gran Bretaña y Francia”, destaca la introducción de Dyskolo.
El 16 de julio de 1937, Machado publicaba en la portada del periódico El poeta y el pueblo. Sobre la defensa y difusión de la cultura; el autor comienza respondiendo a una pregunta que le formularon años atrás: ¿El poeta debe escribir para el pueblo, o es preferible el encierro en una torre de marfil?
Fue en los primeros meses de la guerra cuando manifestó su deseo por la escritura popular, dirigida a las personas de nuestra tierra y habla; pero trataba, también, de trascender la patria y dirigirse a otras gentes; Machado explicitaba de este modo su “fe democrática” y la superioridad del pueblo sobre las clases adineradas; aunque reconocía, con modestia, que no pasó de la condición de folclorista o aprendiz de saber popular.
El 3 de mayo de 1938, Antonio Machado escribió en La Vanguardia el primero de los trece artículos titulados Desde el mirador de la guerra; concluía que el pacto de no intervención en España constituye una “iniquidad” histórica; por tanto, el verdadero patriotismo en Francia y Gran Bretaña reside en las clases populares, que respaldan a la España republicana; sin embargo, estos países están en manos de los “acaparadores del poder y la riqueza”.
Siete meses después, en la serie Desde el mirador de la guerra, el autor subrayó la idea de patriotismo; se da la circunstancia que en octubre de 1938 salieron del Estado español los voluntarios (extranjeros) de las Brigadas Internacionales que combatieron a favor de la República.
“La ocurrencia genial de nuestro presidente, el doctor Negrín, de retirada total de nuestros voluntarios (…) ha eliminado del problema español la turbia zona de los equívocos, donde tanto provecho encontraron nuestros adversarios (…). España está invadida por potencias extranjeras. Del lado de la República no hay más que españoles”.
El poeta, filósofo y retórico Juan de Mairena fue un personaje ficticio creado por Antonio Machado; este profesor sevillano aparece en los artículos publicados en La Vanguardia, por ejemplo en Viejas profecías de Juan de Mairena, el 24 de agosto de 1938; Mairena escribe el artículo un año antes de su fallecimiento, en 1909:
“Para combatir el imperialismo, es decir, las ambiciones desmedidas y forzosamente homicidas de las plutocracias, empecemos por arrojar nuestro imperio a la puerta de la basura. Después, con las armas en la mano, las armas que ese imperio nos obligó a empuñar para que le sirviéramos, vamos a servirnos a nosotros mismos y, de paso, a la humanidad entera (…)”.
En ocasiones los artículos de prensa recogían las alocuciones radiofónicas del poeta y dramaturgo; así ocurrió el 8 de noviembre de 1938, cuando Machado se refirió a los ataques facciosos y a la defensa de Madrid: “los asesinos de España” disparaban los cañones desde la Casa de Campo; también el 22 de noviembre se publicó un discurso radiofónico que concluía recordando los trece puntos del Gobierno de Juan Negrín, anunciados en abril para el final de la guerra.
Esta última proclama conecta con las palabras pronunciadas por radio -y reproducidas en La Vanguardia, 10 días antes- sobre el duodécimo de los Trece puntos; este punto trataba, en concreto, sobre la renuncia a la guerra como instrumento de política nacional; el intelectual republicano valoraba que el documento fuera escrito “bajo las bombas asesinas de los totalitarios, jurados enemigos del género humano”.
Además hay textos de Machado con alusión a otros autores, como el político y diplomático español -del siglo XVII- Diego de Saavedra Fajardo (“porque ha de prevenir la guerra quien desea la paz”, afirmaba el erudito); y el 21 de octubre, con el título de España renaciente, se centra en el libro de poesía El hombre y el trabajo, de Arturo Serrano Plaja; trata del hombre que defiende con las armas la República y “con el trabajo fatal se gana el pan”.
El 16 de agosto, en Lo que recuerdo yo de Pablo Iglesias, Machado evoca la primera vez que escuchó -en 1889, en Madrid- al tipógrafo y fundador del PSOE; su voz “tenía para mí el timbre inconfundible -e indefinible- de la verdad humana”.
No menos sentidas fueron las palabras que escribió, el 29 de octubre en La Vanguardia, con motivo de la despedida de los voluntarios internacionales (Unas cuartillas de Machado): “La España verdadera que es la España fiel al Gobierno de la República nunca podrá olvidaros”.
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