En la más reciente Cumbre de las Américas, celebrada en Colombia en abril, los rivales latinoamericanos de Washington y sus aliados políticos tenían el mismo consejo para una mejor diplomacia de EE.UU. en la región: superar su fijación con Cuba. Ahora, con la posibilidad de que se confirme al senador John Kerry (demócrata por Massachusetts) […]
En la más reciente Cumbre de las Américas, celebrada en Colombia en abril, los rivales latinoamericanos de Washington y sus aliados políticos tenían el mismo consejo para una mejor diplomacia de EE.UU. en la región: superar su fijación con Cuba.
Ahora, con la posibilidad de que se confirme al senador John Kerry (demócrata por Massachusetts) como el próximo secretario de estado, Estados Unidos tendrá a un diplomático de primera que ha frecuentado con frecuencia los intentos norteamericanos de 50 años por forzar un cambio de régimen en La Habana.
En años recientes, Kerry ha sido el mayor escéptico en el Senado acerca de los intentos prodemocracia financiados por EE.UU. que da apoyo financiero a grupos disidentes en Cuba y envía programación anticastrista desde Miami a la isla por medio de programas de radio y televisión.
Kerry también ha estado a favor de eliminar las trabas a los viajes de norteamericanos a la Isla y abrir el turismo norteamericanos al único país en el mundo que el gobierno de EE.UU. impide que sus ciudadanos visiten.
Para el resto de Latinoamérica, donde los líderes dicen que están ansiosos porque Estados Unidos modernice su visión de la región y se relacione de nuevas maneras, Cuba sigue siendo una prueba de fuego para la presidencia de Obama, según Julia Sweig, directora de Estudios Latinoamericanos en el Concejo de Relaciones Exteriores.
«Los beneficios estratégicos de comprender a Cuba reverberarían por todas las Américas», dijo Sweig, y calificó a Kerry como «idealmente calificado para esa tarea».
«Los instintos de Kerry y su experiencia en Latinoamérica pueden ver más allá de una ideología persistente y a menudo tóxica en el Congreso norteamericano y entre la burocracia y estar a favor del pragmatismo y la solución de problemas», dijo ella.
Independientemente de los antecedentes de Kerry en el Senado acerca de la política hacia Cuba, hay analistas que dicen que él se enfrentará a varios obstáculos, el mayor de los cuales sería el hombre que es probable que lo reemplace como presidente del Comité Senatorial de Relaciones Exteriores, el senador Bob Menéndez (demócrata por Nueva Jersey), un cubano-americano.
Si Menéndez asume la presidencia, entonces el comité responsable de conformar en la cámara alta la política exterior de EE.UU. estaría dirigida por alguien de la línea dura que desea apretar -y no suavizar- las restricciones norteamericanas a La Habana.
Así que mientras Kerry puede que tenga alguna latitud para ajustar la política hacia Cuba desde dentro de la Casa Blanca, los expertos en Latinoamérica no esperan gran des cambios -como la eliminación del embargo a Cuba-, lo cual exige una acción del Congreso.
«Acerca de Latinoamérica. Creo en general que Kerry tiene una visión más amplia y de mayor alcance», dijo Robert Pastor, profesor de relaciones internacionales en la Universidad Norteamericana. Pero cundo se trata de Cuba», advirtió Pastor, «Kerry es también un realista político».
«Cambiar la política de EE.UU. no es de alta prioridad para él, pero no cambiar la política de EE.UU. es la única prioridad de Bob Menéndez», dijo Pastor.
En 2011, Kerry demoró la entrega de casi $20 millones en fondos federales para los programas prodemocracia en Cuba dirigidos por la Agencia de Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID) por cuestionar su eficacia e insistió en una mayor supervisión.
«No hay evidencia de que los programas de ‘promoción de la democracia’, los cuales han costado al contribuyente norteamericano más de $150 millones hasta ahora, estén ayudando al pueblo cubano», dijo Kerry por entonces. «Ni tampoco han logrado mucho más que provocar al gobierno cubano para que arreste a un contratista del gobierno de EE.UU.»
El contratista del gobierno de EE.UU, es Alan Gross, encarcelado en la Isla desde diciembre de 2009. La autoridades cubanas Arrestaron a Gross mientras este trabajaba en un proyecto de USAID para equipo oís de comunicación satelital que permitiría a miembros de la comunidad judía de Cuba conectarse Internet sin tener que pasar por los servidores del gobierno.
Cuba lo condenó a 15 años de prisión, pero ahora dice que está dispuesta a trabajar para lograr un cambio de prisioneros por los «Cinco de Cuba», un grupo de agentes de inteligencia que están cumpliendo condenas en una prisión federal de EE.UU.
La administración Obama se ha negado a negociar y ha exigido a Cuba que libere de manera incondicional a Gross, e incluso legisladores norteamericanos que están a favor de mejores relaciones con Cuba dicen que no será posible un cambio mientras él se encuentre en prisión.
El gobierno de Castro insiste en que no está dispuesto a entregar a Gross sin nada a cambio.
Carlos Alzugaray, un exdiplomático cubano y estudioso de las relaciones EE.UU.-Cuba en la Universidad de La Habana, dijo que la solución del caso Gross y otros cambios significativos en la política norteamericana «requerirían una gran inversión de capital político» por parte de Kerry y de Obama.
«La cuestión estriba en si Kerry estaría dispuesto y sería capaz de convencer a Obama de que presionara a favor del cambio, y si ellos podrían neutralizar a Menéndez», dijo Alzugaray.
«Si eso sucede, entonces veríamos los cambios», dijo. «Si no, habría más de lo mismo: cambios mínimos y tímidos, pero nada en grande».
Fuente: http://progreso-semanal.com/ini/index.php/eeuu/6418-puede-kerry-amistarse-con-cuba