Nos costará porque los tiempos que se avecinan son de crisis económica, de crisis de recursos, de querer seguir sacando tajada de todo como antes, pero ante la ofensiva extractiva y destructiva, seguimos como podemos, aquí, allá, haciéndole frente. Muchas veces pasan por encima nuestra, de nuestras consignas, de nuestras pancartas. Pero otras alcanzamos el […]
Nos costará porque los tiempos que se avecinan son de crisis económica, de crisis de recursos, de querer seguir sacando tajada de todo como antes, pero ante la ofensiva extractiva y destructiva, seguimos como podemos, aquí, allá, haciéndole frente. Muchas veces pasan por encima nuestra, de nuestras consignas, de nuestras pancartas. Pero otras alcanzamos el objetivo. Para que por lo menos cuando nos dispongamos a dar guerra – con todo lo que cuesta, con todo de lo que nos privamos- quede constancia y por lo menos no adoptemos esa postura de «no se puede». Sí: el monstruo al que nos enfrentamos es grande, y cuando hay dinero de por medio, no hay obstáculo que lo pare. pero muchas veces se puede pararlo. Muchas veces lo hemos parado, así que… ¡A seguir haciéndole frente!
El pasado viernes fue la Junta de Accionistas de Iberdrola. En ella su presidente Sánchez Galán anunciaba que la nuclear no era rentable (¿por qué no lo habría dicho en todo este tiempo de incertidumbre?) y que trasladaría a Endesa su deseo de central Garoña. Como decimos, en todo este tiempo que hemos protestado su posible re-apertura, que hemos mostrado nuestra oposición y nuestro resquemor, ellos no han dado muestras de importarles. pero seguro que algo ha tenido que ver también. O añadir otra variable. O ha influido en que las instituciones políticas vascas se posicionen también y eso ha influido. Claro que nos hubiera gustado que en lugar de esos argumentos, Galán se hubiera referido a la oposición de la gente, de las instituciones y que por eso decidían su cierre. Pero eso no lo van a hacer. No pueden legitimar la protesta ni la lucha.
Hoy nos llegaba la noticia también de la desligitimación por parte del Tribunal Superior de Justicia del proyecto minero de magnesita en Zilbeti (Nafarroa). Sin duda, sin la oposición activa de vecinos y organizaciones, sin pintar (y re-pintar) Guernicas en su hayedo no hubiera sido posible conservar este lugar de interés ecológico.
Mientras de otros rincones nos llegaban historias inspiradoras. En el seminario sobre Transición Energética y Democracia – Aquí y en el Sur» celebrada el jueves y viernes pasado un representante de las lucha contra la extracción petrolera en alta mar en Portugal, João Camargo recibía la noticia de sus compañeros de la paralización de 5 proyectos de extracción. Quedan oras 10, pero paralizar 5 en una lucha tan desigual es un gran triunfo. Esperemos que así sea, cuando se paralizaron las planeadas para Canarias, y que no aduzcan interés de estado o similares.
En las mismas jornadas la activista contra la pobreza energética en Catalunya María Campuzano compartía con nosotras que dentro de su actividad de asistencia, de apoyo a damnificados también habían conseguido paralizar 39.000 cortes. Una gran cifra y sin duda una prueba de que sólo organizándonos podremos hacerles frente. En 2016 Iberdrola cortó la luz a 141.703 usuarios.
Estos días también hemos sabido de avances en la lucha contra la minería a cielo abierto que tan atroces resultados tiene para el medio ambiente y las comunidades: el jueves la Asamblea Legislativa de El Salvador votó una ley por 69 votos de 84, para prohibir todas las formas de explotación minera en el país. Es el primer país en introducir una ley de estas características. El mismo día en Argentina el gobierno de San Juan suspendía la mina Veladero de la gigante minera Barrick Gold por más derrames de cianuro. Ha tenido que ocurrir otro derrame, pero por fin se finaliza actividad tan dañina. Cuatro días antes en Cajamarca mediante una consulta se ponía fin a otra de las minas mayores del continente, La Colosa, de otra mega-minera del oro, AngloGold Ashanti. El 97,92 % votó en contra de la mina ( 6.165 votos) mientras que el sí solo obtuvo 76.
Pero obviamente ese resultado no hubiera sido posible sin una oposición de ocho años u obviamente, sin organizar esa consulta y otras actividades.
Hoy también conocíamos que Miller Dussán y Elsa Ardila de la organización Asoquimbo, de afectados por el proyecto hidroeléctrico El Quimbo (Enel) en Colombia tenían éxito también en su juicio. Este no era más que un intento criminalización de la resistencia a una megapresa, a dos personas que se destacaron por su su derecho a la organización y resistencia, y que han pasado los últimos cinco años viviendo con la presión de dos cargos criminales en su contra. También ocurrió el 30 de marzo.
Este 4 de abril el Parlamento Europeo votó una nueva resolución para que la UE elimine gradualmente el uso de aceites vegetales, incluido el aceite de palma, en biocombustibles para 2020. El 97% votó a favor de la medida. El uso de aceites vegetales como combustible para el transporte se han ido reduciendo paulatinamente desde que en 2007 se planteara que para el 2020 fueran un 10% de los combustibles. Para 2013, ya escandalizados por el impacto que conllevaba tales políticas la Eurocámara rebajó del 10% al 6% el uso de agroombustibles para el transporte. Y ahora se plantea el abandonarlos (a espera que sea ratificado). Sin duda, la decisión llega tarde pues hasta ahora los efectos de estas políticas son enormes: deforestación acelerada en muchos países, incendios y emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación de fitosanitarios, así como expolio de tierras comunales, indígenas y represión. También queda el saber que se hará en su lugar que no se parece plantear: si los agrocombustibles se plantearon para paliar las emisiones de los combustibles fósiles y no son a solución ¿qué hacemos a ese respecto? La única solución posible es reducir consumos, pero no parece estar entre las propuestas. Con todo, la propuesta unánime en el Parlamento Europeo de abandonar los aceites vegetales como combustibles debe ser entendido también como un logro de las campañas.
Días antes, en el Ekozinemaldia, supimos de la lucha de comunidades y activistas en Santa Cruz Barillas (Guatemala) contra una hidroeléctrica y su logro de parar este proyecto de la española Ecoener-Hidralia. Nuevamente, el resultado es fruto de movilización y lucha que se remonta a 10 años. También a muertos por la policía y sicarios. Pero por supuesto, es increíble, pues alrededor tenemos miles de proyectos iguales que con igual saldo todavía consiguen imponerse. Ahora falta parar el otro proyecto de ACS (Florentino Pérez) en el río Cahabón.
También supimos de Tapajós, la hidroeléctrica en el afluente del Amazonas del mismo nombre que impulsa un consorcio de empresas eléctricas entre las que se encuentra Iberdrola. Eeste proyecto está paralizado desde agosto del año pasado. Esperemos que sea definitivo pues Belo Monte fue paralizada en distintos momentos pero la voluntad del gobierno y las compañías se impuso. Sin duda es un logro, un logro de la resistencia, y de la resistencia también a Belo Monte y otros proyectos. Y seguiremos ojo avizor para que no lo retomen.
Sin duda la llegada de Trump al poder son malas noticias. Dentro de las muchas y distintas políticas que va a relanzar contra las comunidades y el medio ambiente está la del oleoducto DAPL (Dakota). Está claro que no lo queremos y lo intentaremos parar. Pero el hecho de que se paralizara antes de las elecciones fue un gran logro pues es una infraestructura imprescindible en el entramado extractivo. Esperamos que lo paren otra vez. Mientras el 4 de abril la propietaria del otro gran oleoducto que transporta petróleo de bituminosas desde Canadá, TransCanada Corp cerró este oleoducto, el Keystone , después de un nuevo derrame en el Sur de Dakota. Sí, estos derrames son los que han provocado que comunidades se opongan al DAPL, y los impactos han sido muy graves. Pero tal decisión es un hito, y sin duda, no hubiera tenido lugar si miles no se hubieran movilizado contra éste y el DAPL.
Por último, no escatimar el efecto que podemos tener no sólo en la calle sino desde el mismo ordenador. Qué no se limite en eso, pero peticiones, firmas, cartas e-mail a embajadas, instituciones, cartas de solidaridad suponen presión y también solidaridad. En el caso de Miller y Elsa y otros por ejemplo sabemos que tuvo efecto. No cuesta mucho, pero se puede incidir.
Martintxo Mantxo, Ekologistak Martxan
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