Es importante ser ecosistémico, esto es, tener la organización compleja de los sistemas naturales, en los que economía significa la escatimación y no el despilfarro, como sucede en este sistema en el vivimos. En mi opinión, algo que debería tener en cuenta la economía. En el neoliberalismo, y su «crecimiento», economía significa acumulación, desmesura, despilfarro […]
Es importante ser ecosistémico, esto es, tener la organización compleja de los sistemas naturales, en los que economía significa la escatimación y no el despilfarro, como sucede en este sistema en el vivimos. En mi opinión, algo que debería tener en cuenta la economía. En el neoliberalismo, y su «crecimiento», economía significa acumulación, desmesura, despilfarro y consumismo; es decir, consumo de seudo-necesidades y muy perjudiciales para la salud mental y corporal.
El enfoque eco-sistémico natural de la sociedad humana debe tener unos primeros pasos indispensables. De ellos los primeros a considerar serán: los Derechos de la Tierra, frente al absolutismo antropo-centrista. Son los indígenas andinos quienes defienden de forma más específica estos Derechos de la Tierra, y el eco-centrismo, así como los indios de las reservas de EEUU.
Es importante el planteamiento dialéctico de la cosmovisión andina que «busca continuamente como superar la contradicción que habita en todo». Algo así como lo que yo estoy cansado de repetir en plan machacón: la vida, el planeta, la Pachamama es compleja y contradictoria, y para comprenderla no valen consideraciones parciales y menos aún las partidistas. Más bien hay que ser eclécticos.
A comienzos del tercer milenio muchos nos alegramos del surgimiento del Socialismo del Siglo XXI. Era una respuesta contundente al crecimiento del capitalismo de los EEUU y además defendía al indigenismo incluso con su cosmovisión andina. Algo que parecía tener bastante que ver con una transición desde el decrecimiento infeliz hacia el decrecimiento feliz. Pero pronto pudimos comprobar que el indigenismo, la defensa de la cosmovisión, y el aparente ataque al crecimiento, eran sustituidos por un olvido de lo indigenista (cuando no su feroz represión), una creciente potenciación del neo-extractivismo y una acelerada obsesión por el crecimiento.
En efecto, Evo y Correa han realizado una transición negativa (se han traicionado a sí mismos): han realizado una transición desde el bien vivir prometido al bien estar material, basado en el neo-extractivismo destructor de la pacha mama y del bien vivir. Aunque creo que en esta «transición negativa», y en este neo-extractivismo, ha sido más tajante Correa que Evo; por ejemplo, traicionó la solemne promesa de no destrozar e santuario del Parque Natural Yasuní [1] para extraer el petróleo existente en su subsuelo. Y es bastante probable que su sucesor Lenin Moreno, con mayores tendencias leninistas y de Capitalismo de Estado, sea aun más radical con el extractivismo y destrozo de ecosistemas para «sacar de la pobreza a la clase obrera». Esto suena raro en pleno paraíso natural, tanto como el nombre de la revolución de Rafael Correa, «revolución ciudadana«, cuando, en el contexto andino, tenía que haber sido una «revolución indigenista» o «revolución cosmovisionista«. Por esto pasó lo que pasó. Lo cierto es que l a empresa estatal Petroamazonas en marzo de 2016 inició la explotación comercial del campo petrolífero de ITT-Tiputini, ubicada en el corazón del El Parque nacional Yasuní . «Con este paso Ecuador inicia una nueva era al comenzar a extraer 23.000 barriles/día», dijo el vicepresidente ecuatoriano, Jorge Glas, en la inauguración.
Al inicio de su mandato como presidente de Ecuador, Rafael Correa prometió evitar la extracción de petróleo en el ITT a cambio del compromiso de una eco-compensación-ayuda-solidaria internacional de $3.600 millones, que al final no se concretó. En consecuencia, el Congreso, controlado por el oficialismo, autorizó en 2014 la explotación del ITT-Tiputini pese a la oposición de grupos indígenas y ecologistas (como Acción Ecológica de Ecuador), que intentaron someter el tema a referendo. Esperanza Martínez, presidenta de Acción Ecológica de Ecuador, señaló: «…en la zona de Tiputini ya se empieza a ver más cantinas, más prostíbulos y más problemas sociales». El país prevé alcanzar una producción de 300.000 barriles diarios en el bloque ITT en el 2022. Más petróleo, pero tres veces más barato: pasó de 98$/barril en el 2012 a 30$/barril en 2016, y a cambio del destrozo del parque natural más diverso del mundo.
Suele decirse, y creo que es obligado admitir, que: «El único poder justificable es el derivado del empoderamiento de la población, es decir del famoso 99%». Si esto hubiese sido la realidad en el Ecuador de la década de los años diez del siglo XXI el desastre de Yasuní no se hubiera producido. En este sentido, estoy de acuerdo con la opinión de Christophe Aguiton: «sólo con la gestión directa puede haber solución» [2]
En otro aspecto del decrecimiento, la lucha contra el patriarcado, estoy de acuerdo con lo que afirma Elizabeth Peredo Beltrán [3] . «es más adecuado hablar de feminismos (en plural) que en singular, pues existen diversos feminismos». Esto es lo que pasa también con el decrecimiento, pues existen varios decrecimientos:
1. Decrecimiento-en forma absoluta, sin ninguna otra palabra que lo acompañe, el cual resulta con una cierta ambigüedad al faltarle referencias concretas.
2. Decrecimiento keynesiano , también llamado sostenibilidad por las corrientes reformistas. Un decrecimiento que piensa, quiméricamente, que se puede decrecer dentro del sistema capitalista.
3. Decrecimiento cavernario situado en extremo opuesto al keynesiano (con cierta dosis de sectarismo simplificador) que rechaza a ultranza toda la acumulación de conocimientos desde que éramos protozoos. Y que piensa que tenemos que volver al Oreopithecus… ¿y por qué no volver al protozoo? Creo que en lo que hay que pensar es en algo que se está haciendo urgente: empezar a aprender a saber usar el saber. [4]
4. Decrecimiento infeliz. Que engañosamente nos dice que vamos a ser felices creciendo, pero lo que en realidad se nos ofrece con el crecimiento es trabajo esclavo guerras de exterminio, consumismo enajenante, aumento de diferencias sociales, etc. Es decir, lo que nos ofrece en realidad es un decrecimiento infeliz para el 99% de la población.
5. El decrecimiento demográfico forzado, (eco-fascismo) que solo tiene en cuenta la reducción masiva (exterminio de miles de millones) de seres humanos como solución al problema del calentamiento global y salvación de la biosfera.
6. Por último, está el decrecimiento feliz basado en un paso transicional desde el capitalismo (o lo que es lo mismo, desde el decrecimiento infeliz) al decrecimiento feliz, al cual se llegará a partir de las 20 transiciones hacia el decrecimiento feliz, que menciono en mi último libro [5] .
Serán unas transiciones que nos permitirán salir del capitalismo y entrar en una sociedad con una forma de vivir sencilla, pero no simple. Y será austera, aunque no mísera, en cuanto consumo de materia y energía, pero muy compleja y rica en cuanto a diversidad cultural y biodiversidad. Ya no se seguiría inmerso en la pobre simplicidad del Pensamiento Único.
Notas:
[1] El Parque nacional Yasuní es un parque nacional ecuatoriano que se extiende sobre un área de 9820 kilómetros cuadrados en las provincias de Pastaza , y Orellana entre el río Napo y el río Curaray en plena cuenca amazónica a unos 250 kilómetros al sureste de Quito . El parque, fundamentalmente selvático , fue designado por la Unesco en 1989 como una reserva de la biosfera y es parte del territorio donde se encuentra ubicada la nación hu aorani . Dos facciones wao, los tagaeri y taromenane , son grupos en aislamiento voluntario . Se considera la zona más biodiversa del planeta por su riqueza en anfibios, aves, mamíferos y plantas. Este parque cuenta con más especies de animales por hectárea que toda Europa junta. ( Fuente Wikipedia).
[2] Activista de Attac France, profesor en las universidades de Marne-la-Vallée y de la Sorbona París-I, sindicalista e investigador de los comunes, autor del capítulo 4, «Los Comunes», en el libro ‘Alternativas sistémicas’, cuyo compilador es Pablo Solón, Edición conjunta de Focus on the Global South. Paz, Bolivia, Febrero 2017.
[3] Psicóloga y activista boliviana por los derechos ambientales y los derechos de las mujeres. Elizabeth Peredo Beltrán es la autora del capítulo titulado «Eco-feminismo» en el libro ‘Alternativas sistémicas», señalado en la nota 2.
[4] Ver el sub-capítulo » Tenemos que aprender a saber usar el saber» de mi libro «El decrecimiento infeliz y el desarrollo humano», Catara 2015, págs. 144-147.
[5] Julio García Camarero «Manifiesto de la transición del decrecimiento feliz» Catara 2017, págs. 73-75.
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