Las resentencias a tres de los Cinco cubanos antiterroristas presos en Estados Unidos representan la solución maquillada a una realidad inocultable. Con los dictámenes finaliza el proceso de resentencia de Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino en la Corte de Distrito de Miami, que había sido dispuesto por el Decimoprimer Circuito de la […]
Las resentencias a tres de los Cinco cubanos antiterroristas presos en Estados Unidos representan la solución maquillada a una realidad inocultable.
Con los dictámenes finaliza el proceso de resentencia de Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino en la Corte de Distrito de Miami, que había sido dispuesto por el Decimoprimer Circuito de la Corte de Apelaciones de Atlanta.
El fallo original de Fernando González (19 años) fue modificado a 17 años más nueve meses en prisión, mientras el de Ramón Labañino (una cadena perpetua más 18 años), reducido a 30 años en la cárcel.
La audiencia de Antonio Guerrero tuvo lugar el 13 de octubre último y su dictamen (una cadena perpetua más 10 años) fue reducido a 21 años más 10 meses en prisión y cinco años de libertad supervisada.
Las sentencias de Gerardo Hernández (dos cadenas perpetuas más 15 años) y René González (15 años) fueron ratificadas por la Corte de Apelaciones y en consecuencia excluidas del proceso.
Los Cinco -como se les conoce a los luchadores en las campañas internacionales por su libertad- fueron detenidos en 1998 en Estados Unidos por monitorear las actividades terroristas contra Cuba preparadas por organizaciones de la extrema derecha asentadas en la Florida.
A raíz de conocer los resultados finales del proceso, Irma Sehwerert, madre de René, subrayó que identificarse con los Cinco no es una cuestión política; sino humana, pues ellos son hijos, padres, hermanos, esposos, amigos, y sobre todo inocentes.
La próxima senda a seguir, indicó, es unirnos en una sola voz, toda la opinión pública internacional a favor de esta causa, y reclamar al presidente norteamericano Barack Obama, la inmediata excarcelación de nuestros hijos.
El pasado 8 de diciembre, Ricardo Alarcón, presidente del Parlamento cubano, reiteró que los Cinco cubanos antiterroristas son inocentes y deben ser liberados.
Precisó que las resentencias dictadas en Miami contra Ramón Labañino y Fernando González, aún son injustas.
Alarcón recordó que en el año 2008 la Corte de Apelaciones de Atlanta tomó una decisión indebida al ratificar la culpabilidad de Los Cinco, pero a la vez los magistrados reconocieron que cuatro sentencias se apartaban de la ley.
Luego de conocer los resultados de la vista, Antonio Guerrero, Fernando González y Ramón Labañino emitieron una declaración, que el pueblo de Cuba y la opinión pública internacional conocieron de inmediato.
En el documento, los luchadores cubanos puntualizaron que tras cumplir 11 años en prisión, no se ha hecho justicia en ninguna de las instancias del sistema judicial estadounidense.
Mención importante hicieron de Gerardo Hernández, quien ha sido arbitrariamente excluido del proceso de resentencia y cuya situación continúa siendo la principal injusticia en nuestro caso.
«El gobierno de Estados Unidos conoce la falsedad de las acusaciones contra él y lo injusto de su condena. Este ha sido un proceso complejo, muy discutido en cada detalle, en el que participamos junto a nuestros abogados», insistieron en el texto.
Antonio, Fernando y Ramón afirmaron que, al igual que al momento de su arresto y en otras ocasiones durante estos largos años, ahora también recibieron propuestas de colaboración del gobierno de Estados Unidos a cambio de obtener sentencias más benévolas.
Pero ellos rechazaron tales propuestas y reconocieron la labor de los grupos de solidaridad en las demandas mundiales por lograr la excarcelación.
Por primera vez, indicaron, la fiscalía reconoció públicamente la existencia de un fuerte movimiento internacional en apoyo a nuestra inmediata liberación que afecta la imagen del sistema judicial de Estados Unidos ante la comunidad internacional.
Como hecho significativo, señalaron los antiterroristas, la administración estadounidense se vio obligada a reconocer que no causaron daño alguno a su seguridad nacional.
Se confirmó el carácter absolutamente político de este proceso.
Concluyeron la declaración ratificando que son castigados por acusaciones que jamás han sido probadas.
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