Hay 500.000 familias andaluzas sin ningún ingreso. Es decir sin la capacidad de procurarse por sí mismas no ya el sustento, sino la sobrevivencia. La acción solidaria de sindicalistas expropiando alimentos destinados a una pequeña parte de ellas ha contribuido a hacer visible lo que era solamente una cifra más en el museo de los […]
Hay 500.000 familias andaluzas sin ningún ingreso. Es decir sin la capacidad de procurarse por sí mismas no ya el sustento, sino la sobrevivencia. La acción solidaria de sindicalistas expropiando alimentos destinados a una pequeña parte de ellas ha contribuido a hacer visible lo que era solamente una cifra más en el museo de los horrores que almacena la contabilidad de los desastres sociales de la crisis. Aunque sólo fuera por haber contribuido a que sea noticia la situación de extrema necesidad en que ha caído una parte creciente de la población, no sólo andaluza, la acción del SAT merece un apoyo incondicional. Pero las reacciones que se destacan en los medios no son de apoyo, sino diferentes variantes de rechazo, desde el que va acompañado del «caza y captura», hasta las más vergonzantes, que son también las que dan más vergüenza.
Así tenemos el rechazo de los dueños de los hiper, cuyo sagrado derecho de propiedad ha sido desafiado por quienes afirman, afirmamos, que ningún derecho puede prevalecer sobre el derecho a la existencia. Recordemos que el dueño de Mercadona, Juan Roig, fue el creador de la inolvidable receta para «acabar con la crisis» (sic) consistente en «trabajar como chinos» (resic) es decir como se trabaja, sin horarios ni derechos laborales de ninguna clase en los comercios regentados por personas de nacionalidad china.
Tenemos también el rechazo del gobierno, representado por los ministros de Interior y Justicia, habituados a mirar a las nubes ante estafadores, ladrones del patrimonio público y otros delincuentes ricos, pero que han llamado a sus huestes, incluyendo las mediáticas, a la carga contra unos jornaleros y sindicalistas pobres y dignos.
Y a partir de aquí entramos en lo del «fondo» y la «forma». Gran tema que, como suele decirse, ha hecho correr ríos de tinta. Muy útil además para que políticos avezados traten de salvar la cara. Como el secretario de Organización del PSOE, Óscar López, que ha venido a decir que sobre el «fondo», pues en fin, hay mucho que hablar… Pero eso sí sobre la «forma», «rechazo total», «defensa de la legalidad», «esos no son métodos democráticos» y toda la mandanga.
¿A qué no imaginan ustedes quien ha venido a decir más o menos lo mismo? Pues sí, Diego Valderas, coordinador general de la organización andaluza de IU y vicepresidente del gobierno andaluz. Todo lo malo se pega. Pero en este caso, es especialmente indigno, que tenga más peso el «cargo institucional» que la solidaridad elemental con sindicalistas, entre los cuales varios camaradas suyos, y con las familias beneficiarias de la acción.
Y ya como remache, Fernando Lezcano, con ese punto de insoportable arrogancia que caracteriza a bastantes dirigentes de CC OO cuando se refieren a sindicalistas que no están a sus órdenes, ha sancionado que estas acciones «son más efectistas que efectivas». Como si su sindicato hubiera hecho alguna vez algo «efectivo» a favor de ese más del 20% de la población sometida a la pobreza.
«Quien siembra la miseria cosecha la cólera», dice un viejo lema del movimiento obrero francés. He adaptado la traducción con la palabra indignación, que caracteriza a los movimientos que nacieron el 15M. Con la esperanza de que hagan suya la acción del SAT. Y con la certeza de que habrá muchas más y no sólo en Andalucía.
Miguel Romero es el editor de VIENTO SUR