Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.
Cuando Mahmoud Darwish falleció el 9 de agosto hace cuatro años se declararon tres días de luto en Cisjordania y Gaza. Todo el mundo árabe lloró la pérdida del hombre que durante más de cuatro décadas había sido la voz más elocuente de Palestina. Aunque se le recuerda sobre todo como poeta de la resistencia nacional palestina que relató la experiencia de desposesión y desplazamiento, y se expresó en contra de la ocupación y las injusticias israelíes, su poesía, que habla de la experiencia de la ocupación y el exilio, tenía un atractivo universal que la elevó por encima de las preocupaciones políticas inmediatas de la lucha palestina.
Darwish nació en 1942 en Birweh, cerca de Galilea. En 1948 huyó con su familia a Líbano cuando su pueblo natal fue destruido por la ocupación israelí. Un años después Darwish y su familia volvieron a su pueblo para encontrarse con que se habían convertido en extraños en su propia patria. Como no fueron censados por los israelíes, se les negó la ciudadanía israelí y Darwish no tuvo un documento de identidad. Todos los miembros de la familia fueron declarados «ausentes presentes», una situación que Darwish mencionaba en su poesía para describir toda la experiencia palestina.
Su reputación como poeta de la resistencia nacional empezó cuando escribió el poema Documento de identidad a finales de la década de 1960. Este poema llegó a los corazones de los palestinos tanto en Palestina como en la diáspora. Era un clamor poético de resistencia cuyo propósito era hacer frente a la actitud oficial israelí de negación de la existencia palestina en general:
Escribe en lo alto de la primera página:
no odio a la gente
ni invado
pero si llego a estar hambriento
la carne del usurpador será mi alimento
cuidado…
cuidado…
con mi hambre
¡y con mi ira !*
Edward Said, otra voz de Palestina profundamente añorada y amigo personal de Darwish, explicó que el grito de guerra del poema Escribe: soy árabe que retumbó en el mundo árabe y más allá se dirigía a un policía israelí cuando Darwish intentó registrarse en una oficina israelí. Con todo, independientemente del enorme atractivo del poema, Darwish se resistía a ser definido por su interpretación nacionalista, que él consideraba un obstáculo para su desarrollo literario y artístico.
De hecho, la fuerza de la poesía de Darwish reside en su habilidad para aunar lo político y lo personal de modo que logra una resonancia universal. Sus experiencias personales del exilio y la ocupación se tradujeron a un lenguaje que unas veces expresaba la angustia y la agonía universales, y otras la esperanza y el optimismo universales. Las imágenes y temas de su poesía abogaron por un relato palestino que tuvo resonancias más allá de su momento particular en la historia.
Aunque, por ejemplo, Estado de sitio, que relataba el bombardeo israelí de 2002 de Ramala durante la Segunda Intifada palestina, era una apasionada descripción de la resistencia de los palestinos a la agresión israelí, también establecía afortunados paralelismos con diferentes formas de asedio padecidas por personas que no habían experimentado la ocupación de Palestina. El asedio se refería a la condición en la que cada aspecto de nuestra vida está sometido a escrutinio e inhibición, ya sea real o imaginario, literal o metafórico.
La poesía de Darwish no solo evoca Palestina, sino toda la experiencia del exilio como una condición humana del alma y un tema fundamental de la literatura. Incluso en sus poemas de amor Darwish era capaz de evocar el exilio para enriquecer su poesía. Esto se aprecia sobre todo en el poema Está sola por la noche, en el que Darwish evoca la imagen de un hombre y una mujer que están sentados muy cerca pero que se entregan a un coqueteo imaginario que solo existe en la mente de cada uno de ellos:
Es de noche y ella está sola
y yo estoy solo como ella,
entre su vela y la mía hay dos mesas vacías
en este restaurante de invierno.
Nada altera el silencio entre nosotros.
Ella no me ve cuando la pillo arrancándose una rosa
del pecho y yo no la veo cuando me pilla
sorbiendo un beso del vino…
Ella no desmigaja el pan y yo no derramo agua
sobre el mantel de papel.
Nada altera la serenidad entre nosotros.
La añoranza y el anhelo, así como la distancia entre el sujeto y el deseo, que son las características principales de la experiencia del exilio, proporcionan el telón de fondo del poema. Y al igual que Darwish, que vivió años de exilio en París sin hablar una palabra de francés, la pareja imaginaria del poema se comunica silenciosa y armoniosamente. Darwish nos recuerda que el exilio también puede alimentar el alma de vez en cuando.
Durante mucho tiempo la literatura palestina se han enfrentado al reto de ser leída únicamente dentro de los confines de la lucha palestina. Sin embargo, Darwish destacó en superar este reto con su obra, que une constantemente lo particular con lo universal, lo político con lo humano.
En su poema Elogio de la alta sombra Darwish elevó lo humano y restó importancia a lo nacional. Creía que era necesario que la poesía describiera lo humano y lo humanitario. Dirigiéndose a un luchador palestino, el poeta escribió:
Tú, tú eres la pregunta.
¿Qué quieres,
caminando de una leyenda, a una leyenda?
¿Una bandera?
¿Qué bien ha hecho nunca las banderas?
¿Han protegido alguna vez a una ciudad de la metralla de una bomba?
¿Qué quieres?
¿Un periódico?
¿Acaso los papeles empollarían alguna vez un pájaro o tejerían un grano?
¿Qué quieres?
¿Policía?
¿Acaso la policía sabe dónde la pequeña tierra se impregnará de los vientos venideros?
¿Qué quieres?
¿Soberanía sobre cenizas
mientras eres el amo de nuestra alma, el amo de tu siempre cambiante existencia?
Así pues, vete,
pues este no es tu lugar, ni lo son los tronos de basura. ¿Qué quieres?
Darwish sabía que una creencia en el nacionalismo vacía de empatía y humanidad no aporta el final del conflicto. Trabajó por un arte palestino que no se definiera por la relación con Israel. Escribió sobre el amor y la muerte, el recuerdo y el olvido, el paso del tiempo y la distancia entre amantes, las penas y las alegrías. Y aunque estos temas pueden partir de Palestina, gracias a su estilo íntimo de poesía rompieron las peculiaridades de la situación política y viajaron cómodamente más allá del momento histórico y de la cuestión política.
*N. de la t.: las traducciones de los poemas son nuestras a partir de las traducciones al inglés de Bashar Barghout, Omnia Amin y Rick London, y Saifedean Ammous, respectivamente.
Assmaa Naguib tiene un doctorado en literatura. La autora trabaja sobre la literatura de el exilio y la migración en relación al nacionalismo.
Fuente: http://www.egyptindependent.com/opinion/remembering-mahmoud-darwish