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¿Cómo luchar contra la crisis?

Respuestas desde el sindicalismo combativo

Fuentes: En lucha / En lluita

Frente a la grave situación de gran parte de la clase trabajadora en el Estado español y el seguidismo de las direcciones de CCOO y UGT al gobierno, hablamos con Arantzi Sarasola (LAB), Saturnino Mercader (CGT), Diego Cañamero (SAT) y Manuel Cid (CGT), sindicalistas honestos y combativos, sobre una posible salida a la crisis desde […]

Frente a la grave situación de gran parte de la clase trabajadora en el Estado español y el seguidismo de las direcciones de CCOO y UGT al gobierno, hablamos con Arantzi Sarasola (LAB), Saturnino Mercader (CGT), Diego Cañamero (SAT) y Manuel Cid (CGT), sindicalistas honestos y combativos, sobre una posible salida a la crisis desde abajo.

El sindicalismo es el elemento crucial que determinará el desenlace de la actual crisis. Por un lado, como marxistas revolucionarios, entendemos que el mayor poder para desafiar al sistema está en la clase trabajadora, ya que de ella emana la producción de la que se adueñan los capitalistas. Pero a la vez, en el contexto de una crisis económica cada vez más enraizada, es la clase trabajadora quien va a sufrir las consecuencias y los intentos de ‘solucionar’ la crisis, como la flexibilidad del mercado laboral (que es el eufemismo usado para ocultar el término ‘precariedad’), el recorte de salarios, los ERE, los recortes en servicios públicos, etc.

Contra los despidos

Es por esto que los sindicatos son y serán claves en la movilización para afrontar la crisis. El paro, por mucho que se maquillen las cifras, no deja de aumentar; la lucha contra los despidos es vital en tanto que va generando expectativas a nivel local, en cada fábrica o lugar de trabajo.

Saturnino Mercader hace hincapié en la unidad: «se trate de una empresa pequeña o grande, pública o privada, creo que la única manera de luchar contra los despidos es la unidad de los trabajadores. Los empresarios deben entender que cuando despiden a un trabajador no sólo están atacando a ese compañero en concreto; nos están atacando a todos y eso no les va a salir gratis».

Diego Cañamero insiste en esta idea: «Lo más importante es concienciar a los trabajadores, tanto a los que van a despedir como a los que no, porque detrás de los despedidos vienen más. Y en segundo lugar, hay que luchar, hay que tomar la calle. Históricamente, no hay ninguna reivindicación del movimiento obrero que se haya solucionado con la bondad de la empresa. La empresa busca beneficios y privilegios. Por lo tanto, la única forma de evitar estos privilegios es que los trabajadores salgamos a la calle».

Manuel Cid recalca la dificultad de esta lucha «porque el despido es una facultad de la empresa; aunque sea improcedente, paga la indemnización y fin. Aún así, ante tan injusta ley, debemos demandar al empresario y llevar el caso hasta las últimas consecuencias: el juicio y cumplimiento de la sentencia, y la correspondiente acción sindical (comunicados, concentraciones, etc.). A menudo, los/as despedidos/as ejercen de ‘víctimas’ de un sistema que no funciona y sirven para que otros/as puedan mantener su puesto de trabajo. En momentos de crisis como el actual los despidos son una verdadera pandemia. Lo dicho: lo mejor es la afiliación a un sindicato combativo que apoye la acción jurídica y la sindical.»

Es posible luchar y ganar frente a los despidos y los ERE, como demuestra por ejemplo el caso de UPS-Vallecas. Arantzi Sarasola habla de la experiencia del LAB en Euskal Herria: «Nosotros en Euskal Herria estamos teniendo dos experiencias de despidos colectivos a través de ERE, y luego los más individuales que afectan sobre todo al sector servicios. En el caso de despidos por ERE la lucha se está llevando a través de una dinámica de movilización liderada por el propio comité de empresa y buscando alianzas con los movimientos sociales de la comarca o pueblo en cuestión. Contra los cierres de empresas, deslocalizaciones, hay que luchar a través de la confrontación y la alianza con los movimientos sociales, como he comentado. En el caso de los despidos individuales, como comenté del sector servicios que afectan fundamentalmente a las mujeres, hay que buscar a los responsables de estos despidos y que se visualice, pues estos despidos están pasando y debe haber información para llegar a estos sectores».

Por la huelga general

Pero para afianzar la lucha a nivel de todo el estado es necesaria una huelga general, ya que aglutina a toda la clase trabajadora y es una importante muestra de poder frente al gobierno y los intereses del capital.

Sobre la viabilidad de una huelga general a nivel estatal, Saturnino Mercader opina que «ante la situación que estamos padeciendo la clase trabajadora no hay otra respuesta que no sea la huelga general, y será el grado de implicación que tomemos desde los sindicatos y organizaciones más combativas lo que determine primero que sea posible su convocatoria y, segundo, su éxito.»

Manuel Cid se muestra más escéptico: «Sinceramente, hoy por hoy, no sería viable una huelga general. Los sindicatos mayoritarios, que son los encargados de llevarla a cabo, no se la creen y no están trabajando en esa dirección. Se limitan a alguna tímida amenaza en el curso de alguna negociación con la patronal y el gobierno. La CGT se la está planteando, pero no tiene la suficiente implantación para llevarla a cabo. Los trabajadores están bastante perdidos en todo esto y sólo piensan en su situación particular, sin ninguna visión solidaria y temen perder el trabajo. Por otra parte, si no se ha hecho durante los años más duros de la crisis, ¿tendría sentido plantearla ahora que se está empezando a salir? O eso quieren hacernos creer».

Arantzi Sarasola insiste en la importancia de esta herramienta: «Viable no sé, pero la pregunta debería ser otra; necesaria es absolutamente. Por las movilizaciones convocadas por el tema de las pensiones por CCOO y UGT, sí que hay en la base social de CCOO y UGT gente bastante descontenta, por lo que hasta cierto punto han influido en sus burocracias y a través de un buen trabajo se puede llegar a esas bases y que exista un movimiento sindical alternativo que lo lidere».

Diego Cañamero añade que «una huelga general la puede soportar bien el gobierno y el sistema. Manifiesta la pérdida de legitimidad del gobierno, pero quiero decir que una huelga sola no es lo que hace falta. Hace falta una huelga, y salir a la calle, concienciar a la población, y que la gente se diera cuenta que esta crisis capitalista están pagándola los mismos de siempre: los trabajadores, los pequeños campesinos, los autónomos, la pequeña y mediana empresa… En definitiva, los sectores que dinamizan la economía, son precisamente los que están viéndose más atacados».

Unidad sindical

Las exitosas huelgas de Euskal Herria y Andalucía muestran también la necesidad de unidad entre los distintos sindicatos. En Andalucía, el SAT puede mover una comarca entera hacia la huelga general, pero aún no está establecido con fuerza en las grandes ciudades, por lo que la cuestión de la unidad es un elemento muy importante.

En EH, la huelga general fue convocada por la mayoría sindical, incluyendo a ELA, LAB, ESK y otros. Arantzi Sarasola: «La unidad sindical debe venir fundamentalmente de esos sindicatos alternativos a CCOO y UGT, que no tienen la suficiente fuerza, pero van bien encaminados y no tienen aún la suficiente fuerza para llegar a las bases de los sindicatos mayoritarios y hay que tener un movimiento sindical alternativo importante para ello.»

Saturnino Mercader, sobre la cuestión de la unidad: «No se me pasa por la cabeza buscar la unidad con las cúpulas de CCOO y UGT. Creo que eso es imposible, y por tanto significa perder el tiempo, a la vez que un gasto inútil de energías. La unidad hay que buscarlas con los trabajadores/as directamente.»

Manuel Cid recalca el esfuerzo y la dificultad de crear unidad: «Ya resulta difícil, cuando no imposible, llegar a acuerdos dentro del propio sindicato, como para pretender unidad entre sindicatos. Cada uno tiene sus propios intereses, que obviamente no son los de los/as trabajadores/as, y así nos va.»

Diego Cañamero invita a ponernos manos a la obra: «La unidad sindical se trabaja intentándolo: una, dos y un millón de veces. Porque la unidad sindical es la garantía de que el movimiento obrero triunfe. No hay otro mecanismo: la unidad de los trabajadores, campesinos, pequeños autónomos… de las capas sociales más desfavorecidas es necesaria e imprescindible.»

Sindicatos y movimientos sociales

También es de recalcar la importancia de los movimientos sociales, donde muchas trabajadoras y trabajadores precarios encuentran su lugar de activismo por la dificultad de hacer trabajo sindical en las condiciones que trabajan.

A parte, nunca está de más recordar lo enriquecedora que puede llegar a ser una unión del movimiento obrero con otros movimientos sociales; en Barcelona vimos cómo fue esencial para el éxito de la lucha de TMB, como bien conoce Saturnino Mercader: «La relación entre los movimientos sociales y el sindicalismo debe ser total, cada uno en su campo pero colaborando unos con otros. Los problemas de los trabajadores no se acaban dentro de la fábrica por lo que está claro que nos tenemos que implicar todos para conseguir los objetivos que nos marquemos».

En términos similares se expresa Diego Cañamero: «Un sindicato que se desvincule de la sociedad, o que solamente mire el tema laboral o sindical, está equivocado. Del mismo modo, los movimientos sociales deben apoyar las reivindicaciones de los trabajadores. Hay que hacer un esfuerzo por unir a todas las fuerzas sociales, sindicales, políticas en un frente común para combatir la crisis económica del sistema.»

Manuel Cid apunta las dificultades para llevarla a cabo: «debería ser muy estrecha, pero en la práctica es casi inexistente, limitándose a apoyar las manifestaciones los/as afiliados/as a los sindicatos, muchas veces a título personal. Los sindicatos tienen problemas económicos y de militancia, incluso de ideología e identidad. Si los trabajadores no son solidarios con sus compañeros, ¿cómo se van a implicar en la lucha de los movimientos sociales?».

Arantzi Sarasola tiene una visión más optimista, dada la situación en Euskal Herria: «La relación debe ser máxima. Los conflictos laborales son conflictos sociales, y si queremos hacer una transformación del sistema no es que ayude esta unidad, sino que es clave para construir alternativas. En Euskal Herria es algo que tenemos avanzado y existe ya una plataforma donde participamos sindicatos y movimientos sociales, para construir y dinamizar luchas y ofrecer alternativas al modelo existente allí».

CCOO y UGT

Y, por supuesto, no podemos olvidar el papel que juegan CCOO y UGT en todo esto. La realidad en la mayoría del Estado español es que CCOO y UGT son los sindicatos con mayor capacidad movilizadora. Sin embargo, hasta ahora, la postura pactista y claudicante de sus burocracias ha contenido las luchas, pero también se tensa la relación con sus bases, e incluso hay gente que está dejando estos sindicatos por otros más combativos. Esta situación no puede mantenerse mucho tiempo, más teniendo en cuenta que la crisis parece lejos de solucionarse, por lo que el papel que terminen jugando las trabajadoras afiliadas a CCOO y UGT será de gran importancia.

Sobre qué actitud tomar frente a estos sindicatos, Miguel Cid muestra sus reticencias: «Ninguna. La indiferencia. Nosotros, a lo nuestro, que es hacer sindicalismo honrado, trabajando para que nuestra organización sirva para ayudar a los/as trabajadores/as a conseguir sus reivindicaciones. A cambio, éstos/as deberán estar afiliados para garantizar con sus cuotas la independencia económica que nos hará más libres para actuar».

Arantzi Sarasola apuesta por denunciar el papel de las burocracias sindicales: «Hay que decirles claro lo que son, unos colaboradores del sistema. En Nafarroa ya tuvimos una campaña donde les llamamos lo que son y nos llevaron a juicio por la campaña, la ganamos y yo creo que a esas burocracias hay que llamarlas por su nombre y aprovechar que aparezcan contradicciones entre los miembros de estas organizaciones».

Diego Cañamero y Saturnino Mercader insisten en esta idea. Cañamero: «[Debemos] crearles una contradicción con sus bases y que estas bases empiecen a corregir a los dirigentes sindicales. Es una pena que los sindicatos oficiales pese a su implantación en el movimiento obrero, su actitud sea de resignación, de no a la lucha… Es una pena porque realmente le están haciendo el juego al sistema». Mercader: «[Hay que] colaborar con sus bases. Son trabajadores y trabajadoras como nosotros, muy al contrario de lo que hoy representan los dirigentes de esos sindicatos. Sin ningún tipo de duda, hoy se puede afirmar que esa ‘gente’ son parte del sistema capitalista y por tanto la única actitud que tenemos que tener hacia ellos es la de la combatividad».

La lucha como camino

Queda claro que la lucha sindical necesita seguir creciendo a través de la unidad de los sindicatos combativos, los movimientos sociales y las bases comprometidas y críticas de los sindicatos mayoritarios, para afrontar los graves ataques que estamos sufriendo. En Euskal Herria y en algunas comarcas de Andalucía ya se han convocado huelgas generales y se ha demostrado que, si se trabaja con honestidad y compromiso (como hicieron sindicatos como el LAB en Euskal Herria y el SAT en Andalucía), la gente responde y el seguimiento es masivo.

Además, estas victorias animan a las trabajadoras y trabajadores a continuar la lucha; de hecho, ya se está trabajando para la próxima huelga general en otra comarca andaluza. Aunque estemos lejos de tener movilizaciones al nivel de Grecia, por ejemplo, el camino se está haciendo, y el camino seguirá siendo la lucha.

Fuente: http://www.enlucha.org/?q=node/2118