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Violencia parental

Reflexiones sobre la dominación adulta

Fuentes: les mots sont importants

La dominación adulta oprime profundamente a los jóvenes. Se sabe que hoy los niños son especialmente vulnerables y viven bajo el dominio de un estatuto del menor que con el pretexto de la protección, les priva del ejercicio de los derechos fundamentales que se les reconocen a los mayores, a losadultos. Este estatuto del menor […]

La dominación adulta oprime profundamente a los jóvenes. Se sabe que hoy los niños son especialmente vulnerables y viven bajo el dominio de un estatuto del menor que con el pretexto de la protección, les priva del ejercicio de los derechos fundamentales que se les reconocen a los mayores, a losadultos. Este estatuto del menor ratifica de hecho muchas sujeciones y finalmente muchas violencias. La familia es así la institución más criminógena que existe, aunque la escuela también es un ámbito privilegiado de ejercicio de un orden adulto opresivo. El libro deYves Bonnardel, La domination adulte [La dominación adulta], recuerda las muchas luchas (normalmente silenciadas) que llevan a cabo los menores contra su condición, contra las discriminaciones basadas en la edad y por la igualdad política. Al darles la palabra pone también en tela de juicio tanto las ideas de infancia y de protección como la de minoría de edad. Se cuestiona además la propia noción de educación. Nos invita de forma inédita a un auténtico viaje revolucionario en el seno de las relaciones adultos/niños del que no sale indemne nuestra visión del mundo. Proponemos un extracto de este libro útil que vuelve a abrir en campo de reflexión cerrado durante demasiado tiempo, un extracto dedicado a la noción del bien del niño que casi siempre acompaña y legitima la dominación adulta.

No insistiré en las violencias que tienen efectos palpables, visibles, que son las que más nos chocan y que de hecho son emblemáticas de la condición de infancia: en efecto, se supone que ahora los castigos corporales están reservados a los niños. Se prohíben y reprimen (al menos teóricamente) para cualquier otra categoría de seres humanos.

Esta violencia física hacia los niños es moneda corriente: azotar, bajar los pantalones, abofetear, pellizcar, arrastrar por la fuerza, tirar de los brazos, del pelo, de las piernas, fustigar, pegar, estrangular, encerrar, aislar, privar del acceso al baño, privar de comida (o de postre, de televisión, de salidas, de dinero de bolsillo…) o, por el contrario, la alimentación forzada… La lista parece infinita Ibid., p. 44. El autor expone que en todo el mundo del 80 al 90% de los niños son víctima de violencia educativa, una violencia que adquiere la forma de castigos corporales en ocasiones extremadamente brutales.

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Cada año en Francia los padres matan entre 400 y 700 menores (es decir, uno o dos al día) Éric Bellamy, Marceline Gabel y Hélène Padieu: Protection de l’enfance: mieux comprendre les circuits, mieux connaître les dangers, informe de ODAS/SNATEM, abril de 1999.

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Los niños pertenecen tanto a sus progenitores que estos tienen el derecho evidente a intervenir en sus cuerpos e incluso a mutilarlos Patrizia Romito: Un Silence de mortes. La violence masculine occultée, Syllepse, 2006, p. 20. Durante las primeras encuestas realizadas en Estados Unidos, Diana Russel (1999) descubrió que el 28% de las mujeres entrevistadas habían sufrido agresiones sexuales antes de los 12 años, casi todas por parte de hombres del entorno familiar o al menos que formaban parte del círculo de personas cercanas a la familia (op. cit., p. 37) ¿Quiénes son los autores de estas agresiones sexuales a niños y niñas menores? Casi siempre hombres. La proporción oscila entre el 98% y el 83% según la violencia que se haya perpetrado contra niños o niñas. (op. cit., p. 38).

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-6″>6 . En el 80% de los casos son ciertamente los miembros de la familia, padre, madre o padrastro, quienes con más frecuencia son autores de los abusos sexuales. Desde los 4 años los abusos sexuales se convierten en el maltrato principal en el caso de las niñas Ibid. p. 20.

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La autora da otros muchos ejemplos de estas estrategias del silencio. Y lo que se borra no es solo el origen muy mayoritariamente masculino de las violencias, sino también su base muy mayoritariamente familiar. Los medios de comunicación y la opinión pública siguen centrando la atención general y, sobre todo, la indignación en los violadores ajenos a la familia, mucho menos numerosos que aquellos que se llaman los allegados. E indignándose así selectivamente se dispone de algunos árboles para ocultar el bosque. Además, cuanto más violenta es la indignación más parece que se es incapaz de desentrañar las causas estructurales del desastre para centrarse solo en los autores individuales, criminalizados y patologizados. Estos son objeto de una rencorosa puesta en escena colectiva que de buen grado acabaría en linchamiento, mientras que, por el contrario, se protege por medio de una omerta general a los padres o tíos, hermanos, abuelos yamigos de la familia.

Prácticamente nadie piensa en acusar a las estructuras sociales que organizan las condiciones de subordinación (la condición femenina y la condición de la infancia) que son las condiciones previas necesarias de las violaciones y de las violencias. Sin embargo, el patriarcado, es decir, más precisamente en lo que aquí nos concierne, la estructura familiar, y el estatuto del menor, son lo que en este dominio son las instituciones criminales en tanto que garantizan a los abusadores su poder y su impunidad, y privan a las víctimas potenciales de cualquier posibilidad de resistencia.

Si se exceptúa la violencia sexual, muchas otras violencias infligidas se justifican por la educación. De hecho, la casi totalidad de los modelos educativos o pedagógicos predican el recurso a una u otra forma de violencia, y es totalmente lógico. Así, se habla con razón de las violencias educativas ordinarias en la que desde hace poco se incluye, además de las violencias físicas, las violencias psicológicas.

Los adultos hablan de buen grado de castigo, una palabra que sobre todo se utiliza respecto a losniños (los psicólogos, el personal judicial y los trabajadores sociales hablan más bien desanción cuando mencionan a los adultos). Una palabra para designar las violencias, lisa y llanamente. Sea cual sea la palabra, en la vida de los menores no hay nada más corriente que estoscastigos: a decir verdad, en la mayoría de las familias se les castiga con toda la fuerza. Con esta idea de castigo los adultos tratan de legitimar la dominación que ejercen. Los niños pueden cometer faltas desobedeciendo o, simplemente, viviendo (moviéndose, haciendo ruido, levantando la vista, etc.) y su falta atrae un castigo justo. Una retórica propia de todas las dominaciones. En un libro que muy acertadamente se titula Pourquoi faudrait-il punir? [¿Por qué habría que castigar?] Maltraiter les enfants, ce n’est pas très humain, [No es muy humano maltratar a los niños] panfleto concebido, realizado, difundido y financiado en la década de 1990 por el ministerio de Asuntos Sociales, de Salud y de la Ciudad, por el ministerio de Juventud y Deporte, por el Comité Francés para de Educación para la Salud, por la Fundación para la Infancia y por Allo Enfance Maltraitée.

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Se anticipa inmediatamente a cualquier malinterpretación peligrosa:

Necesitas hablar y ser escuchado. Sabes que un castigo, si está justificado, no es un maltrato. Cuando es justo es una muestra de interés, una prueba de amor.

No se trata de que el niño al que se habla rechace los castigos ni tampoco que esté resentido con sus padres. Una vez clarificado y reafirmado lo esencial, ahora se puede hablar de los malos tratos. El panfleto aprovecha entonces para hablar del artículo 19 de la Convención [de los Derechos] del Niño que, sin embargo, estipula que los Estados partes adoptarán todas las medidas legislativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio (¡sic!) o abuso psíquico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo. ¡Acabamos de ver cómo no solo el Estado sino también las asociaciones de protección de la infancia firmantes interpretan la Convención!

La impregnación en la violencia

No hay nada de misterioso ni de inevitable en la invisibilidad y el silencio sobre las violencias sufridas o ejercidas, todo es cuestión de práctica y, por lo tanto, de lógica y de pedagogía. Lo mismo ocurre con la violencia psicológica y la violencia física. […] Las tortas o azotainas que recibimos de los padres para que aprendamos a escuchar a los adultos y como reacción a una tontería que hemos hecho nos hacen interiorizar desde la infancia la justificación de la violencia. […] El tabú sobre la violencia conyugal se explica por la incomodidad generalizada a la hora de denunciar algo que todos nos hemos acostumbrado a callar y que impide revelar el peso sucesivo de las mil y una experiencias anteriores de silencio, Dorothée Dussy: Le Berceau des dominations. Anthropologie de l’inceste, 2013 Cléopâtre Montandon: De l’étude de la socialisation des enfants à la sociologie de l’enfance: nécessité ou illusion épistémologique?, en Régine Sirota (dir.): Éléments pour une sociologie de l’enfance, Presses universitaires de Rennes, 2006, p. 43.

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En todo caso, se está muy lejos de incluir en las violencias educativas ordinarias la más importante, la que hace posible todas las demás: ¿no es la minoría de edad un estado de violencia permanente debido a que priva al no mayor de todo poder sobre su vida? ¿No constituyen las imposiciones que derivan de este estatuto de menor (imposición familiar por una parte, escolar por otra) unas imposiciones gravísimas, que están garantizadas como derechos, pero que, como veremos, son contrarias a los derechos humanos? No podemos dejar de volver sobre estos problemas. También la propia educación, en sí misma, puede difícilmente no ser considerada una violencia. Dedico a esta cuestión un capítulo de este ensayo dado lo mucho que la relación educativa anida actualmente en el centro de las relaciones adultos/niños.

Por último, ¿la discriminación en razón de la edad, en tanto que ideología despectiva y discriminatoria, no es una violencia tanto como el racismo o el sexismo? Es sabido que estos últimos tienen unos efectos destacables sobre el psiquismo de aquellas personas que los padecen en términos, sobre todo, de infravaloración de uno mismo, de depresión, etc. Estos efectos están bien documentados y son los que sufre cualquier categoría estigmatizada, oprimida y dominada La fuga no se considera delito pero se supone que la policía debe devolver al menor fugado a casa de sus padre. En otros países europeos no ocurre lo mismo; en Inglaterra a partir de los 16 años,en Dinamarca a partir de los 15 años, en Grecia a partir de los 14 años, en Austria a cualquier edad el menor puede abandonar el domicilio familiar sin autorización de sus padres y no está obligado a volver a él (Pierre Lenoel: La place des enfants dans la société et les droits personnels des mineurs, se puede descargar en la página web del juez para los niños Jean-Pierre Rosenczveig (http://www.rosenczveig.com/).

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-14″>14 ). Alice Miller destaca con insistencia que incluso una solidaridad discreta de un testigo caritativo, incluso una sonrisa leve de connivencia o de contrición puede cambiar enormemente las cosas para la joven persona víctima de las violencias: la manera como se recupere de lo que ha sufrido será a veces totalmente revolucionada La Psychanalyse à l’école, pp. 44-45, citado por Danielle Milhaud-Cappe: Freud et le Mouvement de Pédagogie psychanalytique (1908-1937), Vrin, 2007.

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-16″>16 .

Las violencias tienen, además, graves efectos a largo plazo:

Cuando el estrés es a la vez elevado, de larga duración y/o repetido en un largo periodo, como es el caso con la violencia educativa física y psicológica, no solo disminuye la resiliencia, la capacidad de resistencia y de acostumbrarse al estrés (y se podría imaginar también que decrece de manera exponencial y no lineal), sino que las reacciones de defensa o de huida dejan de funcionar y se transforman en estrés traumático, con apatía (depresión) y/o violencia destructiva o autodestructiva Anónimo: Les châtiments corporels légers accroissent le risque de troubles mentaux, página web de OVÉO (http://www.oveo.org/).

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-18″>18 . Un argumento que se puede oponer a quienes afirman que un buen azote nunca le ha hecho daño a nadie.

Desde tiempo inmemorial nuestras sociedades se basan en la negación y el rechazo de las violencias parentales, la mayoría de las veces de las violencias paternas.

Unos mecanismos bien conocidos ahora hacen que se silencien o en todo caso se minimicen: represión de las emociones, olvido o negación de las violencias sufridas, para proteger a los padres, por deseo de vivir la propia vida, porque se cree que (a toda costa) hay que perdonar para podervivir en paz.

La exigencia de perdón que se impone a los niños parece tener unos efectos totalmente destructores:

En estos testimonios aparece claramente que el perdón y la comprensión (en el sentido de que se excusa a los padres sin que uno se conceda el derecho de sentir el sufrimiento padecido, con el fin de liberarse de él) impidieron la curación de estos adultos, les impidieron llevar a cabo la vida que hubieran querido o podido tener Manfred Liebel: Enfants, droits et citoyenneté, op. cit., p. 43.

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-20″>20 , bien hecha para que parezca investida de una dignidad particular, siempre superior a los viles intereses prosaicos de los niños que realmente existen. Intereses menores, no serios, abstenerse. Por su bien, uno se arroga el derecho de despertarlos o mandarlos a la cama, se deciden los horarios de sus comidas, el tiempo que dedican a la televisión o a los juegos de vídeo, a sus ocupaciones más triviales.

Precisamente unas constataciones de este tipo, que de buen grado se consideran irrisorias cuando se trata precisamente de niños, pero que con toda justicia se considerarían de inmediato absolutamente indignantes si se tuvieran que sufrir como adultos, son las que llevaron a un grupo de niños y adolescentes de Berlín a organizar su lucha contra el estatuto del menor:

Todo empezó con algunas preguntas simples, por ejemplo, ¿tienen derecho los padres a obligarte a ponerte una ropa que tú no quieres ponerte? ¿Cuándo se debe ir a la cama? ¿Tiene derecho un profesor a prohibirte ir al servicio durante la clase? Rápidamente se rellenó todo un cuestionario concerniente a los problemas de los jóvenes. Ocurrió en 1992. El grupo que hizo este trabajo se llamó KinderRÄchTsZÄnker (defensores de los derechos de los niños), con abreviaturas. Desde entonces en la asociación Netzwerk Spiel/Kultur Prenzlauer Berg e.V. existe un proyecto en el que unos adolescentes se ocupan de la igualdad de los seres humanos, con independencia de su edad.

Junto a las injusticias cotidianas a las que se enfrentan muchos jóvenes, se dieron cuenta rápidamente de varios problemas de orden general que conciernen a toda la sociedad: ¿de dónde toman los padres el derecho a dar órdenes a sus hijos? ¿Tiene sentido enviar a los niños a la escuela a la fuerza? […] John Holt: S’Évader de l’enfance. Les besoins et les droits des enfants, trad. Laurent Jospin, petite bibliothèque payot, 1976, p. 190 [Reedición L’Instant présent, 2015].

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-22″>22 .

John Holt afirma aquí que en lo que concierne a aspectos fundamentales de sus propias vidas no hay edad de la razón que valga, no hay por qué constatar una capacidad de discernimientoantes de tener en cuenta lo que quieren los niños… Como cualquier persona, son perfectamente capaces de discernir lo que necesitan o no, y de expresar lo que quieren, lo que han decidido El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas critica la noción capaz de discernimiento que da vía libre a la posibilidad de negar a un niño [los derechos estipulados por la Convención Internacional de Derechos del Niño] (Pierrine Robin: Échos du débat français sur les droits de l’enfant y Manfred Liebel: Enfants, droits et citoyenneté, op. cit., p. 41). Pero al Estado francés le importan un bledo las recomendaciones de dicho Comité, tanto en esta materia como en otras.

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-24″>24 . Debido a ello, todo el mundo se contenta con esta ambigüedad: a todas luces, esta noción de bien del niño sirve principalmente para justificar el dominio.

Post scríptum

Este texto es un extracto del libro de Yves Bonnardel, La domination adulte, que recomendamos encarecidamente.

Algunas citas complementarias:

Para Francia la encuesta nacional sobre las violencias hacia las mujeres da, antes de los 18 años, una tasa del 6% de las mujeres que han padecido una agresión sexual (aparte de la violación) y del 3,7% que han sido víctimas de una violación o de un intento de violación antes de la misma edad. Así, el 9,7% de las mujeres francesas antes de los 18 años conocen un abuso sexual sea de la naturaleza que sea. Por lo que se refiere a los hombres, parece que un 4,6% ha conocido abusos de este tipo antes de la edad de de 18 años, André Ciavaldini: Les Agressions sexuelles. Données épidémiologiques générales Dorothée Dussy: Le Berceau des dominations. Anthropologie de l’inceste, libro 1, ed. La Discussion, 2013, pp. 11-12. La autora también dirigió la edición del importante L’inceste. Bilan des savoirs, La Discussion, 2013.

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-26″>26 .

Una buena campaña contra el incesto debería mostrar a los padres los límites de la intimidad del niño, explicando, por ejemplo, que hay que cerrar la puerta del cuarto de baño durante la ducha, afirma Annie Gaudière, directora general de la organización Allô enfance maltraitée (teléfono 119), en Le Monde de 22 de febrero. Así pues, ¿las llamadas telefónicas recibidas en el 119 revelaban unas situaciones de vida hasta ese punto diferentes de lo que describen las víctimas de incesto que se han hecho adultas como para que Annie Gaudière reduzca el abuso sexual intrafamiliar a una cuestión de una puerta abierta? La encuesta etnográfica y la consulta en medio hospitalario permiten establecer una constatación segura: el abusador abre la puerta, aunque esté cerrada; ocasionalmente la rompe. La mayoría de las veces impide a su víctima toda veleidad posible de cerrar la puerta.

En la intimidad y en la confidencialidad es donde hay que luchar contra el incesto, no creando bombo mediático, afirma también la coordinadora de SOS-inceste-pour-revivre. Por consiguiente, en interés del niño habría que preservar el silencio, la vergüenza, el secreto, que son unos aliados preciosos del abuso sexual.

La vista de estos encartes publicitarios podría bloquear su capacidad de comunicar, afirma por último el vicepresidente de la asociación Enfance et Partage. Hasta la fecha de aparición de estos encartes los niños víctimas de abusos sexuales no se comunicaban más. Las víctimas de incesto no mencionan el incesto en el exterior de la familia y lo mencionan poco en el interior de la familia, en todo caso no lo hacen mientras son niños. Sus hermanos, sus hermanas y las otras personas que cohabitan con ellos tampoco lo mencionan. Ni durante la infancia ni después, cuando cada uno se ha convertido en adulto. Prueba de ello son las pocas denuncias de agresores incestuosos o los pocos careos en proporción a los cientos de miles de agresiones. Muy marginalmente, algunos denuncian los abusos de los que ellos, o algún allegado, han sido víctimas, cuando surge el riesgo de que las agresiones sexuales se reproduzcan en un niño de la siguiente generación, por parte del mismo agresor o por parte de otro. Si se contabiliza un 6% de víctimas de abusos sexuales intrafamiliares, que es lo más bajo de la horquilla propuesta por las encuestas cuantitativas (entre ellas la reciente encuesta ENVEFF), para 60 millones de franceses supone al menos tres millones seiscientas mil víctimas; por consiguiente, es más probable que los agresores se cuenten por millones que por cientos de miles. Ahora bien, según las cifras proporcionadas por Observatoire d’action sociale décentralisée (ODAS, Observatorio de acción social descentralizada), la cantidad de denuncias por abusos sexuales de niños gira en torno a las 5.500 al año de media en los cinco últimos años. Por lo tanto, la suma de todas las denuncias efectuadas desde que el Estado estableció el procedimiento no supera el 1% de la cantidad de víctimas de incesto en Francia. Los niños víctimas de abusos sexuales en su familia se callan porque el silencio que rodea a esta práctica de su vida cotidiana, probablemente acompañada de amenazas, les enseña a callarse Artículo publicado en el blog de Dominique Ferrières, en Médiapart (http://bit.ly/11R7fhx).

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-28″>28 .

El síndrome de alienación parental

Muchos padres violentos y/o abusadores hacen referencia al síndrome de alienación parental y al síndrome del recuerdo falso según los cuales el niño es rehén de la madre durante el periodo de conflicto y de separación, es manipulado e imputa al padre violencias para que este no obtenga la custodia e incluso se le deniegue el derecho a las visitas. Al igual que la imputación de recuerdo falso se trata de una manera de invalidar de forma arbitraria la palabra no solo de la madre, sino de los propios niños. Estos padres reciben el apoyo de expertos que no dudan en mentir descaradamente para apoyarlos y declarar, por ejemplo, que el 90% de las declaraciones de malos tratos sexuales son excesivas Sarah Childress: Fighting Over the Kids, en Newsweek, 2007, citado por Jacqueline Phélip: Syndrome d’aliénation parentale et/ou aliénation parentale, en la página web L’enfant d’abord (http://www.lenfantdabord.org/lenfant-dabord/).

» href=»https://www.boltxe.eus/violencia-parental-reflexiones-la-dominacion-adulta/#easy-footnote-bottom-30″>30 . Hoy algunas madres emprenden procedimientos de divorcio tras la revelación de abusos sexuales o de violencias ejercidas contra sus hijos y se ven obligadas por el juez para los niños a conceder un derecho de visita al padre. Algunas que se niegan acaban encarceladas porno presentación del niño. Otras prefieren abandonar el territorio nacional…

Notas

  1. Se puede encontrar una lista muy larga en Olivier Maurel: Oui, la Nature humaine est bonne! Comment la violence éducative ordinaire la pervertit depuis des millénaires, Robert Laffont, 2009.

  2. Ibid., p. 44. El autor expone que en todo el mundo del 80 al 90% de los niños son víctima de violencia educativa, una violencia que adquiere la forma de castigos corporales en ocasiones extremadamente brutales.

  3. Olivier Maurel: Observatoire de la violence éducative ordinaire (http://oveo.org/). No he podido encontrar las cifras de las heridas graves, por lo tanto se trata de una estimación por mi parte.

  4. Éric Bellamy, Marceline Gabel y Hélène Padieu: Protection de l’enfance: mieux comprendre les circuits, mieux connaître les dangers, informe de ODAS/SNATEM, abril de 1999.

  5. Tampoco dudan en matarlos al nacer: se calcula que en todo el mundo faltan unos 60 millones de mujeres, algo imputable a los infanticidios de niñas, esencialmente en India y China.

  6. Patrizia Romito: Un Silence de mortes. La violence masculine occultée, Syllepse, 2006, p. 20.Durante las primeras encuestas realizadas en Estados Unidos, Diana Russel (1999) descubrió que el 28% de las mujeres entrevistadas habían sufrido agresiones sexuales antes de los 12 años, casi todas por parte de hombres del entorno familiar o al menos que formaban parte del círculo de personas cercanas a la familia (op. cit., p. 37) ¿Quiénes son los autores de estas agresiones sexuales a niños y niñas menores? Casi siempre hombres. La proporción oscila entre el 98% y el 83% según la violencia que se haya perpetrado contra niños o niñas. (op. cit., p. 38).

  7. Éric Bellamy, Marceline Gabel y Hélène Padieu: op. cit.

  8. Ibid. p. 20.

  9. Catherine Baker: Pourquoi faudrait-il punir? Sur l’abolition du système pénal, tahin party, 2004.

  10. Maltraiter les enfants, ce n’est pas très humain, [No es muy humano maltratar a los niños] panfleto concebido, realizado, difundido y financiado en la década de 1990 por el ministerio de Asuntos Sociales, de Salud y de la Ciudad, por el ministerio de Juventud y Deporte, por el Comité Francés para de Educación para la Salud, por la Fundación para la Infancia y por Allo Enfance Maltraitée.

  11. Op. cit., p. 36.

  12. Cléopâtre Montandon: De l’étude de la socialisation des enfants à la sociologie de l’enfance: nécessité ou illusion épistémologique?, en Régine Sirota (dir.): Éléments pour une sociologie de l’enfance, Presses universitaires de Rennes, 2006, p. 43.

  13. Simone de Beauvoir: Le Deuxième Sexe, Gallimard, 1949; Frantz Fanon: Peaux noires, masques blancs, Seuil, 1952; Albert Memmi: L’Homme dominé, Payot, 1973 y Le Racisme, Gallimard, 1982; Alice Miller: C’est pour ton bien, op. cit.; Christine Delphy: Classer, dominer. Qui sont les autres?, La Fabrique, 2008.

  14. La fuga no se considera delito pero se supone que la policía debe devolver al menor fugado a casa de sus padre. En otros países europeos no ocurre lo mismo; en Inglaterra a partir de los 16 años,en Dinamarca a partir de los 15 años, en Grecia a partir de los 14 años, en Austria a cualquier edad el menor puede abandonar el domicilio familiar sin autorización de sus padres y no está obligado a volver a él (Pierre Lenoel: La place des enfants dans la société et les droits personnels des mineurs, se puede descargar en la página web del juez para los niños Jean-Pierre Rosenczveig (http://www.rosenczveig.com/).

  15. Alice Miller: op. cit.

  16. La Psychanalyse à l’école, pp. 44-45, citado por Danielle Milhaud-Cappe: Freud et le Mouvement de Pédagogie psychanalytique (1908-1937), Vrin, 2007.

  17. Página web de OVÉO.

  18. Anónimo: Les châtiments corporels légers accroissent le risque de troubles mentaux, página web de OVÉO (http://www.oveo.org/).

  19. Ibid.

  20. Manfred Liebel: Enfants, droits et citoyenneté, op. cit., p. 43.

  21. Pour l’Égalité entre les adultes et les enfants. Recueil de textes du groupe Krätzä, folleto publicado por L’enfance buissonnière (https://enfance-buissonniere.poivron.org/KiOsk).

  22. John Holt: S’Évader de l’enfance. Les besoins et les droits des enfants, trad. Laurent Jospin, petite bibliothèque payot, 1976, p. 190 [Reedición L’Instant présent, 2015].

  23. Un jurista afirma, además, que esta noción de discernimiento no debería significar que el niño dispone del conocimiento de todos los pormenores del asunto, sino que es capaz de formar su propia opinión al respecto, Manfred Liebel: Enfants, droits et citoyenneté, op. cit., p. 43.

  24. El Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas critica la noción capaz de discernimiento que da vía libre a la posibilidad de negar a un niño [los derechos estipulados por la Convención Internacional de Derechos del Niño] (Pierrine Robin: Échos du débat français sur les droits de l’enfant y Manfred Liebel: Enfants, droits et citoyenneté, op. cit., p. 41). Pero al Estado francés le importan un bledo las recomendaciones de dicho Comité, tanto en esta materia como en otras.

  25. (http://psydoc-fr.broca.inserm.fr/conf&rm/Conf/confagrsex/RapportsExperts/Ciavaldini.html).

  26. Dorothée Dussy: Le Berceau des dominations. Anthropologie de l’inceste, libro 1, ed. La Discussion, 2013, pp. 11-12. La autora también dirigió la edición del importante L’inceste. Bilan des savoirs, La Discussion, 2013.

  27. Dorothée Dussy y Marc Shelly: Inceste, faut-il réagir ou désinformer?, L’Humanité, 25 de marzo de 2005 (http://www.humanite.fr/node/295808); citado en Sophie Perrin: L’Inceste. Anthropologie d’une entreprise de démolition systématique de la personne – France XXe-XXIe siècle, memoria de máster 1 de antropología dirigido por François Laplantine y Axel Guioux, 2008 (http://sophia.perrin.free.fr/telechargement.htm).

  28. Artículo publicado en el blog de Dominique Ferrières, en Médiapart (http://bit.ly/11R7fhx).

  29. Léo Thiers-Vidal: Ça se passe près de chez vous: des filles incestueuses aux mères aliénantes, en Rupture anarchiste et trahison pro-féministe, ed. Bambule, 2013, p.191; Las famosas alegaciones provenientes de niños son excepcionales, afirman también Michelle Rouyer y Dominique Girodet: Abus sexuels, en L’Enfant maltraité, Pierre Strauss, Michel Manciaux et alii, Fleurus, 1993, p. 257; Jean-Yves Hayez explica lo mismo en Les abus sexuels commis sur des mineurs d’âge; inceste et abus sexuels extrafamiliaux, Psychiatrie de l’enfant, 1992, 14, p. 38 er ss. Según las estadísticas policiales, los casos de fabulación son muy raros y solo suponen aproximadamente el 2%: Roselyne Nérac-Croisier (Collectif), Le Mineur et le droit pénal, L’Harmattan, col. Logiques juridiques, 1998, p. 72; por último Claudia Jankesch: La verdad sale más fácilmente de la boca de los niños que de la del adulto, marzo de 2009 (http://veritelibre.blogspot.fr/2009/06/la-verite-sur-les-allegations-dabus.html).

  30. Sarah Childress: Fighting Over the Kids, en Newsweek, 2007, citado por Jacqueline Phélip:Syndrome d’aliénation parentale et/ou aliénation parentale, en la página web L’enfant d’abord (http://www.lenfantdabord.org/lenfant-dabord/).

Fuente: les mots sont importants

[Traducido del francés para Boltxe Kolektiboa por Beatriz Morales Bastos.]