Cuando la presidenta Mireya Moscoso, por obra y gracia de su unilateral voluntad, liberó a Posada Carriles y sus cómplices, santificó una nueva forma de fuga: aquella en la que la impunidad es capaz de maniatar a la justicia y no dejarle el más mínimo espacio a la razón. Fuga al fin, fraguada en silencio […]
Cuando la presidenta Mireya Moscoso, por obra y gracia de su unilateral voluntad, liberó a Posada Carriles y sus cómplices, santificó una nueva forma de fuga: aquella en la que la impunidad es capaz de maniatar a la justicia y no dejarle el más mínimo espacio a la razón. Fuga al fin, fraguada en silencio y efectuada en las sombras, ejecutada sobre la base de subterfugios y falsificación de identidades, conspiraciones y sobornos, consumó una de las iniquidades más repudiables de nuestros tiempos. Fue, sin lugar a dudas, la mayor ofensa cometida contra el antiterrorismo.
Los hechos
Transcurridos varios días de la ofensa, la verdad comienza a aparecer ante todos nosotros. Sin embargo, esta verdad esclarece poco y levanta múltiples interrogantes. Es, y no puede ocultarse, una complicada madeja de sórdidas maniobras, merecedoras de ser desentrañadas.
Como se sabe, la Moscoso indultó a los cuatro terroristas unos días antes de cumplir su mandato, en un inocultable intento de congraciarse con el amo norteamericano y con la mafia terrorista miamense. En una madrugada, tomando extremas precauciones, fueron extraídos de la prisión «El Renacer» y conducidos al aeropuerto bajo fuerte custodia. Allí los esperaban uno o dos aviones que los transportarían fuera de Panamá.
Hoy aparecen más detalles sobre este detestable hecho:
– los aviones fueron alquilados en Miami por otro terrorista: Santiago Álvarez, empleando para ello dinero aportado por organizaciones como la FNCA y otras, lo que no excluye la intervención monetaria del gobierno norteamericano.
– Los terroristas fueron dotados con documentación falsa: a Posada Carriles se le entregó un pasaporte norteamericano a nombre de Melvin Cloide Thompson, cuyo dueño original lo había reportado como perdido un tiempo antes en Costa Rica. Por su parte, Guillermo Novo Sampoll, Pedro Crispín Remón y Gaspar Jiménez Escobedo, saldrían de Panamá, ingresarían posteriormente en Honduras y entrarían finalmente a Miami, empleando pasaportes y nombres falsos, asumiendo las identidades de Ernesto Abreu, Orlando González y Miguel Alvarez, respectivamente.
– Durante el trayecto, los aviones aterrizaron en el aeropuerto «Ramón Villeda Morales» de San Pedro Sula, Honduras, exactamente a las 7.30 a.m. del día jueves 26 de septiembre. Los cuatro terroristas eran esperados allí por Rafael H. Nodarse (Ralph), importante empresario televisivo de origen cubano, quien les facilitó que realizaran los controles migratorios sin ningún problema. Posteriormente, Ralph los sacó de la instalación aeropuertaria, los montó en su lujosa camioneta Nissan Pathfinder, de color azul, haciéndose acompañar en el asiento del copiloto por Posada Carriles. Horas después, a las 11.45 a.m. una avioneta Lear despegaría rumbo a Miami con sólo tres de los terroristas. Posada Carriles se quedó en San Pedro Sula en compañía de los hijos de Nodarse.
Las interrogantes.
Hasta aquí el breve relato de los hechos. Muchas dudas, sin embargo, surgen al detallar los acontecimientos sucedidos.
1) ¿Tuvieron conocimiento las autoridades norteamericanas de esta tenebrosa operación?
Sospechosamente, la presidenta Moscoso llamó por teléfono al ex embajador norteamericano en Panamá, Simón Ferro, a quien impuso de la excarcelación de los terroristas. La rendición de cuentas de la presidenta a Estados Unidos quedó registrada en un contestador de la casa de quien Colin Powell había designado como coordinador de la operación por la parte norteamericana: «Embajador, buenos días, es la presidenta, para informarle que ya los cuatro cubanos fueron indultados y ya salieron del país. Tres van rumbo a Miami y el otro (Posada Carriles) con rumbo desconocido.
A pesar de que Estados Unidos ha tratado de desvincularse de estos hechos, cada día son mayores las evidencias de su participación. El avión que transportó a los terroristas salió de territorio norteamericano e ingresó luego a él con tres personas portando pasaportes falsos, a los que se les permitió el ingreso al país sin impedimento alguno. ¿Es posible que esto suceda cuando EE UU ha fortalecido la protección de sus fronteras por temor a ataques terroristas?
1) ¿Por qué durante el trayecto hacia Miami, que implicó una parada en San Pedro Sula, ninguno fue detenido a pesar de portar documentación falsa?
Sabido es ya que fueron vulnerados en apariencia controles migratorios de tres países: Panamá, Honduras y Estados Unidos. En el primer caso, el gobierno panameño se prestó conscientemente a la salida de personas de Panamá haciendo uso de documentos falsos, lo que constituye una clara violación de la ley. En Honduras, los cuatro terroristas vulneraron los controles migratorios aparentemente mediante el soborno a funcionarios de Migración, lo que no excluye una autorización al respecto por parte de autoridades gubernamentales de ese país. Y, por último, tres de ellos ingresaron a Estados Unidos sin que se les haya enjuiciado por portar documentos falsos, delito contemplado en la legislación norteamericana. Estas maniobras y confabulaciones demuestran la anuencia de las autoridades panameñas, hondureñas y norteamericanas hacia los terroristas. ¿Por qué se les protegió durante esta fuga santificada por el gobierno panameño y no se les persiguió como se hace, por ejemplo, con lo
s terroristas de Al Qaeda?
3) ¿Por qué el gobierno de Honduras, a pesar de existir evidencias de la permanencia de Posada Carriles en territorio hondureño, ha sido incapaz de capturarlo?
Los principales medios de prensa de Honduras han reportado la presencia de Posada Carriles en Honduras. Testigos han declarado haberlo visto en dos oportunidades en esa ciudad. La primera de ellas al salir del aeropuerto «Ramón Villeda Morales» y la segunda almorzando con Ralph Nodarse en un lujoso restaurante. A pesar de numerosas declaraciones del presidente Maduro y de sus funcionarios gubernamentales como Oscar Álvarez ( Ministro de Seguridad) y Armando Calidonio (Vice ministro de la misma institución), las fuerzas de seguridad hondureñas han sido ineficientes para detener al terrorista. ¿Por qué no han investigado al señor Ralph Nodarse, dueño del Canal 6 de televisión hondureño, comprometido hasta la médula con las actividades terroristas de Posada Carriles en Centroamérica? ¿Desconocen, acaso, que este señor, antiguo funcionario de la CIA y vinculado a la desaparecida «Radio Swan» durante los años 60, ha sido el protector de «Bambi» en múltiples ocasiones?
Merece la pena recordar que Rafael H. Nodarse fue quien protegió a Posada Carriles en su convalecencia en San Pedro Sula, luego de que el mismo fuera herido el 28 de febrero de 1990, en la Colonia Vista Hermosa, Ciudad Guatemala. En su «ladrillo» literario en el que narra sus fechorías, «Los Caminos del Guerrero», Posada Carriles relata su vida junto a Nodarse: «La gente de Miami se comunica con Rafael Nodarse para que me dé apoyo. Rafael me lleva al mejor hotel de San Pedro Sula, el Copantl. Allí permanezco durante dos meses. Rafael paga los gastos. Sus hijos, Tadeo y Joaquín, me protegerán mientras dure mi lenta convalecencia. Rafael siempre estará cerca de mí.»
No fue, sin embargo, la única oportunidad en que ambos se encontraron. Años después, Ralph Nodarse ayudaría a Posadas Carriles en cada uno de sus viajes a Honduras para preparar sabotajes y agresiones contra objetivos cubanos. El empresario radicado desde hace más de cuatro décadas en el país centroamericano pasó a convertirse en uno de los más eficientes colaboradores de la FNCA en la región y en uno de los miembros de la red terrorista de la mafia de Miami en Centroamérica.
Las conclusiones.
El bochornoso capítulo que acaba de consumarse, pone en tela de juicio la disposición de Estados Unidos y de varios gobiernos centroamericanos de luchar contra el terrorismo. Con independencia de que varios de ellos, como los de Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Honduras, han realizado declaraciones argumentando su disposición a extraditar a Posada Carriles en el caso de ser capturado, todavía queda por ver si sus compromisos con Estados Unidos les permitirán dar este paso.
La flagrante violación de la ley propiciada por la señora Moscoso ha generado inimaginables consecuencias para otras naciones de la región. Posada anda suelto y bastaría investigar con seriedad a quienes lo han apoyado en cada momento en Centroamérica para dar con su paradero. Lo demás es simple verborrea. Busquen allí, precisamente allí donde están sus socios de fechorías durante estas cuatro décadas, para dar con él.
Mientras tanto, a lo largo de todo el mundo se levanta un indetenible clamor de condena a tan arbitrario proceder del gobierno de Mireya Moscoso y de sus cómplices. La justicia triunfará, a pesar de todo, y Posada Carriles tendrá su merecido. Esta vez, lo doy por hecho, no se fallará.