Parado frente al Malecón contemplaba los vaivenes de las olas invernales que se estrellaban contra el rocoso muro. La imagen me revolvió la memoria y recordé aquella tarde de los años setenta que, encaramado sobre esas olas, un reducido grupo de buscadores de noticias partíamos en rústica embarcación hacia el Golfo de México a la […]
Parado frente al Malecón contemplaba los vaivenes de las olas invernales que se estrellaban contra el rocoso muro.
La imagen me revolvió la memoria y recordé aquella tarde de los años setenta que, encaramado sobre esas olas, un reducido grupo de buscadores de noticias partíamos en rústica embarcación hacia el Golfo de México a la caza del titular: ¡Nuestros pescadores regresan a casa!
Muchos días antes -un mes o algo así– el guardacostas de Estados Unidos la había emprendido contra cinco humildes pescadores –entre ellos el quinceañero Lino Matos– quienes desde las aguas hondas del Golfo buscaban sustento para su pueblo.
De aquella historia nació: El pájaro del faro, humano documental de Santiago Álvarez sustentado en las imágenes de su inseparable camarógrafo, Iván Nápoles y la siempre apoyatura de Dervis Pastor y de Raulito.
Habíamos coincidido en diversos sitios del andar periodístico y siempre bebí de su humildad y perspicacia para observar más allá de la noticia en sí: el trasfondo humano de todo cuanto acontece alrededor de cada suceso, sea del carácter que fuere, se integraban la zaga (con «s» también) en la obra de Santiago.
Medio siglo se cumple este seis de junio que se proyectó en la pantalla grande el primer Noticiero ICAIC Latinoamericano, suceso que marcó derrotero en el quehacer cinematográfico del país tras el advenimiento de la Revolución.
Koichiro Matsuura, director general de la Organización de las Naciones Unidas para le Ciencia y la Cultura (UNESCO), aseveró hace algún tiempo atrás que el noticiero ICAIC no solo ha pervivido como patrimonio del cine y la cultura cubanos y latinoamericanos, sino como patrimonio de toda la humanidad: está incluido en el Registro Mundial de la Memoria del Mundo.
Tres décadas duró su existencia (1960-1990). En ese lapso, cada semana en las salas de cine se proyectaba ese testimonio artístico e histórico de todo cuanto acaeció en la Isla y en su entorno continental. Su dossier lo integran mil 493 ediciones realizadas, en su inmensa mayoría, bajo la conducción de Santiago Álvarez.
Los rollos en bóveda atesoran en los cuadros de celuloide acontecimientos trascendentales, imágenes, testimonios… y cuentan la historia del continente en sus diferentes matices y vertientes: desde sucesos políticos o catastróficos hasta lo más noble y dúctil de las culturas y tradiciones de esta parte del mundo. Santiago cumpliría ahora 90 años. El noticiero ICAIC fue su obra más querida desde la cual no solo dio rienda suelta a toda su imaginería como creador sino, como sin proponérselo, devino silente pedagogo a cuya sombra se formaron otros grandes de la cinematografía cubana como Fernando Pérez, Daniel Díaz Torres y Rebeca Chávez, por citar algunos nombres. Son muchos más.
En Google encontré este concepto, referido al noticiero ICAIC: «Uno de los grandes éxitos de la cultura cubana. Siempre me gustaron por su profesionalidad. Santiago Álvarez ha sido, en mi opinión, uno de los mejores documentalistas del mundo. Esos noticieros junto al cine cubano de la década de los 60, deben considerarse patrimonio cultural».
Medio siglo: dos palabras, 10 letras, fácil de pronunciar. Pero ese hacer atesorado en las bóvedas en miles de metros de celuloides del Noticiero ICAIC Latinoamericano, es como albergar en esos fotogramas la historia del continente que habitamos.
No historia común ni correlativa. No por simple menos creativa. Es fábula narrada por la mente versátil, capaz, humana y siempre plena de ideas de ese hombre que se llama Santiago Álvarez y no resulta raro verlo desandar por los barrios y plazas de esta Latinoamérica y, por qué no, de vez en vez, regando ideas en su cuartel general, el ICAIC.