En víspera de la Conferencia de las Naciones Unidos sobre Desarrollo Sustentable -Rio+20 (2012), fuimos abordados por una avalancha venida de los activistas internacionales que denunciaban los peligros de la «economía verde» tan propalada por los medios y las grandes ONG ambientalistas, con la anuencia de políticos ideológicamente alineados, tanto con la derecha como con la izquierda en este continente latinoamericano-caribeño.
La economía verde fue presentada como una alternativa para solucionar los problemas socio-ambientales, como el combate a la pobreza, las desigualdades y la degradación ambiental, y en las convenciones de las instituciones fue designada como meta de los objetivos del milenio en el programa de la ONU, por el banco Mundial, la Organización de los Estados Americanos (OEA), entre otros, en los más diversos sectores de la economía, supuestamente admitida (la economía verde) como consenso resultante (era lo que decían) de amplio debate con la sociedad y transformándose, por lo tanto, en hecho consumado.
Sin embargo, la «economía verde» no se limita a incluir las variables ambientales en el debate político-económico. Viene como un paquete forjado por el sector financiero, arrastrando en su cierne, evidentemente ajustado a sus intereses, innúmeras iniciativas y propuestas que partieron de la base excluida de los grandes centros de decisión y de las reuniones de esas mismas instituciones, que contaron con una ilegítima representación de los mismos políticos y sus colaboradores en los mega proyectos de infraestructuras responsables por los impactos ambientales en las regiones de dónde partieron las propuestas de aquellos que desafían diurnamente el status quo con su derecho a existir.
Importantes propuestas discutidas por años de trabajo junto a las más diversas comunidades que constituyeron, por ejemplo, los comité de cuencas hidrográficas, como la «cobranza por el uso del agua» fueron puestas en el mismo paquete de lo que llaman «pagamento por servicios ambientales».
El sector del agronegocio y empresarial utiliza los recursos naturales (agua, energía e minerales) mediante otorga (concesión de exploración) como insumo para producir bienes y servicios, mientras que la propuesta elaborada por los comités de cuencas hidrográficas, «cobranza por el uso del agua», está siendo incluida en este paquete financiero, sin la debida explicación de lo que significa «firmar» un contrato con una cláusula específica sobre «Pagamentos por Serviços Ambientais», o esclarecer lo que está implícito cuando se utiliza esa expresión.
Desde siempre, nuestra participación en el debate sobre instrumentos económicos y financieros fue pautada por la didáctica y por esclarecimientos. Siempre expusimos claramente en las discusiones los riesgos y las necesidades de avanzar hacia un nuevo modelo económico para América Latina y el Caribe, con propuestas que provenían de la base y de los rincones más distantes de los centros urbanos, mientras la políticos y lobistas debatían sus propuestas en foros realizados en hoteles de lujo, regados a bebidas de moda con solidaridad corporativa entre pares.
Valiéndose de conceptos confusos, de posiciones políticas dubias, pero con sofisticada ingeniería financiera en lo que se refiere a la ecuación tierra y bienes comunes, los recursos naturales estratégicos engrosaron los negocios de la geopolítica internacional (nuestra vieja conocida) como un incremento más de guerras (muchas veces promovidas por los mismos gobernantes), todo en defensa de la democracia y la paz en América Latina, Asia, Medio Oriente, África.
Esta cuestión, por ser muy espinosa, requiere coraje para el debido enfrentamiento. Nos impone recordar la historia sangrienta con que han sido instaladas las fuerzas políticas en América Latina y el Caribe, el colonialismo, la esclavitud. Lamentable y lastimosamente también nos obliga a mirar la situación de las hermanas y hermanos refugiados, imagen que, ocupando casi que diariamente los noticieros, así como los ocupan fundamentalistas que se alimentan del ciclo vicioso de la indiferencia.
La investigación «Valoración Económica y Pagamento por Servicios Ambientales – Reconocimiento del Valor de la Naturaleza o Atribución de precio a la destrucción de la naturaleza», de la bióloga y activista Jutta Kill, hace un análisis cuidadoso y nos da esclarecimientos fundamentados con argumentos técnico-operacionales (de ejecución) y jurídicos de cómo se ha dado la implementación de esos «experimentos» con base en el principio de la economía verde en los países del norte, y sus consecuencias tanto allá como acá.(*)
En ese trabajo queda claro que estamos frente a un problema de orden ético y moral más complejo y bien distante de las falsas soluciones que se imponen por fuerza de la acomodación, de la despolitización y la falta de interés. Esta última es la que tranquilamente así se justifica: «Si no entiendo del asunto, no quiero saber».
Si queremos salir del atolladero en que nuestra civilización contemporánea se metió, es mejor empezar a saber y a entender.
Gente dispuesta a pesquisar, a esclarecer y a orientar, comprometida con la democratización de la información no falta ni nunca faltó. Así como nos llama la atención el científico y activista Carlos A. Lungarzo:
«[…] El despertar de las mujeres, coincidiendo con una de las mayores crisis internacionales del capitalismo, puede ser la esperanza de una nueva etapa, de esta vez pacífica, que no renuncia a la igualdad (y, por lo tanto, a la desaparición de las clases) sino que encare los problemas inmediatos. Esta sería una Nuevísima Izquierda, o mejor, una segunda fase de la «Nueva Izquierda». Nada garantiza su éxito, pero su chance es mayor que la de los movimientos violentos que solo benefician a los traficantes de armas y que han producido millones de muertos en África, Asia y América Latina.
No podemos esperar que los grupos que hoy movilizan decenas de trillones de dólares sean definitivamente derrotados. Hasta que eso suceda, si sucediera, mil millones de niños, indígenas, negros, refugiados, mujeres y pobres esperan una reacción de las fuerzas esclarecidas de este planeta que, creamos o no, existen.
Nota:
(*) Fundación Heinrich Böll
Referencias:
KILL, Jutta. Valoração Econômica e Pagamento por Serviços Ambientais -Reconhecimento do Valor da Natureza ou Atribuição de Preço à Destruição da Natureza? Acesso em: 02 mar. 2017. Capturado en: 10 mar. 2017. Acceso gratuito: http://br.boell.org/pt-br/2017/03/03/valoracao-economica-da-natureza
EL KHALILI, Amyra. O Rio São Francisco e a «cobrança pelo uso da água». Acceso en: 14 ago. 2016. Capturado em: 10 mar. 2017. http://port.pravda.ru/sociedade/cultura/14-08-2016/41543-rio_sao_fransisco-0/
EL KHALILI. Amyra. As commodities ambientais e a métrica do carbono. Acesso em: 17 fev. 2017. Capturado en: 17 febr. 2017. http://racismoambiental.net.br/2017/02/17/as-commodities-ambientais-e-a-metrica-do-carbono/
LUNGARZZO, Carlos A. A Greve de Mulheres e a «Novíssima Esquerda». Acesso em 08/03/2017. Capturado en: 8 mar. 2017. http://port.pravda.ru/mundo/10-03-2017/42844-greve_mulheres-0/
Por JUTTA KILL: Valoración económica de la Naturaleza
La valoración económica de la naturaleza viene siendo estudiada hace algunos años. En esta nueva publicación, el tema es investigado con un nuevo enfoque, Este artículo explora, así, las diferencias entre las iniciativas recientes enfocadas en «terminar con la invisibilidad económica de la naturaleza» y las antiguas perspectivas con relación a su valoración económica. A pesar de concebida actualmente como un nuevo mecanismo de conservación ambiental y desarrollo sustentable, la valoración económica de la naturaleza no es novedad. En realidad, está inserida en la lógica de la acumulación del capital presente en nuestra sociedad hace siglos.
El artículo puede bajarse gratuitamente en: http://br.boell.org/pt-br/2017/03/03/valoracao-economica-da-natureza
Amyra El Khalili es profesora de economía socioambiental y editora de las redes Movimiento Mujeres por la P@Z! y Alianza RECOs – Redes de Cooperación Comunitaria Sin Fronteras y colabora con Diálogos del Sur.
Fuente: http://operamundi.uol.com.br/dialogosdelsur/que-esta-en-juego-en-la-economia-verde/18032017/