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¿Qué hay detrás de las imágenes de la protesta ganadera en Castilla y León?

Fuentes: La Marea

Las imágenes de un tropel de ganaderos intentando entrar por la fuerza en la sede de la Junta de Castilla y León en Salamanca han puesto el foco del debate nacional sobre un malestar antiguo, previo a la irrupción de Vox, que el partido de ultraderecha ha sabido utilizar para erigirse como el defensor del abandonado campo español con promesas que, como ha ratificado la Justicia esta semana, son imposibles de cumplir.

Los saneamientos contra la tuberculosis bovina son obligatorios en España desde los años noventa y, en las provincias donde está presente la enfermedad, se hacen cada año en todas las explotaciones ganaderas. Que el episodio más grave de este conflicto se haya dado en Salamanca no es casualidad: es la provincia con mayor concentración de vacuno de España y un territorio donde la prevalencia ha vuelto a subir pese a las estrictas medidas sanitarias.

Los ganaderos están desesperados porque no ven mejoras y todos los años tienen problemas. Les matan las vacas que dan positivo, no pueden sacar a los pastos al resto del ganado, el forraje y el pienso para alimentarlos están carísimos, y se suman este año la sequía y la falta de agua. A esta gente habría que ayudarla, suplementar las pérdidas”, explica Luciano Díez, presidente del Consejo de Colegios Veterinarios de Castilla y León. Los ganaderos de Salamanca, que en su mayoría trabajan en explotaciones familiares de unas 100 vacas de media, dicen sentir “frustración” al ver que el saneamiento no está dando resultados en la provincia y piden que se flexibilicen los protocolos porque consideran que la erradicación es inalcanzable. 

La erradicación de la tuberculosis, una enfermedad que puede pasar de los animales a las personas, es un objetivo marcado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2030. Vox, que tiene la Consejería de Agricultura y Ganadería en Castilla y León desde hace un año, hace bandera de que se debe renunciar a la erradicación y resignarse a sólo controlarla, en contra del criterio científico. “Sólo el control supone una permanencia absoluta en el tiempo de no poder vivir tranquilos porque en cualquier momento se te puede ir de las manos, y se está consiguiendo erradicar, aunque sea lento; de hecho, Castilla y León tiene fama de haber sido muy seria con esto y por eso exportamos bien fuera”, indica el presidente de los colegios veterinarios.

Díez pide que se investigue qué ha fallado en el saneamiento de Salamanca, que tiene la mayor prevalencia de la comunidad, un 4,7% frente al 1,8% de Ávila y al menos del 1% del resto de provincias. Valladolid, León y Burgos ya están exentas de la enfermedad. La ganadería extensiva es la más propensa al contagio por compartir pastos y abrevaderos con animales de otras explotaciones y con fauna silvestre, pero esa circunstancia se da en otros territorios que sí han logrado mitigar la enfermedad.

Veterinarios y ganaderos piden mayor control de la fauna silvestre 

El ganado doméstico no es el único reservorio de la tuberculosis. También lo es la fauna silvestre, con la que comparten espacios. “Hay que tomar medidas con fauna silvestre que no está protegida como el jabalí, que ahora mismo es el reservorio más grande de tuberculosis en este tipo de fauna en España”, señala Díez. Una reivindicación que comparten los seis ganaderos consultados para escribir este reportaje. “No se puede avanzar si cada vez hay más fauna silvestre contagiada y comen en el mismo sitio que nuestras vacas y sólo sacrifican a las vacas”, apunta Luis Delgado, presidente de Unión por la Ganadería, la agrupación de 22 asociaciones que organizó la protesta del lunes 5 de junio, que en principio era una manifestación pacífica y autorizada.

Delgado es presidente de la asociación agraria ASAJA en Salamanca desde 2016 y, desde entonces, ha participado en “cientos de reuniones sobre este tema” con representantes del sector y con directores generales que, hasta la entrada de Vox en la Junta en 2022, “eran siempre del PP”. Por eso rechaza “absolutamente” que se les asocie con el partido de Santiago Abascal, algo que comparten todos los ganaderos consultados. “Esto lleva 30 años y nadie lo ha arreglado, yo no confío en Vox ni en nadie. Nosotros no somos ni de Vox ni de bas ni de bus, pero ellos han sabido absorber este descontento y han intentado ayudar aunque lo han hecho fatal de mal”, dice Raúl del Brio, ganadero con una explotación familiar en Ledesma. 

Vox promete flexibilizar una norma que viene marcada por la UE

Vox había hecho ya campaña con este tema y, en vísperas de las elecciones municipales del 28 de mayo, promovió una orden de la Junta que flexibilizaba los protocolos del saneamiento contraviniendo el último reglamento español, que es de 2020, y, por tanto, la normativa de la Unión Europea, que es la que aprueba las normas estatales y cofinancia los controles sanitarios. Ahora que los propios funcionarios de la Junta, el Gobierno y, finalmente, la Justicia han bloqueado esa medida, a la ultraderecha solo le ha quedado prometer de nuevo lo imposible: que sí se podrán cambiar los protocolos si las elecciones del 23 de julio dan como resultado un Gobierno central PP-Vox.

Los expertos en veterinaria consultados coinciden en que eso no puede ocurrir de ninguna manera porque la UE tiene en su mano cerrar a España el mercado internacional y retirar subvenciones si no se respetan sus protocolos de sanidad animal. “Se debe continuar en la línea actual porque si no se corre el riesgo de que se incrementen los casos en animales”, considera María Teresa Carbajo Rueda, decana de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de León. Y apunta: “Quizás es una enfermedad que se nos ha olvidado porque las campañas de prevención que se han desarrollado desde hace tiempo han sido efectivas y han determinado una menor incidencia en la población humana de los países desarrollados”. 

A pesar del revuelo de esta semana, los veterinarios aseguran que en ningún momento se ha perdido el control exhaustivo de la carne y la leche de vaca en Castilla y León. Las vacas que tienen contacto con la bacteria de la tuberculosis se sacrifican “mucho antes de que empiecen a desarrollar la enfermedad”, que es cuando podrían contagiar por las vías respiratorias o por la leche y la carne.

Además, en el matadero se comprueba a conciencia que no hay ningún trozo de carne contaminado y la leche “se higieniza, no se consume cruda”. Las vacas tardan más de un año en desarrollar la enfermedad después de contagiarse y, en cuanto un animal de una explotación da positivo en la prueba, se sacrifica, aunque después se compruebe en el matadero que no había desarrollado todavía la enfermedad. A los animales de esa explotación se les inmoviliza en sus terrenos hasta que no pasen dos análisis consecutivos en los que no quede ninguno que dé positivo. 

Fuente: https://www.lamarea.com/2023/06/09/que-hay-detras-de-las-imagenes-de-la-protesta-ganadera-en-castilla-y-leon/